Oct 012003
 

Ignacio Plaza Rodríguez.

Voy a tratar preferentemente de la vida en un Arrabal durante los siglos XVII y XVIII, doscientos años formativos de la sociedad aldeana, de su evolución y del gran movimiento que hoy nos llama la atención. Nos enfrentamos a gentes dinámicas, sufridas, aventureras, procedentes de toda España, preferentemente ganaderos

Las ideas dominantes en los ancianos del pueblo a mediados del siglo XX, sobre el origen y formación de Aldeacentenera, era la siguiente: El pueblo estuvo en el actual Ejido Centenera, unas hormigas devoradoras de niños hizo que las madres decidieran abandonar aquellos parajes y se trasladaran al actual emplazamiento, los terrenos para el asentamiento de los vecinos los donaron unos nobles trujillanos de la familia Risel. A veces citaban, sin mucho entusiasmo, que en el cauce del Almonte existía una Puente a la que no concedían gran importancia.

Mi primera idea fue averiguar quienes fueron los Risel, fundadores. En un libro de genealogías encontré algunos datos referentes a dicha familia trujillana. Alguno de ellos decían ser naturales de Aldea Nueva y su fecha de nacimiento era a partir del 1726.

En las partidas de bautismo de Torrecillas de la Tiesa, años finales del siglo XVI, figuraban algunos rrisel, así escrito, con consonante doble, También encontré como testigo de bautizo en aquellas partidas, el nombre del sacerdote de Aldea Nueva, se llamaba Joan Ramos. Quedaba un problema que resolver. ¿Dónde estaba aquel lugar, asiento o Arrabal?

Gracias a la transigencia del sacerdote de Aldeacentenera, recuperé los libros de la historia local, que por un azar se conservaban en unas cajas de cartón en la sacristía. Tenía una seguridad, Aldea Nueva, a secas, era el antecedente del pueblo actual. Inicié la lectura partida por partida hasta conseguir encontrar a los fundadores, que figuraban como padrinos y testigos de aldeanos a finales del siglo XVII y como vecinos y regidores desde el año 1725, fecha del casamiento de Don Antonio Risel con la aldeana Dª María Carrasco Saucedo los hijos de aquel matrimonio eran los que figuraba nacidos en Aldea Nueva; llegaron cien años después del primer bautizado, no fueron los fundadores.

La leyenda de las hormigas la vemos repetida en multitud de aldea y pueblos y no se mantiene. La Puente casi ignorada por los vecinos, en el hondo cauce del Almonte, -que no es visigoda-, se inició el año 1460, en terrenos de la jurisdicción de Trujillo en su margen izquierda y en la derecha en los de la Abadía de Cabañas, fue decisiva para el traslado de los vecinos de Centenera, hasta Aldea Nueva. Los centeneros si vinieron hacia la ruta ganadera que antes pasaba por su Ejido.

Para la historia de Aldea Nueva es fundamental el día 29 de septiembre del año mil seiscientos diecisiete, en el se bautizada el primer niño en la iglesia de San Bartolomé Apóstol, de ahora en adelante tenemos un soporte histórico, en el Archivo Parroquial.

Recordemos su inscripción: Alonso, hijo de Bernardo Díaz Asperilla y de María García. Padrino Pedro Saucedo; testigos, Alonso de Toro y Pedro Calderón, firma ut supra, Joan Ramos, licenciado; el que fuera testigo de un bautizo en Torrecillas

Antecedentes. Conquistada Trujillo además de sus aldeas, lugares y pagos, quedaban unos terrenos de menor entidad, eran los Arrabales. En el que intentamos conocer, debieron existir dos pequeños asientos, que nadie compra para convertirlos en villas. Aldea Nueva fue Arrabal de la ciudad de Trujillo, hasta el 1812

Aquellos dos asientos, tienen dos ejidos, el uno con nombre propio Centenera, el segundo con nombre común Ansadero, el primero más importante.

Alfonso X, al referirse a los ejidos, dice taxativamente que son bienes de los pueblos, cuya propiedad es inalienable. Pedro I, de Castilla prohibe que se roturen y el que sean invadidos por las ganaderías trashumantes.

Enrique II, primero de los Trastámara, concede la Abadía de Cabañas a Don García Álvarez de Toledo, Primer Señor de Oropesa, toma posesión de ella, 4 de Junio de 1369. El IV Señor Don Fernán Álvarez de Toledo inicia la construcción de la Puente el año 1460, termina la obra su hijo del mismo nombre V, Señor y Primer Conde de Oropesa, desde 30-8-1477. Por ello sin duda el nombre: La Puente del Conde.

Esta construcción y el desvío de las merinas trashumantes, y no las hormigas, son las que determinan el traslado de los moradores de Centenera hasta el Ansadero al que llaman los pastores, para distinguirlo de los demás ansaderos, Aldea Nueva. Y no podemos olvidar que Centenera y Aldea Nueva, fueron dos entidades distintas durante siglos; de los niños traídos a bautizar desde Centenera, sus padres figuraban como moradores de aquel ejido, no eran aldeanos

Si contemplamos un mapa de esta zona de Trujillo encontramos: La villa abadenga de Cabañas, Berzocana en la que no encontramos Señor y tendría un carácter eclesial, Garciaz villa de behetría; Madroñera, Deleitosa y Torrecillas villas solariegas. En el centro de esas seis villas, un arrabal, al que la Vicaría de Trujillo entrega el año 1617, unos libros para asentar las partidas de bautismo, las actas de casamiento y las defunciones.

Existe una referencia en la Vicaría, dice: Aldea Nueva y Centenera, de los Negros; no figura en la España oficial. El cura propio que esta al frente de esta Iglesia en los años finales del siglo XVII, Don Miguel Serrano, la denomina Asiento de Aldea Nueva y Centenera, Arrabal Colgadizo de la ciudad de Trujillo. Por otra parte, además de los nobles que llenan con su presencia real la vida de estos dos siglos, las familias más importantes siempre hacen constar en los documentos que son vecinos de la ciudad de Trujillo, aquí estantes.

Por el número de bautizados calculamos que sus vecinos no llegarían a veinte en los primeros años, hasta el 1650, no llegan a cuatro bautizados al año.

Resumen del siglo XVII.

El concepto de un núcleo aislado con familias fijas no se mantiene, con aquellos medios y en aquel ambiente es mayor su movilización que en el siglo XX, se deduce de sus bautismos.

Familias con hijos bautizados desde 1617 al 1700, por apellidos 85.

Familias que continúan hoy y estaban desde 1617 –1650. 11.

Familias que continúan y están desde el 1651 al 1700,………………………..14.

De las 85 familias que bautizan hijos el siglo XVII, quedan 25, desaparecen 60. De las 25, existen 118, matrimonios con 295, hijos. Las 60, bautizan 223. total bautizos 518. siglo XVII

Madres con hijos naturales 9, en el XVII, con un total de 13 niños. De tres madres esclavas, 6 niños; de madre noble 1, de padre noble, sin madre, 1; sin padres conocidos 3; ni padre ni madre 2, Total 13, Los padrinos y testigos con predominio de la nobleza.

Por su origen Cameranos, los García, González, Martín y Vivas. Abulenses, los Marcos, Muñoz, Palacios. Gallegos; Lorenzo. Asturianos, Álvarez y Fernández.Trujillanos, Blázquez y Vázquez. De Madroñera, Sánchez y González. Deleitosa, Jiménez. Roturas, Cerezo. Jaraicejo, Izquierdo y Toro. Vascos, Yuste.

Familias importantes desaparecidas: Alonso, Becerra, Bejarano, Carrasco, Pizarro, Robledo, Rocha, Rodas, Sanabria, Saucedo, Tapia, Vizcaíno. Etc.

Las Once familias que están en Aldea Nueva desde 1617 hasta 1650 y que continúan, con el año del primer bautizado y apellido paterno y procedencia se citan.

Catorce familias que aparecen en la segunda mitad del siglo XVII y continúan en Aldea Nueva, con el año del primer bautizado y apellido paterno y su procedencia se citan.

Citamos un bautizo importante. Día 4 Marzo 1668, Pedro, hijo de Pedro Ming (Martín) Saucedo y de María Chica, padrino D. Juan de Chaves Sotomayor, Caballero de la Orden de Alcántara, vecino y Regidor de la ciudad de Trujillo; testigos, D. Gonzalo de Sanabria Piçarro, D. Esteban de Tapia Corajo, D. Rodrigo Vejarano y Orellana, firmado, ut supra.

Aldea Nueva de Centenera en el siglo XVIII

Estudio de las 29, familias que se incorporan en el siglo XVIII a las 25 Que existen en el siglo XVII y continúan en esta sociedad.

Las 25 que existían en el siglo XVII, bautizan en el XVIII, 819 niños.

Las 29, bautizan hasta 1750, 99, niños, hasta el 1800, 279, total 378.. “

Bautizados hijos de estantes en el siglo XVIII. 549. “

Total bautizados en el siglo XVIII, en la iglesia de Aldea Nueva 1.746 “

Desaparece la familia Ramiro, que existe de nuevo en el XX. Marcos reaparece con 13 bautizados en la segunda mitad, Izquierdo con dos y Lorenzo y Toro con uno hasta 1750.

Se ha tomado el nombre completo del primer bautizado, nombre de los padres, año y siendo posible la procedencia.

Tenemos que señalar como dato significativo: se usan como apellidos honoríficos: Martín, lo agrega el Carmona; Lasso, los Calderón, Robledo y Rebollo; García los Mariscal y, los Monterroso, anteponen el Sánchez. A veces se omite el primer apellido y se acepta el segundo sí es más importante; Salcedo y no Serrano; Altamirano y no Álvarez, González y no García

Durante los siglos XVII y XVIII, la presencia real de la nobleza es constante, la Iglesia es la institución más importante. Por el informe del Sacerdote don Melchor Esteban y González, 1777 a 1803, que envía las notas pedidas por el Ilmº Sr, Don José Santos de San Pedro, Obispo de Plasencia para la confección del Mapa y Libro que publicó el geógrafo de S. M Don Tomás López de Vargas Machuca, sabemos:

Que los aldeanos no son dueños de las dehesas, que el pueblo no tiene término municipal (no es municipio) y que el regidor de turno, en su tiempo los Risel, se auxilia de dos vecinos para conocer lo que sucede y suponemos para dar las soluciones. Nos dice que la Puente es de piedra, pero no sabe quien la mandó construir y a Centenera la llama Lugar Perdido, que tiene 150 vecinos y se bautizan 26 niños al año.

Aldea Nueva, un caso fuera de lo normal, comienza menor que ninguna de las villas que le rodean y el año 1785, las adelanta, menos a Madroñera. Era tierra Realenga

Examinada con detención y cariño la historia de Aldeanueva de Centenera, puedo asegurar que ha sido un pueblo trabajador y sometido en todo momento al poder.

Llamó poderosamente mi atención hace más de cincuenta años, que los obreros de familias ganaderas importantes, los “amos” eran llamados por los criados, si la familia con la que ellos trabajaban se enemistaba con otra importante, los obreros dejaban de hablar a los criados de la familia enemistada. Hoy se traduce en no dirigir la conversación los colocados por la autoridad local, a los que no son del Partido, al menos en el pueblo procuran evitar el saludo.

Me recuerda mucho la situación de Aldeacentenera, a la de los pueblo pequeños de España, antes de comenzar la Guerra Civil. Es muy posible que aquellos “amos”no pidiesen a sus criados el que dejasen de hablar a los de sus enemistados, incluso que los alcaldes locales no exijan esa sumisión a los suyos; pero existe.

Han sido siglos de sumisión, una forma de hacer frente a la adversidad. Me recuerdan a aquella niña temerosa a la que su madre, en castigo de alguna falta insignificante, ataba con una hebra de lana a la pata de la mesa; la infantita no sabía que con un leve esfuerzo podía romper la hebra y liberarse.

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