Oct 012007
 

 Antonio Bravo Fernández.

 Antonio Bravo Fernández. 

Les expuse en la edición de estos Coloquios del 2005, como en los siglos 18-19-20, les decía claramente todos mis conocimientos, que durante varios años conseguí, como se hacia un dorado nada fácil de hacer, pero si difícil de aprender.

 

Darles a conocer dicho proceso de cómo se desarrollaba un trabajo perfecto, con todos sus  ingredientes y utensilios para poder dorar un género fabricado total y manualmente en Trujillo.

 

Hacer dorado es convertir oro sólido en liquido por medio de una parte de ácido nítrico, y dos partes de ácidocloridico, que con los dos juntos se consigue el agua regia, que es la que hace que se convierta el oro sólido en liquido, lo cual ya no podemos separar.

 

El dorado lo mismo que se hace con oro fino de 24 kilates, también se puede hacer con oro de menor calidad o ley, pero teniendo en cuenta que tanto la calidad, el color, y el resultado no es igual, respecto al dorado con oro de 24 kilates.

 

En el color de los dorados de menos ley, influye según haya sido la aleación que contenga el oro empleado, puede ser Rojizo, Amarillo claro, o amarillo fuerte.

 

El color rojizo lo da si ha sido ligado solo con cobre.

El color amarillo claro si ha sido ligado con plata.

El  color amarillo rojizo claro si ha sido ligado con plata y cobre.

El color amarillo fuerte si ha sido ligado con metal amarillo.

 

El dorar no solamente abarca a los metales, de la Joyería, Platería y Orfebrería, también se aplican a la Madera, Vidrios, y otros metales muy distintos a los referidos anteriormente.

 

Las técnicas son muy diferentes, según sean los artículos a dorar, las fundamentales, son las doraduras al fuego, por aplicación de hojas, a la pasta, y por electroquímica, (todo es cubrir con oro la superficie de un objeto o cosa) como ejemplo, Retablos, Cuadros, Imágenes Etc.

En el dorado hay tres fases donde el género recibe en teoría tres baños iguales, pero distintos entre si uno de otros, como es el Emblanquimiento primero de los tres, seguido del Plateado, y por ultimo y definitivo el Dorado.

 

Cuando el dorado se encuentra dispuesto para cumplir su cometido, comenzamos a preparar todo cuanto se necesita. Teniendo todo dispuesto comienza la jornada, porque se prevé un día largo y ajetreado, no teniendo que olvidar, que comenzar es terminar a la hora que sea.

 

Encendemos la fragua, ponemos una cacerola con agua a calentar lentamente, añadimos un poco de ácido nítrico, y un puñado de sal común a lo que llamamos Emblanquimiento, este es el primero de los baños, aquí el género recibe su primer color blanco aunque un poco nítido, al ser el género de cobre, y al estar las piezas soldadas con soldadura de plata limada, al entrar en contacto con el agua y el ácido recibe su primera capa de blanco, todo lo que estaba cubierto de soldadura, dejando al descubierto con el color rojizo del cobre lo que no cogió soldadura.

 

Con el género emblanquecido, se saca, se aclara, y se friega con agua y jabón con un cepillo de gratas de metal todas las piezas, se aclaran para que desaparezca las grasas y el jabón, mientras se hace este trabajo se pone al fuego un nuevo recipiente con el plateado, para que lentamente se caliente y coja los grados necesarios para recibir de nuevo al género.0

 

En el recipiente con el liquido caliente se introduce el género, se cubre todo de plateado y se espera diez o quince minutos, se comprueba si el género está o no plateado, si el color es el optimo para poderlo sacar, lo apartamos del fuego y comprobamos que ha quedado correcto para que se enfríe y el género reciba el fregado para su paso a la tercera y ultima fase, con todo correcto repasamos una por una todas las piezas para tener la seguridad de que no tienen nada que pueda dañar tanto al dorado como al género, así pasamos a la tercera y ultima fase,

 

Dorar con un dorado nuevo recién hecho, con cuidado y el esmero que requiere un trabajo de este tipo era una gran alegría para todos, pero como en todas las profesiones siempre hay algo oculto que en principio no se ve, no es que se haga mal, no, solo que por cualquier imprevisto nos encontramos con graves y serios problemas que hay que subsanar lo antes posible.

 

Cuando un trabajo que teóricamente está perfectamente hecho con una experiencia de muchos años, y cuando el resultado es totalmente negativo, con un rendimiento poco habitual es algo que no

Funciona.

 

En la fragua, en un recipiente se encuentra el dorado que lentamente va calentándose, introducimos las piezas plateadas, y en 10-o-15 minutos, al alcanzar los veinte o treinta grados centígrados, observamos como no cubre su objetivo, cosa que no esperábamos, se aparta del fuego, lo pasamos a otro recipiente limpio y vemos que apenas  aparece el color oro, se piensa que puede haber pasado o donde está el fallo.

 

Pensamos que la materia prima no es porque era oro fino de 24 k, lo cual queda descartado, el  pulsiato, dio rápidamente los destellos amarillos entre el color marrón, el subcarbonato de sosa y el cianuro potásico fueron comprados en la farmacia, no podemos saber el tiempo que llevan en los frascos, y al no tener fecha de caducidad estamos como al principio, tampoco podemos añadir ninguno de los productos, porque se alteraría todo, cosa que no obtendríamos resultado positivo y si muchos inconvenientes.

 

Pensando durante minutos, nos damos cuenta que lo que el dorado necesita es aumentarle la fuerza, es decir darle más corriente,

porque tanto el subcarbonato de sosa como el cianuro potásico no se la dieron

 

Para dar más fuerza es preciso darle corriente, pero  la corriente que nos pide, no es una corriente de 125- ó 220 vatios, no

tenemos que olvidar que tanto el liquido  como el cobre son dos grandes conductores de corrientes eléctricas, lo cual por un lado nos

abrasaría el dorado saltando por la estancia, y por otro al género le causaría graves problemas, incluidos los que allí nos

encontráramos.

 

Para subsanar este percance, se comprueban las  notas del proceso, y dice que con una corriente pequeña se puede resolver, con

una pila de linterna de petaca plana, sacamos los dos polos, y haciendo un taladro en las puntas de cada uno fijamos un hilo de cobre, lo

soldamos con tinol, un estaño en limadura  con sus ácidos que suelda a muy baja temperatura.

 

En el polo positivo se coloca el hilo más largo, y en el negativo el más corto, por medio de una varilla de cristal, subimos el

género sobre la mitad, introducimos el hilo positivo, y el negativo se introduce encima del género siendo cubierto por el liquido,

durante 10- 15 minutos  al recibir la corriente de los 12 vatios de la pila, ejerce una reacción quedando el dorado perfecto.

 

También nos puede ocurrir, que de echo ocurre, que la corriente no sea la necesaria y necesite más fuerza, tenemos que recurrir a

dar más corriente, para ello ponemos una pila usada, no se puede dar, al menos no se debe darle una corriente igual a los 12 vatios,

pero sí de 4 a 6 vatios que permite la ayuda.

 

Los problemas no terminan, otra vez que el dorado no dora, una vez visto el resultado  no nos coge el color, tomamos el tiempo

necesario, pasamos el dorado a un recipiente limpio, sacamos el género, y  ver  que pudo pasar, estando todo correcto observamos que

el oro no fue comprado en la Sociedad, sino afinado por nosotros mismos, lo que nos indicaba que no estaba en la ley de los 24 kilates.

 

Con el oro que sobró después de afinado, lo fundimos , lo tocamos en la piedra de toque y nos dio como resultado oro de 18

kilates

 

En el aquilatamiento cuando un artículo contiene metal de dos calidades diferentes, por ejemplo oro de 20 y de 18kilates, el

aquilatamiento se aplica únicamente el de menor calidad, ignorando siempre al mayor.

 

De inmediato, se afinó más oro pero nos preguntamos ¿ que pudo pasar?, las prisas, y lo mal que se hizo, lo raro es que hubiera

salido bien, se hizo todo nuevo hasta que se consiguió quedarlo en la ley de los 24 k.

 

Al estar el oro afinado y su ley, como queda en partículas muy pequeñas casi como en polvo hay que fundirlo de nuevo, con la

barra que se obtiene, y para no caer en el mismo error, lo tocamos en la piedra, y conseguimos ver que el oro está en la ley de los 24

kilates.

 

Haciendo de nuevo dorado, con el género preparado, se dora y ahora conseguimos el color de oro fino.

 

Tenemos que ser  consciente que tanto hacer dorado, como el dorar no es fácil nos encontramos con varios inconvenientes y

sorpresas , siempre a ultima hora, y cuando menos lo esperas, y digo esto porque.

 

Recuerdo que en una ocasión, tuvimos en un dorado la mayor sorpresa nunca vista por nosotros, con el género dentro del

recipiente y pasando los 15- 20 minutos, observamos como encima del género había una capa muy fina que cubría todo el género, con

una varilla de cristal subimos parte del género, y nos encontramos que estaba completamente blanco sin nada de color, la sorpresa fue

mayúscula cuando al tocar las piezas sacadas, nuestros dedos se llenaron de color amarillo.

 

Lo apartamos, sacamos las piezas, blancas y se empezó a ver que había pasado nunca nos pasó nada igual, lavamos las piezas, y

con un colador se coló todo el dorado, no se filtró porque ya se hizo en su momento, y comenzó la búsqueda del error que duró varias

horas.

 

¿Por qué el dorado nos hizo semejante faena? Comprobando todos y cada una de los productos, se pudo averiguar, que no tenia cianuro potásico, producido por un error, cogió un paquete, de pulsiato amarillo creyendo que era el del cianuro potásico, por eso decimos que el cianuro es el producto que fija el dorado  a las piezas.

 

Se decía cuando se hizo el dorado, que el cianuro se machacaba en un papel de estraza pero por error no se hizo, ese fue el fallo,

de echar un mismo producto dos veces.

 

Aquí no acaba el proceso del dorado, una vez que se da por finalizado el dorar, se sacan las piezas, y en un recipiente aparte se aclaran a grifo abierto durantes varios aclarados hasta que estén limpias y desengrasadas, una vez escurridas, se introducen en una caja con serrín y las movemos durante unos minutos, el motivo no es otro que una vez cubiertas  se sequen tanto por una como otra parte, absorbiendo todo lo mojado en el interior  como en el exterior, para ello necesita varias horas, nada mejor que emplear las horas de la noche.

 

A la mañana siguiente con el género completamente seco, lo sacamos de la caja y con un cepillo de pelos fino, vamos quitando el serrín y observamos como queda transformadas dando un color distinto al que salió del dorado con un pequeño brillo, ya que el brillo fuerte es el que se produce a través de bruñido.

 

Acto seguido comenzamos con el bruñido, cuando las piezas están secas y limpias, con  paño limpios y con  el bruñidor frotamos a la pieza con mucho cuidado sin apretar para no rayarlas y  se las saca el brillo, nos encontramos con aquellas piezas que en el primer baño no cogieron el color, quedando el rojizo del cobre, que por medio del bruñido las damos el brillo fuerte.  El motivo de usar  paños limpios y secos,  que al tener que sujetar las piezas con los dedos para poder bruñirlas, es para que no cojan la grasa producidas  por el sudor y no tener que hacer reiteradamente el lavado de las manos.

 

Cuando expuse hacer el dorado decía que los recipientes tenían que recibir el fuego muy lentamente, tanto el liquido como los

género, porque se corría el riesgo de perderlo, por otro lado los recipientes no se pueden tapar, primero porque se va viendo las

evoluciones que tomas los tres baños, segundo al ser más fuerte el fuego. El carbón de la fragua despide unas chispita rojas que se

apagan en el aire y al caer inunda el liquido de impurezas que dañan seriamente tanto al dorado como al género en cualquiera de los

baños, por ese motivo el fuego lento juega un gran papel en todo el proceso.

 

Aparte de lo dicho anteriormente, al ser el fuego más fuerte no encontramos que los recipientes sometidos a mayor

temperatura las porcelanas corren el riesgo de saltarles  el esmalte,   los productos perjudican al hierro no solo de los recipientes,

también a la fragua por corrosión quedando en poco tiempo inservible.

 

El hacer dorado y dorar, es el principio del  final, de un proceso de trabajo de varios meses, con personas que consiguieron

una serie de objeto elaborados en el taller dando forma a los metales, creado con paciencia, cariño, y amor, grandes series de piezas de

la Orfebrería Trujillana.

 

Para darles a conocer con toda clase de detalles, he tenido  retroceder muchos años atrás, con muchas horas, días, meses,

recordar un proceso tan largo, tan complejo y delicado como es recopilar mentalmente datos y detalles, después de años sin hacer  esta

clase de trabajo.

 

Trabajo que no se hace a diario, solo una vez al año, pero a la hora de recomponer todo necesitas tiempo, concentración, y

como no un gran esfuerzo mental.

 

Con bloc y bolígrafo en mano, cuando los recuerdos afloran en la mente, copiar con rapidez lo recordado, recopilar nuevos

datos, consultar los anteriores, sacar datos nuevos tanto positivos como negativos, pero todos valederos, refrescar la memoria después

de tantos años, no es tarea  fácil, teniendo en cuenta que en aquellos años no existían libros que hablaran de cómo hacer el dorado ó

como dorar para mí, es un gran triunfo tanto personal como profesional, aparte de una gran  alegría  el haber podido conseguirlo.

 

La satisfacción, el haber podido recuperar un trabajo olvidado y extinguido después de varias décadas.

 

En aquellos años donde  solo existían apuntes, aunque les puedo asegurar, y lo aseguro que nunca los vimos, ni estuvieron a nuestro alcance, fuimos cinco aprendices, y todos sabíamos que tanto en el hacer dorado como en algo más nos estaban ocultando, ya nos dijeron aquella celebre frase, (hacer dorado no se enseña, se aprende.)

 

Una cosa es no querer enseñar, otra es querer aprender, yo personalmente tuve la suerte o la fortuna , de que bien por mañas o por amor propio, a fuerza de recordar y anotar todo cuanto me venia a la mente, unas veces acertadas y otras no, he conseguido mi objetivo.

 

Hoy por hoy después de muchos años de trabajo, y con todo el dolor de mi corazón he visto agonizar una profesión como es la Orfebrería, Trujillo pierde una vez más algo grande, que durante muchos años hizo embellecer a la mujer trujillana con sus clásicos aderezos de Pascuas de Resurrección, algo que generaciones venideras no conocerán.

 

Pero en compensación quiero darles a todos ustedes, mi satisfacción particular de que conozcan en un espacio corto de tiempo, lo que a mi me costo durante muchos años aprender.

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