Mar 042014
 

 José Manuel Sánchez Martín

Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio

Universidad de Extremadura

 1.- Reflexiones preliminares.

 Normalmente, las propuestas que se efectúan para potenciar el turismo interior en Extremadura están basadas en una serie de aspectos, como los grandes recursos medioambientales que posee esta Comunidad Autónoma, pero también en los artísticos, culturales y folklóricos.

 Esta circunstancia motiva que tan sólo se conozca, aunque sea de forma muy detallada, las características u opciones turísticas que ofrecen las áreas rurales extremeñas, aspecto éste muy conocido.

Sin embargo, los análisis turísticos que se han efectuado sobre esta zona, se limitan a esto, sin intentar profundizar más en el mismo, lo que indudablemente se traduce en una falta de meticulosidad, pues, está claro que el turismo interior, en cualquiera de sus vertientes, no es una actividad que pueda desempeñarse de forma continuada a lo largo de todo el año.

Para terminar con estos aspectos que contribuyen a un desconocimiento e indefinición en temas tan importantes como el diseño de una oferta turística en zonas interiores como Extremadura, proponemos, como un paso apriorístico, un somero análisis climático de esta área, lo que indudablemente contribuirá a mejorar la oferta turística que se realice, dando a conocer a los posibles usuarios de esta oferta los periodos más adecuados para practicar las diferentes modalidades turísticas en las áreas interiores, adecuando sus necesidades a a las potencialidades que posee Extremadura, no ciñéndonos a mostrar los principales atractivos de la Comunidad.

Con ello se conseguirá que el posible visitante no sufra una decepción al desplazarse a un lugar que puede no ser el óptimo para sus preferencias, dándole la posibilidad de elegir entre otros espacios, aún dentro de nuestra Comunidad Autónoma.

Esta reflexión es necesaria debido a las peculiaridades y variabilidades climáticas que tiene la zona analizada, ya que incluso en una misma estación es posible optar por diferentes zonas, incluso con parecida riqueza medioambiental, cultural, etc… pero con una gran diferencia climática.

Por este motivo, pensamos que un breve análisis o descripción climática de los diferentes espacios en los que se quiere potenciar el turismo rural debe ser de obligada inclusión en la oferta turística de estos lugares, para ampliar la gama turística y proveer al visitante de la suficiente información para que quede satisfecho con la elección, ya que de ello depende el grado de éxito turístico en zonas en las que esta actividad económica se realiza de forma incipiente.

Por lo tanto, si efectuamos este análisis previo tendremos suficientes parámetros para orientar las campañas de promoción turística a determinados periodos, lo que redundará en una mayor satisfacción de los potenciales turistas.

Teniendo en cuenta todas estas reflexiones vamos a realizar una oferta turística interior en Extremadura, hecho que servirá de base para la realización de una serie de guías turísticas, en las que el posible visitante pueda elegir el destino de sus vacaciones, según sus intereses.

 

2.- El turismo en la montaña extremeña.

 

Las diferentes zonas de montaña con que cuenta Extremadura tienen una riqueza medioambiental bastante importante, ya que el paisaje que la caracteriza es de indudable belleza, tanto que cualquier visitante quedaría satisfecho con una estancia en las mismas.

Sin embargo, no todas las zonas de montaña de Extremadura tienen las mismas características. En este sentido, es posible elegir entre lo que podría conocerse como una montaña pura, ubicada en el norte de la provincia de Cáceres, con unas altitudes bastante importantes, ya que en algunos casos se superan con creces los 2000 m.

Eso provoca que, además de la increible riqueza paisajística y medioambiental, se caracterice por un rigor climático en determinadas épocas, aspecto éste que limitará o fomentará su oferta turística durante los meses invernales, ya que la nieve, el frío y la lluvia pueden hacer desistir a más de un turista en su empeño. Pero, al contrario, podrá estimular la visita de los amantes de este tipo de características, climáticas y paisajísticas.

A todo ello debemos añadir que dicha área, posiblemente sea una de las más ricas en folklore de toda la Comunidad, con fiestas de relevante interés, sobre todo en la zona de La Vera.

Sin embargo, esta montaña en su sentido más estricto posee algunos limitantes o condicionantes físicos, como son la elevada altitud, las fuertes pendientes, el clima riguroso, etc… Esto contribuye a que pueda no ser apetecible para determinados sectores, pues, si queremos disfrutar al máximo de este paisaje privilegiado será necesario hacer frente a todos estos condicionantes pero, a cambio, tendremos acceso a una de las zonas más bellas de toda Extremadura, en la que por doquier surgen multitud de valles encajados por la acción erosiva de enormes gargantas, elevados picachos que ofrecen una visión espectacular de una vasta área, etc…

Pese a ello, esta zona no es la única de montaña con que cuenta nuestra Comunidad, sino que existen otras, también de considerable riqueza e interés paisajístico, folklórico y cultural, pero con un rigor climático menos marcado. Se trata de la zona de Villuercas, caracterizada también por elevadas cotas, arroyos tumultuosos, etc.. pero todo ello combinado con un clima mucho más apacible, durante el invierno, pero más caluroso en verano.

Ello se traducirá, nuevamente, en que sea factible visitarla por un sector bastante más amplio que el anterior, ya que tendremos una indudable riqueza medioambiental, pero menor rigor climático.

Por último, en la variedad de montaña, tan sólo nos queda señalar a las estribaciones de Sierra Morena, al sur de la provincia de Badajoz, área de gran extensión y riqueza paisajística, pero con una tipología climática mucho más bonancible y, por tanto, apetecible por otro sector de turistas, que prefieren disfrutar d la naturaleza con una climatología más adecuado a sus gustos.

Como podemos comprobar, existen tres variedades importantes de montaña en Extremadura, cada una de ellas caracterizada por una climatología diferente, aunque, no nos llamemos a engaño, la riqueza medioambiental también lo es, ya que ni en Villuercas ni en Sierra Morena, tendremos un paisaje tan rico y variopinto como en el sector extremeño del Sistema Central, pero a cambio, podemos disfrutar de una climatología bien diferente, sobre todo en las estaciones extremas, verano e invierno.

En este sentido, es posible mencionar que existe un comportamiento dicotómico entre sendas estaciones y las diferentes áreas montañosas que hemos señalado. De ese modo, los inviernos más suaves y menos lluviosos se registran en la zona extremeña de Sierra Morena y los más crudos en el sector extremeño de la Sierra de Gredos, ocupando una posición intermedia el macizo de Villuercas. Por el contrario, la situación es diferente en el verano, pues, los más suaves se encuentran en la zona norte de la provincia de Cáceres y, los más rigurosos en el sur de Badajoz.

A todo esto debemos añadir que esta oferta de turismo rural en su faceta medioambiental está enriquecido por otros aspectos, a veces tanto o más importantes, como son los artísticos y culturales de las zonas de interés turístico.

Este aspecto está muy bien representado en cualquiera de estas tres áreas de montaña extremeña, por lo que la decisión de orientarse por una zona o por otra estará en función de los aspectos paisajísticos y climáticos.

A pesar de toda esta gama de posibilidades turísticas en la montaña extremeña, es preciso incluir otras, sobre todo en montañas o serranías de menor entidad, pero de indudable atractivo paisajístico, artístico y cultural. Se trata de los espacios que se ubican en el interior de las enormes penillanuras y, por lo tanto, son relieves de tipo residual o intrusivo, que conjugan a la perfección una suavidad climática y hermosura paisajística, pero indudablemente, de menor entidad que las principales áreas que hemos señalado.

Entre ellas podemos citar algunos ejemplos notables como la Sierra de Hornachos, con alturas inferiores a los 1000 m., la Sierra de San Pedro, etc…

Como podemos observar, existe una importante cantidad de espacios montañosos en Extremadura, cada uno de ellos con sus especiales características, lo que multiplica enormemente las posibilidades de elección de diferentes espacios de ocio.

 

3.- El turismo en la penillanura extremeña.

 

Otra de las zonas susceptibles de desarrollar una actividad turística rural son las vastas penillanuras con que cuenta Extremadura.

Estas áreas no tienen los grandes atractivos paisajísticos con que cuentan las zonas de montaña, pero a cambio ofrecen un clima mucho más apetecible durante el invierno, aunque son muy calurosas durante el verano.

Teniendo en cuenta estos aspectos, tan sólo nos queda una oferta turística por ofrecer, son los atractivos artísticos y culturales que las caracterizan, ya que en ellas se insertan algunos pueblos y ciudades de enorme interés turístico, pero quedan fuera de lo que puede considerarse turismo rural.

En este sentido, debemos señalar que el único interés paisajístico que tienen estas áreas radica en la existencia de determinadas especies cinegéticas, muy frecuentes en los espacios adehesados, como son los venados, el jabalí, etc… Es por ello que la oferta de turismo rural en estos territorios debe circunscribirse a una actividad íntimamente relacionada con el turismo rural, la caza, con todo lo que ello lleva aparejado.

Por consiguiente, el turismo rural en las enormes penillanuras, como la trujillano-cacereña, debe ceñirse a este aspecto y, por lo tanto, su oferta debe estar orientada a las épocas de caza de estas especies, hecho por el cual el clima no es un factor decisivo, tal como sucedía en el turismo de montaña y, además, debemos tener en cuenta que su oferta irá dirigida a otro sector.

Sin embargo, las penillanuras y sobre todo las zonas adehesadas pueden potenciar su actividad turística rural mediante rutas ecuestres u otro tipo de itinerarios, por lo que también es necesario tener en cuenta un análisis climático, para decidir cual es la época idónea para desempeñar esa actividad.

En este sentido, es posible señalar que en dichas áreas el clima no es muy riguroso durante el invierno, aunque el verano se muestre tremendamente caluroso, siendo las estaciones idóneas para desarrollar y potenciar la actividad turística la primavera y el otoño, estaciones que se caracterizan por unas temperaturas muy agradables, a excepción de algunas épocas en las que se producen lluvias y fríos intensos.

Sin embargo, estos episodios son relativamente reducidos, si los comparamos con otros espacios, lo que incide naturalmente, en que estos espacios puedan optar a una potenciación turística.

Además, en estas áreas se encuentran multitud de aves que pueden ser atractivas para el visitante, como las grullas, la avutardas, cigüeñas, rapaces, etc…

Teniendo en cuenta todo ello, será posible potenciar el turismo de estas zonas en épocas muy concretas, que como ya se ha señalado son la primavera y el otoño, que debido a su especial climatología reúnen todas las condiciones para efectuar una atractiva oferta turística.

 

4.- El turismo en el valle extremeño.

 

Extremadura posee numerosas zonas montañosas ente las que se insertan numerosas valles por los que discurren ríos y arroyos de distinta entidad, como sucede en el norte cacereño, área en la se insertan valles de gran riqueza paisajística, como el Ambroz, Jerte, etc…, que pese a que se hallan muy antropizados poseen una indudable riqueza medioambiental, por lo que son susceptibles de ofrecer una importante oferta turística rural. De hecho, ya existen determinados periodos en los que se practica esta modalidad turística, aunque mal planificada, ofreciendo rutas como la del cerezo en flor, entre otras.

A estas zonas debemos añadir otras, en las zonas de los grandes ríos que, además, ofrecen grandes espacios de agua embalsada, tanto en el Tajo, como en el Guadiana, lo que contribuye, aún más a diversificar la oferta de turismo rural con que cuenta Extremadura.

En este sentido, es posible señalar que dichos espacios se caracterizan por tener un clima bastante riguroso durante el verano y con niebla durante el invierno, por lo que la oferta turística debe orientarse hacia las estaciones intermedias, como la primavera o el otoño.

Sin embargo, teniendo en cuenta que en estas zonas existen importantes láminas de agua, constituidas por los embalses, es posible reorientar su oferta hacia los meses estivales, ya que sin duda, estas masas de agua pueden atraer a numerosos visitantes.

Este hecho contribuirá a mejorar la oferta turística rural de estas zonas, por lo que su presencia debe ser tenida en cuenta en cualquier diseño de oferta turística.

 

5.- El turismo en los parque naturales extremeños.

 

Indudablemente, el turismo en los parques extremeños merece una dedicación especial dadas sus especiales características, en las que la oferta turística debe estar regulada por los responsables de los mismos, con independencia del clima.

Esto se debe, naturalmente, a que posee una riqueza faunística y paisajística fuera de toda duda, que es necesario preservar a toda costa, regulando las visitas de forma exhaustiva, prohibiendo incluso su actividad en determinadas épocas, como las de reproducción de las especies que allí habitan.

Por lo tanto, en este sentido, poco se puede hacer con el diseño de la oferta turística, pues los intereses faunísticos deben estar por encima de todo, tal como se deduce de las normas de visita de los mismos.

 

6.- El turismo en pueblos y ciudades.

 

Indudablemente, cuando se pretende efectuar una oferta turística en las áreas interiores, debemos tener muy en cuenta los enormes atractivos con que cuentan los pueblos y ciudades de esta Comunidad.

Estos espacios ofrecen una serie de aspectos sociales, culturales, artísticos, etc… que pueden ser de interés para los posibles visitantes de Extremadura. Por consiguiente, creemos necesario incluir unas pequeñas reflexiones sobre el mismo.

En este sentido, podemos señalar que estas zonas pueden visitarse en cualquier época del año, debido a que la climatología no es tan decisiva como cuando se pretende practicar turismo rural.

Teniendo en cuenta esta circunstancia, no cabe duda de que el turismo en las ciudades y pueblos de interior debe ofrecerse bien como alternativa al turismo rural, bien como complemento.

En el primer caso, debe considerarse que durante cualquier época del año se puede practicar esta modalidad turística, por lo que cuando el tiempo o, más propiamente, la temperie no sea adecuada para otras modalidades turísticas se puede ofrecer como opción.

En el segundo caso, puede ofrecerse como complemento aprovechando los equipamientos lúdicos que puede ofrecer al turismo rural.

Como se ha señalado anteriormente, es factible intentar potenciarlo a lo largo de cualquier época del año, teniendo en cuenta que la riqueza artística se complemente, en numerosas ocasiones, con fiestas populares, lo que indudablemente atraerá a un mayor número de visitantes.

 

7.- Conclusiones.

 

Tras las breves reflexiones que hemos efectuado sobre el diseño de una oferta de turismo interior en Extremadura, basada en la combinación de los aspectos paisajísticos, artísticos, folklóricos y climáticos, podemos obtener una conclusión bastante importante.

El clima de Extremadura es tan variable en el espacio y en el tiempo que permite diseñar una amplia oferta turística, sobre todo si consideramos que en una misma época se puede disfrutar de espacios muy diferentes, tanto a nivel paisajístico como climático, dando como resultado un diseño de oferta turística que se adecúa a los gustos de cualquier tipo de visitante que le guste dedicar su tiempo a tener un contacto directo con la naturaleza.

En esta misma línea, podemos señalar que los amantes de la montaña pueden disfrutar de la misma en espacios con una climatología bien diferenciada, tal como lo muestra la existencia de zonas montañosas con un clima riguroso, en el norte de la provincia de Cáceres, u otro más suave, como sucede en el sur de la provincia de Badajoz.

Pero igualmente se puede observar este comportamiento dicotómico en otras modalidades de turismo rural, como ocurre en las penillanuras o los valles.

Por consiguiente, la principal conclusión que obtenemos es que el clima no debe entenderse como un factor limitante para el turismo rural en Extremadura, sino más bien como un factor diversificador de la oferta turística, ofreciendo una amplia gama de contraste en esta Comunidad Autónoma.

Teniendo en cuenta todo ello, tan sólo nos resta señalar que la actividad o modalidad turística rural está supeditada al gusto del visitante, que no ha de ceñirse exclusivamente a las características paisajísticas de un espacio, sino que debe completarse con una información climática que permita al posible visitante orientarse por una zona u otra.

 

8.- Bibliografía.

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SANCHEZ MARTIN, J. M. (1993). Breves reflexiones sobre el desarrollo turístico en Extremadura. III Jornadas sobre turismo. Mallorca.

Ibidem. (1995). Atlas climático de Extremadura. Inédito.

 

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