Oct 011979
 

Joaquín Cuadrado Palacios.

Me ha llegado un saludo del C.I.T. de Trujillo, invitándome e participar en los IX Coloquios Históricos de Extremadura. Participo encantado de aportar hechos pasados (históricos), que añoro, inéditos, que se perderían, y actuales, que serán históricos en su día. El tema que aporto es, a mi juicio, sugerente y trata de divulgar una breve semblanza de cada uno de los maestros que pasaron por GARCIAZ, a partir de principios de siglo, fecha en la que he encontrado documentación en los archivos municipales. Como se verá, es de justicia significar, que fueron excelentes pedagogos, que dejaron una estela de virtudes didácticas, a imitar, educando a unas generaciones de garcieños, que hoy les recuerdan con cariño y respeto, entre los cuales todos aprendieron los conocimientos más elementales. En esto Garciaz tuvo suerte. De sus aulas también salieron hombres eminentes, que hoy ocupan, y ocuparon puestos de responsabilidad y dirección en la administración del estado y de le cultura nacional, desde políticos o académicos, desde doctores o literatos, desde periodistas o profesores versados en leyes y otras ramas del saber.

Este es el fin primordial de tan humilde aportación; testimoniar, rendir un homenaje de cariño y admiración a estos maestros (con mayúsculas), que labraron el porvenir de muchos y que el justo Dios habrá premiado sus méritos, que de alguna manera quedaron insatisfechos en este mundo de ingratitudes.

En los cuatro primeros años de siglo había dos escuelas, de niños y de niñas. Rigieron las mismas un D. Antonio y Dña. María, de quien apenas he podido recabar datos. Una anécdota del Maestro: intrépido imitador de las artes de Cúchares, participó en una tienta de becerras, con tan mala fortuna que sufrió un revolcón, que si en un principio no tuvo importancia el golpe le produjo un trauma en la pierna que le causó una incurable cojera. El pueblo le motejó; «el maestro cojo”.

De tierras gaditanas, concretamente de Chiclana (Cádiz), nos llega Dña. Ana Moro, destinada a la de las niñas.- Unitaria nº I, en año 1902 para sustituir a la anterior maestra. Traía en su maleta un gran bagaje de sensitiva vena artística: pintura, bordados, dibujo artístico, repujados, además de sus conocimientos pedagógicos, que no eran pocos. La impronta de la escuela Andaluza en arte se traslade a Garciaz, por virtud de esta exquisita alma de mujer. Trae consigo la talla de una virgen Andaluza, en madera, que luego regala a su inseparable compañera Dña. Dolores Palacios Lozano, y que hoy conservan sus herederos.

Ella, la virgen de sus amores, preside todo su hacer escolar. Es recogida en pensión en la casa de los padres de su luego inseparables amigos, Dolores mencionada y Dominica. Ambas serian su familia, dejando por ellas el amor de los suyos en su tierra. Monta unas clases de arte y enseña a sus amigos, ante todo, luego a algunas alumnas. Antes de dejarles quiere que sus conoceres tengan continuadores. Soltera y sin importarle el sacrificio en honor de la amistad, deja este pueblo para ceder la escuela, por permuta, a su entrañable amiga Dña. Dominica Palacios Lozano, que se posesiona en 1.904. Dña. Ana marchó a Cañamero, pueblo permutado, donde continuaría su didáctica artística. Traba amistad con la familia del maestro D. Pablo García Garrido, de imborrable recuerdo en Cañamero como profesional . La temprana muerte de su esposa, que deja 8 ó 9 hijos, hace que Dña. Ana, ejemplo de caridad, sea mentora y guía de esta familia desamparada. Su cariño se centra, entre todos, en Matías García Gonzalo, hoy funcionario en Badajoz, de ágil pluma y mente despejada. Jubilada regresa a Garciaz, a vivir con su entrañable amiga Dolores hasta su muerte, atendida siempre por los solícitos cuidados de su amiga. Tanto que recuerdo que en su postración en cama llama a su amiga “mamá”. Los hijos de D. Pablo menudean sus visitas a ver a su «nana», Matías , Filiberto, Manolo, Felicitas, Inés…, a todos trato, conozco y quiero, estrechándose más los lazos familiares añoranzas y afectos. A todos saludo desde aquí efusivamente. La distancia no mitiga el amor. Dña. Ana fue un miembro más de mi familia. Sus restos reposan aquí hasta la resurrección. Rindamos a su espíritu de eximia artista la gratitud imperecedera.

Dña. Dominica Palacios Lozano.

Nace en Garciaz el 9 de Febrero de 1876. Sus padres; Ildefonso Palacios Crespo, secretario del juzgado Municipal, huérfano en edad temprana, que se labró el porvenir por si solo y Rosalía Lozano Fernández matrimonio humilde, a vivir de un exiguo sueldo, que, para ampliarle, ha de recoger huéspedes. A ellos debe Dominica su vocación y estudio. Son médicos ilustres (Pellitirri, Novos Santos, Valledor), que en gratitud ayudan y dan clases a la biografiada, junto o su hermana Dolores, que, con Alfredo, Juana Rita y Nicanora, componen la familia. Hace sus estudios de maestra de primera enseñanza, con la categoría de elemental, en su casa paterna, con grandes privaciones y sacrificios. Periódicamente acude a Cáceres o examinarse de los cursos y a sus 26 años, en 1902, obtiene plaza de maestra, tras dura oposición en Cáceres, siendo destinada, por elegir en segundo lugar, a Cañamero, unitaria niñas, que luego permutaría con Dña. Ana Moro. Su primer sueldo de Maestra elemental de enseñanza primaria será, lo había prometido para pagar una añeja deuda que su padre había contraído con un rico del lugar y el cual, cuando bebía, al pasar por la casa familiar motejaba: “Esta casa es mía”. Liberó el baldón familiar, recuperando para los suyos el honor y el hogar. Así era el temple de esta Maestra de Maestras.

Ya en su Garciaz querido, en la unitaria de niñas, ante ochenta niñas de matrícula, se entrega en cuerpo y alma a la noble tarea educativa. Hace valer sus inigualables dotes didácticas en su clase, en el segundo piso de las hoy escuelas viejas, con sus balcones abiertos al sur de los vientos, un día y otro, con tesón, sin desfallecimientos, va moldeando infatigable el alma de sus alumnas, hoy abuelas, que la lloran y rezan. En horas extraordinarias, por si fuera poca la docencia cotidiana, enseña los primeros bordados, pintura y costura, que la iniciara Dña. Ana, a sus alumnas, y ello gratuitamente, por el “bien de sus niñas”.

A los dos años de ejercicio en su pueblo, viene destinado a Garciaz, y también de tierras Gaditanas D. José Gallardo Rico, desde Vejer, donde ejercía (pintoresco pueblo enclavado en un cerro, que visité hace poco) destinado a la unitaria de niños nº I, abajo, en el mismo edificio donde ya enseñaba la que por designios divinos seria su esposa. En el taller moldeador de almas: la escuela, se conocieron y prendió el idilio de un noviazgo respetuoso y afectivo, que desembocó en el matrimonio.

Así logró Garciaz retener en su seno a dos de los mejores maestros de la provincia. La Cruz de Alfonso X El Sabio, otorgada a Dña. Dominica avala mi aserto. El testimonio vivo de sus alumnos, también. Estos promovieron el expediente ante el Ministerio y ya jubilada en 1954, en octubre recibió la medalla de manos del Sr. Obispo D. Juan Pedro Zarranz y Pueyo, en un homenaje de imborrable recuerdo, al que se unió la llorada inspectora, adalid de las causas nobles y poetisa de corazón, punta del magisterio Cacereño, Dña. Gregoria Collado, junto a sus promotores alumnos e hijos diseminados de Garciaz, en su mayoría sacerdotes. Una placa dando nombre a una calle «De los Maestros Gallardo-Palacios”, en la casa hogar donde vivieron perpetúa su memoria: unido a esto, la hoy Agrupación Escolar: Torres- Gallardo–Palacios, nos honra a los que bregamos en intentos lejanos de imitación magistral. El sudario de nuestro Cristo Bendito de la Salud, lleva prendido, bajo su divino brezo derecho la Cruz de tan insigne Maestra benefactora de su Villa ilustre.

Completaron su quehacer pedagógico, los atisbos de excelente escritora, con la autoría de un libro “El Reino de Extremadura”, que compuso para uso de sus alumnas, en su escuela y que, diseminado, conservan muchas de ellas. El matrimonio no tuvo hijos. Sus sobrinos suplieron, en lo que cabe, la soledad del hogar. Dos sueldos, aunque módicos, les permitieron vivir desahogadamente, por lo que todos los años giraban visita de veraneo a Santander, durante un mes. Solía acompañarles un sobrino. El resto del tiempo, y, cuando sus tareas escolares se lo permitían, se dedicaban sin descanso a las faenas del hogar, y horas seguidas a bordar con arte. El templo, de su devoción, sabe bien de sus primores en casullas, albas, estandartes, estolas… Solícita esposa llevó con paciencia el carácter de su esposo, que, aunque bueno, era raro y extremadamente puntual, en las horas de comer y demás. Durante meses permaneció al lado suyo, postrado en la cama, aquejado de una parálisis senil. Agotada por la dura vida de trabajo, fue llamada por Dios a su reino, premio a sus méritos, el día 4 de abril de 1965 a los 87 años de edad. Se jubiló en 1946 con cuarenta y dos años de ejercicio en Garciaz.

D. José Gallardo Rico.

Nace en 1875 en Puerto de Santa María (Cádiz) Desconocemos el nombre de sus padres, pues venido a tierras extremeñas, perdió el contacto con sus familiares, no sabemos si por rarezas o por desavenencias. Sí que tenia una hermana de la que solía hablar. Sus padres murieron en temprana edad, quizá por ello no hablaba de sus nombres. Su padre era albañil, y por ello la familia necesitó la ayuda anticipada del niño, que fue retirado de la escuela, para llevar al hogar un jornal más, a los doce años, su maestro se dio cuenta de las cualidades excepcionales de inteligencia y aptitud para el estudio de «Gallardito”, y celoso, llamó a su padre para hacerle ver tales circunstancias. El padre dijo no podía prescindir del niño. El Maestro se ofreció generoso, a darle clases, cuando terminase sus tareas de peón de albañil, el padre accedió a ello, y Pepito empezó a cursar ingreso en la Escuela Normal de Cádiz, a donde iba en borriquillo a examinarse. Así terminó su carrera dé Maestro Elemental, y posteriormente con el nº I, obtuvo plaza en el Cuerpo de Magisterio Primario. Mientras cursaba la carrera, hubo estrecheces en el hogar, pues aunque las clases eran gratuitas tuvo que comprar libros y matrículas. Al terminar el novel Maestro, quiso compensar de algún modo a su buen profesor los sacrificios que por él hizo, y se quedó un tiempo de pasante en la Escuela numerosa. Eligió su primera escuela en Vejer de la Frontera en la que sirvió unos años. Por concurso de traslados elige lejos de su tierra y viene destinado a la Unitaria Niños número 1 de Garciaz en el año 1907, que regenta hasta 1940 en que traidora enfermedad le postra en cama, tras 33 años de servicios ininterrumpidos. Conoce en relaciones profesionales, y mas tarde en amorosas, a su compañera Dña. Dominica, con la que contrae matrimonio.

Destacase en el biografiado muchas buenas cualidades pedagógicas. Su extremada puntualidad en las entradas y salidas a clase: ni un minuto robó nunca al horario. Al contrario de su esposa, no le gustaba permanecer ni un minuto más después de la hora.- Era madrugador, se levantaba invariablemente a las 7 en punto tanto en invierno como en verano, hora solar; tomaba una taza de café negro y se iba a la plaza a pasear y ojear la compra. Llegaba a casa y decía fuera la moza a por lo que él previamente había comprado a su gusto: carne, fruta, verdura. Tomaba su segunda taza de café con una poca de leche, un dulce, y esperaba a la primera campanada del reloj de la Villa, para salir de casa hacia la clase. Al terminar de dar las campanadas de las 9, ya estaba su Escuela abierta. Así un día y otro. Su esposa detrás de él, pues al salirsiempre decía: «chacha, la hora«.- Al salir de clase, soltaba la llave, bajaba a la plaza y se tomaba una cerveza en casa de tía Nicolasa. Subía y le esperaba la mesa puesta. Terminado de comer, leía el periódico, ABC, siempre suscrito, esperando a que dieran las tres. A las cinco en punto cerraba su Escuela, y se bajaba a pasear por la carretera con el sacerdote, secretario y algún profesional más. Regresando del paseo al encenderse la luz eléctrica, cenaba. Hasta ese momento acababa de leer el Diario, y una vez que terminaba de cenar a las ocho se acostaba. Así invariablemente sin cambiar en los días y en los años. Aunque aparentaba carácter serio en el trato social, no por ello perdía la vena humorística del gracejo andaluz. Un chiste o frase ocurrente le hacía simpático, aunque él jamás riera sus gracias. En la Escuela lograba mantener la disciplina, harto difícil con tanto niño, por su seriedad, pero debe ser cuando provocaba las risas con alguna muletilla, dicha con su acento gaditano «que plato e zopa que te cayera» estas «enzopao», «el pan frito con pringás», «a ver eze rachao» (por la culera abierta), «no comas zopa pa almorzar, dile a tu madre que te dé café y sacarás las cuentas, estas enzopao». Estas frases provocaban la risa colectiva siempre, haciendo más ameno el trabajo. Fumaba mucho, liaba sus pitillos, con su petacona de Ubrique y sus cerillas. Jamás uso mechero. Decía que había que dar ganancia al «Estao» por el monopolio. Todos los días en horario escolar era siempre el mismo; hasta la lista de asistencia a la pasaba a la misma hora mañana y tarde.

Su atuendo era sencillo, traje de lana, se tocaba con gorra de visera. Un poblado bigote caracterizaba su rostro. Nunca usaba corbata más que cuando salía de viaje. La llamaba «ajorca perros». Fue alcalde, obligadamente, durante la dictadura, sin que fuera político, desempeñando el cargo con dignidad y competencia, asesorado por su buen amigo y compadre D. Gaspar Gómez Pita, Secretario del Ayuntamiento, versado en matemáticas y de gran valor profesional. Más tarde cuando la República, que había, como ahora, gran paro, se repartían los obreros entre las personas pudientes, patronos o no, tocando a D. José pechar con los que le correspondían, como no tenía nada que mandarles en el campo, se limitaba a pagarles el jornal a la tarde y en paz. Fue hombre muy apreciado por autoridades y pueblo. Se comentaba que los quintos de un año y otro, todos sabían leer y escribir, no había analfabetos. Tal fue la gran labor de este maestro gaditano, que sacó de sus clases hombres que hoy ocupan puestos de responsabilidad en todos los campos. Bajo su mandato como alcalde, se construyeron e inauguraron las Escuelas Unitarias nº2, por el entonces Gobernador Civil García Crespo, al que en gratitud se dio su nombre a la calle del Cuartel. En el gasto de la inauguración de las citadas Escuelas D. José preparó un discurso al que suscribe, letras que aún conservo entrañablemente que fue leído ante las autoridades asistentes. Era el año 1925. Ya había en Garciaz cuatro Escuelas: dos de cada sexo. A aquel niño que leyó el discurso en la inauguración, le cabe el honor de regir hoy una de ellas. Todos lo debe a tan excelso Maestro. Fundó la Mutualidad Escolar «la Garciense y Sagrados Corazones», para su esposa.

Dña. Dolores Palacios Lozano.

Aunque cronológicamente no le corresponde ser citada ahora, lo hago por su vinculación familiar con su hermana Dominica y con doña Ana Moro. Superó a ambas como artistas en pintura y bordados. Al decir de su maestra «tenía manos de ángel». Innovó una faceta más a la artesanía: la marquetería en corcho, para enmarcar sus cuadros de temas religiosos y de paisajes con prioridad. Sus ángeles alados cobran viveza y agilidad. Sus Sagrados Corazones en los paños de Altar, banderines y estandartes son famosos.- Aún se usan en el templo casullas en ella bordados con hilillo de oro, y pintados para las solemnidades litúrgicas.- Desempeñó como maestra interina, durante unos años, la Unitaria nº 2 de niñas hasta su jubilación. Antes había servido con el mismo carácter escuelas en Soria y Salamanca. No hizo oposiciones al Cuerpo en el escalafón del Magisterio. Creía que iba a fracasar. Le daba miedo examinarse. Permaneció por voluntad propia y acendrado amor de Dios, virgen en celibato en el mundo: monja seglar que diríamos hoy.- Su Dios, su arte y la entrega generosa e incondicional a los suyos con solícitos desvelos, fueron sus amores ¡Qué gran talla de mujer: que gran artista, que gran Maestra!.- Fundó en la Caridad un taller escuela de bordados y costura entre señoritas para subvenir a su sustento, el de su madre y hermana Nicanora y Dña. Ana, pues entonces no tenía ni Escuela ni sueldo. Nada tenía suyo todo lo daba con generosidad. Hasta alojaba a algunos sobrinos hasta que se casaron, cubriéndoles de atenciones. Era un paño de lágrimas para todos. El bien que sembró entre los que la trataron, y la austera vida de entrega a Dios la habrá hecho acreedora, sin duda, a la Gloria, en premio. Desde allí ruegue por nosotros, por los que la tratamos, deudores de sus delicadezas.

D. Pedro Gil Fernández.

No está en el ánimo del comunicante al Coloquio dar una biografía exhaustiva de los relacionados, en cuanto a fechas de nacimiento y demás circunstancias cronológicas. Es más importante en una semblanza dar a conocer valores anímicos destacados en cuanto a la función magistral que desempeñaron.- El referenciado nació en Zorita hijo de Eugenio “el pañero” por el oficio de vendedor ambulante, logrando un capital y una tienda de tejidos, famosa en la comarca. Su hermano José continúa la tradición paterna, y su otro hermano se viene con D. Pedro a estudiar Bachiller, donde le conocí e hicimos amistad. Hoy ocupa un alto cargo en el Ejército. Con él di clases con D. Pedro, preparando en el verano los suspensos de junio hasta 3° y 4º años.

Desempeñó D. Pedro la Unitaria de niños nº 2 a raíz de su creación, conseguida por concurso de Traslados. Caracteres destacados de su quehacer fueron su dedicación a la Escuela, innovando técnicas modernas pedagógicas, y derramando su gran valer y saber entre sus alumnos atendiendo a la enseñanza de adultos en la rama de Matemáticas su fuerte, y en otras actividades sociales: Secretario del Consejo Local de Enseñanza Primaria, etc. desde 1931 hasta 1954 en que cesa, llevando el cargo con gran capacidad y celo. En dicho año se posesiona de una escuela de su pueblo por concurso, donde jubilado fallece.

Durante su permanencia en Garciaz conoce a la que seria su esposa: Dña. Antonia Llanos Mera, que le dio una hija, muriendo muy joven en este pueblo, antes que D. Pedro fuera a Zorita. Su muerte fue muy sentida por todos.

Antonia Llanos Mera

Desempeñó la Unitaria de niñas nº 2 desde 1932 hasta su fallecimiento en 1934. Mujer de gran vocación magistral, buena preparación y gran celo. De sus muchas virtudes destacamos su bondad en el trato con las alumnas, con el pueblo y sobre todo, con su esposo, a quien amaba. Un mal parto fue la causa de su óbito, por la escasez de medios sanitarios en aquellos tiempos en los pueblos, contribución, que también pagaron los profesionales, forzados a vivir junto a los vecinos, enraizados en estos medios, antes pobres e incomunicados. Sus restos mortales reposan en el cementerio de la Villa. El Consejo Local en acto de 19 de Enero de 1934 testimonió el pésame a su esposo.

Nota del autor.- Los sucesivos maestros que ejercieron en la localidad, viven en la actualidad unos, o murieron recientemente otros. En consecuencia no se aportan datos sobre su labor docente ni méritos profesionales, incapaces de valorar por la cercanía, siendo el tiempo, la historia, la encargada de concederles la justicia de sus actuaciones. Nosotros solo consignamos sus nombres fieles a la línea que nos hemos impuesto, y a la brevedad de esta comunicación, por orden son:

Dña. Adela Peromingo Cortés
D. Narciso Tejado García
D. José Pedro Cuadrado y Cuadrado
D. Juan Domínguez Fernández y su esposa Dña. Ana María del Pilar Maldonado Jiménez
D. Aurelio Marcos Montero
D. Tomás Quesada
D. Emilio Mariño Valdecantos
D. Enrique Figueroa González
D. Joaquín Cuadrado Palacios
Dña. Trinidad Piñas Terrón.

Construcción de las cuatro Unidades de abajo.

En acta del 12 de Febrero de 1958 de la Junta Local de Educación Primaria, por la Sra. Inspectora que la preside Dña. Dolores Prados se dice “Doy cuenta a la Junta de hallarse ya incluido por la junta Provincial, en el plazo de construcciones escolares para el año actual la de cuatro locales Escuelas y casas para maestros, para instalar en ellas dos de nueva creación y las dos que hoy funcionan con el número I , que se hallan muy mal acondicionadas en los locales que ocupan actualmente, acordándose que se gestione la posibilidad de que las nuevas construcciones se sitúen contiguas a las Escuelas del número 2 por estimar la Junta que uniendo toda la población escolar, se obtienen muchas ventajas en la organización de las Escuelas que necesariamente hacen mucho más eficaz la Enseñanza”. Este último apartado no se ha cumplido, sufriendo hoy las consecuencias de la separación.

Dentro del año citado 1958 se inauguran las unidades de trabajo empezando a funcionar el 1º de septiembre D. José P. Cuadrado y Dña. Trinidad Piñas, que ocupaban los locales de las escuelas viejas, número 1, se trasladan abajo a una de niñas y niños respectivamente. Los locales de las escuelas número 2 son ocupadas por D. Joaquín Cuadrado Palacios y Dña. África Basanta Fernández. Las viejas son clausuradas y pasan al servicio del Ayuntamiento como archivo la planta baja, y la alta se habilita, provisionalmente, para párvulos unos años y para comedias, más recientemente, las otras dos unidades de abajo las desempeñan varios maestros interinos o provisionales: D. Epifanio J. Moreno Campos, D. Diego Torres Casares…

Agrupación Escolar Torres-Gallardo-Palacios.

A propuesta del Consejo Provincial de la Enseñanza Primaria, el Ministerio de Educación ordena sea creada la citada agrupación de Escuelas: cuatro de abajo y las dos de arriba que funcionaban con el título de Unitarias nº 2. Por tanto el nuevo agrupamiento contará con seis unidades, que son los que funcionan en la actualidad, con el concepto de diseminadas, por estar separadas con gran perjuicio para la docencia. La Escuela de Párvulos de reciente construcción e inauguración, anejo a las unidades de abajo, integrado en la agrupación, hacen un total de Siete Unidades.

Por la superioridad del Ministerio es nombrado Director Escolar de la misma el que lo está desempeñando en la actualidad, reelegido posteriormente por el claustro de Maestros. Estamos en 1964. El día 1 de Enero se da posesión a citado Director del Cargo, por el Alcalde Presidente de la Junta y el 8 de enero se abre en el Juzgado de Paz el libro de Actas de la Agrupación.

Posteriormente por el Ministerio se la denomina “graduada”, volviendo luego de nuevo a llamarse “Agrupación” … En el contado libro se recogen las Actas del Consejo de Maestros, posesiones y ceses, así como incidentes y efemérides.

En el folio figura el “Acta de Constitución de la Agrupación Escolar de Garciaz”. Firman la misma los seis maestros asistentes: Dña. Marina Ortiz Mantrana, Dña. Trinidad Piñas Terrón, Dña. Isabel Maestre Izquierdo, D. José Pedro Cuadrado y Cuadrado, D. Celestino Campos Mariscal con el Director citado.

En la reunión se propone y eleva a la superioridad el nombre de la Agrupación “Torres-Gallardo-Palacios” en homenaje recuerdo a los cuatro compañeros ya fallecidos que consagraron su vida docente al servicio de los hijos de esta M. Ilustre Villa en labor abnegada y silenciosa, de renuncia y sacrificios. D. Diego Torres Casares, último fallecido, que ejerció en la número 3 actual. D. José Gallardo Rico, y las Sras. Dña. Dominica Palacios Lozano y Dña. Dolores Palacios Lozano.

Al fol 1 vº se halla escrita la diligencia suscrita por el Sr. Director en la que se dice que con fecha 24 de febrero de 1964 es confirmado dicho nombre por el Pleno del Ayuntamiento y elevado al Ministerio de Educación a los efectos procedentes. A continuación se relacionan los maestros que desde 1964 han desempeñado clases en la Agrupación hasta el día de la fecha con sus nombres y apellidos:

D. Tomás Marcos González (Interino)
D. Celestino Campos Mariscal
Dña. Mª Esperanza Naranjo Álvarez
Dña. Mª Sara Montes Lirón
Dña. Mª. Florentina J. Peña Pulido
Dña. Ángela Arribas Ignacio
Dña. Juana Pérez Abril
Dña. Antonia García Fernández
Dña. Mª Victoria Serrano Arroyo
Dña. Luisa García Molguero
Dña. Mª del Rosario Cordón Soler
D. Nicolás Morcillo Albarrán
D. Diego Agúndez Gómez
Dña. Mª Del Carmen Salas Díez
Dña. Isabel Mª Valverde Cáceres
Dña. Lucía Rubio Domínguez
D. Juan Martín Jiménez
Dña. Mª Agustina Escalona
Dña. Mª Dolores Álvarez Santamaría
Dña. Mª Luisa de la Osa Durán
Dña. Mª Teresa Vázquez Novoa
Dña. Ascensión Valverde Cáceres
D. Felipe Montero Díez
Dña. Ana Mª Girón Avís
Dña. Mª Carmen Maldonado Ignacio
Dña. Julia Fernández Torres
D. Heliodoro Núñez Mayordomo
Dña. Mª Florentina Arias Rubio
D. Manuel Sánchez Rubio
Dña. Matilde García y García
Dña. Josefa Huertas Pacheco
Dña. Eusebia Belvís Fernández
Dña. Guadalupe Martín Sánchez
Dña. Caridad Seco Bravo
Dña. Carmen Collado Jiménez
Dña. Mª Jesús Blanco Hurtado
Dña. Mª Amparo Belvís Fernández
Dña. Ana García Fernández
Dña. Martina Gallego Reyes, hermana de la Congregación de Cristo Rey
Dña. Mª Sagrario Crespo Trinidad
Dña. Manuela Parejo Fernández
D. José Luis Romero Díaz
D. Pedro Pino Rubio
Dña. Herminia Alonso Díez.

Garciaz, Septiembre de 1979.
Joaquín Cuadrado Palacios

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