Dic 192016
 

 

José Antonio Ramos Rubio y Oscar de San Macario Sánchez.

Don Vicente Mariano de Ovando Solís y Perero (1783-1864), III Marqués de Ovando (en su origen, marquesado de Brindis), fue un rico hacendado cacereño, que en varias ocasiones rigió la villa. En 1824 fue nombrado gentilhombre de Cámara de Fernando VII. A la muerte del monarca en el año 1833 apoyó la causa del Infante don Carlos, convirtiéndose en un destacado carlista. Cuando los ejércitos liberales afirmaron la corona hispana en las sienes de Isabel II tras el abrazo de Vergara en el año 1839, decide emigrar a Italia, donde contraerá matrimonio ya sexagenario. Será en aquel país donde tenga conocimiento de la Congregación de los Misioneros de la Preciosa Sangre, institución de gran prestigio por aquellas fechas debido al testimonio evangélico y misional de sus miembros a lo largo de todo el territorio italiano.

El Marqués don Vicente Mariano, conmovido por la labor de aquellos sacerdotes, hará testamento en el año 1856 a favor de la congregación legándoles gran parte de su fortuna, entre las que se encontraban la Casa del Sol y la Casa de la Cuesta de la Compañía con la finalidad de que se estableciera «un Instituto del PP. Misioneros del Búfalo… si llegara el caso que no haya dificultad que esta asociación o Instituto se funde como Comunidad Religiosa perpetua es mi voluntad hacerles entera y absoluta donación de todos los bienes y rentas durante su existencia.». En su exilio en Italia conoció don Vicente Mariano a Gaspar del Búfalo, fundador de la congregación de “Misioneros de la Preciosa Sangre” y le concedió el usufructo de la Casa del Sol, cuando falleciese su esposa. La orden se estableció en 1899 y aquí continua, aunque la propiedad es del Obispado de la Diócesis de Coria-Cáceres.

Aunque don Vicente de Ovando fallece en el año 1864 en Turín, no será hasta el año 1898 cuando llegue el primero de los padres misioneros a la ciudad de Cáceres, don Bartolomeo Corradini. Don Vicente Mariano, dejó como heredero de todos sus bienes, después de la muerte de su esposa, al Obispo de Coria-Cáceres y usufructuarios de los mismos a los Misioneros de la Preciosa Sangre. En el año 1870 el sacerdote cacereño don Antonio Palomo, escribió a Roma, al Superior General de la Congregación, don Juan Merlini, dándole a conocer el legado y comunicándole que sería bueno para la ciudad aceptarlo. Merlini respondió que deseaba se llevase a término dicha obra. Después de todos los preparativos pertinentes llegó a Cáceres el primer misionero de la Preciosa Sangre, Bartolomeo Corradini, el día 15 de noviembre de 1898, siendo bien acogido por el Obispo, el clero y todo el pueblo, concediéndole la Iglesia del Instituto (perteneciente al Colegio de los Jesuitas, antiguo Instituto).

A este sacerdote le seguirán otros como el padre Octavio Zavatta y el hermano Luis Bufalini ejerciendo ambos su apostolado en misiones populares. En el año 1901, por orden del Sr. Obispo, se erigió la Cofradía de los Luises, que se había desechado en la parroquia de San Mateo. El primer misionero español fue don Críspulo Andrada Pozo, del Casar de Cáceres. En el año 1910 es enviado don Juan Antonio Guerra a abrir una nueva casa de la Congregación en Valencia de Alcántara, que años después se cerró.

En el año 1924 se abrió una galería subterránea de comunicación entre la Casa del Sol y la iglesia –que aún se utiliza- en la que los misioneros han trabajado en el ministerio de la palabra. Los padres italianos estuvieron en España hasta el 11 de mayo de 1939, fecha en la que llega el primer misionero de Alemania, el padre Otto Grunwald, después vendría el padre Otto Schneider.

Por tanto, los misioneros venidos de Italia permanecerán en Cáceres hasta el año 1939, en que serán sustituidos por padres alemanes de la Provincia Teutónica. No será hasta el año 1960 en que los misioneros ibéricos se hacen cargo de la dirección del Vicariato. El primer Vicario de origen hispano sería el padre José Outeiriño Lage. El 7 de junio de 1987, los Misioneros de la Preciosa Sangre de España y Portugal dejaban de ser un vicariato, dependiente jurídicamente de la Provincia de Alemania y pasaban a ser la provincia Ibérica, independiente, siendo elegido como director provincial el padre Paulino Hernández, natural de Madroñera (Cáceres).

El fundador de los Misioneros de la Preciosísima Sangre fue el padre Gaspar del Búfalo (Roma6 de enero de 1786 – falleció en Roma, 28 de diciembre de 1837) fue un religioso y sacerdote italiano, venerado como santo por la Iglesia Católica, el febrero. Sus padres Antonio y Anunciata del Búfalo le pusieron los nombres de los tres reyes magos pero usaba solo el de Gaspar. Su padre era también de Roma y se ganaba la vida como cocinero en el palacio del Príncipe Alieri. La pareja tuvo dos hijos: Gaspar y Luis.

Al parecer durante su niñez contrajo una grave enfermedad de la que salió librado, según él mismo afirma, por intercesión de san Francisco Javier. Esto motivó que en la congregación que fundaría poco después se venerara a este santo como patrono celestial.

La vida educativa de San Gaspar del Búfalo transcurrió en su ciudad natal. De niño asistió a una escuela pública. A los dieciséis años pasó al prestigioso Colegio Romano, fundado por San Ignacio de Loyola en 1550. Allí recibió los cursos de Filosofía, Matemáticas, Física y Teología. Fue precisamente en las aulas universitarias donde el espíritu de Gaspar tomó forma y aprendió a dominar los impulsos de su niñez. Los cursos en los que más destacó fueron –obviamente- todos los concernientes a la religión y a la teología. Sin embargo, cuando sentía alguna dificultad con la filosofía o las matemáticas, en lugar de deprimirse, se recogía ante la imagen de la Virgen María o de un crucifijo y la tranquilidad llegaba.

 

Fue admitido a la tonsura en 1800 y ordenado sacerdote en julio de 1808. El 8 de diciembre de ese año realizaba su ministerio con el Padre Francesco Albertini con quien fundó la Archicofradía de la Preciosa Sangre en la Iglesia de San Nicolás in Carcere, Roma. Ese mismo año las tropas de Napoleón invadieron Roma y obligaron a los religiosos a prestar juramento de lealtad al militar francés. Gaspar no quiso jurar y respondió a los soldados con una frase ya célebre: «No puedo, no debo, no quiero». Por ello, fue exiliado a Piacenza a unas 250 millas de Roma. Allí volvió a enfermar con un mal que no lo dejaría hasta la muerte. Después fue trasladado a Bolonia y recluido en diversas cárceles hasta 1814 por la caída de Napoleón.

El 15 de agosto de 1815, Gaspar comenzó la Sociedad de la Preciosa Sangre (C.PP.S.). La fundación tuvo lugar en la Iglesia de San Felix en Giano dell’Umbria, una ciudad al norte de Roma. Entre los cofundadores célebres cabe mencionar a los Padres Bonanni, Giampedi y Albertini (que luego fueron ordenados obispos) y Merlini (quien sucedió a Gaspar al frente de la congregación).

Cuando murió en 1837, la congregación contaba ya con 15 casas. Fue beatificado en 1904 por el Papa Pío X y canonizado por el Papa Pío XII en 1954. La liturgia católica lo recuerda el 19 de febrero.

La misión de la Preciosa Sangre consiste en continuar por el mundo la obra de San Gaspar, predicando la renovación y la conversión a través de misiones y retiros. Además, prosiguen con su labor misionera y pedagógica en los diferentes centros educativos, hospitales, parroquias y prisiones. Como misioneros, ellos trabajan donde existen más necesidades y donde la palabra de Dios no ha sido aún conocida.

Siguiendo el ejemplo de San Gaspar, los misioneros viven en comunidad cuando las necesidades del apostolado lo permiten. En vez de votos, los une un vínculo de caridad por el cual ponen sus dones al servicio de la Iglesia y de los compañeros. Sus casas son centros de oración y reflexión en los que se renuevan para la misión.

La sangre derramada por Cristo fue para San Gaspar –y lo es para los Misioneros de la Preciosa Sangre- el signo del gran amor de Dios a todos los hombres y mujeres. Esta espiritualidad de la Sangre impulsa hoy a la Congregación de los Misioneros de la Preciosísima Sangre (CPPS) a construir comunidad, a caminar en solidaridad con los que sufren y a buscar la reconciliación en un mundo dividido.

Actualmente, la Preciosa Sangre tiene presencia activa en más de 20 países a nivel mundial. La congregación está dividida en 17 unidades (7 provincias, 4 vicariatos y 6 misiones). En el ámbito latino, los misioneros se encuentran en Brasil, Colombia, México, Guatemala, Chile y Perú, contando con más de mil miembros entre sacerdotes, hermanas y estudiantes.

La presencia en la Provincia Ibérica (España, Portugal y Guinea Bissau) de la congregación fundada por el padre Búfalo se encuentra representada en las siguientes fundaciones:

 

-Cáceres: Casa Madre, con una Comunidad secular y Casa de Misión.

-Fuente de Cantos: Colegio de San Francisco Javier.

-Madrid: centros parroquiales en los barrios de La Fortuna y Orcasitas.

-Villaviçosa (Portugal): Parroquia de San Bartolomé, comunidad y, seminario.

-Proença a Nova (Portugal): Colegio, seminario y misión.

-Verride (Portugal): La más joven de las casas. Actual seminario mayor de las comunidades lusas

-Safim (Guinea Bissau): Parroquia y Misión.

-Bisakil (Guinea Bissau): Casa para seminaristas.

 

El 23 de abril del año 2012 se constituye a iniciativa de los PP. Misioneros de la Preciosa Sangre, la Fundación Gaspar del Búfalo con la intención de gestionar el patrimonio del legado y favorecer la consecución de los fines y objetivos propuestos. Entre las fuentes documentales consultadas hemos podido contar con “El Heraldo de la Preciosa Sangre”, fue una revista de carácter religioso, fundada por el padre Pablo Bausman, editada por los Misioneros de la Preciosa Sangre y dirigida por don Pablo Casiano, teniendo su sede en la Casa del Sol. Tenía carácter mensual, salió el primer número en el mes de enero de 1950 y el último en agosto de 1967, habiendo cambiado su cabecera por la de “El Heraldo”.

Más modesta fue la publicación “Amigos de la Preciosa Sangre”, a partir de 1986, que se repartía gratuitamente entre los Amigos de la Preciosa Sangre.

La propiedad más importante es el edificio de la Casa del Sol. Es uno de los edificios más representativos de la ciudad de Cáceres, denominado “Casa del Sol” o de los Solís, por ser esta la familia que vivió en ella y también por el escudo que campea en su fachada. Edificio ubicado en la calle Monja, próximo al ábside de la iglesia de San Mateo. En una esquina hay una torre de ángulo en la que está la portada principal, esta torre fue afectada por la Orden de Isabel Y Fernando de desmochar las torres hasta la altura de los tejados y eliminar troneras y saeteras, con el fin de evitar incidente entre los nobles. Es una edificación del siglo XV con remodelaciones en el siglo XVI.

La fachada principal está compuesta por los siguientes elementos: Puerta en arco de medio punto con dovelas de granito. Encima de esta puerta y enmarcado por alfiz gótico campea el escudo de los Solís (bajo un yelmo de caballero, figura de sol con dieciséis rayos y cabezas de serpientes mordiendo ocho de sus rayos). En la parte superior del alfiz tenemos una ventana. En el lado izquierdo del alfiz vemos una gárgola. En la zona más alta de esta fachada y escoltado por dos ventanas en arco rebajado, hay un matacán cilíndrico sujeto por tres mensulones con aspilleras en forma de cruz. El más destacado miembro de la familia Solís fue don Gómez de Solís que nació hacia el año 1410 en el seno de una familia noble cacereña siendo el segundo de cinco hermanos. Por eso al cumplir 25 años se vio obligado a marchar a Madrid a buscar fortuna. En la Corte tuvo un gesto de valor, al dar muerte a un toro que había puesto en aprieto a uno de los lidiadores. El Rey, Enrique IV de Trastamara, que estaba presente, le recompensó nombrándole privado suyo y más tarde, en 1458, Pio II le concedió ser “Maestre de Alcántara”. Fue muy criticado por su gestión, ya que faltaba con frecuencia a su palabra y además favoreció mucho a sus familiares.

También fue protagonista en la guerra civil de la Orden. Todo comenzó en la boda de su hermana Juana, en la que el Clavero de la Orden, Alonso de Monroy, avergonzando al novio al ofrecerse a luchar con él, y porque le dejó maltrecho en una pelea. Monroy fue preso y llevado a Alcántara, de donde escapó, comenzando, junto a sus partidarios, una guerra contra el Maestre. Murió en el castillo de Magacela en 1473, fue enterrado en el convento de San Francisco de Cáceres.

Accedemos por la portada en arco de medio punto al interior de la Casa del Sol, tras pasar el zaguán pasamos al interior del edificio residencial. Frente a la puerta de entrada una elegante escalera de cantería permite el acceso a los pisos superiores. En un lateral de la entrada, en un nivel más bajo, pasamos a un bello patio cuadrado muy bien proporcionado con dos niveles. El claustro o patio bajo sobre arcos de medio punto sostenidos por columnas con capiteles jónicos de volutas con motivos figurativos y el superior con capiteles en forma de elegantes zapatas decoradas con rosetas y otros motivos vegetales y elegante balaustrada. Por una puerta de medio punto de cantería, pasamos a otros salones cubiertos con bóveda de aristas de ladrillo. Estancias que en su día se utilizaron como almacenes y, actualmente, han sido rehabilitadas para construir la capilla de los misioneros de la Preciosa Sangre. En esta estancia está el pasadizo que permite el acceso desde la Casa del Sol a la iglesia de San Mateo, aún practicable y en uso diario. En un nivel aún más bajo, hay otros dos patios, uno de ellos claustrado de arquerías de medio punto con columnas toscanas y arcos escarzanos con el paramento ornamentado con azulejos talaveranos de hacia 1910. En el otro patio se conservan algunos restos de acarreo, concretamente columnas, capiteles y un ara romana de granito que por el tipo de letra regular con remates triangulares parece corresponder a los primeros siglos del Imperio y en la que puede leerse: «Pellius/ Bouti f(ilius)/ (…)».

Volviendo a la entrada principal, en uno de los descansos de la subida de la escalera, nos encontramos con un interesante Crucificado del siglo XVIII sobre cruz de gajos, perteneciente a los bienes muebles del legado del Marqués de Ovando. Un valor adicional, íntimo, presenta este Crucifijo con paño de pureza abultado y anudado en la cadera izquierda de Jesús. La pieza es obra de hondo dramatismo. Cristo acaba de expirar. La cabeza, tocada con corona de espinas descansa con cierta serenidad sobre el hombro derecho, tórax y abdomen, de perfecto tratamiento anatómico, aparecen todavía contraídos por el dolor y la sangre aparece localizada y contenida en las heridas habituales.

En torno a la galería superior, cuelgan cuadros realizados al óleo sobre lienzo con las representaciones de San Francisco de Asís y la Negación de San Pedro, ambos correspondientes a los años finales del siglo XVII. Concretamente el cuadro de la Negación, reza en un rótulo en un lateral del mismo lienzo: «Negación de S. Pedro». El cuadro es un fiel reflejo del momento en el que una mujer le pregunta a San Pedro si era uno de los que acompañaba a Cristo y él lo niega, por tanto la escena carece de toda intensidad y emoción, aún no se ha producido la expresión doliente del Santo. Recordamos que este tema iconográfico se refiere al arrepentimiento de San Pedro tras haber negado a Jesús por tres veces antes de que cantar el gallo, como se lo había advertido Cristo. En efecto, cuando San Pedro tiene esa debilidad se acuerda de que ya le había sido anunciada por Jesús, por lo que el apóstol salió al exterior y lloró amargamente: «Et egressus foras Petrus flexit amare» (Lc. 22, 62). Tras el Concilio de Trento abundarán las representaciones de este tema pues resulta elocuente de la importancia del arrepentimiento como aspecto sustancial del sacramento de la Penitencia. Se pensará también genéricamente en San Pedro, como pontífice de la Iglesia, pero de un modo especial por su condición de singular arrepentido.

El salón principal está rodeado de cuadros que representan a representantes del marquesado de Ovando. En uno de ellos se representa a don José Francisco de Ovando y Ovando, Marqués de Ovando, según reza en un escrito pintado en el mismo cuadro y coronado por el escudo de armas del Marqués: “Dn. Joseph Francisco de Ovando y Ovando, Solis y Rivadeneyra, Marqués de Ovando, Teniente Coronel del Regimto, de Ynfanteria de la Princesa, como de su Segundo Batallon, y de las Armas del Canton, y Excolta de Algexiras”.

El artista nos facilita la fecha en una hoja de separación de un libro que el propio artista ha pintado en el lienzo: “Agosto de 1784”. Otorgó testamento en Madrid el 17 de octubre de 1793 (Archivo Casa del Sol).

Preside la estancia un magnífico cuadro en el que se representa a la religiosa Sor María Manuela Bárbara, en el inferior del cuadro reza: “La R. M. Sor Maria Manuela Barbara del SSmo. Rosario Religiosa de Velo y Coro del Conv. de Dominicas de la Ciudad de la Puebla, hija lexitima del Muy Ilustre Sor. Fran. Jose Ovando y Solis, Marquez de Ovando, Gefe de España de su Armada y de la Ilustrisima Sra. Maria Barbara Ovando y Rivadeneyra, Profesó solemnemente el dia 29 de Henero de 1786 de edad (..) 17 meses y 9 dias”. Cautivador retrato de una religiosa dominicana adolescente. Su carácter realista se acentúa con un claroscuro rotundo que modera el hábito y los accesorios, y que se suaviza en la delineación de los delicados rasgos fisonómicos de la modelo, tanto en el rostro, en las manos. Figura de cuerpo entero recortada sobre un fondo neutro, posando con las manos sobre un libro abierto. Entre la sencillez del aparato escénico, cobra fuerza e intensidad la expresión de su mirada hacia el espectador, así como la captación de la textura de sus atuendos. El gesto de las manos sobre el libro abierto sugiere una promesa o una evidencia de su condición.

Un óleo sobre lienzo barroco del último tercio del siglo XVIII que representa a María Manuela Bárbara, cuando era niña, la misma que aparece en otro óleo sobre lienzo, ya como religiosa dominica. El modelo de este retrato es una niña en un vestido y pañales de encajes con gorro a juego. Reposa sobre un cojín. Parece que el niño está herméticamente fajado, se le vestías y no sólo para que estuviera tranquilo sino también para dar forma a su cuerpo y evitar las malformaciones de sus piernas. Hasta finales del siglo XVIII no desapareció esta fajadura de los niños de pecho, realmente poco higiénica, ya que siendo trabajoso el fajado, sólo se cambiaba los niños dos veces al día. Las mujeres aristócratas que no amamantaba a sus hijos, tenían embarazos más seguidos que las mujeres que eran nodrizas o las mujeres del pueblo, quienes alimentaban ellas mismas a sus hijos; la duración de la lactancia y los tabúes a su alrededor espacial a los nacimientos. La lactancia mercenaria así como toda aquella farmacopea contra el ablandamiento de los senos, testimonian los cuidados que las mujeres practicaban para proteger sus pechos. Por el contrario parece que su contorno de cintura estaba sujeto a constantes fluctuaciones impuestas por los continuos embarazos y que la moda ajustada no era muy propicia para este tipo de situación.

Al lado, un óleo sobre lienzo que representa a Cristo con la cruz a cuestas, obra del siglo XVIII. La escena presenta el busto de Cristo cargando con la cruz, con corona de espinas en la cabeza. Es una obra tenebrista.

En otra sala hay tres óleos sobre lienzo que representan un Ecce-Homo, un Calvario, y un San Miguel Arcángel. En este tema iconográfico se nos presenta a San Miguel en el momento en el que va a combatir al dragón apocalíptico o Satanás, que no aparece en escena en el cuadro. El Arcángel va provisto de una anacrónica coraza dorada con remates ondulados. Empuña una larga y fina cimitarra o alfanje con la mano derecha y en la otra lleva un escudo oval adornado con las siglas Q.S.D., abreviaturas de la frase latina Quis sicut Deus (Quién como Dios) que alude a su preeminencia entre los espíritus celestiales. Su participación en la divinidad también está representada por el color dorado de sus rizados cabellos enmarañados, que cubren una pequeña cabeza y forman bucles en las puntas. Lleva una gran falda de color rojizo policromada y con adornos también dorados. Sus dos alas explayadas surgen de un ceñido jubón desde el que sale el ampuloso faldellín. De estilizada y frágil figura.

En la representación del Ecce-Homo se nos muestra un Cristo coronado de espinas, todo mansedumbre y resignación. Aspecto que se transmite a la disposición relajada de las manos sosteniendo la caña. La simplificación del tema y la expresión ausente y ensimismada, preludio del sacrificio, coadyuvan a un intenso sentimiento de compasión por parte del fiel. El manto, sujeto en el hombro izquierdo, cae en blandos pliegues curvilíneos, dejando ver una anatomía enflaquecido a, pero tratada con vibrante luminosidad que contrasta con la semipenumbra en la que se sumerge la figura de Cristo, rodeada de suave contraluz. Es obra del siglo XVIII.

Alrededor del cuadro de la escena del Calvario puede leerse: “DICE MARIA ATENDED AI DOLOR SEMEXANTE AMI DOLOR: IGNACIO JOSEPH DE THENA. AÑO DE MDCCIX» Por tanto, es obra del pintor Ignacio José de Tena, activo en el siglo XVII. Encontramos ante la dramática representación del calvario ocupando que esto el centro de la escena, a un lado la Virgen y al otro San Juan Evangelista que, con sus volados paños incorporan un dinamismo a la vez movido pero con sobriedad y contención compositiva y equilibrio, mientras la figura de la Magdalena a los pies de la Cruz está concebida como complemento compositivo y pieza de unión entre los distintos ángulos del grupo. Un ángel aparece en escena portando un cáliz que acerca hacia el cuerpo de Jesús para recoger la sangre que brota del costado. En su tratamiento pictórico el artista tiene presentes las calidades de carnación y ropajes con los colores tradicionales resueltos con notable economía, buscando más el contraste que la cantidad y el efectismo.

En la actualidad en la biblioteca y en un armario de nogal del siglo XIX decorado ricamente se conserva un importante archivo con documentos sobre linajes cacereños, integrados en 25 legajos, cada uno de los cuales ocupa un cajón, e interesantes legajos de los siglos XVI al XVIII de América y Filipinas, que fueron clasificados por el eminente historiador don Simón Benito Boxoyo en 1801. El Inventario de los bienes de la familia Ovando-Solís fue revisado y realizado por el padre Superior de los Misioneros de la Preciosa Sangre don Evelio Tábara Delgado en el mes de diciembre del año 1970. El archivo representa un ejemplo típico de archivo señorial, resultando de la fusión de los archivos de casas señoriales cacereñas: Ovando, Solís, Rol, Figueroa, Topete, Rocha, Paredes y Cotrina, que fueron afluyendo a través de los años en la familia Ovando-Solís, ennoblecida por el rey Carlos III con el marquesado de Ovando. El último Inventario de los Fondos Documentales del Archivo señorial de la Casa del Sol, fue realizado por don Pedro Rubio Merino, Académico de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes ya que los inventarios realizados con anterioridad quedaron incompletos, datando el documento más antiguo en el año 1409, se trata de la carta de propiedad de la dehesa de la Hinojosa y el documento más moderno corresponde al año 1862.

El Archivo de la Casa del Sol (marquesado de Ovando) recoge los enlaces matrimoniales, el origen y desarrollo de los mayorazgos, su historia, las propiedades desde del siglo XV, las disposiciones testamentarias de la familia, así como la rica colección de árboles genealógicos. Siendo de especial interés los expedientes de limpieza de sangre, las informaciones de nobleza e hidalguía previas para ser nombrados caballeros, así como ejecutorias reales, sentencias, cartas de hidalguía, partidas de bautismo y matrimonio, documentos relativos a las Órdenes Militares de Santiago, Alcántara y Calatrava. Además, ostentaron el patronato sobre iglesias, capillas, casas.

Entre los documentos destacamos el testamento de don Juan Durán de Figueroa por el que funda el convento de la Purísima Concepción de Cáceres y un Patronato afecto al mismo (3 de abril de 1505);

Entre las posesiones destacamos la carta de partición de tierras en la Torre de Mayoralgo entre Leonor Sánchez y Sevilla Blázquez (pergamino, 2 de julio de 1494); carta de censo sobre una huerta al cuarto del Guadiloba a favor de Gómez Rodríguez (10 de septiembre de 1536); carta de propiedad de una viña en las Matas de Ribera y Nidos (24 de octubre de 1640); carta por la que Juan de Orellana promete a Francisco Gutiérrez la mitad de un tercio de la dehesa del Pozuelo, a condición de casarse con su hija María de Orellana (19 de febrero de 1494); carta de donación de unas casas al horno de Corbacho otorgada por Diego Ojalvo y su mujer a su hija Catalina García para su dote (31 de agosto de 1589); escritura de compra de la casa “Colegio Viejo” en la Cuesta de la Compañía (perteneció a los jesuitas, 12 de agosto de 1794); carta por la que el convento de San Pablo dona a Francisco Gutiérrez de Ovando una casa en la collación de San Mateo (1 de marzo de 1502); carta de venta de unas casas en la judería vieja por Juan de Osma a Francisco Valdivieso; escritura por la que la villa de Cáceres hace merced de un colmenar en la Sierra de San Pedro a Francisco Gutíérrez (11 de enero de 1761); títulos de propiedad del asiento de Moscardiel en el heredamiento de las Seguras (4 de mayo de 1751); cartas con títulos de propiedad y derechos sobre diversas viñas en Cáceres, Casar y Alcántara (de 1489 a 1550); cartas con títulos de propiedad sobre diversas tierras en Torremocha (1532-1630); título de propiedad de la Colada del Salor, de la que el Ayuntamiento hizo merced a don Gutierre Solís Ovando el 3 de marzo de 1702; carta de propiedad de un molino en el río Almonte y una casa en la plaza de Cáceres (30 de mayo de 1557); títulos de propiedad de diversas tierras en la Sierra de San Pedro, Aldihuela y Torremocha (1524-1733) y tierras en Malpartida (27 de diciembre de 1489); cartas con títulos de propiedad o derechos sobre las dehesas de Campillo, Gallegos, Dehesilla, tierras en Aldea del Cano, dehesas del Carrascal, del Espadero, fuentes del Cobo, Patillas, Campo de Alcántara, Valdemarra, Santa Leocadia, Collado, Carrizos, Arroyo de la Higuera, Borricopardo, Castillejo de Salor, Casas del Carrasco, Palilla, Coraja y Mingajila de Ulloa (1482 a 1612); cartas de propiedad y derechos sobre las dehesas de Guadalperal, Campillo del Roma, Arenal, Sancho Gil, Ramogil y Matallana (1463-1588); títulos de propiedad y derechos sobre casas, solares y censos en la villa de Aliseda (1522-1614); cartas de propiedad y derechos sobre censos, casas, huertas y dehesas de la Cintada, Olmillo, Campo de Braceros, Castillejo del Salor y Ruelmito (1526-1622); carta de propiedad y derechos sobre las dehesas Hinojosa, Galindo, Garguera, Canalejas, Mingagila, Suertes de Rocha, Patilla, Seguras y Mogollones (1409-1532); inventario de bienes que Francisco de Ovando Figueroa poseía en Aldea del Cano (9 de noviembre de 1580); cartas de propiedad y derechos sobre la dehesa Palacio de la Golondrina (17 de abril de 1524); cuentas del hospital de Sierra de Fuentes que pertenecía al patronato de la casa Cotrina-Topete (21 de febrero de 1721) y de la misma casa los títulos de propiedad y derechos sobre casas, viñas, tierras y dehesas de Casas de Carrasco, Higuera, Muelo, Huerta y Acera (1502-1761); escrituras de propiedad y derechos sobre molinos, casas y tierras de pan sembrar y sobre las dehesas de Gómez Nuño de Abajo y la Canaleja (1476-1629).

 

 

 

 

Sep 032016
 

 José Antonio Ramos Rubio.

Francisco López Muñoz.

 

Presentamos un estudio de los puentes más interesantes situados en el extenso territorio de Trujillo, abarcando una superficie de 1.717 km2 y que desarrollamos en la zona donde está la localidad de Trujillo que tiene los siguientes límites:

  • Monroy, Torrejón el Rubio y Jaraicejo, al Norte.
  • Torrecillas de la Tiesa y Madroñera al Este;
  • Santa Ana, Santa Cruz de la Sierra y Herguijuela, al Sur.
  • Cáceres, La Cumbre y Santa Marta de Magasca, al Oeste.

 

Trujillo se encuentra al Este de la penillanura trujillano-cacereña, limitando al Oeste con los Llanos de Cáceres, al Este con la Sierra de Guadalupe y al Sur con la Sierra de Montánchez. En este estudio nos interesan los cursos fluviales, concretamente, el principal río de Trujillo es el Almonte, afluente del río Tajo que marca el límite Norte del municipio. Su afluente el río Tamuja marca el límite con el municipio de Cáceres. Al Suroeste del término pasan afluentes del Tamuja como el río Gibranzos y el río Magasca. Al Norte del término pasa otro afluente del Almonte, el río Tozo. El río Merinejo o Merlinejo, afluente del Tozo, pasa al Este del término. Tras la reconquista definitiva acaecida el 25 de enero de 1233, Trujillo pasó a pertenecer a la Corona de Castilla, recibiendo un amplio alfoz que limitaba con los de Plasencia, Cáceres y Medellín, con las órdenes militares de Santiago y Alcántara y con las tierras de Talavera de la Reina y Toledo. Trujillo ejerció un férreo señorío jurisdiccional sobre sus aldeas, que eran 22 en el año 1485, año en el que ya se había separado de Trujillo las tierras del monasterio de Guadalupe y villas como Cabañas del Castillo y Orellana la Vieja, en una época a la que pertenecen algunos de los puentes que hemos estudiado.

Algunos de estos puentes han sido considerados por otros autores de procedencia romana, esto ha conducido a errores en muchas ocasiones al calificar como romanas obras que fueron construidas en el Medievo, no realizándose ya construcciones con el típico almohadillado de los sillares romanos, siendo la labra más tosca y utilizándose sillarejo. La bóveda de cañón y el arco de medio punto resultaron ingeniosos por su sencillez de diseño, replanteo y construcción pues apenas con un cordel y un punto fijo era posible su trazado, sin incorporar a él más variable que el valor del radio. Su resistencia resultaba muy satisfactoria al acuñarse las dovelas entre sí favoreciéndola transmisión de las cargas verticalmente a los apoyos. El arco de medio punto se convirtió para los romanos en el elemento constructivo más utilizado, aunque también utilizaron el arco rebajado, sobre todo, durante el imperio de Trajano. Otras de las aportaciones principales fue el hormigón, capaz de fraguar bajo el agua, y materiales como piedras de granito y ladrillos. Los romanos buscaron emplazamientos correctos para construir puentes, para cimentar las pilas y los estribos. Una cimentación sólida y un diseño adecuado de las pilas, planteando apoyos y adosando tajamares en la zona inferior para evitar el impacto frontal de las aguas en los paramentos aguas arriba, desviándolas hacia los vanos. También se construyen arquillos de aligeramiento que consistían en pequeñas bóvedas que atravesarían la fábrica de los tímpanos –sobre las pilas- transversalmente y de parte a parte para aumentar la sección de desagüe.

La anchura de las bóvedas de los puentes medievales es inferior a la de los romanos, y frecuentaban las bóvedas ojivales o de medio punto con la clave ligeramente apuntada. Del mismo modo que las bóvedas ojivales, características de la arquitectura de la Baja Edad Media, convivieron con las de cañón hasta el siglo XV. Los puentes romanos suelen tener un perfil horizontal, mientras que en los medievales suele ser alomado. Además, los romanos construían tajamares sin sombrerete en su parte superior y si se encuentra algún sombrerete en algún puente romano, es un añadido de épocas posteriores. Además, se optó en muchos casos por elevar los tajamares hasta el nivel de la rasante, ocasionado desahogos puntuales que se denominaron apartaderos, ya que permitían el cruce sobre el exiguo tablero del puente. Generalmente, es a partir del siglo XV cuando se lleva a cabo la mayor construcción de puentes en Extremadura bajo iniciativa de los reyes y del Cabildo, cobrando el portazgo y sufragando los costes de las obras, encontrándonos en algunos puentes medievales con marcas de cantero, además, en algunos puentes medievales existen huecos en las bóvedas, para el apoyo de la cimbra, mientras que en los puentes romanos no existían estos agujeros que se suelen encontrar en las primeras hiladas de las bóvedas.

 

 

LOS PUENTES DE LA CARRETERA DE MADRID

I.- PUENTE DEL CARDENAL (Puente sobre el río Almonte)

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En el antiguo camino real de Madrid a Badajoz, en una zona montuosa y elevada, regada por el río Almonte, en el término municipal de Jaraicejo, a la altura del kilómetro 229,8 de la CN.-V, se alza un magnífico puente construido bajo el episcopado de don Juan de Carvajal, Cardenal de Sant`Angelo, Obispo de Plasencia y señor de la villa de Jaraicejo[1]. Se encargó de la construcción el maestro cantero Pedro González, vecino de Plasencia, en el año 1440, que actuaba como maestro mayor de las obras del obispado[2]; y cuyo objetivo era facilitar la circulación del ganado trashumante por la Cañada Real Leonesa Occidental. Aguas arriba de este puente se construyó en el siglo XX el puente de la N-V y en los años 90 del siglo XX, el puente de la Autovía A-5. Los tres puentes están ubicados en menos de 1 km.

Es un singular puente que se tiende sobre el vasto cauce del río Almonte. Desde hace muchos años está fuera de servicio, pero su cuidada fábrica recuerda pasadas grandezas y sugiere usos y actividades fluviales en su descendedero, sus bancos y sus elementos decorativos. Aunque su construcción data del siglo XV pudo realizarse sobre los restos de un puente romano anterior, como parecen atestiguar algunos sillares situados en las bases de las pilas y de dos de los arcos extremos. En la primera fase de construcción del año 1440 se ejecutaron tres bóvedas. Según un documento manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, se debió a la iniciativa del Cardenal de Sant´Angelo don Juan de Carvajal, y Obispo de Plasencia, pues la obra era considerada “bien necesaria”. Los Reyes Católicos ordenaron una reparación del puente en el año 1493 con un presupuesto de 20.000 maravedíes[3], expidiendo una “Comisión al corregidor de Trujillo autorizándole a cobrar los 20.000 maravedíes que ofrece el concejo de la Mesta para ayudar a la reparación del puente de Jaraicejo sobre el río Monte, y que lo restante del importe de la obra se cobre, por reparto, de los concejos comarcanos y personas heredadas de la comarca que utilizan dicho puente”[4].

El recuerdo del Obispo don Juan de Carvajal quedó patente en un templete con dos hornacinas en arco carpanel y molduras góticas, con escudo episcopal de Carvajal. Precisamente, en Jaraicejo se construyó durante el episcopado del citado Cardenal la residencia temporal de los obispos en sus visitas a esta villa. En la fachada campea un escudo con un águila de alas explayadas, es el linaje de los Sande (en recuerdo de don Bernardino de Carvajal y Sande, Obispo de Plasencia que acondicionó este edificio entre 1521- 1523) y es semejante al escudo existente en el templete del puente.

Juan de Carvajal residiendo en Roma, confió la administración de sus bienes y rentas a personas de su confianza, tal fue el caso de su paisano Juan de Rodas al que envió a España con “poder absoluto de gastar toda la renta del obispado en oficios honrosos y necesarios en este obispado y en Trujillo, tierra del dicho cardenal. El cual Juan de Rodas, con la renta del dicho obispo, hizo la puente sobre el río Tajo, que llaman del cardenal, entre Trujillo y Plasencia, y la puente en el río del Monte, entre Trujillo y Jaraicejo[5]. El paso por este puente siempre estuvo exento del impuesto o tributo de portazgo, pues en este puente convergen el camino real de Madrid a Badajoz y un ramal de la Cañada Real Leonesa Occidental.

En una sobrecarta expedida en Medina del Campo, en el mes de marzo del año 1494, por petición del Concejo de la Mesta, se ordenó al corregidor de Trujillo que recaudarse las cantidades repartidas “acerca de la reconstrucción de un arco del puente de Jaraicejo en el río que dicen del Monte”. Pero debido a las importantes avenidas y el mucho caudal se tuvo que ensanchar el cauce en su margen izquierda, según reza en la respuesta al interrogatorio de Tomás López que se informó que: “Atraviesa por mediodía de este pueblo, el camino real de Madrid a Lisboa tiene en el mismo, sobre el río Almonte, un puente, mitad de esta jurisdicción y mitad de Truxillo, en la que se hallan las armas de aquella ciudad, las de Su Majestad en las del Obispo de Plasencia, con las de los Cavalleros Escovares, por rematar la puente en tierra suia. Fue fundado desde el año mil seiscientos treinta y quatro, hasta el de mil seiscientos treinta y siete; fue el maestro de este puente Lucas González de la Gándara, reinando don Felipe IV[6].

En el año 1634 se completa el puente con la construcción de nuevos arcos, en total diez, fecha en la cual se realiza la construcción de un templete y una rampa de mano por parte de Lucas González de la Gándara, obras que finaliza en el año 1639. Por tanto, es un puente de planta recta y perfil horizontal, fábrica de sillería de nueve bóvedas de cañón y rasante horizontal de 10 m, tiene una longitud total de 150 m. Parte de la calzada conserva sillares de granito, también el pretil está construido con losas regulares de cantería. Podemos dividir el puente en dos partes, según las fases constructivas del mismo, en la margen derecha se encuentran tres bóvedas, dos arcos de medio punto y una de arco escarzano, correspondientes a la obra del siglo XV. En la margen izquierda hay seis bóvedas con arcos de medio punto y rebajadas, correspondientes a la obra ejecutada en el siglo XVII. Todas construidas con sillares de granito. Como particularidad se aprecian en la fábrica, pilas y tajamares en dos tramos, el primero presenta tajamares de planta triangular y sombreretes gallonados, y el segundo grupo es de planta semicircular. Por otra parte, el descendedero muestra aún una gran parte del que fuera cuidadoso empedrado regular. También son destacables el conjunto central de escudos y el de nichos, los tímpanos de las bóvedas son macizos formados por sillares de granito y los estribos, de sillares de granito, son rectangulares.

El templete contaba con dos hornacinas con arcos carpaneles, con motivos decorativos y una cruz grabada en la enjuta. Destacaba otra hornacina con el escudo episcopal de Carvajal (fue robada en el año 1995). Destacamos el templete compuesto por dos cuerpos y un frontón triangular en cuyo centro hay una inscripción: “REYNAN/DO LA CATOL/MAGESTAD DE PHEL/IPE III GRAN REI DE LAS ESPA/ÑAS. AÑO 1639”. En la parte inferior un cuerpo con águila pasmada en el escudo de Felipe IV y en la zona inferior del templete destaca el escudo de Trujillo (Virgen con Niño entre dos torres); otro escudo al lado del anterior, cuartelado en cruz: 1º, dos lobos pasantes, al palo, que es Cárdenas, cortado de ondas marinas y tres rocas, en faja, sumadas de una rama de ortiga de siete hojas, que es Fajardo; y por bordura seis ramas de encina, de los Carvajal; 2º, un águila de alas explayadas, que es Sande; 3º, quince jaqueles, en palo, los pares cargados con dos fajas, que es Ulloa; y , 4º, cuatro ondas marinas, que es Vargas; y por bordura, ocho calderos de Calderón. Frente al templete, un estribo en rampa, de argamasa y pizarra, con suelo y pretil de piedra de cantería. El puente está construido con sillares de granito y se compone de diez arcos de medio punto. Cuenta con tajamares de forma semicilíndrica hasta media altura, y prismáticos los contra tajamares. La calzada, limitada por un grueso pretil, y que aún se conserva el material original a base de cantos rodados.

Lucas de Salas, en un viaje que realizó por estas tierras, envió a Campomanes copia de la inscripción del puente y se la envió a la Corte: “El puente es de piedra con 10 ojos, según pude reconocer a la ida y a la vuelta, porque en ambas ocasiones le pase por la mañana, y se dividen las jurisdicciones de Jaraicejo y Trujillo[7]. También, Antonio Ponz, elogió al cardenal el puente en su Viage: “En consideración al suntuoso puente, llamado del “Cardenal”, que costeó, y mandó fabricar sobre el Tajo en el camino desde Plasencia a Truxillo, y otro en el río Almonte, desde Xaraycejo, hasta la misma ciudad de Truxillo, obras una y otra, que compiten con las del mejor tiempo de Roma[8].

Según un informe del año 1764, el cruce del río Almonte, con pendientes pronunciadas, era expuesto en las bajadas hasta alcanzar el puente, y muy fatigoso en las subidas. Los carros tenían que quitar las cargas, cambiar el tiro por bueyes, atar las ruedas y mantener con cuerdas el descenso para no precipitarse, operación realizada en Jaraicejo[9].

El puente fue elogiado por Pascual Madoz como un excelente paso de merinas y ganado de tránsito, de buena arquitectura, todo de sillería con un magnífico estribo[10].

La última reparación tuvo lugar en el año 1992. Un año antes había sido declarado por la Consejería de Educación y Cultura como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento (DOE, número 23, de 26 de marzo de 1991).

II.- LA PUENTE MOCHA

2.- PUENTE MOCHA

Este puente se encuentra situado sobre el río Tamuja permitiendo el paso de la Cañada Real que sube hasta el Puerto de Miravete a la altura de la finca “Palazuelo del Marqués”, garantizando el paso de los ganados hasta Ávila. Aún se conserva la calzada a base de empedrado de rollos de cuarcitas dispuestos en una hilera central y otras transversales, mientras que los laterales se disponen hileras de piedras lisas de pizarra o vierteaguas y sobre las que se asienta un pretil alomado construido con argamasa y cantos rodados.

Es un puente de origen medieval, construido a base de mampostería con pizarra y mortero, fue restaurado en el año 2012 por el Gobierno de Extremadura para facilitar el desarrollo de actividades relacionadas con el turismo de naturaleza, como el senderismo, las rutas a caballo y el cicloturismo, así como para usos tradicionales de paso de ganado. Presenta en su frente tres grandes arcos ligeramente apuntados, constituyendo el cuerpo central del puente y dos aliviaderos que tienen la misión de desagüe en períodos de avenida. Los arcos y los aliviaderos, donde el arco forma un medio cañón, están perfectamente unidos por las pizarras, sin ningún otro material intermedio en la construcción del mismo, solamente el mortero ayuda al encajamiento[11]. Las pilas del puente tienen forma ovalada desde su arranque, formando un cuerpo único hasta su unión con el arranque de los arcos, donde comienzan a adosarse en la misma disposición para formar los tajamares de sección triangular.

III.- PUENTE SOBRE EL RIO MERINEJO

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Tiene tres bóvedas de cañón de sillería que apoyan sobre pilas a base de sillería. Existen sendos tajamares de planta triangular adosados a las pilas, presentando un pretil muy deteriorado con un perfil en lomo de asno no muy acentuado y un aliviadero de menores proporciones, en la margen derecha, de sillería granítica. Calzada de grandes rollos de pizarra. Obra en la que predomina el uso del granito sobre la pizarra, con incursión de pequeñas piezas de ambos materiales para nivelar los distintos bloques. Precioso puente.

 

En el año 1740 las autoridades locales se dirigían al Consejo sobre la obra y reparos del puente tendido sobre el río Merinejo y otros, para reconocer los deterioros se nombró al arquitecto Juan Escandón, que en aquel momento se hallaba levantando la iglesia del convento de la Encarnación. Detalló su costo en 25.000 reales. No habría mejoras. Por 23.600 reales ofrecieron llevarlo a cabo varios canteros. En el año 1741 se ordenaba su reparo colaborando económicamente el Obispo de Plasencia. En 1745 era adjudicado el puente de Merinejo a Matías Tardío[12]. Ha sido restaurado recientemente por la empresa Restaura.

LOS PUENTES DE LA CARRETERA A PLASENCIA

I.- EL PUENTE DE LA BARQUILLA

4.- Puente de la Barquilla

Sobre la carretera y cordel a Plasencia, en el límite del término municipal de Jaraicejo con el de Torrejón el Rubio, salvando el río Almonte, se alza este magnífico puente de perfil recto, en mampostería de pizarra, con sillares de granito en los arcos y óculos en la cara de aguas arriba, para aguantar el empuje de la corriente. Se compone de dieciséis arcos de medio punto y bóvedas de cañón, distribuidos en dos tramos de cinco, mayores los seis centrales, entre los que aparecen cinco óculos de buenas dimensiones de aligeramiento en las enjutas de los arcos centrales. El aparejo utilizado fue mampostería de pizarra y medio punto, excepto la rosca, formada por dovelas de granito. La cornisa de granito queda tapada por el ensanchamiento realizado en el último arreglo de la carretera. No tiene tajamar ni contratajamar, siendo las pilas de corte piramidal las que distribuyen el agua hacia el centro de los arcos. La antigua calzada ha quedado sepultada bajo el asfalto (carretera). Fue construido entre los años 1766 y 1803 por obra de don José González Laso, autor de importantes obras en la diócesis de Plasencia: “….por eso, cuando en 1784 decide solicitar permiso para construir a su cargo un puente sobre el río Almonte, se le dan todo tipo de facilidades, y se hace constar el agradecimiento de todos, que consideran esta obra agradable a Dios, que ha merecido también bendiciones de los que ahora pasan por aquel paraje[13]. El paso por el puente no estuvo exento del impuesto un tributo de portazgo.

II.- PUENTE DEL CARDENAL

5.-Puente del Cardenal en la Crtra

 Recibe el mismo nombre que el puente situado en el antiguo camino de Madrid a Trujillo, sobre el río Tajo. En el año 1627 nos refiere fray Alonso Fernández: “Este puente se sitúa en el camino real de Plasencia a Trujillo, sobre el río Tajo. Es de fortísima y grandiosa fábrica, que puede competir con las más lúcidas y fuertes fábricas de los romanos, de planta recta y perfil horizontal; y fue el gasto y coste inmenso, porque está construido con sillería de granito, que se trajo de más de 6 leguas de allí, del robledo y dehesa de arriba de Malpartida, no lejos del lugar de Gargüera, porque la cantería y piedras de las sierras junto a Tajo no fragua en el edificio, ni es a propósito para obra que ha de permanecer. Y para traer la piedra fue necesario romper unas asperísimas sierras, que hay en el camino, cerca de la portilla del arroyo de Calzones, para abrir camino, por donde pudiesen pasar carros con la piedra[14]. Fue mandado construir en 1450, por don Juan de Carvajal, Cardenal de Sant-Angelo, Obispo de Plasencia, construido por el maestro cantero Pedro González (una placa cerca del puente indica la fecha de construcción)[15]. Se levanta sobre el río Tajo, en la ruta de Plasencia a Trujillo, para facilitar el tránsito de personas y ganados entre Plasencia y Jaraicejo, con grandes bloques de granito, 3000 piedras, pagándose por cada una 9 reales y 14 maravedíes, e importaron 282, 352 reales y 32 maravedies[16]. Es de trazado horizontal, cinco arcos y grandes aliviaderos. La piedra se trajo de los lugares denominados “El Robledo”, “Dehesa de Malpartida” y “Cinco Hermanos”, a siete leguas de distancia, tal y como hemos mencionado con anterioridad.

En este puente se imita la disposición de los romanos y sus cinco arcos son de medio punto, con una tendencia al apuntamiento que se nota en el central. Bóvedas construidas con sillería de granito de una sola rosca, con aparejo trabado. Las pilas también son de sillería de granito, con tajamares que tienen forma de arco ojival en planta y un sombrerete esférico, realizados en las obras de remodelación del siglo XIX.

Según Antonio Ponz: “En consideración al suntuoso puente, llamado del “Cardenal”, que costeó, y mandó fabricar sobre el Tajo en el camino desde Plasencia a Truxillo, y otro en el río Almonte, desde Xaraycejo, hasta la misma ciudad de Truxillo, obras una y otra, que compiten con las del mejor tiempo de Roma[17]. En nota al pie, Antonio Ponz especifica: “El actual señor Obispo de Plasencia D. Joseph Gonzalez Laso ha costeado la compostura de este famoso puente, después que se publicó la primera vez este libro, haciéndole poner al mismo tiempo buenos antepecho: costeó también el zelosísimo Prelado la compostura de siete leguas de camino, que ahí desde Plasencia á Torrejón el Rubio, cuya obra de verdadera, y permanente caridad, le hacen dignísimo de la gratitud de los presentes, y de la memoria de la posteridad. En el pilar entre el primero, y segundo ojo del puente se ha descubierto últimamente por el citado señor don Joseph Alfonso de Roa, autor de esta carta, el fragmento de una inscripción, y es: SERVILO../ CORCOR…/ F. AN. XXX…/H,.S.E../ AMOEN…/ A. F. F. C. El mismo señor Roa ha visto poco hace en Truxillo una copia del testamento de D. Juan de Rodas (llamado así por ser Caballero de Rodas, que perdida la isla, y establecidos en la de Malta, se llaman ahora de S. Juan de Malta) pariente muy cercano del cardenal D. Juan de Carvajal, que le dio la dirección de dicha obra. Se expresa en una cláusula, que aunque manejó las rentas de su pariente el cardenal, no les en cargo un maravedí; pues en el puente se gastaron treinta mil piedras, y cada una se ajustó por poner la en una dobla de oro. Ello es que un obispo de Plasencia costeó esta importante obra, y otro la conserva, habiéndose citado para siempre la servidumbre del portazgo”[18].

A finales del siglo XV, cobraba el derecho de portazgo la villa de Plasencia, siendo paso de comerciantes entre esta población y la vecina de Trujillo, lo que facilitó la aparición de partidas de bandidos en una zona tan abrupta. La solución al problema llegó de la mano del rey Carlos III, quien manda construir en las proximidades del puente la aldea de Villareal de San Carlos, instalándose en ellas las tropas que desde entonces protegerían la ruta. Población que se fundó en 1781, entre los pasos del puente del Cardenal y el Puerto de la Serrana, en el mismo Camino Real, aprovechando una explanada de la dehesa boyal de Serradilla, otorgándose a los colonos que se afincaran los privilegios de la exención de hacer el servicio militar y de pagar impuestos.

Sin duda las crecidas del río Tajo, incrementadas con las de su afluente el Tiétar, debieron dejar múltiples huellas en la integridad del puente del Cardenal. Afortunadamente, siendo obispo en Plasencia don José González Laso, entre 1766 y su muerte en 1803, dedicó gran parte de su vida y patrimonio a la reparación de puentes y caminos, llevando a cabo la reparación del puente del Cardenal, entre otros, y construyó un puente sobre el río Almonte y otro sobre el arroyo de la Vid. En el mes de diciembre de 1808, durante la Guerra de la Independencia, el Coronel Prieto manda volar el puente del Cardenal con el fin de entorpecer el avance de las tropas francesas.

El primer plano del puente lo encontramos en la Revista de Obras Públicas del 15 de diciembre de 1926. Muestra un “alzado y planta del puente del Cardenal en el año 1856”. En el podemos ver que imita la disposición de los puentes romanos y tiene cinco arcos: un arco central algo apuntado de 21,10 m y dos más de medio punto, a cada lado, de 12,30 m. Las pilas del arco central tienen 7,60 m de ancho y 7,10 m las otras dos. Tenía los tajamares más altos que el comienzo de los arcos y sus sombreretes llegaban hasta la altura de sus claves. En el texto se dice que “El arco principal volado se habilitó con un tramo de madera, que, mal conservado, se hundió a mediados del siglo XIX con el peso de una vacada”.

En 1859 se redactó un proyecto definitivo de reconstrucción por el Ingeniero de Caminos don Baldomero Cobo. El proyecto tuvo en cuenta que en algunas crecidas se inundaba el puente, destruyendo los pretiles. Para solventarlo se aligeraron los tímpanos con cuatro ojos de buey de 4,60 m de diámetro, que aumentaban en 66,46 m2 la superficie de desagüe. Se demolieron los sombreretes de los tajamares, una parte de los tímpanos y mampostería de relleno. También se levantó el pavimento de losas hasta un plano superior a la clave del arco central, el más elevado. Finalmente se coronó la obra con una imposta o cornisa general y antepechos de sillería[19].

Entre los años 1966 y 1968, se construye un nuevo puente a unos 800 m aguas abajo del puente del Cardenal, por el que discurre la actual carretera EX-208. Es un puente isostático de hormigón postesado, formado por 4 tramos cantilever de 41,12 metros y 5 tramos apoyados de 31,60 metros, una longitud total de 324 metros y una altura máxima de pila de 35 metros.

III.- PUENTE DE LA LAVADERA (Río Tozo)

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Puente por el que la Cañada Real trujillana atraviesa el río Tozo, a la izquierda de la carretera a Plasencia, en los límites territoriales de Trujillo y Aldea del Obispo, en la Dehesa “Palazuelo del Marqués” y cerca de la Dehesa “Tozuelos de Miramontes” al norte, el puente salva de manera hábil el encajado cauce del río Tozo y fue utilizado durante siglos en las largas rutas de la trashumancia castellana. En el puente de la Lavadera termina el cordel e inicia la cañada de la Puente Mocha.

El puente es popularmente conocido como el Puente de “La Vaera”. El origen se le atribuye a los moradores de una finca vecina, debido un refrán popular. Se caracteriza por tener perfil alomado. La obra, de mampostería de pizarra y con un rejuntado de mortero y cal, asienta directamente en el cauce del río sobre pizarras. Tiene 70 metros de longitud y cuatro de anchura. Está compuesto por nueve arcos de medio punto, algunos ligeramente apuntados. Tiene cinco tajamares y un solo contratajamar. La calzada está compuesta por rollos del río, apoyados sobre grandes lajas de pizarra. Fue restaurado en el año 2012 que será cuando comiencen los trabajos de recuperación de tres puentes extremeños, que presentaban «serias deficiencias», entre los que se encontraba el Puente de la Lavadera, con un presupuesto de 45.128,59 euros. Los tres puentes presentaban «serias deficiencias en cuanto a la pavimentación del tablero, pérdidas de juntas en la mampostería de pizarra y pérdidas y deterioro de pretiles”. Además, Este puente presenta numerosas patologías provocadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, además de las crecidas puntuales del río que hacen que el agua supere su altura, arrastrando materiales del tablero, el relleno y los pretiles. El objetivo de estos proyectos fue el de acondicionar estos tres puentes de forma que estas infraestructuras faciliten el desarrollo de actividades relacionadas con el turismo de naturaleza, como el senderismo, las rutas a caballo o el cicloturismo, además de otros usos. Actualmente sigue siendo utilizado en las largas rutas de la trashumancia castellana, continúan pasando por él rebaños de ovejas y vacas procedentes de la Sierra de Gredos en Ávila a las dehesas de Cornalvo en Mérida, aprovechando la Red de Vías Pecuarias de Extremadura. Las vías pecuarias son bienes de dominio público que constituyen un patrimonio histórico, cultural, social y natural de gran interés. Durante siglos, han canalizado los desplazamientos periódicos del ganado para cubrir las distancias entre las zonas con pastos de verano de las áreas montañosas septentrionales y las zonas con pastos de invierno de las llanuras del Sur.

IV.- PUENTE SOBRE EL RÍO TOZO

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Sobre el río Tozo se levanta este magnífico puente de tres arcos de medio punto que apoyan sobre sólidas pilas y dos tajamares semicirculares de cantería rematando en un pequeño sombrerete gallonado que alcanzan la cota correspondiente a la mitad de los arcos. Destaca la articulación de paramentos y tajamares. El puente está construido a base de sillería de granito bien escuadrado y mampostería, bóvedas de cañón de sillería, perfil recto en la horizontal. Las recientes obras de restauración que ha sufrido tan hermoso puente han hecho posible un mejor conocimiento de su fábrica. El autor del puente ha confiado toda la belleza de la obra a la perfección de las trazas de cantería y a la conjugación mixta del aparejo.

PUENTES EN EL CAMINO DE BADAJOZ

I.- PUENTE EN LA CAÑADA REAL (camino a Santa Cruz de la Sierra)

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En la Cañada Real, por el camino de Santa Ana a Valhondo, junto a la finca de la Aldehuela, entre Trujillo y Santa Cruz de la Sierra a 4,4 km de Trujillo nos encontramos con un interesante puente. Según Antonio Ponz: “Camino de Santa Cruz desde Truxillo se llega á corta distancia al Humilladero, es un templecito redondo sobre tres gradas con ocho columnas, y cúpula encima, que parece muy bien, y se hizo, según un letrero, en 1596. En medio hay un Crucifixo sobre una columna de orden corintio. Media legua más adelante, donde acaba los berrocales, se halla el río Magasca, con puente de cinco ojos, y el de medio remata en punta á la gótica, sino lo componen, se arruinará presto”[20].

Tiene una bóveda central de medio punto con ligero apuntamiento en la clave y dos laterales a ambos lados de menores dimensiones, de desigual luz, que se abren en medio punto, construidas con sillería de granito, las situadas en los estribos se utilizan como aliviaderos y tiene perfil alomado. El resto de la obra está ejecutada con mampostería de granito con sillarejos de diferentes tamaños, presentando mortero en sus juntas. En la bóveda central se conservan los huecos que fueron utilizados para la sujeción de la cimbra de madera con la que se construyó el arco.

Las pilas están constituidas con sillares de granito, la pila comenzando entre la primera y la segunda bóvedas, comenzando por la izquierda, tiene un tajamar aguas arriba, carente de sombrerete. El tajamar está constituido por sillares de granito de buena labra al igual que los tímpanos, resulta prácticamente inapreciable, adosado al paramento. La cimentación de la obra está realizada directamente sobre el cauce del río. Rollos de cimentación en las pilas y sillares en el enjarje entre la pila y el tajamar.

En cuanto a la plataforma, los pretiles se encuentran en muy mal estado, estando parcialmente destruidos, fabricados con sillería granítica. La calzada tiene abundante vegetación que crece entre el enlosado que la conforma. Es muy probable que los sillares sean romanos, pero posteriormente reutilizados por los maestros canteros medievales, conservándose en los sillares de las bóvedas multitud de marcas de canteros, repitiéndose la marca de la cruz. Su uso está hoy prácticamente limitado al paso peatonal..

II.- PUENTE (Crtra. a Ibahernando)

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Puente situado cerca de la Venta de Magasca, une la Ctra. de Ibahernando. Esbelto puente de tres amplios arcos, rebajados y adovelados, fortalecidos por dos tajamares semicilíndricos con remates cónicos y bóvedas de cañón. En el lado opuesto, estribos prismáticos; esquinas y pretiles, todo en piedra berroqueña. Posiblemente fue construido a la par que el Puente sobre el río Magasca en la Ctra. de Cáceres, obra de la primera mitad del siglo XIX.

III.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASCA (N-V a Badajoz)

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Justamente frente a la Venta de Magasca, sobre el río que lleva su nombre, pasada la antigua carretera N-V, nos encontramos con un puente de planta recta y perfil horizontal. Tiene cuatro bóvedas de cañón distinta luz, de arcos rebajados y un arco de medio punto. Está construido con sillares de granito, estando las juntas entre los sillares rellenas con mortero, el resto de la estructura está construida con sillarejo de granito de dimensiones distintas unos con otros y unidos con mortero. El estado de conservación de los tímpanos es bueno. Aguas arriba conserva un tajamar triangular con sombrerete cónico. Puente que puede datar del siglo XV.

LOS PUENTES EN EL CAMINO A GUADALUPE y TÉRMINOS DE MADROÑERA y GARCIAZ

 I.- PUENTE DE LAS INFANTAS

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A medio camino entre Trujillo y Madroñera, en la carretera que conduce a Guadalupe, en un lateral de la carretera que une ambas poblaciones, se encuentra este puente en la Dehesa de las Infantas, en el borde del berrocal, sobre el arroyo de las Águilas, término municipal de Trujillo.

El puente está construido a base de sillería en el arco y mampostería en el resto. Tiene un solo ojo de medio punto, dos aliviaderos y perfil alomado. Por sus características tipológicas consideramos que es un puente medieval de la segunda mitad del siglo XV.

II.- PUENTE VIEJO DE MADROÑERA

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Puente conocido popularmente como “Puente de los Lagareros” que salva el río Magasca, a la derecha de la antigua carretera (Ex – 208) a Madroñera, dentro de su término municipal, pertenecería a algún camino público, desaparecido en las fincas colindantes. Muy deteriorado y cubierto por enormes zarzales en su lado Este.

Está compuesto por dos bóvedas de sillería de granito de medio punto con inserciones esquistosas en sus tendeles, siendo el resto de la obra de mampostería de pizarra, excepto las pilas –de planta rectangular- que son de sillería de granito. De sillería granítica es el pretil, según los tramos que aún se conservan, faltando el remate superior; también es del mismo material el exterior de los tajamares existente; no tuvo contratajamar, y los tajamares carecen de sombrerete. El puente es de planta recta y perfil alomado, estando cimentado sobre la roca esquistosa que emerge en el cauce del río. La calzada actual es de rollos de pizarra en bastante mal estado de conservación. Es un puente de traza medieval, que aparece mencionado por Madoz en 1845[21].

III.- PUENTE SOBRE EL ARROYO DEL MUERTO

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En la misma población de Madroñera, concretamente en el antiguo camino de Trujillo, bifurcación a Torrecillas de la Tiesa, encontramos este puente de perfil alomado situado sobre el Arroyo del Muerto, cuya fábrica consta de un solo arco de gran luz, bóveda de cañón, construido a base de mampostería con lajas de pizarra y teniendo en la base que se hunde en el agua sillería granítica y dos tajamares a ambos lados. La calzada está protegida por un pretil. Por sus características tipológicas, posiblemente se trate de un puente medieval.

IV.- PUENTE (Cañada Real – Carretera de Guadalupe)

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Desde el puente cercano a la Finca de La Aldehuela, aguas arriba, encontramos este otro puente más cercano a la Ctra. de Guadalupe, entre la Cañada Real y la carretera citada. Es un puente de planta recta y perfil alomado, de dos bóvedas escarzanas con fábrica de ladrillo en su parte superior y el resto de la obra es de mampostería esquistosa. No tiene desagües en los estribos. Los pretiles –de sillería de granito- aparecen muy deteriorados y prácticamente solamente se conservan en un tramo. El pavimento de la calzada prácticamente ha desaparecido dejando a la vista el relleno utilizado. La cimentación de la obra está realizada directamente sobre el cauce del río. Se encuentra en mal estado de conservación, tiene mucha vegetación tanto en los paramentos como en la calzada, aunque la buena elección del emplazamiento del puente hace que no hayan surgido problemas en la cimentación y que la estabilidad del mismo sea óptima. Por su tipología, dimensiones y materiales apuntan a un posible puente medieval.

V.-PUENTE LA VILLA, GARCIAZ

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Este puente conocido como Puente La Villa se encuentra sobre el arroyo Valdelamadera, en el término municipal de Garciaz. Se trata de un puente recto de perfil alomado de cuatro bóvedas y vanos de distinta luz de mampostería de pizarra. La cimentación de la obra está realizada directamente sobre el cauce del río. El puente consta de arcos de medio punto, cuatro bóvedas de cañón construidas con rajuelas de pizarra, al igual que el resto del puente. Tiene tres pilas que son también de mampostería de pizarra como el resto del puente. El pavimento de la calzada, que está realizado con fragmentos de roca esquistosa, se encuentra bastante deteriorado. En cuanto a los pretiles, también se encuentran en bastante mal estado y son de mampostería de roca esquistosa como el resto del puente. El estribo izquierdo tiene una tajea abovedada de pequeñas dimensiones. Es una obra bajomedieval.

 

LOS PUENTES DE LA CARRETERA A CÁCERES

Este territorio fue pronto objeto de atención a la administración romana, por causa de las razzias que periódicamente hacían los lusitanos en estas fértiles tierras. Las dos principales vías se llenaron de fuentes que partiendo de la Vía de la Plata conducían al centro de Hispania por Toletum.

En Estremadura de Tomás López se hace referencia a los puentes que hay en el camino a Cáceres sobre el río Gibranzos y en el río Magasca: “Los ríos y arroyos con los que tienen puentes en esta comarca de Cáceres son a saber: Tamuja a cinco leguas, nace en la villa de Ruanes, partido de Trujillo, corre hasta el puente de este río, dos leguas al norte y divide la jurisdicción de Cáceres y Trujillo desde una legua más arriba, hasta entrar en el río de Almonte con el que se junta en los puentes de don Francisco, quatro leguas al norte de Cáceres y corre desde dicho puente a poniente. Desde ésta a la villa de Trujillo hai otros dos ríos, uno es Gibranzo, que está más delante de la villa – cinco leguas de Cáceres tiene puente, pero arruinado. Otro es Magasca, media legua antes de Trujillo con puente[22].

 I.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASCA

 

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En la antigua carretera nacional en dirección a Cáceres desde Trujillo, se construyó este puente según reza en una inscripción en el año 1848, esbelto puente de dos amplios arcos, rebajados y adovelados, dos bóvedas de cañón, fortalecido por tajamares de sección semicircular que se rematan con sombreretes con remates cónicos y, del lado opuesto, estribos prismáticos; esquinas y pretiles, todo en piedra berroqueña. Ha soportado mucho tráfico hasta fechas recientes, constituyendo durante años una travesía peligrosa tanto por el estrechamiento que supone en la calzada, como por su situación al cauce. Actualmente ha sido liberado por la autovía y variante, limitándose su uso. La gran luz de los vanos y la ligereza de la estructura prestan al puente un aspecto monumental. Se encuentra bien conservado.

II.- PUENTE (CASA RESIDENCIAL CASA CASCO)

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Puente entre el edificio residencial de Casa Casco –propiedad de la familia Martínez Jaraíz- y el molino de las Pizarras, Ubicado en el antiguo camino de Huertas de Ánimas a la población de Santa Marta de Magasca. Este puente está muy deteriorado, de estructura asimétrica. Tiene dos bóvedas de cañón, arcos de medio punto y una bóveda escarzana en un arco de aligeramiento que contribuye a estilizar la fábrica que se encuentra en lamentable estado de conservación.

Puente de planta recta y perfil horizontal, aunque ha desaparecido prácticamente el remate, no quedando restos de los pretiles. El estado de la plataforma es muy malo. El empedrado que servía de pavimento en la calzada se encuentra en muy mal estado de conservación, formado por piedras y guijarros de pizarra, el mismo material con el que estaban construidos los pretiles, con sillarejo de pizarra y piedras, de modo parecido a los tímpanos del puente y se encuentran muy deteriorados. El puente tiene dos bóvedas de medio punto y una en arco escarzano, realizadas con sillares de granito y el resto del puente de mampostería y sillarejo de pizarra, los sillares están colocados con soga mayor perpendicular al arco y las juntas están rellenas con mortero. Bóvedas que tienen muchas exudaciones en su intradós. Se conservan los tajamares –de sección triangular- realizados con mampostería y sillarejo de pizarra.

Por su fisonomía, características y dimensiones es un puente bajomedieval.

III.- PUENTE SOBRE EL RÍO GIBRANZOS

 

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Puente que salva el río Gibranzos en el cordel a Cáceres, junto a las Alberguerías. De perfil alomado, con un único arco de medio punto abierto, que se apoya directamente sobre el sustrato pizarroso. Tiene cuatro aliviaderos en su margen derecha y un solo tajamar entre el ojo y el aliviadero de medio punto; sin contratajamar. La obra es de mampostería de pizarra y cal, excepto el arco y tres de los aliviaderos que son de sillería granítica. Como consecuencia de la elevación que provoca la bóveda principal, presenta un pretil alomado ligeramente pronunciado. La calzada, al igual que el pretil, está formada por materiales  de la zona (pizarra y rollos del río en el caso de la calzada). Recopilamos la siguiente documentación. En 1740 las autoridades locales se dirigían al Consejo sobre la obra y reparos de los puentes tendidos sobre los riachuelos Merinejo, Tozo, Gibranzos y otros. Para reconocer los deterioros se nombró a Juan Escandón, en aquel momento se hallaba levantando la iglesia del convento de la Encarnación. Detalló su costo en 25.000 reales. No habría mejoras. Por 23.600 reales ofrecieron llevarlo a cabo varios canteros. En el año 1741 se ordenaba su reparo colaborando económicamente el Obispo de Plasencia. En 1745 eran adjudicados el puente del Tozo a Tomás Sánchez y Manuel Muñoz. Un segundo puente en el mismo río a Alonso Gómez, el de Gibranzos a Alonso Vicioso y el camino de Jaraicejo y puente de Merinejo a Matías Tardío[23].

IV.- PUENTE SOBRE EL RÍO TAMUJA

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Corresponde al cordel de Trujillo a Cáceres sobre el río Tamuja. Fue brutalmente tratado al quedar constreñido su único ojo entre los muros de contención de la antigua N-521; una acción lamentable. Este puente gozó de dos etapas constructivas; el primitivo puente, de sillería de granito con un gran arco de medio punto, igual que el aliviadero y un tajamar cilíndrico, ambos en la margen derecha, con una clara estructura alomada; y otro momento posterior en el que se usa la mampostería de pizarra y la cal, que se hizo sobre la estructura primitiva y al que pertenece la actual parte superior donde aparecen ocho aliviaderos adintelados, también en la margen derecha. Es uno de los escasos puentes de un solo ojo de grandes dimensiones de la zona trujillana.

V.- PUENTE, DEHESA LA MAGASCONA

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Está en el cordel a Cáceres, en la finca de la Magascona, a la izquierda de la autovía a Cáceres, sobre el río Magasca. Tiene dos bóvedas escarzanas de sillería de granito con mortero en las juntas, tipología típica de la Baja Edad Media. Es un puente de pendiente alomada. Debido a que se trata de un puente con bóveda escarzana y rasante de la calzada en lomo de asno, los tímpanos del puente son pequeños. El resto del puente está realizado con mampostería de granito muy rejuntada y con presencia de algún sillarejo. La cimentación está realizada directamente sobre la roca que aflora en el cauce del río y que le proporciona una gran robustez. En la pila central está el único tajamar, de sección triangular y con sombrerete. En el lado derecho del puente hay un aliviadero. La calzada y los pretiles construidos con planchas silíceas y mampostería de pizarra. El puente está restaurado.

 

PUENTES EN EL TÉRMINO DE LA CUMBRE

 I.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASCA

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A mitad de camino entre Trujillo y La Cumbre nos encontramos con este magnífico puente de sillería granítica sobre el río Magasca. Magnífico puente de tres arcos de medio punto apoyados en pilas con tajamares semicirculares, bóvedas de cañón de sillería, rasante horizontal, pretil recto por encima del puente pasa la carretera. Construido a base de sillares de cuidada labra. Este puente fue construido posiblemente en el primer decenio del siglo XIX. En el año 1826, Sebastián de Miñano en su Diccionario Geográfico Estadístico, se refiere a él de la siguiente manera: «Cumbre, Villa Secular de España, provincia de Estremadura, partido de Trujillo, obispado de Plasencia, Alcalde Ordinario, 311 vecinos, 1.150 habitantes, 1 parroquia, 1 pósito. Situada en una llanura mas alta que los terrenos inmediatos por lo cual sus vistas son de mucha estension. Las casas son malas y las calles irregulares; a la parte del N. tiene un buen monte para pastos de ganado de cerda, y carece de aguas. Produce granos y pastos, ganado vacuno, lanar y de cerda. Dista 19 leguas E.N.E. de la capital, 2 O.S.O. de la cabeza de partido, en cuyo intermedio se pasa el arroyo del Manzanillo, la charca de la Albuhera, el puente de Mabasca, y otros 5 arroyos. Contribuye 9,499 reales 9 maravedises.»

 II.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASCA

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Este puente se encuentra en el río Magasca a escasos metros del anterior. Se trata de un puente de planta recta, está formado por tres bóvedas de medio punto construidas a base de sillería de granito, las dos centrales de igual tamaño y luz, mientras que la lateral del estribo izquierdo sirve como aliviadero. Algunos sillares de las bóvedas centrales están sufriendo procesos de degradación química. Los tímpanos están construidos con mampostería de pizarra y granito donde abundan los sillarejos. Carece de tajamar. Los pretiles se encuentran en lamentable estado de conservación, presentando una alineación defectuosa. La cimentación de la obra está realizada directamente sobre el cauce del río, no apreciándose ningún tipo de patología en la misma, ni fenómenos de socavación.

 

III.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASCA (CORDEL A RUANES)

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En el cordel que sale desde la Albuhera, paralelo a la Ctra. de La Cumbre en dirección a Ruanes nos encontramos con este interesante puente medieval. De características y tipología semejante al puente existente en la antigua N-V en la Ctra. a Badajoz, junto a la Venta de Magasca.

Se trata de una estructura cuya cimentación está hecha en la roca y sobre el cauce del río, de planta recta y perfil horizontal de tres bóvedas de sillería de granito de desigual luz y características y con desagües o aliviaderos en los estribos, formados por muros de acompañamiento en prolongación de los muros de los tímpanos. Las dos tajeas o aliviaderos son adintelados, utilizándose sillares de granito y poseen dintel. Dos de las bóvedas están construidas con sillares de granito de las mismas dimensiones y una tercera de menor dimensión. Las juntas entre sillares están rellenas con mortero y se han colocado inserciones lajosas en llagas y en tendeles. El resto de la obra está realizada en mampostería de piedra y pizarra. Los tímpanos son macizos y están construidos con sillarejos de granito.

Sobre la estrecha pila central hay un tajamar apuntado, los arquillos contribuyen a estilizar la fábrica. Buen estado de conservación. Entre la primera y segunda bóveda, presenta la pila un tajamar aguas arriba construido con sillares de granito de buena labra. La calzada está pavimentada con un enlosado en buen estado que ha sido restaurado en los años 90 del siglo XX. Los pretiles de mampostería de piedra y pizarra.

IV.- LA PUENTE (río Gibranzos)

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En el término municipal de La Cumbre nos encontramos con este magnífico puente popularmente conocido como La Puente, sobre el río Gibranzos, sobre el cordel que va a Plasenzuela. Tiene tres arcos desiguales, destacando el perfil alomado en el arco mayor de medio punto, pilas y bóvedas de cañón construidas con sillería de granito cuyas juntas están rellenas con mortero, colocándose inserciones lajosas en llagas y tendeles, el pretil está fabricado con mampostería de pizarra y cal, rematado con sillería de granito. Tiene en los estribos, a ambos lados, dos aliviaderos de sección cuadrangular adintelados utilizando una laja de pizarra para el dintel que cierra la zona superior. Aguas arriba tiene un tajamar construido con sillarejo de granito. Por sus características tipológicas y la toponimia podemos fecharle en los años finales del siglo XV. Se conservan algunas marcas de cantero.

En el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, Partido de Trujillo, realizada el 11 de abril de 1791, se dice en relación a La Cumbre: “Ay tres fuentes de agua dulce i potable y raro es el año que no se an de amanadero, no ay pantanos, solo un arroyo que divide del termino, que llaman Gibranzo y en el verano conserba algunos charcos, los que sirben para el abrebadero del ganado; cria alguna pardilla, se guarda la veda de pesca y en dicho arroyo ay un puente de transito libre.” [24].

La albardilla y el empedrado de herradura enlosado fueron reconstruidos en el año 1990 por la Asociación Cultural “La Puente” de La Cumbre.

V.- PUENTE SOBRE EL RÍO MAGASQUILLA

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Puente que está a la izquierda de la carretera en dirección a La Cumbre, sobre el río Magasquilla, en la finca del Carneril y cercano a los límites  territoriales de Trujillo y La Cumbre, aunque pertenece al término municipal de La Cumbre.

Es una obra de perfil recto, con dos arcos rebajados y con tres tajamares –sin sombrerete en la zona superior- y contratajamares cilíndricos. Construido íntegramente con mampostería de pizarra y mortero de cal. Los arcos de las bóvedas están formados por una única rosca de espesor muy pequeño. Las bóvedas tienen muchas exudaciones en su intradós. Los tímpanos son macizos realizados con mampostería de pizarra y sillajero del mismo material.

Tiene numerosos vierteaguas en ambas caras y el pretil es del mismo material constructivo.

VI.- PUENTE DE LAS MALEZNAS

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Está en el cordel  de Trujillo a Ruanes, sobre el río Gibranzos y término municipal de la Cumbre. Es de planta recta, y con un perfil longitudinal ligeramente alomado, con calzada de rollos. Los pretiles por su parte también están construidos con sillarejos de pizarra de modo parecido a los tímpanos del puente y se encuentran muy deteriorados habiendo desaparecido en gran parte de la calzada.

Tiene dos bóvedas de medio punto, dos pilas de planta rectangular, y aliviadero en la margen derecha, de las mismas características, formados por silería de granito, y el resto del puente es de mampostería de pizarra.

Tamajar de sección triangular entre los dos arcos principales; sin contratajamar, con aparejo de mampostería de pizarra y cal. Los tímpanos son macizos realizados con mampostería de pizarra y sillarejos del mismo material. Los estribos están realizados mediante muros en prolongación de los tímpanos a base de mampostería y sillarejos de pizarra y se encuentran bastante deteriorados con socavaciones y descalces que son importantes. La estructura se asienta sobre la roca viva, utilizando la pizarra para nivelar las irregularidades. Pertenece a la Edad Media.

VII.- PUENTE SOBRE EL ARROYO RUANEJOS

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Por último, sobre el Arroyo Ruanejos, entre la población de La Cumbre y Plasenzuela, próximo a un asentamiento romano, donde hemos localizado varias aras votivas, tégulas y restos de una villa romana[25], se alza este puente de planta recta y perfil alomado, con dos bóvedas de desigual luz, arco escarzano y de medio punto, sin desagües en los estribos. Estructura construida a base de sillarejos y ladrillo en la rosca de los arcos, las piezas de ladrillo con las que se han realizado las dos boquillas de las bóvedas tienen una buena trabazón entre ellas, alternándose las dovelas, cuenta con un aligeramiento en el tímpano en forma de ojo de buey, consiguiendo un aumento de la capacidad de desagüe del puente. La cimentación está hecha en la roca y en el mismo cauce del río, presentando fenómenos de socavación generalizada en toda la estructura, no se conservan pretiles. La calzada de la plataforma –muy estrecha- está cubierta por una capa de suelo con algo de vegetación. Todas estas características (materiales empleados, morfología de la obra y dimensiones), además de por su tipología y similitud con otros de la zona, invitan a pensar que se trata de un puente medieval.

 

PUENTES EN ELTÉRMINO DE ALDEACENTENERA

 

 

I.- LA PUENTE DEL CONDE (ALDEACENTENERA)

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Se comienza a construir sobre el río Almonte, en las tierras de Aldeacentenera, en el año 1460 según acuerdo tomado por el Concejo de Trujillo en el atrio de la iglesia de Santiago donde se reunía a campana tañida, actuando como Notario Público don Martín Alfonso Pizarro por el rey Enrique IV, como escribano por el Prior y frailes del Monasterio de Guadalupe, don Manuel García; por el IV Señor de Oropesa, el vecino de Cabañas don Diego Fernández de Usasa; también estuvieron presentes don Diego de Carvajal, don Diego Pizarro, don Juan de Hinojosa y don Fernando Calero. Y, en calidad de regidores, don Luis Chaves, don Sancho Paredes, don Diego Hinojosa, don Juan Corajo, el bachiller don Juan Rodríguez de Almazán y don Pedro Alfonso de Orellana. Se demoran las obras y las inaugura el Conde don Fernando Álvarez de Toledo el día 9 de octubre del año 1477 a su regreso de Sevilla. El Conde se casó con doña María de Mendoza, enviudando a los pocos años, casándose de nuevo con doña María Pacheco Portocarrero, dama de la reina Isabel I.

La Puente está construida a base de mampostería de pizarra, tiene cinco arcos y bóvedas de medio punto –la primera, la tercera y la quinta- y apuntadas -la segunda y la cuarta-, y cuatro pilas también de mampostería de pizarra con sus tajamares de planta circular (tercera y cuarta) y triangular (restantes) con sus sombreretes piramidales en el caso de los tajamares triangulares y cónicos en el caso de los tajamares circulares. Tiene planta recta, perfil alomado y calzada restaurada con rollos silíceos y pretil restaurado, construido a base de mampostería de pizarra. Pascual Madoz nos especifica que el puente sirve de límite a los partidos de Logrosán y Trujillo y también que se encuentra en el camino de Aldeanueva de Centenera a Retamosa[26]. Recibiendo el portazgo el duque de Alba (la cantidad de 6 reales por cada un rebaño de ganado merino y 3 reales del paso tocante al Monasterio de Guadalupe).

Era la obra de la Puente, totalmente simétrica, solamente tenía cuatro bóvedas; pero cuando se reconstruyó en el año 1797, debido a una riada que llevó la mitad del lado derecho, se suprimió uno de los aliviaderos y se tuvo que dar mayor abertura a uno de los arcos[27]. En los años 90 del siglo XX, concretamente a raíz de la resolución de 24 de mayo de 1995, por parte de la Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura se llevaron a cabo obras de restauración del puente, gracias a la intervención del Ayuntamiento y de las reclamaciones de los vecinos de Aldeacentenera.

 

 PUENTES EN EL TÉRMINO DE TORRECILLAS DE LA TIESA

 

I.- PUENTE DEL ARROYO PIZARROSILLO, TORRECILLAS DE LA TIESA

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El Puente del Pizarrosillo recibe su nombre del arroyo sobre el que se presenta, el arroyo del Pizarrosillo. Se encuentra a tres kilómetros al norte del municipio de Torrecillas de la Tiesa. Se trata de un puente recto con perfil alomado y dos vanos de medio punto de desigual luz. La bóveda mayor es de medio punto y la bóveda menor se muestra hoy en día como una bóveda de tres radios (radio mayor en la clave y menores en los riñones de la bóveda). Tanto las bóvedas, como las boquillas y los macizos tímpanos están construidos con mampostería de pizarra. Presenta en su cara de aguas arriba un tajamar de planta triangular con sombrerete tetraédrico, también del mismo material. Puente de plataforma estrecha realizada con fragmentos de pizarra y pretiles de mampostería de pizarra. Los estribos son rectangulares, con muros en prolongación recta de los muros de los tímpanos. Por su tipología fechamos esta obra en la segunda mitad del siglo XV. Se encuentra en muy mal estado de conservación.

 

 

 

 

[1] BENAVIDES CHECA,J: Prelados placentinos. Notas para sus biografías y para la historia documental de la Santa Iglesia Catedral y Ciudad de Plasencia. Plasencia, 1907, p. 36.

[2] “Del puente sobre el Almonte, entre Jaraicejo y Trujillo, nos habla un documento pontificio del año 1462, con fecha 30 abril de dicho año, prohíbe Pío II la imposición de tasas, tributos o pedajes a los que hagan uso del citado puente”. GOMEZ CANEDO, N: Un español al servicio de la Santa Sede: don Juan de Carvajal. Madrid, 1947, IV, p. 42.

[3] DOMINGUEZ GARCÍA, I. M y RIVERA RUBIO, E: “Sobre algunos puentes del río Almonte”, revista Piedras con Raíces, número 22, verano, Cáceres, 2008, p. 204.

[4] Archivo General de Simancas, 1494, folios 56 63.

[5] MUÑOZ DE SAN PEDRO, M.: Crónicas trujillanas del siglo XVI, Cáceres, 1952, p. 40.

[6] LÓPEZ, T, Interrogatorio, respuesta 4ª, p. 253. El interrogatorio como instrumento de información ha sido ampliamente utilizado por los gobernantes desde los primeros tiempos de la Edad Moderna, como un medio de información y conocimiento de los distintos territorios. Hacia 1766, Tomás López, a la vista de las dificultades que encontraba para la formación de los mapas de las distintas provincias de España, se dirigió oficialmente, con autorización del ministro correspondiente, a los obispos, curas párrocos y funcionarios civiles, enviándoles un cuestionario de 15 preguntas en el que se les  solicitaban datos relativos a sus diócesis o parroquias. El interrogatorio, cuya finalidad era atesorar una amplísima información de todos los lugares de España, era muy minucioso al tener que atender a una gran diversidad de aspectos. Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, como la mayoría de la documentación existente de Tomás López.

[7] RODRÍGUEZ AMAYA, E: “Viaje de Campomanes a Extremadura”. Revista de Estudios Extremeños. Badajoz, 1948, p. 222.

[8] PONZ, A: Viage de España en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella. Tomo VIII, 2ª ed. Madrid, 1784 (Viajar por Extremadura, tomo I, carta VII, Biblioteca Popular Extremeña. Salamanca, 1983, p. 129).

[9] Archivo General de Simancas, SS. Hacienda, leg. 921. Informe de don Juan Gregorio de Muniaín al Marqués de Esquilache, 1764. Cit. CRUZ VILLALÓN, M.: “Campomanes, Extremadura y Portugal”. En Viajes, viajeros y obra pública. Extremadura entre España y Portugal. Cáceres, 2014, p. 175.

[10] MADOZ, P: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en Ultramar. 1845.

[11] Vid. ROBADO MARISCAL, M. U: “La Puente Mocha. La robustez de los sencillo”, revista Piedras con Raíces, número 22, verano, Cáceres, 2008, p. 210.

[12] Archivo Histórico Nacional. Cons. Leg. 26.869. Cit. CADIÑANOS BARDECI, I: Puentes de Extremadura. Diputación Provincial de Badajoz. Centro de Estudios Extremeños, Badajoz, 2002, p. 123.

[13] LÓPEZ-EGEA, R.C: “Los viejos caminos de Extremadura”. Revista de Extremadura Alcandora, número cuatro, 1985, p. 32.

[14] ALONSO FERNÁNDEZ: Historia y Anales de la ciudad y obispado de Plasencia, 1627. Ed. Cáceres, 1952,  p. 176.

[15] Cit. Como autor del puente por BENAVIDES CHECA, op. cit., p. 152 y 207.

[16] Destruido en parte durante la Guerra de la Independencia y se empezó a reconstruir en el año 1844 hasta abril de 1845 por el P. Manuel Ibáñez de la Compañía de Jesús. BENAVIDES CHECA,J: Prelados placentinos. Notas para sus biografías y para la historia documental de la Santa Iglesia Catedral y Ciudad de Plasencia. op. cit. p. 36.

[17] PONZ, A: Viage de España en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella, op. cit., p. 129).

[18] PONZ, op. cit., pp. 143-156).

[19] MACHIMBARRENA GOGORZA, V: “Puentes sobre el río Tajo”. Revista de Obras Públicas. Número 2467, 1926, pp. 521-524.

[20] PONZ, op. cit, pp. 177-178.

[21] “Solo le cruza un puente, camino de Trujillo” MADOZ, P: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones en Ultramar, op. cit..

[22] Vid. BARRIENTOS ALFAGEME, G (estudio y recopilación): Estremadura por Tomás López, año de 1798. Asamblea de Extremadura, Mérida, 1991, p. 105.

 

 

[23] Archivo Histórico Nacional. Cons. Leg. 26.869. Cit. CADIÑANOS BARDECI, I: Puentes de Extremadura, pp. cit., p. 123.

[24] Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, Partido de Trujillo, Tomo I, pp. 513 a 532.

[25] RAMOS RUBIO, J. A y ESTEBAN ORTEGA, J: “Estelas funerarias de Plasenzuela (Cáceres)”. Universidade de Coimbra. Facultade de Letras. Ficheiro Epigráfico (Suplemento de «Conimbriga») 107 Iinscriçoes 471-475 Departamento de Historia, Arqueología | Instituto de Arqueología, 2013; RAMOS RUBIO, J. A y ESTEBAN ORTEGA, J: “Por tierras de Plasenzuela: el yacimiento romano del arroyo Ruanejos”. Revista Alcántara, núm. 78, Cáceres, 2013, pp. 97-112.

 

 

[26] Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura, 1791.

[27] PLAZA RODRÍGUEZ, I: “La Puente del Conde sobre el Almonte”. Actas de los XXIV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 1995, pp. 409-413.

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