Oct 032013
 

Valeriano Gutiérrez Macías.

La comunicación del que suscribe versa sobre el léxico extremeños, porque los estudiosos tenemos obligación de conocer en busca de nuestras raíces, y destacar la importancia, pues, en parte, el hombre, al fin y al cabo, es producto de su lenguaje.

Del léxico popular extremeños era entusiasta Miguel de Unamuno (1864-1936), que muchas veces se lamentaba de que hubiesen desaparecido tantas palabras expresivas del más hondo significado. La señera figura de la intelectualidad española, vinculada a la docta Salamanca, por su dilatada y fecunda actuación, animó al sensitivo poeta campesino castellano-extremeño José María Gabriel y Galán (1870-1905), para que hiciese un vocabulario extremeño.

Lo propio puede decirse del insigne polígrafo Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), quien también invitó al sereno poeta de los llanos para que hiciese un vocabulario extremeño.

Asimismo el maestro Menéndez Pidal sostuvo abundante correspondencia con el investigador y académico de la de buenas letras de Sevilla y correspondiente de la española, Rafael García-Plata de Osma (1870-1918), en torno al vocabulario y peculiaridades de la fabla de Alcuescar.

En la baja Extremadura, el recio bardo Luis Chamizo (1894-1945), se distinguió por el cultivo de un viril dialecto. Ahí están “El miajón de los castuos”, su canto a Extremadura y, sobre todo, “La nacencia” para mejor comprensión del vocabulario badajocense.

Todo esto, las características del habla de Extremadura, estudió de la modalidad dialectal y de cuantos han abordado el tema, así como la inclusión de un breve vocabulario del terruño con voces que no figuran en las publicaciones al uso, es objeto de consideración en el ensayo que sometemos a los Coloquios Históricos Trujillanos.

Estas palabras relacionadas con las explicaciones pertinentes y ajustadas, constituyen el habla cotidiana de los pueblos extremeños, según comprobamos a diario.

Conforme consignamos no están todas las que son ni mucho menos. Las voces trascritas no son sino una pequeña muestra del copioso haz de palabras del vocabulario del territorio. Las demás las hemos agavillado junto con las mismas en un vocabulario que nos ha llevado, como fácilmente se comprenderá, muchos años de búsqueda afanosa, de labor de investigación in situ, para lo cual hemos contado con la ayuda de no pocos amigos y personas enamoraras de lo propio, lo genuino, que caracteriza al hombre de los pagos de la tierra parda y qué ingenios verdaderos se han encargado de incluir y aventar en sus endechas.

Ello nos lleva a sostener que en Extremadura hay de todo. Pero hay que estudiarlo con cariño. Cuidarlo todo mucho en una palabra, para que se sepa lo que atesorará esta región en la que se registrará a diario un movimiento imbuido de las más nobles inquietudes.

Extremadura es una sola desde el espinazo de Gredos, tan visitado por Unamuno, a Tentudía; desde el río Zujar al Tiétar. Las inquietudes y deseos son los mismos para los habitantes de la cuenca del Guadiana que para la de los del Tajo.

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