Nov 172022
 

GERARDO NÚÑEZ, MANO DERECHA DE SÁNCHEZ ALBORNOZ

 

Francisco Rivero

Cronista Oficial de Hinojal (Cáceres)

 

Ponencia dedicada a mi buena amiga María Teresa Pérez-Zubizarreta

 

Gerardo Jaime Núñez Clemente fue un archivero, profesor e investigador que nació en Hinojal (Cáceres) en octubre de 1887 y falleció en Madrid en 1966.

Estudió Filosofía y Letras en la rama de Historia consiguiendo Premio Extraordinario de Fin de Carrera en la Universidad central de Madrid, allá por agosto del año de 1913. Tres meses más tarde en noviembre, entró por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, donde destacó en su profesionalidad.

En su carrera sobresalió como prestigioso profesional de la archivística. Fue el brazo derecho de Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos desde 1928 a 1934, donde participó en los trabajos y viajes de recogida de materiales para los proyectos de la entidad cultural.

Por un concurso de traslado, pasó el 14 de julio de 1915 desde Toledo al Archivo Histórico Nacional en Madrid donde trabajó como vicedirector del mismo desde 1948 hasta el 2 de octubre de 1957 que se jubiló, recibiendo varios homenajes, uno de ellos, en 1966, presidido por el entonces director general de Archivos y Bibliotecas, José Antonio García Noblejas. Gerardo Jaime Núñez Clemente falleció en la capital de España el 15 de marzo de ese año, celebrándose su funeral en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, en el madrileño barrio de Chamberí.

 

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Gerardo Jaime Núñez Clemente nació en la localidad cacereña de Hinojal el 2 de octubre de 1887, situada en la comarca de los Cuatro Lugares. Era hijo del maestro Antonio Núñez Jiménez y de su esposa Juana Clemente Díaz, natural del vecino pueblo de Casas de Millán, y que vivían en la popular calle de la Cruz, donde había nacido a las ocho de la tarde del día anterior su hijo Gerardo, según declaró el padre a las 10 de la mañana del día 3 ante el juez municipal Santiago Segovia Gil para rellenar el acta del nacimiento. La ficha se completa con el nombre de los abuelos paternos: Joaquín Núñez, natural del Casar de Cáceres, y Tomasa Jiménez, de Garrovillas de Alconétar y de los maternos: Vitoriano Clemente y Concepción Díaz, ambos de Casas de Millán.

Antonio Núñez, que había nacido en el año de 1861 en las Casas de Millán, estudió Magisterio y ejerció en Hinojal durante varios años y según la Dirección General de Instrucción Pública, dependiente del entonces Ministerio de Fomento, indica que el 25 de octubre de 1894, se publicó el escalafón definitivo de los maestros de la provincia de Cáceres, en la Gaceta de Madrid, de ese día, y que hoy es el Boletín Oficial del Estado don Antonio Núñez Jiménez apareció con el número 123 y llevaba de antigüedad 5 años, 3 meses y 19 días de servicios en la localidad de Hinojal. Fue tan reconocida su labor en el pueblo de Hinojal que desde hace años tiene dedicada una calle que hace las famosas cuatro esquinas del pueblo con la calle de la Cruz y que va desde la calle de la Laguna hasta la calle Cerro.

En agradecimiento, Antonio Núñez cedió al Ayuntamiento su amplia biblioteca de libros para enriquecimiento cultural de los hinojaliegos. Un servidor de niño leyó varios de estos libros, sugeridos por mi abuelo Juan Francisco Domínguez, entre ellos recuerdo al “Tartarín de Tarascón”, del francés Alfonso Daudet. La biblioteca donada cuenta actualmente con 176 libros, pero eran bastante más y algunos de ellos han ido desapareciendo con los años. Había quien los pedían prestados y después no lo devolvían. Yo sugiero desde aquí al Ayuntamiento de Hinojal que compre una placa y la ponga en esta estantería y que diga: “Biblioteca don Antonio Núñez”, con el fin de que los hinojaliegos sepan quién donó, altruistamente, tantas obras literarias al pueblo.

Antonio y su esposa Juana dieron dos hermanos más a Gerardo, que era el mayor de los hijos: Alejandro Eloy, que nació dos años más tarde, en 1889 y José Alberto en 1893.

Un estudioso del pueblo de Hinojal, Fidel Durán Macarrilla, me amplia la información sobre este maestro con el siguiente texto:

«A don Antonio se le nombra maestro de la escuela nocturna de adultos el 23 de diciembre de 1900, cobrando 200 ptas. anuales. En enero de 1904 el Ayuntamiento de Hinojal tiene con él un contencioso porque no daba las clases y sin embargo las cobraba (no se dice si es porque los alumnos no asistían o porque él no se presentaba).

En 1935 se le hace un homenaje y asiste el obispo Feliciano Rocha Pizarro. Se hace una comida para las autoridades y el Ayuntamiento dona 100 ptas. para que puedan comer los más necesitados del pueblo.

Se le pone su nombre a la calle que entonces se llamaba Calle de La Peña, dado que en la casa número 10 había una peña que sobresalía de la pared.

Fallece en su pueblo natal el 18 de noviembre de 1936 y parece ser que el cadáver es trasladado a hombros por los vecinos de Las Casas de Millán hasta la barca. Desde ahí hasta Hinojal es trasladado de la misma forma por los vecinos de este último. En Hinojal se le hace un nicho que cuesta 54 pesetas y se le pone una placa. (El nicho lo levantaron los albañiles Juan y Andrés Ollero y los peones Félix Montes, Filomeno Molano y Antonio Sánchez)»

 

Como siempre hay colaboradores de uno en el pueblo de Hinojal, pedí a Esther García Lancho que me proporcionara una fotografía de la tumba del maestro en el cementerio. Esta es su leyenda:

 

  1. ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ

Maestro Nacional

Falleció en Casas de Millán

el día 18 de noviembre de 1936

a los 75 años de edad

ooOoo

El Ayuntamiento y pueblo de Hinojal

le dedica este recuerdo

 

Un alumno muy brillante

La vida de Gerardo es muy interesante y gracias a la ayuda de su nieto, Juan Antonio Núñez, que me facilita este diploma podremos conocer algo más de la vida de nuestro personaje, escrita con una preciosa caligrafía. Vamos a transcribirla textualmente:

 

EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL

 

POR CUANTO D. Gerardo Jaime Núñez y Clemente, natural de Hinojal, provincia de Cáceres, de edad de veintiún años tiene acreditado en debida forma que reúne las circunstancias prescritas por la Legislación vigente para obtener el TÍTULO DE BACHILLER; habiendo demostrado su suficiencia en el Instituto general y técnico de San Isidro ante los Tribunales correspondientes que le han calificado de Sobresaliente en el ejercicio de la Sección de Letras y de Aprobado en la Sección de Ciencias del grado respectivo terminando estos actos académicos el día primero de julio de mil novecientos nueve.

POR TANTO y en virtud de la facultad conferida a los Rectores, expido a su favor el presente Título sellado con el de esta Universidad y refrendado por el Secretario general de la misma, en Madrid a veintiséis de agosto de mil novecientos nueve.

                                                       El RECTOR

El SECRETARIO GENERAL                                                      Firma del interesado

De este prestigioso Instituto de Madrid, fundado en 1845, han salido primeras figuras españolas del arte y la cultura como Pío Baroja, Pedro Salinas, Alonso Zamora Vicente, Antonio Machado o los Premios Nóbel de Literatura José Echegaray y Camilo José Cela.

Influido por la profesión de su padre, aficionado a las letras, Gerardo estudió Filosofía y Letras (rama de Historia) y se licenció en esta carrera, con Premio Extraordinario por la Universidad Central.

El edificio de la Universidad Central se encuentra en la calle de San Bernardo, número 49, muy cerca del Ministerio de Justicia el Instituto Cardenal Cisneros y el antiguo Colegio Mayor “José Miguel Guitarte” donde residí mientras estudiaba la Licenciatura en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y ahora reconvertido en el Conservatorio profesional de Música “Amaniel”. Los tres grandes edificios dan a un patio común que era un antiguo claustro del convento de los jesuitas, por eso la calle y el metro se llaman Noviciado, que era donde se formaban los novicios de la Compañía de Jesús. Tras la Desamortización de Mendizábal se instaló un cuartel de infantería y posteriormente, en 1843, la Universidad Central.  Sobre la antigua iglesia jesuítica, el arquitecto Pascual Colomer levantó el Paraninfo de la Universidad Central con alegorías a la cultura universitaria, obras de Joaquín Espalter y esculturas de Ponciano Ponzano. Hoy alberga el Instituto de España, que reúne a todas las Reales Academias de nuestro país.

El 2 de octubre de 1912 (página 16) el periódico monárquico ABC reflejaba en una amplia reseña de la apertura oficial del curso 1912/13 en la que se decía que “con la solemnidad acostumbrada se celebró ayer tarde en el Paraninfo de la Universidad Central la apertura del curso académico. El acto fue presidido pro el rector señor Conde y Luque, a quien acompañaban los decanos de las facultades; los respectivos claustros de catedráticos y los representantes de los diversos centros docentes oficiales tomaron asiento en el estrado”.

El catedrático de la Facultad de Farmacia, D. Marcelo Rivas Mateos, fue el encargado de leer el discurso; versó este acerca de “El profesorado” y en él trató de su situación actual y de la posición que debe ocupar para el mejor cumplimiento de la alta misión que le está encomendada; en último término trató de la organización del profesorado y abogó por que se cree en la Universidad una Escuela de Pedagogía.

Su lectura fue premiada con grandes aplausos, y acto seguido se procedió al reparto de premios a los alumnos que los obtuvieron el curso anterior.

Fueron adjudicados Premios Extraordinarios de Carrera a los siguientes alumnos: Licenciatura en Filosofía y Letras a la señorita Ángel García Rives (Sección de Historia) y a don Gerardo Jaime Núñez Clemente (Sección de Letras). Posteriormente se hace una amplia relación de nombres que fueron premios extraordinarios en las siguientes carreras: Ciencias Exactas, Ciencias Químicas, Derecho, Medicina y Farmacia. Posteriormente se entregaron los Premios de Doctorado en estas ramas universitarias y también a algunos bachilleres.

 

Su primer trabajo

El primer trabajo de Gerardo fue en el Archivo de Hacienda de Toledo. De un total de 20 plazas que se convocaron por una Real Orden del 9 de octubre de 1912 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo ministro Joaquín Ruiz Jiménez, para el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos sacó el puesto número 4, con un sueldo anual de 3.000 pesetas, al precio de hoy 18 euros. El primer puesto fue para Juan Ferrer y Oliver, que obtuvo puesto en el Archivo General Central de Acala de Henares.

La documentación está entresacada del número 215 de la Gaceta de Madrid (lo que hoy es el Boletín Oficial del Estado) del viernes 1 de agosto de 1913, durante el primer gobierno del Conde de Romanones, Álvaro Figueroa y Torres (Páginas 265 y 266). Uno de los miembros del jurado que calificó a Gerardo Núñez fue el célebre arqueólogo y académico de la Historia, José Ramón Mélida. La principal labor de este arqueólogo fue la excavación de la ciudad romana de Mérida donde se le concedió dar su nombre a una calle. Con el tiempo fue el director del Museo Arqueológico Nacional.

Por Real Orden del 9 de octubre de 1912 se mandó convocar a oposición para proveer 20 plazas vacantes de Oficiales de tercer grado del Cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecario y Arqueólogos, dotada cada una con el sueldo anual de 3.000 pesetas y las demás de igual categoría y grado que también vacaren hasta el día en que el Tribunal hiciera la calificación definitiva y subsiguiente propuesta, sin más excepción entre estas últimas que las que resultasen en el ínterin amortizadas, por virtud de los reingresos que pudieran solicitar los individuos del propio Cuerpo que se encontraren en la situación de supernumerarios:

2.- Resultando que publicada en forma la oportuna convocatoria en la Gaceta de Madrid y anunciada posteriormente de igual manera la constitución definitiva del Tribunal, no se dedujo por los opositores recusación alguna:

3.- Resultando que el Tribunal, constituido por D. Francisco Rodríguez Marín, como Presidente, y como Vocales, por D. Emilio Ruiz Cañabate, D. José Ramón Mélida y Alinari, D. Manuel Pérez Villamil, D. Cayo Ortega Mayor, don Juan Menéndez Pidal y D. Manuel González Simancas, ha propuesto para cubrir las 26 plazas vacantes el día 11 del presente mes, en que tuvo lugar la calificación definitiva por orden riguroso de mérito, y entendiéndose que los 13 primeros números de la lista han sido adjudicados por unanimidad y los 13 restantes por mayoría absoluta de votos a los opositores siguientes:

  1. D. Juan Ferrer y Oliver.
  2. D. Andrés Sobejano Alsina.
  3. D. Benito Fuentes Isla.
  4. D. Gerardo Jaime Núñez Clemente.
  5. D. Faustino Gil Ayuso,

Los opositores propuestos por el Tribunal para cubrir las plazas vacantes, en acta levantada ante el jefe de la sección correspondiente de este Ministerio (de Instrucción Pública y Bellas Artes) con fecha 14 de los corrientes han elegido, siempre a reserva de que fueran nombrados individuos del mencionado Cuerpo, entre las plazas vacantes, en la siguiente forma:

El 1, Archivo General Central de Alcalá de Henares.

El 2, Archivo de la Chancillería de Granada.

El 3, Museo Arqueológico de Toledo.

El 4, Archivo de Hacienda de Toledo,

El 5, Biblioteca Universitaria de Zaragoza.

En la revista del órgano facultativo del ramo de los Archivos, Bibliotecas y Museos, correspondiente al semestre de enero a junio de 1918 , en la sección de Ascensos se da la siguiente noticia en la sección se informa de lo siguiente: Por jubilación de don Servando Corrales y García, han ascendido: a jefe de segundo grado, don Jerónimo Béckery González; a jefe de tercer grado, don Manuel Ramos y Cobos; a jefe de cuarto grado, don Juan Romera y Navarro; a oficial de primer grado, don Aureliano Castillo y Beltrán, y a oficial de segundo grado, don Gerardo Jaime Núñez Clemente.

 

 

La no asamblea de 1923

Del 23 al 29 de octubre de 1923 se organizó una Asamblea del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Los aciagos momentos políticos de la época- el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en septiembre anterior- hicieron que no se celebrase. Hubo numerosas ponencias: Una la del prestigioso archivero Ángel González Palencia, compañero de Gerardo en el archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo desde 1911 y posteriormente en el Archivo Histórico Nacional. Esta asamblea pretendía crear el armazón normativo para archivar documentos.

Las ponencias que fueron publicadas en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, núm. 10-12 (octubre-diciembre de 1923), una de Ángel González, titulada Clasificación, organización y catalogación de los archivos históricos: Bases para unas instrucciones”, en la que argumentaba que “sin instrucciones no hay trabajo fructífero posible”.

La segunda comunicación, titulada “El préstamo de documentos” corresponde a nuestro biografiado, que ya trabajaba en el Archivo Histórico Nacional, en la que abogaba por la necesidad de la publicación inmediata de esas normas sin incidir en su posible contenido. En esta ponencia se decía: En España, en los últimos años, se ha concedido el préstamo de toda clase de documentos, manuscritos y códices del Archivo Histórico Nacional y del General de Simancas, al Centro de Estudios Históricos de Madrid y a la Universidad vallisoletana respectivamente, y, de un modo más restringido, a determinados profesores, siempre con excelente resultado. ¿Porqué, pues, no establecer con carácter general en todos los archivos históricos este nuevo servicio limitado, al menos, a los fondos de carácter local o regional?

Trabajando ya Gerardo en el Archivo Histórico Nacional, aparece en la Gaceta de Madrid del miércoles 4 de febrero de 1931 una Real Orden por la que se publican los sueldos de los funcionarios desde el 1 de enero de ese año, de acuerdo con la Ley de Presupuestos. Hay una amplia relación de nombres entre lo que aparecen el director de la Biblioteca Nacional, Miguel J. Artigas y Ferrando y se confirma en el cargo al funcionario del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos Francisco de P. Álvarez Ossorio y Farfán de los Godos en el cargo de director del Museo Arqueológico Nacional, con un suelo anual de 15.000 pesetas.

También se confirman los sueldos que señala el citado precepto del Real Decreto-Ley de Presupuestos y conforme a los lugares que ocupa cada uno en el escalafón y efectos económicos a partir de 1° de enero de 1931 a los siguientes funcionarios facultativos del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en el que hay una amplísima relación y ahí figura nuestro biografiado con un salario anual ya de 8.000 pesetas, al día de hoy unos 48 euros.

 

Su labor durante la Guerra Civil

El jefe del Archivo de la Biblioteca Nacional de España, Enrique Pérez Boyero presentó la ponencia “El Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y la protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana” en el Congreso Internacional “Patrimonio, Guerra Civil y posguerra” coordinado por el catedrático Arturo Clorado Castellary que se celebró en Madrid el año 2010. Allí el ponente tenía el propósito de estudiar el papel desempeñado por el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en las labores de protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana durante la Guerra Civil.

Las instituciones que dirigieron su acción durante la mayor parte de la contienda civil fueron la Comisión Gestora del Cuerpo (hasta marzo de 1937) y el Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico y su Comisión delegada en Madrid (desde marzo de 1937 hasta finales de 1938).

Los Decretos de 23 de julio y 1 de agosto de 1936, publicados en la Gaceta de Madrid de 25 de julio y 2 de agosto de 1936, respectivamente indican que “el Gobierno de la República, preocupado por la suerte del tesoro artístico que se encuentra en los edificios ocupados, crea, por iniciativa de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, que “procederá a la incautación o conservación en nombre del Estado de todas las obras, muebles o inmuebles, de interés artístico, histórico o bibliográfico que, en razón de las anormales circunstancias presentes, ofrezcan, a su juicio, peligro de ruina, pérdida o deterioro”.

El Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico tenía como función la de coordinar la labor de todos los establecimientos y servicios de la Administración del Estado relacionados con el tesoro artístico. De sus 22 miembros, incluido su presidente, que era el director general de Bellas Artes, José Renau Berenguer, diez eran funcionarios del Cuerpo Facultativo: José María Lacarra de Miguel, Julián Paz y Espeso, José Aniceto Tudela de la Orden, Tomás de las Heras y Despierto, José María Giner Pantoja, Benito Sánchez Alonso, Juan Vicens de la Llave, Teresa Andrés Zamora, Enrique Lafuente Ferrari y Gerardo Jaime Núñez Clemente.

El presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico, era el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio, nacido en Oliva de la Frontera (Badajoz) y fallecido en Brasil en 1977. Pérez Rubio fue el que salvó buena parte del tesoro artístico español, siendo trasladado a Valencia y a Ginebra, vía Cataluña. Por los años 70 tuve el gusto de poder entrevistarle en Madrid tras regresar del exilio, en un pisito de la Plaza de Tirso de Molina, que compartía con su esposa la escritora Rosa Chacel, a la que tuve el gusto de saludar.

En Madrid, los libros, documentos y objetos arqueológicos incautados por la Junta de Incautación se depositan en la Biblioteca Nacional, el Archivo Histórico Nacional y el Museo Arqueológico Nacional. En estas acciones intervino otro extremeño, de Calzadilla de los barros (Badajoz), el bibliógrafo Antonio Rodríguez – Moñino, quien salvó buena parte del bibliográfico español, colocando los libros y documentos en la Biblio6teca Nacional. Su biblioteca particular junto a la de su esposa María Brey Mariño contenía 17.000 volúmenes, que cedió, a la Real Academia Española y a la Biblioteca de Cáceres.

Según Enrique Pérez Boyero, los profesionales de la Biblioteca Nacional registraron más de 40.000 volúmenes, mientras que en el Archivo Histórico Nacional- donde trabajaba Gerardo Jaime- a 21 de agosto de 1937, se habían inventariado los fondos incautados de las procedencias siguientes: Iglesia parroquial de San Marcos de Madrid, Monasterio de Comendadoras de Santiago de Madrid, Convento de las Comendadoras de Santiago el Mayor, Casa Foronda, Marqués de Miraflores, Conde de Montefuerte, Conde de Casal de Griegos, Retratos de Artistas de Teatro procedentes de la Iglesia parroquial de San Sebastián, Marqués de Perales del Río, Conde de Oliva, Cartas dirigidas al Duque de Sexto procedentes de la Casa del Duque de Alburquerque, Casa Corvera y Conde de Cedillo”.

 

Catálogo Bibliográfico de España de 1945

El 12 de febrero de 1945 se creó en Madrid la Comisión Central del Catálogo Bibliográfico y Documental de España, del que formaría parte el hinojaliego Gerardo Núñez. Firmado por el ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, hay una orden del director general de Archivos y Bibliotecas, por la que se crea esta Comisión.

El argumentario para crearla dice lo siguiente: La necesidad de coordinar los trabajos que con plausible celo vienen realizando las distintas Comisiones del Catálogo Bibliográfico y Documental de España, creadas em virtud de la orden ministerial de 18 de octubre de 1944, para dar cumplimiento al Decreto de 29 de diciembre de 1942, exige el nombramiento en Madrid de una Comisión Central, dividida en dos secciones independientes: una de Archivos y otra de Bibliotecas, integradas por personal idóneo en cada una de las especialidades, para recoger, orientar y ordenar la labor iniciada, al mismo tiempo que para estudiar el plan que debe desarrollarse en esta provincia en orden a la catalogación de sus Bibliotecas y Archivos y para preparar la publicación de los materiales que se vayan recibiendo.

La Sección de Archivos estará presidida por el inspector central de Archivos y serán miembros de la misma don Gerardo Jaime Núñez Clemente, don Federico Navarro Franco, don Félix del Val Latierro y don Antonio Matilla Tascón. La Sección de Bibliotecas la presidirá el inspector general de Bibliotecas, y formarán parte de ella don Amadeo Tortajada y Ferrandis, don Nicolás Fernández-Victorio y Pereira, don Francisco Tolsada y Pizaco y doña Matilde López Serrano.

La finalidad de ambos grupos de trabajo era la de catalogar el tesoro documental y bibliográfico de España orientar los trabajos que se hagan en los archivos y bibliotecas de la nación y preparar los inventarios y catálogos que se redactarían al efecto.

 

Los elementos de trabajo de Gerardo Núñez

La investigación siempre es lenta, pero si uno tiene la ayuda de un familiar directo, surgen muchos temas para ir descubriendo la biografía de un personaje relevante en la historiografía española, pero que apenas es conocido en su pueblo natal. Me estoy refiriendo a don Gerardo Jaime Núñez y Clemente, nacido en Hinojal, y que ayudó al catedrático y posterior rector de la Universidad Central de Madrid, Claudio Sánchez Albornoz, con quien trabajó en el Centro de Estudios Históricos durante los cursos 1928 a 1934, donde participó en los trabajos y viajes de recogida de materiales para los proyectos de dicho centro.

Ahora, uno de sus nietos, Juan Antonio Núñez Moreno me ha facilitado una serie de temas interesantes para irlos divulgando. Estuve en su oficina de la calle Fortuny de Madrid y allí fuimos descubriendo esos temas: Desde un sofá de su abuelo, hecho con paja de enea, una cantarera que ahora sirve para poner unas preciosas macetas o hasta su máquina de escribir marca “Yost 20”, fabricada en los Estados Unidos en los primeros años del siglo XX, con un peso de unos 14 kilos y su funda sobre el sofá. La máquina no usaba cinta, sino que las teclas se entintaban para poder escribir. Así usaba yo una en la academia que tenía don Joaquín Corchado junto a don Ángel Canales, en Brozas, donde estudié bachillerato.

No podemos olvidarnos de la biblioteca personal de don Gerardo Núñez. En su pequeña colección de libros, muchos de ellos de los años 30 hasta la década de los 60 que conserva Juan Antonio, hay de todos los temas, principalmente filosofía, ensayos, novelas y literatura en general, no en valde él era un pensador, hombre de letras. En total serían unos 120 tomos, muchos de ellos descuadernados y de un color ya amarillento, pero con mucha solera.

Los repasé una mañana todos los títulos y el que más me llamó la atención fue el titulado “Viaje universal en la búsqueda de la verdad” publicado en 1930 por Eugenia Lefevre y Pedro de la Cierva.

 

De aquí entresaco este texto:

 

Un alemán, un pedante; dos, una cervecería; tres, el militarismo.

Un inglés, un negado; dos, un “match”; tres, el Almirantazgo.

Un francés, un galante; dos, un escándalo; tres, un matrimonio.

Un griego, un cero; dos, dos ceros; tres, igual a nueve.

Un español, un mendigo; dos, una corrida; tres, el desastre.

Un italiano, un organillero; dos, una conspiración; tres, bancarrota.

Un ruso, un genio; dos, el asalto; tres, el caos.

 

Con el tiempo, Gerardo Núñez trabajó con Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos (CEH). Fue vocal de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, así como secretario del Patronato Nacional de Archivos Históricos.

 

Exposición de la Orden Benedictina

Nuestro biografiado, Gerardo Núñez, fue un hombre importante en los trabajos del Archivo Nacional, no en balde trabajó allí buena parte de su vida laboral. Uno de ellos fue encargarse de la exposición histórica de la Orden Benedictina en la Biblioteca Nacional que se celebró del 17 al 31 de mayo de 1948, con motivo del XIV Centenario de San Benito.

De esa exposición pude encontrar su catálogo en muy buen estado en una librería de viejo y me hice con él. Está impreso el 14 de mayo de 1948 en los Talleres Tipográficos de Pablo López, en la calle Meléndez Valdés, 17, de Madrid. Tiene 70 páginas y se halla encuadernado en rústica, concluyendo con 30 páginas llenas de fotografías en blanco y negro de la muestra benedictina.

En el prólogo que habla del “Propósito” de la exposición, el gallego Ramón Fernández Pousa, fundador y director de la Hemeroteca Nacional, catedrático de Universidad y periodista, escribía: “En esta labor, acometida con excesiva precipitación, han prestado su valiosísima colaboración organismos múltiples. La selección y catalogación de los fondos procedentes del Archivo Histórico Nacional ha sido realizada por el ilustre archivero don Gerardo Jaime Núñez Clemente bajo la acertadísima inspiración del director del mismo don Benito Fuentes Isla. La de la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, por el notable bibliotecario don Ramón Paz Remolar con la sabia orientación del jefe de la sección, don Pedro Longás y Bartibás. La catalogación de los fondos procedentes de las Secciones de Bellas Artes, Raros, Varios y Depósito General ha sido realizada por el bibliotecario y notable escritor don Justo García Morales. A ellos se debe el éxito de la selección de tan notable fondos. También dieron todas clases de facilidades la Real Academia de la Historia, la de Bellas Artes, San Plácido de Madrid, Museo del Prado, etcétera, a todos los que deseamos expresar las más rendidas gracias

 

Crónica periodística de la exposición benedictina

La exposición de la Orden Benedictina en su XIV centenario, en la que colaboró intensamente nuestro biografiado, Gerardo Jaime Núñez Clemente, fue tan interesante que de ella se hizo eco la prensa nacional.

El diario ABC sacaba el 19 de mayo una fotografía en huecograbado de su fotógrafo Virgilio Muro (Escalona de Alberche. Toledo, 1891 – Madrid, 1967) con el siguiente pie de foto: En los salones de la Biblioteca Nacional se ha inaugurado la Exposición histórica de la Orden Benedictina, con motivo del XIV centenario de San Benito. Acudieron el ministro de Educación Nacional, señor Ibáñez Martín, acompañado de los abades mitrados de Samos y Silos, y D. Rafael Sánchez Masas, que en la fotografía presiden la sesión inaugural, en la que el marqués de Lozoya pronunció una conferencia. (F. Muro).

José Ibáñez Martín fue ministro de Educación Nacional desde 1939 hasta 1951 y fue el padre de Pilar Ibáñez-Martín, viuda del que fuera presidente del Gobierno en la democracia, Leopoldo Calvo Sotelo.

Previamente, el martes 18 de mayo de 1948 el periódico monárquico tituló en su página 10 la siguiente información: “El señor Ibáñez inauguró ayer la exposición de la Orden”.  A última hora de la tarde de ayer fue inaugurada solemnemente en los salones de la Biblioteca Nacional, la Exposición histórica de la Orden Benedictina con motivo del XIC centenario de San Benito. Presidió el acto el ministro de Educación Nacional, Sr. Ibáñez Martín, quien fue recibido por los abades mitrados de Samos y Silos; el director general de Propaganda, Sr. Rocamora; el de Bellas Artes, marqués de Lozoya; el de Archivos y Bibliotecas, Sr. Bordonau; el del Archivo Histórico Nacional, Sr. Fuentes Isla; el de la Biblioteca, Sr. Morales Oliver; el vicepresidente del Patronato, Sr. Sánchez Mazas, y los miembros de la Comisión Permanente del centenario.

El marqués de Lozoya pronunció una conferencia sobre “La Regla de San Benito y las Órdenes Militares” Luego el ministro y las restantes personalidades recorrieron detenidamente la Exposición, examinando los valiosos códices y documentos, ejemplares únicos que forman parte del certamen y en el que figuran, además, entre otras joyas de valor, los frontales de Silos y Burgos del siglo XII y más de cuarenta cuadros benedictinos del Monasterio de Silos , de Burgos y del Museo del Prado y otros inéditos procedentes del Museo de San Plácido de Madrid. Los actos de este centenario durarán hasta el día 31 de mayo

Para el día 19 estaba anunciada en el Teatro Español, para la siete de la tarde una función musical con intervención de la Schola Cantorum de Silos y Monserrat y el homenaje de la Dirección General de Archivos a su patrono, que precisamente es San Benito de Nursia, ya que tiene que ver con el trabajo de los monjes sobre los códices y las horas de lectura recogidas en la regla benedictina.

 

Repercusión internacional de la exposición

En esta magna exposición en la que trabajó denodadamente Gerardo Núñez, tuvo una gran repercusión a nivel nacional, e incluso internacional.  Un ejemplo de ello es el solemne pontifical que se celebró en la Real Iglesia de Monserrat de los padres benedictinos en la calle de San Bernardo de Madrid. El pontifical fue celebrado por el abad primado de la Orden Benedictina, doctor Bernardo Kaelin, quien estuvo acompañado por el abad mitrado de Santo Domingo de Silos. La Schola Cantorum de los oblatos de Monserrat, reforzada con los cantores mayores del Monasterio de Silos bajo la dirección del padre Germán Prado, interpretó la misa solemnísima «Fons Bonitatis», del siglo XI. El templo ofrecía impresionante aspecto con preciosos ornamentos medievales. El padre del Corazón de María, natural de Colombia, D. Carlos de la Mesa, predicó un elocuentísimo panegírico de San Benito.

Fue tal el interés que la sociedad mostró por esta exposición de la Biblioteca Nacional de España que se editó un precioso catálogo que aún se puede encontrar en las librerías de viejos, así como un folleto con el amplísimo programa de actos que se desarrollaron y algunas fotografías de las autoridades que inauguraron la citada muestra.

Para el 27 de mayo de 1948, con motivo de la clausura del XIV Centenario de San Benito estaba anunciada la visita al monasterio de Santo Domingo de Silos de los entonces ministros de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo; Educación Nacional, José Ibáñez Martín; Justicia, Raimundo Fernández-Cuesta y del Aire, Eduardo González-Gallarza y el presidente de las Cortes, Esteban Bilbao Eguía. Estaba programado un solemne pontifical, oficiado por el arzobispo de la diócesis de Burgos, Dr. Luciano Pérez Platero y u acto literario en el salón de actos del monasterio.

Previamente, para acudir a estos importantes actos habían llegado a Madrid diversas autoridades eclesiásticas, entre ellas el abad mitrado de Nueva Nursia (Australia), Anselmo Catalán, y el abad general de la Congregación de Solesmes (Francia); el general de la Congregación de Subiaco (Itaia) y el abad obispo de Subiaco.

Por último, informar que a lo largo del tiempo que duró la exposición hubo ilustres conferenciantes que trataron la Orden Benedictina desde distintos aspectos. El doctor Gregorio Marañón habló del benedictino padre Feijoo y Sarmiento en el pensamiento español del siglo XVIII; el catedrático de la Universidad de Madrid, José Camón Aznar lo hizo sobre «La miniatura en los Monasterios benedictinos de la Edad Media», o el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, clausuró el ciclo, con la exposición; “La Regla de San Benito y la sociedad moderna”

 

La exposición a través de su catálogo

Del Archivo Histórico Nacional, los trabajos de Gerardo Núñez se expusieron en la muestra benedictina en dos secciones: la del Clero, códices, cartularios, y sellos y en la de las Órdenes Militares (Alcántara, Calatrava y Montesa).

Gerardo Jaime fue vocal de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, y primer secretario del Patronato Nacional de Archivos Históricos, además de profesor auxiliar de latín en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “San Isidro”, así como inspector regional de archivos de la Zona Centro-Sur.

 

Participación en el Congreso Iberoamericano de Archivos y Bibliotecas

En el año 1952 se celebró en Madrid el I Congreso Iberoamericano y Filipino de Archivos y Bibliotecas con numerosas portaciones del mundo hispánico sobre las bibliotecas y el patrimonio documental. En él intervino, como subdirector del Archivo Histórico Nacional nuestro biografiado. De su aportación hace una reseña Mariano García Ruiz en su obra “La descripción documental en España y sus instrumentos: de los inventarios medievales a los metadatos del documento electrónico”.

García Ruiz reseña que de este congreso sobresalen dos ponencias, una del Inspector General de Archivos, Miguel Bordonau y Más, en la que aportó unas normas para las guías de los archivos de España y la Gerardo Jaime Núñez, subdirector del Archivo Histórico Nacional, versando sobre la catalogación de los expedientes conservados en ese Centro para ingresar en las Órdenes militares y civiles:  “En su texto defendía la realización de una cédula principal para cada una de esas informaciones con los siguientes elementos: a) Encabezamiento (apellidos y nombre del pretendiente, y años de nacimiento y muerte); b) Título del expediente (el que se hallase en su cubierta o portada reflejado “con toda exactitud” y, si no lo tuviera, el que le diera el archivero recogiéndolo en este caso entre corchetes); c) Descripción externa (estado de conservación, número de piezas, hojas, folios o páginas, dibujos, escudos y árboles genealó­gicos, su tamaño y encuadernación); d) Notas personales y familiares (datos que permitan la perfecta identificación del pretendiente); e) Contenido del expediente (“composición del expediente y los documentos que, en calidad de prueba, se aducen”; f) Notas especiales (detalles interesantes no incluidos en otros apartados) ; y g) Signatura. Estas cédulas principales se acompañarían de otras cédulas de referencia elaboradas siguiendo las Instrucciones utiliza­das para la catalogación de impresos en las bibliotecas.

Está claro que estas cédulas principales, utilizadas por G. Núñez, nos recuerdan a las utilizadas por los bibliotecarios en la descripción de sus manuscritos. Su encabezamiento alfabético, las fechas de la vida de la persona, el título formal… son prueba de ello”, termina Mariano García

El 2 de octubre de 1957 se jubila de su puesto de subdirector general del Archivo Histórico Nacional y recoge esta jubilación el Boletín de la Dirección General de Archivos, Bibliotecas y Museos de ese mismo año.

 

La esquela de Gerardo

Gerardo era un hombre muy conocido en la sociedad madrileña de su época, de ahí que era costumbre divulgar su muerte y funeral a través de una esquela publicada en las páginas del diario ABC el 16 de marzo de 1966, un día después de su fallecimiento.

El texto de su esquela decía lo siguiente:

El señor don Gerardo Jaime Núñez Clemente falleció en Madrid el día 15 de marzo de 1966 habiendo recibido los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad R.I.P.

Sus hijos María del Pilar, Gerardo, Avelino, Luis y Juan; hijos políticos Enrique Sánchez Sáez, Avelina Moreno Rivas, María del Prado Jiménez Moreno, Julia Teresa Castillo Quílez y Josefina Sevilla Marcos; hermana política, Rosario Meléndez Marchena (viuda de Núñez); nietos, sobrinos y demás familia y la señorita Paquita Moreno Orellana ruegan una oración por su alma.

El funeral que se celebrará el viernes, día 18, a las doce de la mañana, en la iglesia parroquial de Santa Teresa y Santa Isabel, y el rosario que se rezará a partir de hoy, día 16, a las ocho y media de la tarde, en la Capilla del Perpetuo Socorro, de dicha parroquia, serán aplicados por su eterno descanso.

Hay que informar que la señorita Paquita Moreno era su asistenta en la casa en la que habitaba Gerardo, que estaba en la calle Juan de Austria, en el barrio de Chamberí, por lo que esta era su parroquia. Gerardo Núñez está enterrado en la Sacramental de San Isidro de Madrid, junto a su hijo, también de nombre Gerardo.

El templo da nombre a la estación del metro Iglesia que hay en la plaza de Joaquín Sorolla. El edificio se levantó a mediados del siglo XIX por sugerencia de los propios vecinos de esta, por entonces nueva barriada de Chamberí. A su construcción ayudaron obreros de la zona, así como los feligreses de la nueva parroquia, el arzobispado de Toledo y hasta de la propia reina Isabel II. El edificio es obra del arquitecto Aguilar y se levantó entre 1842 y 1856. Durante la Guerra Civil fue totalmente destruido perdiéndose todas las riquezas religiosas que había en su interior, teniéndose que ser reconstruido posteriormente.

Su necrológica fue publicada en el Boletín de la Asociación Nacional de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos número 51 correspondiente al año 1966 y en el Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas de 1967.

 

 

 

Bibliografía

 

Bio-bibliografía del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, 1858-1958. Madrid. Junta Técnica de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1958. Página 716.

 

García Ruipérez, Mariano. La descripción documental en España y sus instrumentos: de los inventarios medievales a los metadatos del documento electrónico. Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha. Colección Biblos. Cuenca 2021.

 

Molano Hurtado, Simeón. Historia de Hinojal y árbol genealógico de sus apellidos. Prólogo José Luis Vaquero Vázquez. Copegraf. Cáceres 1997.

 

Núñez Clemente, Gerardo Jaime. Exposición histórica de la Orden Benedictina en la Biblioteca Nacional, Catálogo. Madrid. Tipografía Pablo López, 1948.

 

Núñez Clemente, Gerardo Jaime. Reglas para llegar a la catalogación de informaciones para el ingreso en órdenes militares y civiles. Varios autores. Ponencia en el I Congreso Iberoamericano y Filipino de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual. Dos tomos. Madrid, 1952. Páginas 272-277.

 

Pérez Boyero, Enrique. El Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y la protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana. Congreso Internacional “Patrimonio, Guerra Civil y posguerra”. Coordinado por el catedrático Arturo Clorado Castellary. Madrid 2010. Páginas 125-158.

 

Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Tomo XXXVIII. Tipografía de la revista en la calle Salustiano Olózaga, número 1 de Madrid, 1919.

 

Su vida en fechas

1887, 2 de octubre. Nace en Hinojal (Cáceres)

1909, 26 de agosto. Título de Bachiller.

1912, 2 de octubre. Premio Extraordinario por la Universidad Central.

  1. 1 de agosto. Concurso para aspirar a la su plaza en el Archivo de Hacienda de Toledo

1913, 30 de noviembre. Ingresó en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con destino en el Archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo.

1914, 15 de enero.

1915, 14 de julio, Pasó al Archivo Histórico Nacional.

1918.- Asciende a Oficial de Segundo Grado

1923, octubre. La no Asamblea de Archivos de 1923

  1. Publica “Clero regular y secular. Inventario de procedencias”, Valladolid

1928 a 1934. Trabajó con Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos.

1931 4 de febrero. 8.000 pesetas que se le confirma como sueldo

1937, 14 de marzo. Funcionario en la España republicana

1945.- Miembro de la Comisión Central del Catálogo Bibliográfico y Documental de España.

  1. 16 de abril, Se publica en el BOE su pase al Archivo Histórico Nacional
  2. Nombramiento de subdirector general del Archivo Histórico Nacional.

1948, 17 al 31 de mayo. Exposición histórica de la Orden Benedictina.

  1. octubre y noviembre I Congreso Iberoamericano de Archivos y Bibliotecas. Madrid
  2. 2 de octubre. Jubilación como subdirector general del Archivo Histórico Nacional

1966, 15 de marzo. Muere en Madrid. Está enterrado en la Sacramental de San Isidro.

 

Mar 072017
 

Francisco Rivero. PROVISIONAL.

Fray Nicolás de Ovando fue el primer gobernador de la isla la Española (hoy República Dominicana y Haití), de todas las costas y Tierra Firme de las Indias Occidentales, sustituyendo a Cristóbal Colón en su gobierno. Hoy, Nicolás Ovando, el primer gran e)dremeño que llegó a América es, prácticamente, desconocido en su tierra ante el acontecimiento del V Centenario.

¿Quién fue este hombre que de una región pobre y olvidada fue nombra- do por los Reyes Católicos para sustituir a Cristóbal Colón y a Francisco de Boadilla, que se encontraban peleados en las Indias Occidentales, ponien- do en peligro toda la labor desarrollada por el Gran Almirante de la Mar Oceana?

Nicolás Ovando nació en Brozas, (Cáceres) en 1.460. Era el hijo menor del capitán Diego de Cáceres Ovando y de Isabel Flores, camarera mayor de la Reina Isabel la Católica. Como el apellido Flores es uno de los más ge- nuinos de Brozas, conservándose aún el edificio que fue palacio de esta familia, la madre de Nicolás de Ovando vino a dar a luz en casa de sus padres, don Rodrigo Flores y María Esteban de Paredes, ya que se había casado en este pueblo en 1.444 con el citado capitán Diego de Cáceres.

Para conocer la personalidad de Nicolás de Ovando antes hay que cono- cer los hechos de los que fue protagonista sus padre en la historia de Espa- ña y Extremadura.

La alta nobleza española se enfrentó al rey Enrique IV porque dispuso que sus principales colaboradores fueran escogidos entre personas que no te- nían gran relevancia social. Ante esto, apoyan a su hermanastro Alfonso en la farsa de Ávila en 1.465. El infante Alfonso, recibió el capitán Diego de Cáceres Ovando, en 1.466, algunas mercedes. Murió el hermano del rey y los nobles apoyaron entonces a su hermana Isabel. Para entonces, Diego

de Ovando se había congraciado ya con Enrique IV, quien le autoriza a prolongar su casa de Cáceres sobre las ruinas del alcázar.

El padre de Fray Nicolás de Ovando participó en la guerra civil de la Or- den de Alcántara, cuando el clavero don Alonso de Monroy, que había ayudado a Enrique IV, en las luchas contra su hermanastro decide que el aspirante oficial al cargo de maestre de la citada orden.

El otro aspirante era Juan de Zúñiga, hijo de los condes de Plasencia. La maniobra del primero, disgustó al monarca, quien ordenó a Diego de Cá- ceres que la combatiera. Diego ganó a clavero Alonso el castillo de Ben- querencia, del que fue nombrado alcaide.

Cuando uno visita Cáceres antiguo, el guía turístico le informa que todas las torres de la ciudad están desmochadas por orden de los Reyes Católi- cos, orden que fue dada en 1.476. Fueron rotas par evitar que ningún se- ñor feudal se atreviera a desafiar a la Corona, amparándose en sus seguras murallas. Sólo se perdonó una torre, la del capitán Diego de Cáceres Ovando, por su amistad y vasallaje a los Reyes. Hoyes la denominada Casa de las Cigüeñas, sede del Gobierno Militar, en la plaza de San Mateo.

La casa es de estilo medieval, con una fachada de puerta de dovelas en arco de medio punto, con una ventana en arco conopial y los escudos de Ovando–Mogollón, todo ello enmarcado por un alfiz quebrado. Su torre es de gran altura, cuadrada, de sillares graníticos y coronada por almenas.

El capitán Diego de Cáceres Ovando murió en la fortaleza de Monleón (Salamanca) en 1.487 a los 72 años de edad.

LA JUVENTUD DE NICOLÁS OVANDO

Cuando Nicolás tenía 24 años, en l.4rS, comenzó una guerra entre Espa- ña (Castilla) yel Reino de Portugal. En esta guerra el capitán Diego de Cá- ceres se puso bajo el mando de los Reyes Católicos. Estos tuvieron que solicitar ayuda del clavero que había combatido, Alonso de Monroy, para lo que le ofrecieron el castillo de Benquerencia que regentaba el capitán. Diego recibiría otro de igualo mayor valor. Además si soltaba a dos rehe- nes que tenía, su hijo Nicolás dispondría del castillo de la encomienda de Lares. Así fue como Nicolás de Ovando, tuvo su primer gran puesto en la Orden de Alcántara, en lo que hoyes la villa pacense de Galizuela, cerca de la Puebla de Alcocer.

Era Nicolás de Ovando comendador de Lares cuando los Reyes Católicos le mandan llamar y ser uno de los diez caballeros «de señalada virtud Y ejemplo» para que asistiese como apoyo al príncipe Juan. Era el año de 1.496. Los reyes habían elegido a cinco mozos, de la edad de Don Juan, y

cinco viejos, entre los que se encontraba Nicolás, aunque sólo contase con 45 años de edad. Los hombres elegidos no eran cortesanos, sino personas experimentadas en las artes, las letras, las guerra, los asuntos públicos y la dedicación religiosa.

El príncipe Juan murió a los 20 años el 4 de octubre de 1.497 y Nicolás volvió al servicio de la orden de Alcántara, quien le nombro uno de los dos primeros visitadores, junto a Fray Juan Méndez, comendador de Badija «por la capacidad y actitud que tenía», se cita en la crónica de la Orden de Alonso Torres y Tapia.

La labor de Ovando como visitador fue tan buena que resultó elegido para un segundo mandato en el capítulo de 1.498 junto a Fray García Álvarez de Toledo.

Durante su labor como visitador reunió en un edificio a todos los miem- bros de la orden, pues antes vivían separados unos de otros en el campo. Restableció la regla de que los candidatos a la orden, tanto militares como religiosos habían de vivir en el convento durante un año. Para cubrir el gasto que esto suponía incremento la contribución de los comendadores. De esta manera se ocupó del restablecimiento de la orden y la prosperidad de los pueblos y castillos de la Orden de Alcántara, a los que acudían más y más artesanos y colonos, surgiendo nuevos edificios y enriqueciendo a los pueblos.

También Ovando apoyó la idea de construir un gran edificio acorde con la importancia y la misión religiosa de la orden, así como el vigor recuperado de los religiosos y caballeros. De esta manera se construiría el convento de San Benito de Alcántara. Ovando siempre contó para ello con el apoyo de la Corona, pues era diestro en el trato con los hombres y sabía ejercer su autoridad en los asuntos espirituales y administrativos.

LA PERSONALIDAD DEL COMENDADOR

De Nicolás de Ovando se ha dicho que poseía la pericia militar del padre, las virtudes y esmerada educación de la madre, unidas al recuerdo de tan- tas y tan gloriosas tradiciones de familia que contribuyeron poderosamente a desarrollar en él aquella fe religiosa, prudencia, severidad, entereza, leal- tad, celo y espíritu caballeresco.

La descripción física que de él hacen las crónicas de su tiempo indican que era un hombre «mediano de cuerpo y la barba muy rubia y bermeja». Tenía expresión grave y temblaba con la humanidad de su persona su au- toridad sobre los demás. El famoso Fray Bartolomé de las Casas, que partió con él hacia América y fue el creador de la leyenda negra de España dijo

de Ovando: «Este caballero es barón prudentísimo y digno de gobernar mucha gente. Tenía y mostraba grande autoridad, amigo de justicia; era honestísimo en su persona, obras y palabras, de codicia y avaricia muy grande enemigo, y no pareció faltarle humildad, que es esmalte de virtu- des. Todas estas partes de virtud y virtudes, sin duda alguna, en él conocimos».

LA GRAN EMPRESA AMERICANA

Adornado con todas estas virtudes humanas, los Reyes Católicos, que ya le conocían por su labor con el Príncipe Juan y la Orden de Alcántara deci- dieron nornbrarle gobernador de la isla española y Capitán General de la conquista americana en Granada el 3 de septiembre de 1.501.

Tras despedirse de los Reyes en la ciudad andaluza, Ovando partió hacia Sanlúcar, donde embarco con 2.500 hombres, la mayor parte de ellos no- bles, por disponerlo así sus majestades. La flota estaba formada por 32 na- ves y salió el 13 de febrero de 1.502. En ella iban también 10 franciscanos bajo la obediencia de Fray Alonso de Espinar.

A los pocos días de alejarse de la costa española, una de las embarcacio- nes se hundió y sus restos fueron arrojados a la tierra. Los Reyes creyeron que había parecido Ovando y guardaron luto durante ocho días.

En el memorial de Ulloa y Golfín se dice que la reina le encargó el cuida- do del culto y reverencia de Dios, de la buena fe, el buen tratamiento de los indios y otras. Entre esas otras recomendaciones se indica «que todos los indios de la Española fuesen libre de servidumbre y que no fuesen mo- lestados de algunos, sino que viviesen como vasallos libres, gobernados y conservados en justicia, como lo eran los vasallos de los Reinos de Casti- lIa, y que procurase que en la santa fe católica fuesen instruidos».

Más adelante, en 1.503, se da a Ovando una ordenanza real en la que se dispone «que se hiciese hacer una casa donde dos veces al día se juntasen los niños de cada población y el sacerdote les enseñase a leer, a escribir, y la doctrina cristiana con mucha claridad».

CUATRO GRANDES LABORES

La labor de Ovando en la Española tiene cuatro grandes facetas:

Pacificación de la isla, que exigió grandes derramamientos de sangre.

Funciones de nuevas villas y ciudades.

Exploración y reconocimiento de las Antillas cercanas.

Establecimiento de las encomiendas o repartimientos de indios.

  1. A) Cuando llegó Ovando a la Española se la encontró dividida en dos ban- dos: los de Colón y los de Francisco de Bobadilla. Era el mes de abril de 1.502. Tras tomar posesión de su cargo, ordenó licenciar a Bobadilla como máximo responsable de la corona en la isla y lo embarcó junto a Roldan, otro rebelde, hacia España. A la altura del estrecho de la Mona, entre la República Dominicana y Puerto Rico, la flota naufragó, muriendo más de 500 personas, entre ellas Bobadilla y el indio Guarionax. También se per- dió la paita de oro más grande encontrada en América. La tormenta había sido anunciada ya por Cristóbal Colón, quien se encontraba cerca de la Española y pedía permiso para entrar en el puerto de Santo Domingo, pues sabía que iba ha haber una fortísima marejada y sus barcos no podían per- manecer en alta mar. Ovando se rió públicamente de ese vaticinio de Co- lón y la ridiculizó en son de burla.

En tiempos de Colón había en la Española cinco cacicazgos: Marién, Ma- gua, Maguana, Higüey y Xaragua. En 1.502 solo quedaban dos: Higüey y Xaragua.

Este último tenía cierta semi–independencia, bajo el mando de una prin- cesa, Anacaona. Ovando había ido a esta comarca para hacer justicia con- tra Roldan y establecer relaciones amistosas con los indios. Así fue. Para recibir la buena nueva, Anacaona hizo grandes fiestas en honor de los es- pañoles. Los rumores corrían y se decía que los indios preparaban durante estas fiestas un levantamiento contra los conquistadores. Ovando lo sabía y a una señal suya, en plena fiesta, cargaron contra los aborígenes, y los es- pañoles convirtieron el campo de juego en verdadero campo de batalla. Ala princesa se le perdonó la vida, pero fue conducida a la ciudad, enjui- ciada y ahorcada en la plaza pública.

Una vez pacificado, de esta manera, el cacicazgo de Xaragua, solo queda- ba el de Higüey. En 1.503 mandó Ovando contra su cacique, Cotubana- má, a Juan de Esquivel, conquistador de Jamaica, quien ganó la guerra. Con esta conquista y la muerte de Cotubanamá, ahorcado en Santo Do- mingo, se cierra el periodo de la conquista de la Española y se abre el de la colonización.

LA FUNDACiÓN DE CIUDADES

El gobernador Ovando fue el primero de los grandes fundadores de pobla- ciones en la América Hispana.

Fueron numerosos los pueblos y villas que fundó Ovando en la Española tras su pacificación: Salvatierra (de la Sabana), Iaquirno (Villanueva de Yá- quimo) y Lares (Lares de Guahaba), cerca del cabo de San Nicolás, las tres en lo que hoyes la nación de habla francesa Haití. A éstas hay que sumar

San Juan de la Maguna, Azúa de Compostela, Puerto Real, Salvaleón (de Higüey), Santa Cruz, Concepción, Cotuy, Jaragua, Puerto Plata y la refun_ dación de Santo Domingo. Además hay ciudades tan significativas corno Trujillo de Yuna, Comendador o Cambita Garabito, en referencia directa a Extremadura.

Según las crónicas, Ovando refundó Santo Domingo, tras el vendaval que destrozó la primera fundación de la ciudad, que estaba situada a la orilla izquierda del río Ozama. Los cronistas Bartolomé de las casas y Fernández de Oviedo no consideraron acertado el nuevo emplazamiento, a la orilla derecha del río, pero cuando vieron la nueva urbanización que había dis- puesto Nicolás de Ovando, construyendo grandes edificios de piedra, co- mo su propio palacio, hoy convertido en hotel de lujo, con casino, y que posee el único portal gótico isabelino de todo el país, más la fortaleza Ozama, dos conventos, uno de franciscanos y el otro de dominicos, así como el primer hospital de América bajo la advocación de San Nicolás de Bari, dotado con cuantiosas rentas, las quejas disminuyeron. La razón de esta oposición es que a esta parte del río no había mucha agua potable, pero al final todo se solucionó.

Todas las fundaciones fueron creadas como focos de colonización y con- centración de los dispersos indígenas, ya que se había propuesto fomentar la agricultura, en vez de animar a la búsqueda del oro de las minas. De Canarias llevó la caña de azúcar que hoyes la primera fuente económica del país. También hay una extensa cabaña ganadera, principalmente vacu- na, aunque hoy en manos de una gran multinacional americana.

Ovando no se conformó solo con conquistar para la Corona la isla de la Española, sino que mandó explorar las más cercanas. Mandó al Capitán Sebastián de Ocampo descubrir toda la tierra de Cuba, pues se desconocía si era isla, península o tierra firme. Se concluyó la exploración con la cir- cunvalación de Cuba, averiguando que era una isla. Por otra parte ordenó a Juan Ponce de León, que ya combatiera en la guerra contra el cacique de Higüey, que explorara la isla de Puerto Rico, de la que le separaba solo el estrecho de la Mona.

Por último hay que reseñar lo más importante que Ovando realizó en la isla Española: el establecimiento del sistema de las encomiendas, que con- sistía en repartir los indios a los españoles para que trabajaran la tierra, en la mina o en cualquier otra labor que redundara beneficios para la Corona, pero siempre siguiendo las instrucciones que le daba la Reina Isabel la Ca- tólica: «Que todos lo indios de la Española fuesen libres de servidumbre, y que no fuesen molestados de algunos, sino que viviese como vasallos li- bres, gobernados y conservados en justicia, como lo eran los vasallos de

los Reinos de Castilla, y pracurase que en la santa fe católica fuesen i nstru idos».

Como nos ha contado la historia, los encomenderos españoles trataran a su trabajadores indios de mil maneras diferentes. Unos con un trato exqui- sito, otras de manera esclavizante.

LA MUERTE DE OVANDO

Ovando consiguió implantar en la Española un sistema económico similar al que regía en la Orden de Alcántara. Una vez cumplida su misión solici- tó su retira a la Encomienda Mayor de Brazas, de la que era titular. En la corte no se le tenía mucha estima por parte de los adláteres del rey regente don Fernando el Católico. Tras recibir presiones del Duque de Alba, el monarca nombró a Diego Colón, hijo del descubridor, casado con María Teresa de Toledo, sobrina del duque, nuevo gobernador. Nicolás de Ovan- do dejó la Española en 1.509.

Dos años más tarde recibió una carta del rey para que fuera a servirle sólo con su persona en la guerra de África. Era a mediados de abril. Pera con motivo de celebrarse el capítulo de la Orden de Alcántara en Sevilla, el mes siguiente, el Rey le ordenó que fuese a la ciudad andaluza para hacer- se cargo de su presidencia. Aquí le sorprendió la muerte. Ovando solicitó recibir sepultura en la capilla que se había hecho construir en el convento de San Benito de Alcántara. En esta capilla, recientemente adornada, se conserva ahora sólo su sepultura, ya vacía, pese a que en 1.947 el conde de Canilleras, Miguel Muñoz de San Pedro dijera que había encontrado sus restos. Hoy no se donde están.

ALGUNAS IDEAS

Antes de terminar esta breve biografía sobre Nicolás de Ovando quisiera decir algo para perpetuar su memoria. Según tengo entendido, en la iglesia de Santa María de Almodóvar, de Alcántara, se encuentra una calavera que dicen que es de Ovando. Sería conveniente estudiarla y hacer con ella una repraducción ideal de como era Ovando, al igual que está la cabeza, en bronce, de Francisco Pizarra en el convento de la Coria, de Trujillo.

Por otra parte sería conveniente levantar una estatua de este personaje de la Historia de España y América, tan importante y tan olvidado en nuestras días. La estatua podría colocarse en la plaza Nicolás de Ovando, de Bra- zas o frente a lo que se considera que fue el palacio donde nació hoy pro- piedad municipal, situado más en el interior de la villa y así hacer ir al visitante a conocer un poco más el pueblo.

Por otra parte, en este mismo palacio se pedía construir un museo de la historia del comendador mayor y gobernador de las Islas occidentales. En mi recorrido por Mallorca pude ver un día la casa natal de Fray Junípero Serra, conquistador y evangelizador de toda California. Esto es un ejemplo a imitar.

Por último, ya he propuesto, por escrito, en más de una ocasión, que Bra- zas se hermanase con algunas de las poblaciones que fundara en la Repú- blica Dominicana nuestro paisano. He hablado con el embajador de dicho país, con la Organización de Estados Iberoamericanos, con la Federación Española de Municipios y Provincias, con Iberia, líneas aéreas y Enclave 92. Todos han visto con buenos ojos esta iniciativa; ahora sólo queda Ile- varia a efecto una vez que el Ayuntamiento de Brozas apruebe en pleno la idea de su hermanamiento para trasladar esta petición, através de la Fede- ración Española de Municipios, al pueblo dominicano elegido.

Esperamos que alguna de estas ideas llegue a ver la luz. Nicolás de Ovan- do, personaje de la historia común hispanoamericana, bien se lo merece.

Jul 232016
 

Francisco Rivero.

Cronista Oficial de Las Brozas.

 

Herminio Torres Cava murió fusilado a los 25 años el 3 de diciembre de 1936, en Paracuellos del Jarama en la última saca de Madrid, junto a Pedro Muñoz Seca, autor teatral que también trabajó para otro brocense ilustre: el actor Casimiro Ortas. Su delito: Los milicianos habían encontrado en su mesilla de noche una encíclica del  Papa León XIII, aquel que promulgó la encíclica social “De Rerum Novarum”.

1Herminio Torres, un joven inquieto

Lám 1.- Herminio Torres, un joven inquieto

Herminio era hijo de una conocida familia brocense, nacido el 24 de abril de 1911, el día de san Marcos evangelista y de san Herminio. Joven inquieto empresario, le gustaba la buena literatura; en su biblioteca había obras de Calderón y de Lope de Vega, de Jaime Balmes y de los hermanos Álvarez Quintero, Jacinto Benavente, Antonio Machado, Muñoz Seca o de Federico García Lorca, También era periodista en el periódico local “El Brocense” y gran amante del teatro, que practicó en el Cine – Teatro “Casimiro Ortas”, de Brozas, y de la música, prestando especial atención a la clásica, el jazz y los pasodobles taurinos,  pues era un gran aficionado al arte de Cúchares.

 

Practicaba igualmente la fotografía, llegando a montar un cuarto oscuro en su casa, y el cine. Así a finales de los años 20, concretamente en 1928 rodó una película muda de manos de su maestro Javier García Llorente, padre del prestigioso fotógrafo y cineasta cacereño Valentín Javier, esposo de la actriz Ana Mariscal. La película muda fue restaurada en Madrid y se estrenó hace poco en Canal Extremadura Televisión y el grupo musical extremeño “Milana” le ha puesto música  incluyéndola en su clip “Remolinos”.

Yo le propongo, como cronista oficial, que se le incluya en una próxima edición de los Hijos Ilustres de la Villa de Las Brozas, como ha de serlo también el que fuera alcalde de Brozas y también último alcalde republicano de Córdoba, cuya biografía fue escrita en 2006 por Manuel García Parody.

Existe en el cementerio de la villa de Las Brozas un monolito levantado por el Ayuntamiento, el 12 de agosto de 2014, en presencia del alcalde de la localidad, Leonardo Rodríguez Rodríguez, del Partido Popular, todo el consistorio en pleno y numerosos ciudadanos.

El texto dice así:

“El pueblo de Brozas levanta este monumento en reconocimiento y restitución de la memoria de los vecinos de esta villa que fueron víctimas durante la Guerra Civil Española por defender la libertad y la democracia:

    • José María Barrera Castellano
    • Claudio Narciso Elviro Remedios
    • Calixto Bernardo Rabanal Cantero
    • Millán Martín Rodríguez Gutiérrez
    • Manuel Sánchez de Badajoz Cano
    • Jacinto Vivas Amado
  • Laurentino Vivas Colmenero            Con este monumento se pretende recordar, además, a todas las mujeres y a todos los hombres de Brozas que, sin perder la vida, fueron represaliados y perseguidos por sus creencias e ideas durante dicha guerra”.            Por otra parte, a la entrada del mismo cementerio, en la parte izquierda hay otra placa que dice: Herminio Torres Cava había nacido en la calle de Juan Escandón número 17 (hoy número 13) de la villa de Las Brozas el 25 de abril de 1911, festividad de San Marcos Evangelista y de San Herminio. Busco en Google algo sobre San Erminio (sin hache) y dice textualmente: Santo Erminio, abad y obispo, que sucedió a san Usmaro y se distinguió por su vida de oración y por su espíritu de profecía, en Lobbes de Brabante , en Austrasia 

 

  • Herminio era hijo de Eugenio Torres Navarro (nació el 6 de noviembre de 1892 y murió el 19 de septiembre de 1957), quien trabajaba como escribiente en casa de Salomé Berjano. Como allí estaba Petra se enamoraron y se casaron el 11 de diciembre de 1909. Se fueron a vivir a la calle Juan Escandón número 13 la casa, que ahora existe y que le hizo su tío en el solar donde había tres casinas pequeñas; en esa casa nació Herminio el 25 de abril de 1911.
  •             Basándome en este homenaje del mismo Ayuntamiento quiero contar aquí la historia de un brocense que no está enterrado en la localidad, pues fue fusilado el 3 de diciembre de 1936 en el madrileño pueblo de Paracuellos de Jarama, en la última de las famosas sacas que hubo en la capital española en plena Guerra Civil. Se trata de Herminio Torres Cava, hombre inquieto donde los hubiera, hijo de agricultor y ganadero, propietario de la finca de El Noque, en la carretera de Brozas a Alcántara, y amante de las bellas artes: fotógrafo, escritor, periodista, y autor de la primera película que se rodó en Extremadura y que se estrenó hace pocos meses en Canal Extremadura Televisión. Este hombre bien se merece un homenaje público a los 80 años de su muerte y recuperar para él y la sociedad brocense la memoria histórica, tan de moda estos tiempos, pero memoria histórica para todos los combatientes de la Guerra Civil, al margen de las ideas que tuvieran, pues en este país democrático cabemos todos.
  •          “En recuerdo de todos los brocenses fallecidos que no reposan en su ciudad natal. Brozas, 31 de mayo de 1999, El Ayuntamiento”
  •             Y en lo personal a mí me parece una gran idea, pues tras una trágica guerra civil hay que rendir este homenaje a los hombres y mujeres que murieron o fueron represaliados por sus ideas fueran cuales fueran. Recordarles es una obligación de toda la sociedad.
  •  

La madre, Petra Cava Berjano (20 de marzo de 1886   y fallecida el  25  de diciembre de 1921 era la mayor de las tres hermanas Cava Berjano. Parece ser que era muy inteligente y capaz y carácter firme, Su tío  Salomé la puso al tanto de todos los negocios y trabajaba con él. Cosa que siguió haciendo cuando se casó.

Los abuelos

Los abuelos maternos eran Saba Cava Tapia, (1845 1894),  de Arroyo de la Luz,  casado con Vicenta Berjano Borrega, (4 de septiembre de 1850 y fallecida el 13 de mayo de 1893), natural de Brozas. Su hermano Salomé Berjano Borrega ( 22 de octubre de 1854 y muerto el 7 de diciembre de 1920) tenía en la villa, una casa de banca, (entonces en el pueblo había solo  la Banca Salomé Berjano y la Banca Sánchez Cáceres). Salomé además se dedicaba a comprar toda la lana de la comarca que mandaba a Barcelona; también compraba trigo, que igualmente mandaba a la Ciudad Condal y era el concesionario de la Administración de Loterías y  dueño de los molinos de la rivera de Jartín, ya que  por entonces no había fábricas  de harina y la gente llevaba el trigo a los molinos. Este señor estaba soltero y cuando se murió su hermana dejando las tres hijas muy pequeñas se las trajo a Brozas con él.

En cuando a los abuelos paternos: se llamaban Leocadio Torres Berjano (9 de diciembre de 1848 y muerto el20 de agosto de 1916) fue secretario del ayuntamiento de Brozas cuando se publicó la primera edición de los Hijos Ilustres de la Villa de Brozas, el libro más leído por los brocenses, obra del deán de la catedral de Plasencia, Eugenio Escobar Prieto,  ampliada en 1961 por Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros y que cuenta la historia de los grandes personajes nacidos en la villa y que ya va por la cuarta edición, en la que un servidor amplió la biografía del actor brocense, fallecido en Barcelona, Casimiro Ortas Rodríguez. Leocadio Torres estuvo casado con Jerónima Navarro Acedo (30 de septiembre de 1850 y fallecida el 6 de julio de 1909. Como curiosidad, este matrimonio tuvo un total de 20 hijos, de los que al final solo le vivieron dos.

Herminio Torres Cava fue el mayor de cuatro hermanos: Vicenta (nacida en 1915 y esquizofrénica desde los quince años), Salomé nacida en 1917 y Julia en 1919 a los dos años tuvo meningitis y fue una mujer con el cerebro de una niña se pasó la vida jugando con las muñecas, no aprendió nada ni a vestirse.

Con nueve años se quedó huérfano de madre (sus tías solteras las dos se hicieron cargo de él y sus hermanos. Su hija póstuma, Herminia Torres Navarro, que me ha facilitado muchísimos datos de su padre, dice: “No sé qué estudió ni que maestros tubo desde luego todos en Brozas y muy pronto empezó a tener contacto con los negoción familiares que una vez muerto el tío Salomé y su madre al año siguiente quedó por completo en manos de su padre Eugenio porque sus tías ni tenían preparación ni la podían adquirir les faltaba capacidad”.

Ya desde niño tenía inquietudes sociales, pues el semanario monárquico “Blanco y Negro”, fundado por Torcuato Luca de Tena, le había publicado un breve el 2 de noviembre de 1930 en la sección de “Gente Menuda”, página 118. Esta sección, dedicada a los más menudos de la casa difundía los escritos y los  dibujos que les enviaban al periódico los niños y jóvenes lectores. La sección firmada por “Pornueces” decía, ese día, en la correspondencia de “Gente Menuda”:

“SALOME Y HERMINIO TORRES (Brozas). Muy bien; así se hacen las cosas. Os lo publicaré».

No sabemos que le iban a publicar, pues Salomé Tenía 13 años y su hermano Herminio 19. Quizá le iban a publicar algún dibujo como los que ilustran esta hoja: una bailarina de Josefa de la Torre, de Madrid, de 13 años de edad, o bien un carabela de Luis de la Cerola, También de Madrid y de 13 años.

 

Pero el 14 de diciembre de 1930, el ABC publicaba en su página 5 de la sección “Correspondencia de Gente menuda” lo siguiente:

“SALOME TORRES (Brozas). Después de compuesto el artículo ha resultado tan largo y tantas las “fotos”, que  no va a ser posible darlo ¿Por qué no mandas un cuentecito?”

El tren de vida debía ser el mejor de Brozas, cuando solo había tres coches en el pueblo uno era de Braulio Rodríguez y dos de Eugenio Torres uno grande un Dodge (el de la foto de Alcántara) y un Ford más pequeño, pues sin duda le gustaba conducir. En ese ambiente se educó Herminio sin problemas económicos para dedicar el tiempo a las cosas que le gustaban. Leer tenía una biblioteca con obras de Jaime Balmes, Calderón de la Barca, Lope de Vega, Antonio Machado, Jacinto Benavente, hermanos Álvarez Quintero, incluso García Lorca y el que luego sería compañero de zanja en Paracuellos del Jarama: Pedro Muñoz Seca.

Otras aficiones suyas eran la música clásica, el jazz y los pasodobles taurinos, pues los toros era otra gran pasión y a la que dedicó muchas de sus fotografías. También  representaban obras de teatro los amigos, pero la de la foto no se identifica a ninguno de los “actores”

Fotógrafo

 2 Herminio en su laboratorio fotográfico

Lám 2.- En su laboratorio fotográfico

Fue un magnífico fotógrafo. Se compró, cuando tenía 15 años, una cámara alemana, último modelo “Zeiss Ikon” para hacer sus fotos y se montó un laboratorio en su casa, llegando a colorear el mismo sus trabajos en su cuarto oscuro. Se hizo amigo de la familia del fotógrafo Javier García Téllez, con el que aprendió a revelar los carretes y las fotos. El hijo de Javier, Valentín, un gran fotógrafo cacereño y cineasta, se casó con la actriz Ana Mariscal.

Retrató a la sociedad brocense de los felices años 20, reflejando la situación de los monumentos, de los vecinos de Brozas, de las procesiones de Semana Santa o de la artística imagen del Cristo de la Expiración, así como de los trabajadores en su finca de El Noque, o la de una obra teatral que se representó en 1932, o algún avión que aterrizó en el paraje de La Nava. Fue un hombre muy culto y eso lo reflejan sus inquietudes literarias o artísticas.

En la redacción de “El Brocense”

También formó parte de la redacción del periódico quincenal “El Brocense”, cuyo primer número salió el 1 septiembre de 1927 dirigido por José Rodríguez y García del Perucho, que fue también alcalde de la villa de Las Brozas. “Su actividad en “El Brocense” era de colaborador pero además tenía otro cometido que no sabría decir cuál era, pero hacia más cosas”, me dice su hija.

Este periódico trataba temas del pueblo y que uno de sus redactores Juan Hernández, que fuera maestro del afamado periodista y director de ABC, el extremeño de Casas de don Antonio, Pedro de Lorenzo, y también maestro mío en mis comienzos como periodista, contaba a sus lectores quieres eran sus redactores y colaboradores, entre ellos:

  • Faustino Morgado, joven médico de Brozas, articulista de expresión clara y fácil; ha escrito en periódicos de Madrid y en “El Noticiero”, de Cáceres; últimamente resultaron muy bien las cuartillas suyas que leyó públicamente en Brozas el día que se inauguró el Ayuntamiento de dicho pueblo.
  • Herminio Torres Cava. Nuestro biografiado, quien publicó numerosas fotografías en el periódico.
  • Juan Guerrero, maestro normalista, del que recibiremos grandes enseñanzas por su elevada cultura.
  • Francisco Montes Bravo, cuyo padre Francisco Cayetano Alberto Montes Yñigo, que fuera reconocido farmacéutico y que en 1913 construyó la plaza de toros de Brozas; Montes Bravo es el abuelo de Lourdes Montes, la esposa del torero Francisco Rivera Ordóñez.

Otros ilustres colaboradores

  • León Leal Ramos, ilustre abogado del Colegio de Cáceres, gran sociólogo y famoso escritor de varios importantes periódicos.
  • Miguel Muñoz de San Pedro, primogénito de los excelentísimos señores Condes de Canilleros, Caballero de la Orden militar del Santo Sepulcro, eximio poeta, autor del bonito poema legendario, estrenado recientemente por la compañía Pachol – Ozores en el “Gran Teatro”, con motivo de la fiesta celebrada a beneficio del mismo y que tanto éxito obtuvo entre el selecto público que había. Autor también del exquisito libro de poesías que se titula “·A través de la aurora”, donde podemos deleitarnos con la lectura de bellas poesías llenas de sentimientos muy nobles y puros, que en verdad lo son los de la ilustre y conocida persona.
  • Dionisio Acedo Iglesias, joven y culto periodista, que tanto se ha popularizado con sus selectos artículos publicados en “Extremnadura”.También tuvo Herminio Torres Cava otros ilustres compañeros en el periódico “El Brocense” como Juvenal de Vega y Relén, inspector jefe de Primera Enseñanza y colaborador de “El Sol”; Narciso Maderal, director que fue de “El Noticiero” y de “Nuevo Día”; Emilio Criado y Romero, redactor jefe de “El Noticiero”; Francisco Higuero Bazaga, perito agrícola y cronista de “El Coreo Extremeño”, de Badajoz; Mariano del Soto e Hidalgo, redactor jefe del “Extremadura”; Miguel Giménez Aguirre, conocido médico cacereño, y Joaquín Criado, gran matemático y colaborador de “El Noticiero” y de “Blanco y Negro”, de Madrid.Lám 3.- Con su esposa Vicenta Navarro
  • Yo le conocí en los años 70, siendo director del “Extremadura” cuando me lo presentó el entonces redactor jefe del periódico, Germán Sellers de Paz, poco antes de que un servidor comenzara la carrera de periodista.

Su vida familiar

3 Herminio Torres con su esposa, Vicenta Navarro

Lám 3.- Con su esposa Vicenta Navarro

Con 15 años se hizo novio de Vicenta Navarro, una joven pianista de 23. “Algo muy especial tenía que tener Herminio para que mi madre se fijara en un mocoso de 15 años, ya que era una mujer muy inteligente, culta, con una carrera musical imposible de saber dónde hubiera podido llegar si no le hubieran cortado las alas se fijara”, me dice su hija Herminia.

Vicenta era la segunda de ocho hermanos; su padre era agricultor y ganadero, y le iba muy bien hasta que decidió meterse en negocios junto con un portugués. Construyeron una fábrica de harinas que nunca se inauguró. La fábrica es la que está en la calle de las Ollerías y de la que se conserva una alta chimenea de ladrillo Mi abuelo era el socio capitalista y la maquinaria la compraron en Alemania y la traían en barco a Portugal, pero el barco naufragó y como no tenían seguro mi abuelo se arruinó y con sus siete hijos decidió emigrar a Madrid en 1930. Debió ser de los primeros emigrantes de Brozas.

Cuando quebró el negocio presentaron suspensión de pagos, vendieron  la mayor parte del patrimonio para pagar a los acreedores y cuando todo se solucionó, como Vicenta y su familia ya estaba en Madrid, Herminio decidió irse con sus tías y sus hermanos. Cogieron en traspaso una pensión en la calle de la Cruz nº26, 4º. Administraba y dirigía la pensión y además se hizo asentador de frutas y verduras en el mercado central mientras  preparaba unas oposiciones a inspector de Hacienda.

Herminio y Vicenta se casaron en 1935; al año siguiente nació una niña muerta y después Vicenta se volvió a quedar embarazada de Herminia, la hija póstuma.

Políticamente era de centro derecha, militante de la Confederación Española Derechas Autónomas (CEDA) de José María Gil – Robles, una confederación de partidos políticos católicos de derechas. Herminio era muy religioso m pues iba a misa a diario.

Los “paseos” en los primeros meses de la Guerra Civil

El doctor en Historia y especialista en la Guerra Civil española, Javier Cervera Gil estudia objetivamente en un artículo “Violencia en el Madrid de la Guerra Civil (julio a diciembre de 1936)” y publicado en la revista “Studia histórica”, editada por la Universidad de Salamanca, trata el asunto de los paseos, entrevistándose con algunos supervivientes de la lucha fratricida.

“Uno de los caracteres más presentes en la Guerra Civil Española fue la proliferación de los episodios de enorme violencia y crueldad. Posiblemente, ello sea característico de cualquier conflicto de estas características. Siendo así, durante los más de mil días de lucha, el período en el que más se observó este tipo de episodios fue, sin duda, el que transcurrió entre julio y diciembre de 1936”, escribe Cervera Gil.

El historiador Ramón Salas Larrazabal habla sobre las matanzas ocurridas  entre los días 7 de noviembre y 4 de diciembre de 1936, contabilizadas : “De los 8.000 muertos de noviembre y diciembre, aproximadamente el 15 $ cayeron antes del 8 de noviembre, de ellos 1.000 en números redondos el mismo día 7 y unos 400 entre el 1 y el 6. Quiere decirse que durante el período de responsabilidad de Santiago Carrillo, como consejero de Orden Público fueron muy cerca de 7.000 los madrileños que cayeron sin juicio de ninguna clase ante las tapias de cualquier cementerio de los alrededores de Madrid y con predilección en Paracuellos del Jarama. Este es un hecho histórico que nadie podrá negar jamás”.

El procedimiento de los fusilamientos lo cuenta Ricardo Aresté al historiador irlandés Ian Gibson en el libro “Paracuellos, cómo fue”, editado en 1987: “Yo ni puedo olvidar aquel espectáculo. Supuso para mí algo que todavía sigo criticando. Siempre he dicho que aquello no debió producirse. Aquello me llevó a una reflexión en la cual he vivido todos estos años”.

El joven Ricardo tenía en 1936 unos 19 años y salió de su casa el 7 de noviembre  a las ocho de la mañana para ir a la Cooperativa Popular de Paracuellos del Jarama. Mientras caminaba oyó el ruido de ráfagas y de gritos Se asomó al borde de una pendiente y vio que en la llanura había tres autobuses de dos pisos. Estaban rodeados de camiones repletos de milicianos, percibiendo un gran movimiento de coches de todo tipo. De los autobuses iban bajando numerosos presos,  con las manos atadas y allí, en el descampado, los mataban con armas automáticas…

Las sacas empezaron el 7  de noviembre y terminaron el 3 de diciembre, justo el día que asesinaron a Herminio Torres Cava. La Consejería de Orden Público estaba a cargo de Santiago Carrillo. Al día siguiente, 4 de diciembre, nombraron a Melchor Rodríguez García delegado especial de prisiones y paró en seco las sacas. A Melchor le llamaron el Ángel Rojo.

En honor a la verdad, en el campo contrario, en el de los nacionalistas o franquistas, ocurrió algo similar. En palabras de Indalecio Prieto escritas en su libro “Cartas a un escultor. Pequeños detalles de grandes sucesos”, publicado en 1961 en Buenos Aires, escribe: “Ejecuciones sin sumario que se prodigaron en las dos zonas de España y que nos deshonran por igual a los españoles de uno y otro bando”. Era una violencia política basada en el odio al contrario, al que tenía otras ideas.

En este caso concreto piénsese en la masacre de la Plaza de Toros de Badajoz, cuyo solar ocupa ahora el redondo y moderno Palacio de Congresos de la ciudad. El diario “Público” escribió un reportaje a los 75 años de tal suceso: El 12 de agosto de 1936, las tropas procedentes del norte de África, comandados por el General Yagüe, iniciaron el asalto de la provincia extremeña. “Sólo en la ciudad de Badajoz fueron asesinadas 3.800 personas durante la Guerra y los primeros años de dictadura”, asegura a Público el historiador Francisco Espinosa, autor de la obra La columna de la muerte. “La matanza fue un escarmiento a petición de los terratenientes y una señal al resto de las zonas republicanas”, añade el historiador Justo Villa.

La masacre de Badajoz fue recogida por diversos medios internacionales. El primer periodista que llegó fue el portugués Mario Neves, quien para el “Diario de Lisboa”. Tras cinco días de conflicto, el periodista abandonó Extremadura espantado por la barbarie y juró no volver jamás. El historiador Justo Villa lo conoció muchos años después. “Siempre me contaba que lo que más le espantó y el día que decidió salir de aquí, fue una tarde que encontrándose a varios kilómetros de la ciudad vio un densa columna de humo. Se acercó y cuando llegó se encontró con 300 o 400 cadáveres ardiendo. Ese día salió ‘pitando’ de este país”.

Como se ve, en las dos partes se dio la barbarie. No es cuestión de enjuiciar quien lo hizo peor, pero sí de dejar constancia en lo que afecta a la historia local de la villa de Las Brozas.

Los últimos días de Herminio Torres

A mediados de agosto de 1936 los milicianos entraron en casa de Herminio Torres buscando armas que no había y lo que encontraron fue la encíclica de León XIII “Rerum Novarum” en la mesilla de noche; dijeron que no necesitaban más pruebas y se llevaron a Herminio, primero a la Dirección General de Seguridad y después a la cárcel de Ventas, de donde no salió hasta la madrugada del 3 de diciembre que lo llevaron a Paracuellos del Jarama donde lo asesinaron con 5.000 más, entre ellos Pedro Muñoz Seca. Hay siete zanjas seis llenas y la última a medias que es donde están Muñoz Seca y Herminio que fue la última saca. Al día siguiente cambió el responsable de las matanzas y las paró. El famoso literato también tuvo relación con otro brocense ilustre, el actor Casimiro Ortas, para el que escribió algunas de sus obras.

“Cuando acabó la guerra mi madre vio los libros de registro de los presos de la cárcel y a todos los habían puesto en libertad unos tenían una cruz azul que eran los liberados de verdad y otros tenían una cruz roja los mandados a Paracuellos y a otros sitios, algunos casi niños”, me indica Herminia.

 

Vicenta, tras el asesinato de su marido, decide casarse con su cuñado Salomé, hermano de Herminio. Salomé vivió hasta hace pocos años, muriendo en la villa de Brozas.

4 Película Secuestro en Brozas

Lám 4.- Escena de la película: “Secuestro en Brozas”

La primera película extremeña

Hace poco tiempo, el 15 de marzo de 2015, la dio a conocer Canal Extremadura TV en un programa especial, de “La Vida Pasar”, (Facebook: www.fb.com/lavidapasar), en la que dio como primicia para toda la región la primera película extremeña, un corto de ficción más antiguo de la comunidad autónoma, rodado por un extremeño en Extremadura. Fue rodada en 1928 por iniciativa de Herminio Torres en los riberos del río Salor, río que divide por el sur los términos municipales de Brozas y Herreruela. En el pase por televisión le puso música, en directo, a la película muda el pianista Guillermo Iriarte, primer premio especial “Infanta Cristina” de interpretación, Premio Marisa Linares; profesor numerario por oposición desde los 18 años, pero fue la primera vez que puso música a una película muda.

Vemos el puente donde fue rodada y que ya no pasa la carretera por allí la que conduce desde Garrovillas de Alconétar hasta Alburquerque, tras pasar por Navas del Madroño, Brozas y Herreruela. Estas fotos fueron tomadas hace pocas semanas.

El corto, de casi tres minutos de duración, tiene como “artistas” a personajes muy conocidos de la sociedad brocense, todos ellos amigos jóvenes de Herminio, entre ellos a Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros; Manuel Flores de Lizaur (Manolito), uno de los amordazados,  así como Paco Montes Bravo, que ya se ha dicho que es el abuelo de Lourdes Montes, la actual esposa de Francisco Rivera Paquirri, y a Salomé Torres, de unos 12 años, con calzonas y una boina metida hasta las cejas. El primer coche que se veía era el del padre de Herminio.

El argumento es muy sencillo: Unos jóvenes, que van a pasar el día a los campos de Brozas cercanos al río Salor, son asaltados por unos maleantes; un hombre a caballo, Herminio, lo ve desde la carretera y da a aviso a la policía, que inmediatamente detiene a los delincuentes.

Después de pasarse este corto por el programa “La Vida Pasar” un grupo musical extremeño ha hecho de él un video clip. La música es de “Milana”; el montaje de Víctor Sarabia, quienes agradecen a “La mirada de los extremeños”, el archivo del cine familiar y amateur de la Filmoteca de Extremadura la labor realizada por la difusión de esta película

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