Oct 012000
 

Domingo Quijada González.

No son muchos los datos biográficos existentes sobre este gran geógrafo, historiador (más lo primero que lo segundo, aunque no descuidó esta última faceta), profesor, pedagogo y tantos otros atributos más que le podríamos aplicar sin exagerar demasiado, dado que su continuidad se interrumpió en este sector extremeño desde 1955 -como veremos más adelante-; sin embargo, y a pesar de ese aparente inconveniente, hemos podido recoger los suficientes informes para que nos podamos aproximarnos un poco a su vida y obra.

Justo Corchón nace el 11 de octubre de 1915, en la ciudad de Alicante. Era el menor de quince hermanos, hijo de un ayudante de Obras Públicas y de su tercera esposa (y eso que con la primera no tuvo descendencia…); circunstancia ésta que originó -según sus propias palabras- el que «nunca pudiera estrenar ropa alguna» (según Manuel Gordillo, su biógrafo), ya que debía reaprovechar la usada por sus hermanos mayores.

Muy pronto se trasladan a Denia (Alicante), y poco después marchan a Madrid. Allí muere su progenitor, cuando Justo contaba con 14 años.

Tras cursar el bachillerato, estudia Filosofía y Letras -Sección de Historia- en la Universidad Central -hoy Universidad Complutense-. Pero estalla la Guerra Civil y ha de frenar su prometedora carrera.

Precisamente, esa fratricida contienda le depara nuevas experiencias, que él recogió en una obra -inédita- titulada «La Guerra que yo no declaré«; en la cual, y a través de 76 folios mecanografiados a doble espacio, resume esa etapa de su vida: encerrado en la «checa» de la calle Montesquinza, de donde fue sacado a punta de pistola para ser enviado a un Batallón de anarquistas destinado en el frente del Monte del Pardo, que casi le matan «por usar gafas y no tener callos en las manos» (según comenta en la obra reseñada); nombrado «miliciano de cultura» -por sus estudios-, portando una flamante estrella roja de cinco puntas, pasó dos años «como maestro de analfabetos entre anarquistas indisciplinados«; pero luego cambia a un Batallón de comunistas en el sector de la Sierra de Guadarrama, con los que pasa el último de la Guerra enseñándoles Geografía e Historia de España y Gramática Castellana (hubo un progreso importante en su carrera, como podemos apreciar…; además, «allí observé una buena disciplina y una mejor instrucción cultural, así como mejor trato de jefes y oficiales«).

Finaliza esa «guerra maldita» (de nuevo, según sus propias palabras en la obra inédita ya mencionada) y, como no pasó de soldado raso ni se le imputó delito alguno, no sufrió ningún proceso.

Vuelve a la citada Universidad de Madrid y termina sus estudios (en 1940), en los famosos «Cursos Intensivos de Posguerra» (que habilitaron a tantos), licenciándose en Filosofía y Letras.

Prepara las oposiciones de catedrático de Geografía e Historia y, en 1943, don Justo consigue una de las pocas plazas que por entonces se convocaban en el turno libre, escogiendo la del Instituto de Enseñanza Media de Cáceres; a donde llega y ejerce durante once años, en esa difícil época.

Contrae matrimonio con su novia madrileña -y compañera universitaria- Mª del Amparo Díaz López, que también ejerce junto a su marido como profesora interinade Geografía e Historia (incluso de Latín), aunque después obtiene la plaza de Alemán. Y tienen un hijo: Luis Corchón Díaz, hoy profesor y catedrático de Teoría Económica en la Universidad Carlos III de Madrid (tras ocupar la de Alicante).

Regresando a la estancia de don Justo en Cáceres, a la vez que realiza su labor docente («con celo, competencia y entusiasta dedicación«, a juicio de don Manuel de Terán; desempeñando, además, los cargos de «interventor» y de «jefe de estudios» en el instituto cacereño), lleva a cabo otra misión (que podríamos considerar doble, aunque se complementaban ambas): la investigación histórica y geográfica extremeña (general o de algunos aspectos), y la realización de sutesis doctoral acerca de la comarca cacereñotoledana del Campo Arañuelo (en la que invirtió cinco años, para lo que recorrió -«a pie, en bici o en coche de línea, y recalando en fondas y posadas«, de acuerdo con Terán).

Una vez finalizada, lee su tesis en 1952 en la mencionada Universidad de Madrid, mereciendo la calificación de «sobresaliente«; a la que conceden después el «Premio Extraordinario del Doctorado» de la Universidad Central de Madrid (entre los vocales del Tribunal estaba el eminente geógrafo citado don Manuel Terán Álvarez, que haría el Prólogo cuando editó la obra). Su obra maestra -a juicio del anterior y de otros muchos-, y que sobresale sobre el resto de sus trabajos, aunque sólo sea porque constituyó el germen y la base para muchas de las posteriores, especialmente en el apartado bibliográfico.

También fue Académico correspondiente de la Real de la Historia (desde 1952), Socio de Número de la Real Sociedad Geográfica (también desde 1952, y de cuya Junta Directiva fue vocal hasta su muerte), Secretario de la Comisión de Monumentos de Cáceres, Vocal del Patronato Provincial para el Fomento de Archivos, Bibliotecas y Museos Arqueológicos de la provincia de Cáceres, Delegado Provincial de Excavaciones Arqueológicas, Presidente y Vocal de Tribunales de Oposiciones (tanto en Magisterio como en Enseñanzas Medias), y otros más que ahora no recuerdo o que desconozco.

Fue becado por el Instituto Juan Sebastián Elcano, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para poder llevar a cabo otra gran investigación (que rivaliza con la anterior): Bibliografía Geográfica Extremeña (que luego veremos). En esta obra colaboraron con él grandes eruditos extremeños: don Víctor García Camino, Rodríguez Moñino, Ortí Belmonte, Conde de San Miguel, Vidal Box, Hernández Pacheco (E. y F.), Pulido, Martín Gil, etc.

En 1955 ingresa por concurso-oposición en la Inspección de Enseñanzas Medias del Estado, siendo destinado a Salamanca.

Después se pierde la pista sobre él en Extremadura. Pero, como es natural, su actividad fructífera sería desarrollada en otros lugares hispanos:

Tras su permanencia en Salamanca, el 14 de mayo de 1956 es destinado a la Inspección del Distrito Universitario de Madrid, donde fue Secretario e Inspector-Jefeaccidental; para pasar -el 31 de diciembre de 1965- a la Inspección Central, de donde ya no se moverá hasta que se jubila en 1985.

Después -sin olvidar sus investigaciones geográficas- se centra en el campo de la pedagogía (que ya había iniciado en Cáceres, con algunos tratados en este sentido): inspección, publicaciones geográficas, cursillos, coloquios, revisión de textos, guías didácticas, programas radiofónicos (colaboró en la primera serie del «Bachillerato Radiofónico«, escribiendo él los guiones-lecciones de Geografía de España), etc. A destacar, en este apartado, sus numerosos artículos en la Revista «Enseñanza Media«.

Pero todo llega a su fin: el 28 de mayo de 1995 fallece en Madrid, víctima de un «derrame cerebral».

OBRAS

  • «El Campo de Arañuelo» (su tesis doctoral ya comentada), realizada en la segunda mitad de la década de los años 40 y presentada en 1952.

Tras esperar más de una década para salir a la luz, fue publicada -un extracto- en 1963 por la Dirección General de Enseñanza Media, del Ministerio de Educación Nacional, e impresa en Gráficas Cóndor de Madrid.

Con este trabajo, don Justo nos aportó una obra fundamental para conocer esta desmembrada comarca (entre Cáceres y Toledo), donde las raíces castellanas y extremeñas se mezclan, dando lugar a la situación actual: múltiple y compleja, pero variada y rica por ello.

Aunque tuvo escasa difusión comarcal y se conservan muy pocos ejemplares de ese libro, es -o debe ser- un libro básico para los habitantes del Arañuelo, de Extremadura y Castilla; así como para los estudiosos o interesados en los temas sociales, económicos, humanos, etc. -fundamentalmente-.

Como decía, sobresalen los temas geográficos sobre los históricos; sin embargo, además de los apartados sobre geografía física y humana, hay otros históricos muy interesantes: algunos ya expuestos por Víctor Gutiérrez-Salmador y otros investigadores de este sector (como Octavio García Gil, sobre Oropesa), otros inéditos. Además de Navalmoral, analiza toda la comarca (cacereña y toledana): lo que constituía una novedad y resaltaba el valor de su obra (ya que no puede desligarse Navalmoral del Campo Arañuelo, y viceversa). Los apartados son éstos:

    • Introducción, delimitación de la comarca y generalidades. Incluso profundiza en el significado de la palabra «arañuelo«, con sus diferentes versiones u opiniones.
    • Geografía Física: Geomorfología, Climatología, Hidrografía, Fitogeografía y Zoogeografía.
    • Geografía Humana: poblamiento rural, núcleos urbanos (con apartado especial para Navalmoral), estudio demográfico de la población arañuela, geografía médica y su influjo sobre la población (con un gran estudio sobre el paludismo y sus causas-efectos a través de la historia), los antiguos modos de vida (desde la antigüedad hasta su época), modos de vida actuales (con detalles importantes sobre la economía en los años 40), régimen de propiedad (uno de los mejores y primeros estudios sobre los latifundios, desamortizaciones y evolución de la propiedad), comunicaciones y tráfico. Si la parte anterior era sencillamente extraordinaria, ésta no desmerece de la anterior.
    • La cuarta parte trataba sobre el presente y futuro comarcal: el paisaje geográfico y las consideraciones sobre el futuro comarcal (nos es muy útil para comprobar los alcances conseguidos, los que se quedaron en el camino o su capacidad para prever).
    • Finalizaba con una completísima relación de apéndices, bibliografía (jamás superada, y que ha servido a todos los que hemos continuado su legado) e índice.

Acerca de este libro, aún se conservan diversos ejemplares en bibliotecas y en manos de particulares de Extremadura. Pero es muy difícil hacerse con un volumen, por lo que circulan numerosas fotocopias (al menos en el Campo Arañuelo, por lo que estamos gestionando su reedición, una vez que su hijo nos lo ha permitido). Para quienes deseen utilizarlo -y no puedan hallarlo en su entorno más próximo-, le informamos que en la Biblioteca Nacional -Madrid- se conservan 4 ejemplares: 2 disponibles en el Salón General o Salas Especiales (signaturas nº 4/50669 y 4/50670), 1 No disponible (está en Fondos, con la signatura AHM/369869) y 1 disponible en la Sala Goya (signatura SG/2076)

  • Después de la obra anterior, aunque publicada antes (en 1955, por el servicio de publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Badajoz), escribió otra gran obra (para algunos, tan importante o más -según desde el punto de vista que se mire- que la citada): Bibliografía Geográfica Extremeña, que constituía el primer tomo de la «Enciclopedia de la Provincia de Badajoz».

Como resumen (pues tiene 768 páginas) de esta magna obra, copio literalmente lo que escribe en el prólogo José Casas Torres, catedrático de geografía de la Universidad de Zaragoza: «está en la mejor línea de este tipo de trabajos, por el número y calidad de las referencias copiadas, su inteligente distribución en el índice, fácil y rápido manejo y, sobre todo, por el fino sentido crítico y geográfico desplegado en la valoración de los títulos recogidos«.

Incorpora 4.143 reseñas u obras, básicas para conocer la historia y geografía de Extremadura y sus pueblos. Es imposible resumir en este breve trabajo -que sólo pretende rendir homenaje a don Justo, no analizar su obra- esta magnífica publicación (imprescindible para quien desee iniciar o profundizar en la temática indicada antes), por lo que adjunto -como mera información o introducción- el índice global de la misma:

Primera Parte. Extremadura en general

  1. Obras generales.
  2. Cartografía extremeña.
  3. Diccionarios geográficos y parageográficos.
  4. Repertorios bibliográficos y Catálogos.
  5. Revistas y publicaciones periódicas nacionales.
  6. Revistas y publicaciones periódicas extremeñas.
  7. Relaciones topográficas referentes a Extremadura o a algunos de sus núcleos de población (se incluye que él había publicado, referente a Extremadura, en «Estudios Geográficos», año X, nº 35, Madrid, 1949).
  8. Corografías (descripciones generales) de Extremadura y España.
  9. Viajes por Extremadura o por algunos de sus pueblos (cita todas las obras famosas sobre este apartado, algunas curiosas).
  10. Itinerarios, excursionismo y turismo por Extremadura o algunos de sus pueblos.

Geografía Física

  1. Geología y Geomorfología de Extremadura.
  2. Climatología extremeña, o de algunas de sus provincias.
  3. Hidrografía extremeña.
  4. Fitogeografía extremeña.
  5. Zoogeografía extremeña.
  6. Poblamiento Rural extremeño.
  7. Geografía Urbana de Badajoz.
  8. Geografía Urbana de Cáceres.
  9. Población de Extremadura (censos, estadísticas, etc.).
  10. Geografía Médica extremeña y su influjo en la población (incluye numerosos trabajos sobre enfermedades endémicas de nuestra Comunidad, sobre todo acerca del Paludismo).
  11. Geografía Militar extremeña y su influjo en la población (con los principales conflictos bélicos del pasado, como la Guerra de Independencia en diversos municipios y comarcas).
  12. Modos de Vida extremeños.
  13. Régimen de Propiedad en Extremadura (muy interesantes las aportaciones al conocimiento de latifundios, Desamortización etc.).
  14. Divisiones Territoriales extremeñas.
  15. Otros temas de interés para la geografía humana de Extremadura.
  16. Paisaje Geográfico extremeño.

Geografía Económica

  1. Economía Extremeña en general.
  2. Bosques de Extremadura.
  3. Pastizales, Ganadería, Caza y Pesca de Extremadura.
  4. Agricultura Extremeña.
  5. Minería Extremeña
  6. Industria y Comercio de Extremadura.
  7. Comunicaciones de Extremadura.
  8. Obras sobre Geografía regional extremeña, y monografías histórico-geográficas, sobre Extremadura en general, de interés para el geógrafo.

2ª Parte. Alta Extremadura (provincia de Cáceres)

  1. Obras generales sobre geografía cacereña (incluye su obra «Geografía General y Regional de la Extremadura Alta», conferencia en el Instituto Laboral de Trujillo y publicada en «Hoy» del 6 de diciembre de 1952). Es un antecedente (según el autor) de esta obra.
  2. Cartografía cacereña.

Geografía Física

  1. Geología y Geomorfología cacereña.
  2. Hidrografía cacereña.
  3. Fitogeografía cacereña.
  4. Zoogeografía cacereña.

Geografía Humana

  1. Temas de interés para el estudio de la Geografía Humana de la provincia de Cáceres. Se incluyen interesantes trabajos, algunos muy llamativos e importantes.

Geografía Económica

  1. Economía en general de la provincia de Cáceres.
  2. Bosques, Pastizales, Caza y Pesca de la provincia de Cáceres.
  3. Agricultura cacereña.
  4. Minería cacereña. Incluye trabajos acerca de yacimientos mineros extremeños hoy abandonados, pero con notable actividad en el pasado.
  5. Industria, Comercio y Comunicaciones en la provincia de Cáceres. No hay que dejar de lado la famosa obra de Juan Bautista Antonelli (siglo XVI) sobre los proyectos para hacer navegable al Tajo; sin olvidar todos los proyectos que se hicieron a mediados del siglo XIX acerca del ferrocarril, o de las carreteras, a su paso por Extremadura.

Geografía Regional

  1. Comarcas cacereñas y monografías histórico-geográficas sobre la provincia de Cáceres o sus pueblos, de interés para el geógrafo. En este tema incluye su extraordinario trabajo (su Tesis Doctoral) sobre el «Campo de Arañuelo», que hemos comentado ya; y los numerosos cuestionarios (manuscritos) que envía a cada pueblo, y que eruditos locales le completan y remiten; las obras de Clodoaldo Naranjo sobre Trujillo y su tierra, y otras valiosas publicaciones u obras inéditas más.

3ª Parte. La Baja Extremadura (Badajoz)

  1. Obras generales sobre geografía pacense.
  2. Cartografía pacense.

Geografía Física

  1. Geología y Geomorfología pacense.
  2. Hidrografía pacense.
  3. Fitogeografía pacense.
  4. Zoogeografía pacense.

Geografía Humana

  1. Temas de interés para el estudio de la Geografía Humana de la provincia de Badajoz.

Geografía Económica

  1. Economía en general de la provincia de Badajoz.
  2. Bosques, Pastizales, Caza y Pesca de la provincia de Badajoz.
  3. Agricultura pacense.
  4. Minería pacense.
  5. Industria, Comercio y Comunicaciones en la provincia de Badajoz.

Geografía Regional

  1. Comarcas pacenses y monografías histórico-geográficas sobre la provincia de Badajoz o sus pueblos, de interés para el geógrafo.

Al igual que la obra anterior, también se encuentra -como es lógico- en la Biblioteca Nacional, donde se conservan tres ejemplares: uno disponible en el Salón General, con la signatura nº 4/111883; otro también disponible en la Sala Goya, con la signatura nº SG/1857; y el último No disponible, ya que se halla según fondos con signatura AHM/370144.

Otras obras de Justo Corchón

Libros: además de los dos citados, escribió y publicó otros cinco (aunque algunos van incluidos en otros, o bien se trata de pequeñas obras (en lo que se refiere al tamaño o extensión):

  • Veterrima inter Norbensia:

Constituye un estudio crítico del cipo hallado en San Blas (Cáceres), considerado por el autor como la reliquia más antigua de la religión de Norba, incluso anterior a la fundación de esta colonia romana.

Primero lo publicó en el «Boletín de la Real Academia de la Historia». Después fue editado por Maestre, Madrid, 1954 (pequeña obra de 11 páginas); del que hay un ejemplar disponible en la Biblioteca Nacional (en el Salón General), con la signatura VC/2358/14.

  • Encuesta turística sobre la provincia de Cáceres:

Como su nombre indica, se trata de una encuesta que el autor llevó a cabo en diversos municipios de esta provincia, cuyos resultados fueron editados por los Servicios Culturales de la Excelentísima Diputación Provincial de Cáceres en 1954, formando parte de la Introducción (4 páginas) de esa publicación.

Existen dos ejemplares disponibles en la Biblioteca Nacional (en el Salón General), con las signaturas VC/7486/4 y VC/7868/4.

  • Inscripciones cacereñas inéditas:

De acuerdo con lo que su título nos pone de manifiesto, en esta obrita (sólo cuenta con 20 páginas y 3 láminas, de 24 centímetros) Corchón expone y analiza una serie de inscripciones latinas halladas en Cáceres, y que se encontraban sin publicar en esa época.

Publicado en 1955 por Maestre, Madrid; y hay un ejemplar disponible en la Biblioteca Nacional (en el Salón General), con la signatura VC/2420/16.

  • Medios auxiliares del método didáctico geográfico: IV. Medios de visualización geográfica:

En este caso es un tratado de metodología geográfica, tirada aparte (7 hojas) del «Boletín Pedagógico», nº 47, de la Institución de Formación del Profesorado de Enseñanza Laboral (páginas 31-43) [Madrid: s.n., 1964].

Se conserva un ejemplar disponible en la Biblioteca Nacional (en el Salón General), con la signatura VC/6585/18.

  • Diccionario de geografía y lenguaje.

Su última obra, ya que fue editada por Alhambra, Madrid, en 1983. Se trata -como su nombre indica- de una relación de nombres geográficos, con su explicación correspondiente. Consta de 213 páginas, e incorpora Bibliografía e índice.

Como en los casos anteriores, hay un ejemplar disponible en la Biblioteca Nacional (en el Salón General), con la signatura 4/198746.

También publicó Corchón -en Revistas, Boletines y publicaciones varias- numerosas obras acerca de Cáceres:

  • Notas de Geografía Urbana cacereña, en la «Revista de Ferias y Fiesta de Cáceres», mayo de 1952.
  • El Museo Provincial de Cáceres, en «Mundo Ilustrado» nº 99-100, agosto de 1952, Madrid (consiste en un breve resumen de sus instalaciones y fondos).
  • San Jorge y la conquista de Cáceres, en el «Extremadura» del 21 de abril de 1953 (breve resumen de la conquista de Cáceres).

O de otros lugares extremeños, o ajenos a nuestra Comunidad, o referentes a la Geografía (incluyendo la Pedagogía):

  • Evolución moderna del concepto geográfico, en diario «Extremadura», días 16 de marzo, 6 y 25 de abril, y 16 de mayo de 1945.
  • Errónea localización del Campo Arañuelo por el geógrafo de S.M. don Tomás López. Revista «Estudios Geográficos», del Instituto Juan Sebastián Elcano, del CSIC, año VIII, nº 28, Madrid, agosto de 1947.
  • Relaciones topográficas referentes a Extremadura, en «Estudios Geográficos», año X, nº 35, Madrid, mayo de 1949).
  • Los estudios geográficos en Extremadura, «Extremadura» del 5 y 7 de noviembre de 1949.
  • Una interesantísima conclusión de la II Asamblea de Estudios Extremeños. «Extremadura» del 11 de noviembre de 1949.
  • La Sección Geográfica de II Asamblea de Estudios Extremeños (con la valiosísima colaboración del catedrático de la Universidad Central don Francisco Hernández-Pacheco). «Boletín de la Real Sociedad Española de Historia natural», tomo XLVIII, nº 1, Madrid 1950.
  • Encuesta de Geografía Regional Extremeña. Servicios Culturales de la Excelentísima Diputación Provincial. Imprenta de la Diputación Provincial de Cáceres, 1950.
  • Arqueología Extremeña: la gruta o abrigo eneolítico de Cabeza Araya, en «Extremadura» del 6 de mayo de 1952 (estudio sobre el depósito del Bronce III hispano, hallado casualmente en ese lugar situado al norte de Aliseda, y que Almagro Bosch y otros analizarían posteriormente).
  • Australia descubierta por un español. «Extremadura» del 10 de febrero de 1953.
  • Bibliografía extremeña. «Crónicas Trujillanas del siglo XVI», por Miguel Muñoz de San Pedro. «Extremadura» del 6 de mayo de 1953.
  • Geopolítica de un gran espacio continental. Revista «Alcántara» publicada por los Servicios Culturales de la Excelentísima Diputación Provincial de Cáceres, nº 32.
  • El mar en la conquista de Méjico, y otras notas marítimas de la epopeya americana. Publicados en «Extremadura» y «El Mar», capítulo VI.
  • El Partido de Llerena en 1791 (sin publicar en 1955).

CONCLUSIÓN

Su aportación a Extremadura es lo que me animó a presentar esta ponencia en estos Coloquios Históricos, ya que somos muchos los que valoramos su obra y la ayuda que nos ha prestado en posteriores trabajos, incluyendo el apartado bibliográfico citado. Razón por la que también pienso defender durante este año a don Justo en otros eventos históricos y culturales, tanto en la comarca del Campo Arañuelo (donde le rendiremos un merecido homenaje), como en el XXVI Congreso Nacional de Cronistas Oficiales (que tendrá lugar a mediados de noviembre en Badajoz y otros lugares, donde valoraré su actuación y aportación como cronista, aunque entonces no existiera dicha Asociación, pues se creó en 1974).

Para finalizar, agradezco a cuantos me ayudaron e informaron: como don Teodoro Martín Martín (quien me aportó importantes pistas para llegar a las fuentes necesarias), don Manuel Gordillo Osuna (que escribió una interesante biografía de don Justo en el Boletín de la Real Sociedad Geográfica, Tomo CXXXIII, 1997), y el propio hijo de don Justo Corchón (D. Luis Corchón Díaz).

Oct 012000
 

José Miguel Prado.

El pacense Enrique Díez-Canedo, intelectual, poeta y crítico literario eminente, tuvo una estrecha relación con el gran poeta León Felipe. No se trata de una amistad de infancia y juventud como la que éste cultivó con José del Río Sainz o con Gerardo Diego. Enrique Díez-Canedo nació en Badajoz el 7 de enero de 1979 y, aunque pronto su familia comenzó a recorrer otros caminos, debido a que su padre pertenecía al Cuerpo Técnico de Aduanas, tardó en cruzarse con León Felipe. Éste, que oficialmente se llamó Felipe Camino Galicia, nació cinco años más tarde, el 11 de abril de 1884 en Tábara, en la provincia de Zamora, y también conoció en su infancia los traslados de su padre, notario, con su familia. El encuentro entre ambos se produjo bastantes años más tarde en Madrid y fue decisivo, especialmente para León Felipe puesto que supuso su reconocimiento definitivo como poeta. Para Díez-Canedo el descubrimiento del poeta añade mérito a su nutrida labor de crítico literario agudísimo, objetivo, cabal y generoso que supo apreciar la calidad literaria y humana por encima de las modas, conveniencias y otras razones ajenas al arte. La estimación y el aprecio mutuos como creadores y como hombres duró toda la vida y más, como recordaremos en el caso de León Felipe, que le sobrevivió.

Crucial para la vida y la obra de ambos –y de tantos otros– serán la Guerra Civil y el exilio en México, donde volvieron a coincidir. En este periodo y en aquel primer encuentro en Madrid se centra este trabajo.

En 1919 Enrique Díez-Canedo, además de haber publicado al menos tres poemarios posmodernistas, llevaba varios años forjándose un nombre como crítico literario, especialmente de teatro, en periódicos madrileños[1]. Llevaba aún más tiempo frecuentando y siendo oído en ellos los lugares donde se reunían los intelectuales y literatos en la capital, desde el Ateneo y el Centro de Estudios Históricos a numerosas tertulias. En cambio, León Felipe sólo había saboreado el fracaso. Había perdido sus negocios farmacéuticos en Santander, recorrido la Península como actor en compañías ambulantes, condenado a largos meses de cárcel por desfalco, abandonado una nueva farmacia en Balmaseda por seguir a una muchacha con la que tuvo amores en Barcelona, vivido una bohemia miserable con un solo traje en Madrid y, tal vez lo que más le doliera, sufrido el silencio del admirado Juan Ramón Jiménez por toda respuesta a los versos que él le había confiado para conocer su opinión. Desalentado y enfermo en el verano de 1919 se va como regente de farmacia a un pueblo de la Alcarria, Almonacid de Zorita. Allí, con 35 años, como idealista aspirante a caballero andante de la poesía –en ella gritará más adelante Justicia– vela sus armas, escribe nuevos versos y busca un nuevo nombre. El boticario Felipe Camino G. de la Rosa necesita que alguien le de el espaldarazo para convertirse en el poeta León Felipe. Ese alguien será Enrique Díez-Canedo, al que él llamará recordándolo cariñosa y respetuosamente «don Enrique». Veamos cómo sucedió.

Uno de sus amigos, el escultor Emilio de Madariaga, convencido de la valía de lo que le mostraba el boticario decidió llevarle aquellos versos a Díez-Canedo. Considerando que había pasado un tiempo prudencial y no le decía nada de la obra de su amigo fue a preguntarle, pero el crítico había olvidado el manuscrito en su mesa de redacción de la revista España entre tantas cosas que materialmente no tenía tiempo de atender. Al requerimiento de Madariaga los leyó sin dilación y se maravilló. Así lo rememoraba el propio Díez-Canedo: «y mis compañeros de España recordarán como yo que, convocando a cuantos había en la casa, les hice inmediatamente partícipes del descubrimiento, y la revista se honró publicando enseguida una selección»[2].

Pero no quedó ahí la cosa. Unos meses más tarde, en el invierno de 1920, según precisa Gerardo Diego[3], leyó sus poemas en el Ateneo de Madrid –casualmente situado en la misma calle del Prado donde tenía su sede la revista España– con bastante éxito incluso entre algunos jóvenes vanguardistas como el propio Diego. Eso sí, en las palabras que precedieron a la lectura, que poco después servirían de prólogo a su primer libro, dejaba bien clara su voluntad de situarse tan lejos de los ultraístas como de los posmodernistas, cosa insólita en aquel edificio más acostumbrado a las modas, incluso en la poesía.

Inmediatamente, con el concurso económico de los amigos, se publicaron aquellos poemas con el título de Versos y oraciones de caminante. Entre los entusiastas colaboradores se contaban desde un tabernero de la calle Torrijos hasta miembros de la tertulia «la Vicaría» del café Universal, que pagaron a escote, y el propio Diez-Canedo. Además él «en El Sol y Rivas Cherif en La Pluma dieron el espaldarazo al nuevo poeta contribuyendo de una manera decisiva al éxito del libro»[4].

León Felipe como buen caballero andante de la poesía nunca olvidó que el crítico pacense le había dado el espaldarazo definitivo. Prueba de ello es la página y media de sinceridad y emoción conmovedoras con que él contribuyó al homenaje que le rindió la revista Litoral tras su muerte y que significativamente tituló:

ENCUENTRO

Yo llegué al templo nacional de la Poesía española cuando se apedreaba en las calles a los últimos sacerdotes simbolistas. Llegué tarde, cansado y por unos extraños atajos pedregosos. No sé si será útil contar esto algún día. Útil para el archivo de los poetas descarriados y malditos.

No entré por la puerta tradicional. En realidad, por entonces, 1918-20, comenzaban a derrumbarse todas las puertas y a abrirse grandes boquetes en las viejas paredes sagradas, por donde se colaban en cuadrilla los jóvenes poetas revolucionarios. Tampoco entré por estos boquetes. Llegué en un mal momento. Cuando la pelea era más encarnizada. Y creo que piedras de los dos bandos me alcanzaron a mí en la frente. Yo no venía a defender a nadie ni pertenecía a ninguna cofradía. Por entonces no tenía ningún credo. Ni político ni religioso. Pero hablaba con un dolorido acento castellano de derrota que luego he visto era más universal que castellano. Quiero decir que la derrota era menos nacional, menos doméstica y menos individual de lo que yo sentía. Se acababa de firmar el Tratado de Versalles y alguien había ganado una victoria. Pero el Hombre se sentía derrotado. Contra la deshumanización naciente yo traía una vaga humanización colectiva. Sin embargo, no tenía credo político tampoco. En realidad, yo no era más que un vagabundo sin casa y sin escuela, que andaba perdido por los cafés y por las calles de Madrid.

Un día me recogió Enrique Díez-Canedo como se recoge a un mendigo y me llevó de la mano a la revista España, donde me presentó a sus amigos y más tarde a los amantes de la Poesía de la Península y de Hispanoamérica. Su voz ya tenía crédito y autoridad entre los mejores. Por esta puerta entré. Por esta puerta que construyeron los epígonos del 98 y que después se ha derrumbado también.

El hombre que me la abrió acaba de morir. Era un español pacífico y armónico, de voz tranquila y firme, que ordenó la Poesía de un mundo que se ha cerrado ya. Supo dirigir, clasificar, animar, censurar y purificar las voces mejores que cantaron a su lado. Y él mismo tomó parte en el coro con muy buena entonación y gran sabiduría. Conocía el compás de las grandes escuelas tradicionales. En arte, como en política, fue un espíritu liberal. No revolucionario. Y cuando la canción, enloquecida, reventó en la garganta de algunos poetas para ganarle espacio a las murallas de la sombra, él no siguió por este lado la aventura. Su destino estaba circunscrito a otros límites y dimensiones. Pero en su mundo y defendiendo los principios de su mundo, fue el hombre más honrado y más valiente que he conocido.

León Felipe[5]

Como buen caballero andante, no quiso León Felipe dormirse en los primeros laureles: estaba obligado a recorrer el mundo en busca de nuevas aventuras poéticas. Contra la opinión de casi todos los que le querían bien se fue a la Guinea Española como administrador de hospitales. Después, pasando por México, a Nueva York donde se casó e impartió clases en las Universidades de Columbia y de Cornell. Vuelve a España. Luego llega a la Universidad de Panamá, pero con las primeras noticias de la Guerra Civil regresa a Madrid en septiembre de 1936 para ponerse al lado de la República. Algo semejante hizo Díez-Canedo. Desde 1927, con algún paréntesis, recorre América: Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, Ecuador, Panamá, Puerto Rico… dando conferencias y enseñando en Universidades. A él la Guerra Civil le sorprendió como embajador de España en Argentina y, al conocer como iban las cosas para la República Española que le había nombrado, decidió renunciar a su cargo y volver a su país en febrero de 1937. En palabras de Max Aub «No podía –fiel– obrar de otra manera. El hombre, si es libre, escoge perpetuamente lo que la libertad le dicta. Salvándose, no se puso a salvo.

-¿A qué vino?- les preguntaban en Barcelona.
– A hacer bulto- contestaba»[6].

Cuando, a finales de 1936, el gobierno de la República aconseja el traslado de intelectuales y artistas de Madrid a Valencia León Felipe se resigna, sintiéndose enfermo, a abandonar la capital asediada. La convivencia de tantos escritores hace que surjan revistas como Hora de España. El nombre de León Felipe aparece en el consejo de colaboración de ésta desde el primer número hasta el último, tenemos noticias de una conferencia suya en el número II, febrero de 1937, y publicó un fragmento de La insignia en el número V, mayo de 1937, los ensayos Universalidad y exaltación en el número VI, junio de 1937, y El mundo de los pintores (En una exposición de Souto) en el número XIV, febrero de 1938. En la misma revista publicó Díez-Canedo los poemas titulados «Capacidad de olvido», «La palabra», «Línea recta» y «Certidumbre» en el número XIII, enero de 1938, y el ensayo Panorama del Teatro Español desde 1914 hasta 1936, en el número XVI, abril de 1938. Además Canedo dirigía allí, en Valencia, la revista Madrid, subtitulada Cuadernos de la Casa de la Cultura, de la que habían salido dos números en octubre de 1937. No está fuera de lugar aquí la conclusión que de esto saca su biógrafo: «De lo anteriormente dicho deducimos que Díez-Canedo fue uno de los intelectuales trasladados a Valencia»[7]. Nosotros (a pesar de que éste fue siempre republicano liberal y León Felipe en aquel momento iba simpatizando con los anarquistas) podríamos aventurar que no es descabellado que los antiguos amigos se vieran de cuando en cuando en aquellas circunstancias, lamentables, pero elegidas por ambos.

El día de la Hispanidad de 1938 Díez-Canedo llega a México con su esposa María Teresa y su hija María Luisa, acogido por la Universidad y la Casa de España –luego Colegio de México– siguiendo una iniciativa del gobierno de aquel país a la vista del próximo desenlace de la guerra de España. Después llegarían los otros hijos, María Teresa y Enrique y, finalmente, Joaquín. El hecho de haber llegado antes le facilitó las cosas y así pudo ayudar a muchos compatriotas que sufrían penalidades cuando llegaron numerosos en el barco Sinaia en junio de 1939 desde los campos de concentración franceses. Por otro camino llegó también al exilio mexicano León Felipe en 1939, tras fugaz paso por Francia y Cuba. Él contaba con la ventaja de llegar al país de su mujer, Berta Gamboa, en el que ya habían vivido otras temporadas. Por entonces León Felipe administraba fondos de un grupo de escritores norteamericanos para ayudar a los refugiados españoles. Ambos escritores impulsan revistas literarias en las que publican muchos de los exiliados españoles y otros escritores mexicanos. Como se ve, se van adaptando a la nueva situación e integrando los cambios en sus vidas y en sus obras. Tampoco ahora tenemos constancia explícita de los lógicos y esperables encuentros entre ellos pero, como veremos enseguida, sabemos que no cortaron su relación.

Parece que en México la salud de Díez-Canedo se iba quebrantando progresivamente y los médicos le aconsejaron trasladarse a Cuernavaca por ser más saludable para su enfermedad cardíaca. Allí vivió, echando de menos la capital con su ambiente cultural y sus tertulias, y murió, repentinamente, el 6 de junio de 1944. León Felipe está en la nómina de los asistentes a las honras fúnebres que recoge Fernández Gutiérrez[8] y debió también estar presente en otros actos que se celebraron en su memoria, como el del día 16 de agosto, que contó con intervenciones de autoridades mexicanas y escritores y miembros de diversas asociaciones de mexicanos y españoles (entre ellas la de «don Pedro Carrasco, Director del Observatorio Astronómico de Madrid y presidente en México de la Casa de Extremadura, [que] habló en nombre de ésta, haciendo un caluroso elogio de las cualidades que como extremeño poseía Diez-Canedo»[9]). El hecho es que León Felipe sintió su muerte profunda y sinceramente, como muestra el recuerdo agradecido publicado en su homenaje en el Litoral de agosto que hemos transcrito más arriba.

La casa de María Luisa Díez-Canedo y Francisco Giner de los Ríos en México D. F. siguió recibiendo los domingos las visitas del viejo poeta al que los niños, nietos de don Enrique, llamaban «Leonfelipito» trepándosele por las barbas. Así lo cuenta el propio Francisco Giner de los Ríos en el número especial de la revistaLitoral homenaje a León Felipe. A continuación facilita un texto autógrafo de León, inédito hasta entonces, que la ternura que sentía por los niños le dictó como regalo en el undécimo cumpleaños de la pequeña María Luisa, en agosto de 1955, en el que le habla de las rubias trenzas de Isolda[10]. Queda, pues, patente la amistad con toda la familia.

Por otro lado, el dolor por la pérdida del amigo no fue sólo instantáneo. Buena prueba de ello es que en 1965 dedicó a su memoria ¡Oh, este viejo y roto violín!con las siguientes palabras:

A LA MEMORIA

de ENRIQUE DÍEZ-CANEDO, él mismo muy buen poeta. Hombre valiente y generoso que hace ahora cincuenta años me abrió la puerta de la poesía española y me dijo unas palabras que no he olvidado nunca.

Su fiel amigo que le quiso siempre

LEÓN FELIPE[11]

Hacía ya mucho tiempo para poner esto por cumplir, ni por quedar bien con nadie, al frente de un libro de poemas que veía la luz tras un silencio de ocho años sin publicar su autor. Además, cuando, inmerso en la vida con ruidos de copas, platos y coches de fondo, un León Felipe con más de ochenta años recita animoso en el Ateneo Español de México su largo poema «La gran aventura», lo hace tras decir esta dedicatoria y rogar un minuto de silencio por el amigo, tal y como está recogido en una grabación magnetofónica.

Debe añadirse que el poeta deseaba que este libro fuera publicado por el hijo de don Enrique, Joaquín Díez-Canedo, «(Joaquín, tan caballero y desprendido como su padre)»[12], pero un cambio de última hora hizo que se publicara en el Fondo de Cultura Económica. Finalmente, hay que reflejar aquí también que entre los primeros de los muchos nombres en letanía a los que el sujeto lírico de «El zurrón de las piedras» les debe una elegía, que ya no escribirá, está el de Enrique Díez-Canedo:

Piedras de cementerio…
Piedras recogidas
en las sepulturas de los grandes españoles
desterrados y enterrados en el destierro…
Piedras elegíacas…
¡Oh, Moreno Villa, te debo una elegía!
Y a vosotros también, amigos ilustres:
Altamira,
Canedo,[…][13]

Por todo lo expuesto puede bien puede afirmarse que León Felipe mostró fidelidad en su relación con Enrique Díez-Canedo. El aspirante a caballero andante de las letras necesitaba un hombre magnánimo curtido en esas aventuras, que se engrandeciera aún más por el acto de armarle caballero. Se habían encontrado en el Madrid de 1929 y nunca lo olvidarían. Así lo exige el código de la caballería, uno de cuyos principios es la lealtad. Fue precisamente esa lealtad junto con la generosidad y sentido quijotesco de la justicia compartido por ambos, su humanidad en definitiva, lo que los reunió en momentos esenciales para la vida de ambos con una fuerza que, más que azar, parece destino. Por eso termino recordando este pórtico de León Felipe al Libro 1 de su obra Ganarás la luz[14], titulado precisamente

BIOGRAFÍA, POESÍA Y DESTINO
La poesía se apoya en la biografía. Es biografía hasta que se hace destino y entra a formar parte de la gran canción del destino del hombre.


NOTAS:

[1] Primero en el diario El Globo desde 1908, entre 1915 y 1924 en el semanario España, luego en los diarios El Sol (hasta 1933) y La Voz (1934 a 1936) según José María Martínez Cachero en la parte que dedica al S. XX la Historia de la literatura española, León, Everest, 1995, tomo III, p. 618.

[2] Díez-Canedo, Enrique, «un poeta español trashumante: León Felipe», La Nación de Buenos Aires, 25-V-1930. Recogido por José María Fernández Gutiérrez en Díez-Canedo, Enrique, Antología de artículos, Badajoz, Diputación Provincial, 1993, p. 324.

[3] Precisión que, asegurando que fue a finales de febrero o principios de marzo de 1920, va más allá de lo que recordaba el propio León Felipe para su biógrafo más inmediato, Luis Rius. Diego, Gerardo, «Introducción» a León Felipe, Obra poética escogida, Madrid, Espasa-Calpe, 19853ª, p. 24.

[4] Fernández Gutiérrez, José María, Enrique Díez-Canedo: su tiempo y su obra, Colección Rodríguez Moñino nº 1, Badajoz, Diputación Provincial, 1984, p. 136.

[5] Litoral (Al poeta Enrique Díez-Canedo), nº 3 de la etapa mexicana, agosto de 1944, pp. 24-25. Edición facsimilar de Ecuador 0º 0′ 0», México, D.F., 1967. Hemos corregido una errata de imprenta evidente en «los voces» y suprimido la tilde del monosílabo «fue» en las dos ocasiones en que aparece.

[6] Aub, Max, Pequeña y vieja historia marroquí, Madrid, Papeles de Son Armadans, 1971, p. 77.

[7] Fernández Gutiérrez, José María, 1984, op. cit., p. 75.

[8] Idem, p. 88.

[9] Idem, p. 89, con detalle del acto del 16 de agosto de 1944 en el Palacio de Bellas Artes de México.

[10] Litoral, nº 67-69, Torremolinos (Málaga), 1977, pp. 11-14.

[11] León Felipe, ¡Oh, este viejo y roto violín!, México, Fondo de Cultura Económica, 1965. Nosotros citamos por la edición de Madrid, Visor, 19932ª, p. 9.

[12] Idem, p. 157.

[13] Idem p. 166.

[14] Idem, Ganarás la luz, Edición de José Paulino, Madrid, Cátedra, 1982, p. 103.

Oct 012000
 

Rocío Periañez Gómez.

La presencia de esclavos en la sociedad extremeña de los Tiempos Modernos es algo incuestionable que conocemos gracias a los trabajos de algunos investigadores que nos han aproximado al tema de forma más o menos directa, si bien el estado de la investigación sobre la esclavitud en Extremadura es aún insuficiente para tener una visión general del fenómeno en toda la región[1]. Conocido a partir de estudios de carácter local fundamentalmente[2], estos trabajos permiten ir ampliando el espacio conocido sobre este tema. Con este trabajo queremos hacer una pequeña aportación en esa labor de reconstrucción del pasado analizando una de las manifestaciones del fenómeno esclavista: el comercio. Esta actividad está estrechamente relacionada con la condición del esclavo, sujeto sin capacidad jurídica y que puede ser comprado y vendido, cuyo precio, como para cualquier producto comerciable, estará sujeto a cambios según su “calidad”, según la ley de la oferta y la demanda, según el precio del dinero… Para mostrarlo hemos elegido como ejemplo el comercio que se realizaba con esta mercancía humana en una ciudad de la Baja Extremadura de importancia en la época que tratamos: Jerez de los Caballeros, a lo largo del siglo XVII.

Las fuentes que pueden utilizarse para el estudio de la esclavitud son variadas (parroquiales, notariales, municipales…) pero para el tema que nos ocupa, el comercio, hemos trabajado con las escrituras de compra-venta de esclavos y con las cartas de poder para vender esclavos[3] que hemos vaciado para todo el siglo en los Protocolos Notariales de la ciudad, custodiados en el Archivo Histórico Provincial de Badajoz.

1. EL COMERCIO DE ESCLAVOS

Como ya anticipábamos en la introducción a este trabajo, nuestra investigación se ha centrado en las transacciones comerciales que tienen por objeto la compra-venta de personas, privadas, por la sociedad en la que viven, de uno de los derechos fundamentales del ser humano: la libertad. Es difícil entender desde nuestro punto de vista actual cómo podían darse estos casos, pero lo cierto es que constituían una realidad cotidiana. Y no hablamos ya de las exóticas tierras al otro lado del océano, donde es por todos conocida la presencia de esclavos utilizados como mano de obra en plantaciones y minas; en Extremadura también existían personas sometidas a la esclavitud.

No vamos a hacer aquí un repaso por toda la historia de la institución esclavista, pero sí señalar que durante el tiempo que hemos tomado como marco para este trabajo, el periodo Moderno, la esclavitud y el comercio de esclavos era algo plenamente aceptado por la sociedad, pues seguían vigentes las tesis aristotélicas que justificaban el dominio de unas personas sobre otras y su reducción a la esclavitud. Los esclavos lo eran por diferentes motivos, muy claros ya en estos momentos, herencia del mundo clásico, principalmente por guerra o nacimiento, pero también por deudas o crímenes. Por guerra lo fueron por ejemplo los musulmanes en la Reconquista o en un tiempo más próximo al que tratamos los que se rebelaron en la Alpujarras. En el caso de los negros procedentes de África, ésta era también la justificación que se daba para someterlos a la esclavitud, o al menos era la que solía aparecer en las escrituras de compra-venta: “habidos de buena guerra”, guerra legitimada por la religión puesto que se trataba de luchar contra los infieles. Por nacimiento eran todos aquellos hijos de una mujer esclava, el hecho de que el padre lo fuera o no, no importaba, se heredaba la condición materna.

El esclavo no tenía ningún tipo de potestad sobre su persona y no podía disponer de su vida, sino que lo hacía por él su dueño, al cual pertenecía desde su nacimiento, si era hijo de otros esclavos de su propiedad, o desde el momento en que lo compraba, pasando instantáneamente a formar parte de su patrimonio, como una cosa más. En este sentido, el esclavo igual que se compraba podía venderse, donarse, alquilarse, trocarse, hipotecarse…

La posesión de esclavos no era exclusiva de las clases privilegiadas, si bien, como veremos más adelante, son los miembros de este grupo los que destacarán en la tenencia de esclavos puesto que dado su elevado precio, no toda la población podía tener acceso a un producto de lujo, que en territorio extremeño se convierte ante todo en un signo de distinción social para su poseedor.

2. LAS VENTAS

Como en cualquier otra transacción económica sobre la que se pretendía evitar malentendidos, la compra- venta de esclavos se realizaba en presencia de un escribano público que con su signo daba fe de la legalidad de la venta. Las escrituras de este tipo que se conservan son las que han servido de base para esta investigación y la que nos proporcionan toda la información que vamos a analizar a continuación.

Partimos de 69 escrituras de venta y 19 poderes para vender esclavos, es decir los documentos que expedían los dueños de los esclavos para que otra persona realizara la venta en su nombre, en total 88 documentos pertenecientes al siglo XVII que nos hablan del comercio de esclavos en la ciudad de Jerez de los Caballeros o en relación con sus habitantes. Esta documentación nos permite descubrir como se realizaban las transacciones y en qué condiciones, cuales eran las características de los esclavos que se vendían, qué precios se pagaban por ellos, etc.

La distribución de las ventas y los poderes, en periodos de diez años, a lo largo del siglo es la siguiente:

Años Ventas Poderes Total
1610-1619 8 1 9
1620-1629 18 5 23
1630-1639 4 2 6
1640-1649 8 4 12
1650-1659 5 2 7
1660-1669 3 1 4
1670-1679 16 2 18
1680-1689 4 1 5
1690-1699 3 1 4
TOTAL 69 19 88

Este cuadro nos permite observar que las ventas van ascendiendo desde principios de siglo, suponemos que en un proceso iniciado en las últimas décadas del siglo XVI, en las que el comercio esclavista tiene su auge[4], llegando a su punto más álgido en la década de los años veinte, descendiendo en los años 30, con un ligero ascenso en los 40 y manteniéndose en niveles bajos hasta la recuperación en los 70. Esta caída de las ventas se puede explicar fácilmente si tenemos en cuenta que el comercio esclavista extremeño tenía como principal fuente de abastecimiento al país vecino y que durante esos años, desde 1640 a 1668 se está produciendo un conflicto bélico, la guerra de Independencia portuguesa, que afectará al intercambio de productos entre los dos países, y por supuesto tendrá su incidencia en el comercio de esclavos. De hecho, el incremento en los años 40 estará relacionado, como analizaremos más adelante, con la guerra: muchos de los esclavos que se venden esos años proceden de territorio portugués, pues constituyen parte del botín de guerra en el momento inicial de la misma; posteriormente las transacciones con esclavos experimentan una caída acusada hasta el término de la coyuntura bélica, momento en el que se produce una recuperación rápida, llegando a alcanzar niveles bastantes altos si tenemos en cuenta que el siglo XVII es un periodo de crisis y que los esclavos eran un producto caro. El descenso del número de ventas será la tónica dominante en los últimos años del siglo y se puede interpretar como los primeros síntomas de la decadencia de la institución esclavista que se manifiesta plenamente en el siglo XVIII.

3. COMPRADORES Y VENDEDORES

Lo primero que suele aparecer en una escritura de venta es el nombre de las personas que realizan el negocio, del vendedor y del comprador. En el caso concreto de la venta de esclavos es interesante conocer quienes eran los que participaban en estas actividades, no tanto sus nombres propios como su condición socio-profesional y su vecindad. Así podremos saber qué grupo o grupos sociales eran los que contaban entre sus posesiones con esclavos y conocer la amplitud espacial de este comercio, si se reducía al ámbito local o tenía más proyección.

Centrándonos en la primera cuestión, quiénes eran los propietarios, podemos distinguir entre los que los poseen y se disponen a venderlos y los que los buscan en el mercado esclavos que pasen a engrosar su patrimonio.

Los vendedores de esclavos, no eran siempre profesionales dedicados a esta actividad, aunque en Jerez son los que predominan, sino que también encontramos personas dedicadas al oficio de las armas, desde el soldado hasta el capitán, o dentro del grupo de la administración regidores, contadores, alcaldes…, también eclesiásticos, etc.

Vendedores[5]

Grupos Número de casos %
Comerciantes 20 31,7
Administración 12 19
Nobles 10 15,9
Militares 9 14,3
Eclesiásticos 7 11,1
Otros 5 7,9

Clasificando los vendedores por grupos socio-profesionales podemos ver que, como cabría esperar, los que destacan en el número de ventas de esclavos son las personas especializadas en el comercio, en concreto de este tipo de mercancía humana, perteneciendo a este oficio Mateo Pérez[6] vecino de la ciudad, el sevillano Alonso García de Béjar[7] o los portugueses Cristóbal de Santiago, vecino de Lisboa[8] y Gaspar Díaz Méndez, vecino de Olivenza[9].

Existen también personas que, aunque desempeñan otras profesiones, los vemos actuar activamente en el comercio de esclavos: no hay que olvidar que el esclavo además de un signo de distinción o mano de obra constituye también una inversión y de su venta se podían obtener altos beneficios[10]. En Jerez, sería el caso del escribano Francisco Vázquez Aguilar, bastante involucrado en el comercio de esclavos puesto que lo vemos en tratos directos con mercaderes especializados, como el mencionado Alonso García de Béjar, que le otorga un poder para vender un esclavo[11] o vendiendo esclavas que antes le había comprado a este mismo comerciante según aparece explicado en la escritura de venta[12].

En segundo lugar tenemos al grupo de la administración, desde los miembros del regimiento de la ciudad como, don García de Torres y Silba[13], don Fernando de Silva y Figueroa[14], don Rodrigo Álvarez de Molina[15]; contadores de la mesa maestral: Diego Deocampo[16]; procuradores: Juan Martín Cordero[17]: abogados: Licenciado Antonio Rubiales[18], Licenciado Diego González de Toro[19]

Después nobles[20] como el señor de la Higuera de Vargas, don Francisco de Silva y Vargas[21].

Destaca también el colectivo militar, cuyos altos mandos suelen ser propietarios habituales de esclavos, como el capitán de infantería don Matías Díaz de Cadornia[22], el sargento mayor don Alonso Rodríguez Tinoco[23] o el alférez Francisco Topete de Velasco[24], pero en una coyuntura muy concreta, la guerra de Independencia portuguesa, se convierten en mercaderes eventuales del botín obtenido en sus campañas en Portugal: los esclavos que han sacado de ese territorio y que así especifican en las escrituras notariales y de los cuales hablaremos con detalle más adelante.

Figuran también entre los vendedores los eclesiásticos, presbíteros como el Licenciado Juan del Castillo[25], don Lorenzo Lobato Arteaga[26], clérigos de menores: don Juan Maraver de Sanabria[27]

Hay que señalar también el caso de las mujeres que aparecen como propietarias de esclavos: doña Benita Maldonado[28] o doña Ysabel de Campaña[29] , en ambos casos viudas que seguramente han recibido como herencia de sus maridos los esclavos que se disponen a vender a través de intermediarios, parientes o personas más especializadas en este tipo de operaciones mercantiles que puedan obtener un precio mejor por los esclavos, a los que otorgan poderes para dicho efecto.

En esta clasificación no hemos podido incluir a los vendedores múltiples, es decir, los casos en los que el esclavo no es propiedad de una sola persona. En total tenemos cinco documentos en las que varias personas aparecen como vendedores: dos casos en los que los dueños de los esclavos son matrimonios, los portugueses Gonzalo de Piña Lobo y Beatriz Toregua de Brito[30] y don Francisco Sirgado de Ayala y doña María Ronquillo, que se disponen a vender un esclavo recibido en la dote de su casamiento[31] y tres en los que los esclavos que se venden pertenecen a varios hermanos: Juan, esclavo de diez años que pertenecía a doña Isabel de Liaño, lo quieren vender sus herederos, don Diego de Monroy y Zúñiga, don Cristóbal, doña Catalina, doña Marina, doña Ysabel y doña Beatriz de Monroy para lo cual otorgan un poder al albacea testamentario pues era voluntad de su madre pagar con lo que obtuvieran de dicho esclavo las misas por su alma[32]; Magdalena es vendida por el licenciado don Lorenzo Fernández Maldonado, doña Leonor y doña Catalina Maldonado y la madre de todos ellos, Mayor Velázquez, viuda. Aunque en la escritura no se especifica hemos de suponer que Magdalena era una esclava de Juan López Álvarez, marido de la última y padre de los demás[33]. El último caso es la venta de un esclavo por parte de Mariana Gómez, como curadora de sus hijos, los dueños del esclavo[34].

Compradores

Grupos Número de casos %
Administración 13 27,6
Nobles 11 23,4
Eclesiásticos 8 17
Militares 8 17
Mujeres 4 8,5
Comerciantes 2 4,2

Realizando un análisis similar para los compradores podemos apreciar que prácticamente tenemos a miembros de los mismos grupos que vendían comprando esclavos, sin embargo cambia la estadística: los principales compradores son los pertenecientes al grupo de la administración como los corregidores don Francisco Enjuela[35] o el señor don Diego de Ulloa y Bazán[36]; regidores como don Diego Quijada y Velasco[37] o Juan González Vázquez[38]; contadores como Francisco Díez Cavallino[39] o el señor Diego Deocampo[40], el Licenciado don Francisco de Solís y Trujillo, alcalde mayor[41]

En segundo lugar los nobles: don Pedro Baltasar de Vargas Portocarrero, caballero de la orden de Santiago[42]; don Francisco de Bazán[43], caballero de Alcántara…

Los militares y eclesiásticos son también asiduos compradores de esclavos, entre los primeros: el señor Fernando de la Vega, alférez mayor[44] o el teniente Francisco de Torilla[45] y presbíteros: el Licenciado Juan Sirgado de Aguilar[46] o el clérigo Francisco de la Cámara[47].

En último término tenemos a mujeres como Ana Méndez de la Vega[48], la viuda doña Ana de Guzmán[49] o la también viuda María Brava [50] y a comerciantes, que comprarían esclavos para luego venderlos: como el mercader de Jerez Pedro del Valle[51] o Ruflo Sotelo de Aguilera que compra la mercancía a un colega portugués[52].

En general son personas que por su posición tienen un alto nivel adquisitivo que le permite la compra de uno o varios esclavos.

En cuanto a la procedencia de los vendedores y compradores como ahora apreciaremos en el siguiente cuadro son los vecinos de Jerez los principales protagonistas del comercio de esclavos en la ciudad, sin olvidar a los vecinos de poblaciones cercanas tanto de territorio extremeño: Almendral, Oliva, Fregenal, etc. como del otro lado frontera que acuden a Jerez.

Localidad Nº de vendedores Nº de compradores
Jerez 31 57
Villanueva del Fresno 4
Cheles 1
Montijo 2
Almendral 1
Oliva 1
Badajoz 1
Zafra 1 2
Fregenal 1
Fuente de Cantos 1
Valencia del Ventoso 1
ANDALUCIA
Sevilla 10 2
Córdoba 1
Jaén 1
Estepa 1
PORTUGAL
Lisboa 4
Monsaraz 2
Evora 1
Mora 2
Çafara 1
Olivenza 6
OTROS
Madrid 2
Villoslada 1
TOTAL 69 69

Si algo llama la atención es que Jerez debía absorber la oferta de mercancía humana puesto que la mayor parte de los compradores son de la misma ciudad, y solo en casos muy puntuales foráneos. En cambio es más variada la procedencia de los vendedores, con lo cual podemos deducir que existía una demanda de esclavos que superaba a la oferta local. Por ello vemos a vecinos de otras poblaciones de la Baja Extremadura vendiendo en Jerez esclavos, pero en esto destacarán sobre todo los portugueses, ya hemos hablado de los tratantes de esclavos de esa nacionalidad, y andaluces, procedentes principalmente del segundo mercado esclavista más importante de la península, Sevilla.

Aunque parece que en Jerez no debía ser difícil vender un esclavo nos llama la atención que en algunas de las cartas de poder para la venta de esclavos se especifica el lugar donde debían venderse preferentemente, quizás porque el dueño del esclavo ya lo había intentado sin éxito en la propia ciudad y recurría a personas para que lo vendiesen en otros lugares o porque se esperaba hacer mejor negocio vendiéndolo en mercados donde se pagaba más por un esclavo. Francisco Hernández Santiago da poder a Antonio Pérez «para que en la villa de Çafra y feria que en ella se haze o en otras partes donde le pareziere pueda vender y venda a Juan»[53], otro destino mencionado es Andalucía, y en especial Sevilla, de esta forma don Luis de Silva Enríquez otorga carta de poder al presbítero Cristóbal Muñoz vecino de Sevilla, para vender en dicha ciudad a su esclavo Pascual[54] o el poder que Diego Deocampo da a su mujer, que se dispone a viajar a Madrid, para que venda allí al negro Pedro[55].

4. LA MERCANCÍA

La información que nos aportan las escrituras de venta de esclavos sobre éstos suele ser bastante rica cualitativamente, si bien, comparándola con la venta de algún animal nos sorprende, por no decir algo más, su similitud, lo cual puede ser una muestra de la consideración que recibían en general por parte de la sociedad. Por poner un ejemplo disponemos de una escritura en la que se venden conjuntamente un esclavo y una potranca[56]. Esta es la descripción del esclavo:

“… se llama Marcos, que es moço alto de cuerpo, baço, de hedad de diez y seis años poco más o menos…”

Y la de la potranca:

“… de tres años, ruçia, quemada con una estrella en la frente, el pie derecho calcado y con hierro de fuego de aro en una pierna…”

Las descripciones que se nos ofrecen de los esclavos nos permiten conocer además de las características de éstos otros aspectos: si existía o no algún tipo de preferencia entre los vecinos de Jerez a la hora de comprar esclavos o los condicionamientos que influyen en el precio de los mismos. Entre los datos que nos dan sobre los esclavos se encuentran su nombre, edad y color, en la mayoría de los casos. A veces se complementa esa información con otros detalles, como su origen- ciertamente en pocas ocasiones en los documentos que hemos consultado- algunos rasgos físicos y la existencia – o no- de tachas físicas o morales.

Si vamos analizando cada una de estas características hay que decir que los esclavos que se venden en Jerez tienen nombres cristianos bastantes comunes en la época tales como Juan, María, Diego, Pedro, Domingo, etc.[57], con lo que hemos de entender que han sido bautizados, existiendo también algunas excepciones, en concreto nombres árabes que denotan el origen musulmán de esos esclavos como es el caso del que venden a un vecino de Jerez y que se llama Alí, del que se nos dice que es:

“un esclavo moro berberisco boçal, en su ley llamado Alí, que tengo, blanco, que ube e compré en la villa de Motril de Diego Martín, vecino de la dicha villa, que es herrado en la frente, una señal de herida en la cara y otra en el brazo (…) que será de hedad de más de treynta años (…)” [58].

En función del sexo existe cierto equilibrio entre las ventas de mujeres y las de hombres con un ligero predominio de las primeras: aparecen en las escrituras un total de 47 hembras frente a 44 varones. Lo normal era la preferencia por las mujeres para su dedicación a tareas domésticas, más dóciles en el trato que los hombres, sin olvidar su función procreadora de nuevos esclavos con los que el amo incrementaba su patrimonio[59].

Este cuadro sintetiza la edad de los esclavos en el momento de la venta:

Grupos de edad Varones Hembras TOTAL
Casos % Casos % Casos %
0-4 1 2,3 3 6,4 4 4,4
5-9 1 2,3 4 8,5 5 5,5
10-14 9 20,4 7 14,9 16 17,6
15-19 10 22,7 8 17,1 18 19,8
20-24 9 20,4 7 14,9 16 17,6
25-29 5 11,4 7 14,9 12 13,1
30-34 2 4,5 5 10,6 7 7,7
35-39
40-44 1 2,3 1 2,1 2 2,2
45-49 1 2,3 1 1,1
50-54 1 2,1 1 1,1
No especifica 5 11,4 4 8,5 9 9,9
TOTAL 44 100 47 100 91 100

Las edades de la mayoría de los esclavos, tanto hombres como mujeres, que se venden en Jerez comprenden de los 10 a los 35 años, englobando los menores de 35 el 85,7 % de todas las ventas. Los niveles mínimos se encuentran en los más pequeños y en los mayores de 35 años. No parece existir un gran mercado para los niños hasta que cumplen los 14 años, solo encontramos algunos casos aislados, siendo más frecuente la venta de niños con sus madres, como el caso de María, esclava tinta bozal que es vendida con una hija de pecho llamada también María[60]. La aparición de esclavos que superan los 35 no es tampoco muy habitual, lo que muestra unaactitud general entre los compradores: ya que van a invertir su dinero en un producto costoso prefieren a esclavos jóvenes, con una edad media de unos 20 años, superando los riesgos de las edades infantiles y siendo más rentables económicamente que un esclavo de edad avanzada.

Existe una gran variedad racial según nos señalan las fuentes, en las cuales los escribanos han descrito, con sus distintos matices, el color de cada uno de los esclavos que pasaron ante ellos. Así tenemos desde el negro tinto, negro atezado, mulato membrillo cocho, blanco… esta diversidad es muestra del progresivo blanqueamiento de muchos esclavos producto de las mezclas étnicas en especial entre población esclava y blancos. Para conocer cuales eran los esclavos que más pasan por el mercado según su color hemos realizado tres grupos: negros, mulatos, blancos.

Color Varones Hembras TOTAL %
Negro 15 28 43 47,2
Mulato 14 17 31 34,1
Blanco 4 4 4,4
No especifica 11 2 13 14,3
TOTAL 44 47 91 100

Según los porcentajes vemos que de los grupos más numerosos, negros y mulatos hay un predominio de los primeros que puede explicarse por la proximidad de Portugal como proveedora de esclavos negros, recién traídos de África. En cuanto a los esclavos de piel blanca son ya muy escasos en estos momentos pues prácticamente están agotadas las fuentes de aprovisionamiento y han ido siendo sustituidos progresivamente por la población esclava negra, más apreciados frente a los esclavos blancos, considerados huidizos y revoltosos.

En cuanto al origen solo conocemos el de siete esclavos: cuatro hembras, tres de las cuales proceden de Angola y otra es yndia[61] y tres varones: el ya mencionado Alí de nación berberisco[62], Miguel del mismo origen[63] y Francisco, esclavo sacado de Portugal durante la guerra, de nación indio[64]. De los demás podemos deducir su origen por su color o por otros datos de las escrituras de compra venta: por ejemplo, en el caso de María, esclava de edad de unos quince años, de color tinta y de la que se especifica que es bozal, es decir, que no conoce el idioma castellano y que además es vendida por Gaspar Díaz Méndez, mercader portugués[65], tenemos con seguridad un esclavo de origen africano, procedente de alguna de las factorías que los portugueses poseían en Angola, Guinea, Cabo Verde, Santo Tomé…

Son curiosas las descripciones físicas que se hacen de algunos esclavos y que irían desde especificar la altura:

“una esclava que tengo mía propia, avida de buena guerra que se llama Catalina, de color tinta, de mediano cuerpo, casi redonda, de edad de treinta y dos años poco más o menos”[66]

– a señalar algunos defectos:

“un esclabo llamado Juan de Quirós, color negro de hedad de quarenta y seis años poco más o menos, pequeño de querpo, izquierdo, los dientes de la boca de arriba apartados y mellado de la parte alta, picado de biruelas, poca barba”[67]

-marcas en el cuerpo que permitan identificar al esclavo, como:

“una señal de herida porzima de la zexa del lado derecho”[68]

que tiene Juan, un mulato de 20 años o:

“María, de hedad de ocho o nuebe años poco más o menos, de color baço, con una señal de lunar pequeño que tiene entre la garganta y los pechos”[69]

también encontramos descripciones más completas:

“Juan, mi esclavo cautivo, que es un mozo que le apunta el bozo de edad de diez y ocho a veinte años, blanco, pequeño de cuerpo, con tres hierros en las megillas y en la frente, patistenado de las piernas”[70]

o sorprendentes para tratarse de un esclavo, como la de Luciana:

“de nación portuguesa, de hedad veinte años poco más o menos, de buen cuerpo, ojos azules, pelo rubio ensortijado”[71]

La aparición de estos detalles no es gratuita. Corresponde con la actividad económica que se está efectuando, el comprador tiene que saber lo que está comprando y comprobar que no está siendo engañado, caso en el que tendría derecho a que le devolviesen el dinero. Por otro lado también está relacionado con el precio por el que se vende el esclavo, a mejor “calidad”, mayor precio, de ahí que se describan todas las características del esclavo que sirven para justificar el valor, más elevado o más bajo que se paga por el esclavo.

Cabe señalar en especial la existencia de marcas de hierros en el cuerpo de algunos esclavos. Herrados están: Alí, el esclavo berberisco de color blanco del que ya hemos hablado, herrado en la frente[72]; de Juan, con tres hierros en las mejillas y en la frente[73], de Antonio, esclavo de color “membrillo cocho” herrado en ambos carrillos,[74] Manuel, mulato con una señal de fuego en el pecho[75], Pedro, negro tinto con una señal en el rostro al lado yzquierdo[76], Juan, negro de quince años con señales en es rostro por “vaxo del pelo de la cabeça,unas saxaduras”[77], Luis, color tinto, con dos señales de hierro a fuego en la mejilla izquierda[78]. No sabemos muy bien el motivo por el cual estos esclavos están marcados, si con el fin de identificar su condición esclava -especialmente en los casos de esclavos de piel blanca-, por un castigo de sus amos señalando a los que tienen propensión a huir, o bien si pueden tratarse de signos relacionados con la cultura y religión de los pueblos a los que pertenecían…

En cuanto a la condición cultural de los esclavos tenemos pocos datos; las escrituras de compra-venta solo señalan si son bozales, es decir que no conocen la lengua castellana pues son recién sacados de su tierra de origen o si son ladinos y saben hablar en “cristiano”, castellano o portugués. Por ejemplo de Diego y María, esclavos sacados del reino de Portugal, se especifica en la escritura de venta que son bozales[79] y de Pedro se dice que es entre bozal y ladino[80]

La descripción de la no existencia de tachas: ladrón, fuxitivo, borracho suele ser tan repetitiva que cabe suponer que se ha convertido en una fórmula propia que los escribanos realizan en este tipo de escrituras. Sin embargo hemos encontrado las excepciones, casos en los que se señala que el esclavo posee alguno de estos defectos u otros diferentes. Es el caso del esclavo Juan de Quirós, cuyo dueño “vende con todas sus tachas, buenas y malas y sin seguridad ninguna”[81]; el esclavo Juan, al cual su dueño lo asegura solo de borracho, hemos de suponer que sería ladrón y huidor[82] o Antonio, que se vende “con la condición y declaración de que es fugitivo, borracho, ladróny enfermo de todas las enfermedades”[83]

Por último hemos de hablar de el precio de estos esclavos. Éste estará muy relacionado con todo lo expresado anteriormente, pues variará según determinados factores relacionados con la demanda: sexo, edad, defectos…

Estos son los precios medios, expresados en reales, que se pagan por los esclavos vendidos en Jerez a lo largo del siglo XVII[84]:

Grupos de edad Varones Hembras
Casos Precio medio Casos Precio medio
0-4
5-9 1 450 4 1162,5
10-14 6 1109,5 6 1311,6
15-19 6 2493,6 8 1540,7
20-24 6 1468,6 5 3582,4
25-29 3 976,6 6 1703,3
30-34 2 852 1 1700
35-39
40-44 2 440 1 1240

Vemos que en general los precios de las mujeres superan a los de los hombres, menos en el grupo de edad comprendido entre los 15 y los 19 años, en que el precio medio de los varones es muy elevado pues se pagan altas cantidades por esclavos de esta edad, lo cual no solo tiene que ver con que en esas edades el esclavo era altamente rentable y muy demandado, sino con algunas de las variables de las que hemos hablado antes y que influirán en el precio. Hay que matizar que los esclavos por los que se pagan precios más altos no solo tienen esas edades jóvenes[85], su venta se realiza en la década de los años 70, cuando se produce una recuperación significativa del mercado esclavista en Jerez hecho que se reflejará en los precios más elevados que se pagan por los esclavos. Sin embargo el precio medio de las hembras es siempre mayor, existiendo la diferencia más acusada en el grupo de 20 a 24 años, en la que encontramos las cantidades más elevadas que se pagan por mujeres: 4.560 por Catalina, de 24 años, a la que se describe como negra tinta “alta de cuerpo y gruesa”[86] cualidades que quizás justificasen para su comprador lo reales que pagó por ella y María, negra de 24 años, que costó 4.340 reales[87]. Estamos en un caso similar al anterior, además de coincidir ambas en características como la edad y el color, se venden en los años 70. Podemos ver cómo afecta al precio de los esclavos aspectos ajenos al producto, como la coyuntura económica.

Por otro lado, es importante la cuestión de la edad: las cantidades más altas se pagan por individuos entre los 15 y los 30 años, pero si tenemos en cuenta que en estos grupos se encuentran la mayor parte de los esclavos que se venden, podemos ver hasta qué punto eran demandados esclavos jóvenes.

En cuanto al color no existen variaciones muy importantes entre los precios que se pagan por los negros o los mulatos y sí en relación con los blancos. Estando el precio medio de un esclavo varón en torno a los 1600 reales, los dos esclavos blancos que se venden en Jerez[88] sólo llegan a los mil reales. Hay que decir que un precio tan bajo no solo estaría determinado por el color: ambos se venden “con sus tachas”, por tanto el deseo de venderlos del dueño influiría en abaratar su coste.

Los “defectos” serán determinantes para fijar el precio de un esclavo. Por ejemplo, por Domingo un mulato de 26 años, solo se pagan 750 reales pues se explica que es pequeño de cuerpo y algo trabado en los ojos[89].

En definitiva, las variables que afectan a la cantidad que se paga por un esclavo son muchas, algunas relacionadas con la demanda (sexo, edad), otras con las características particulares de cada uno de los esclavos que influyen en el incremento o abaratamiento del valor por el que se venden y en último lugar las relacionadas con las fluctuaciones del mercado y el precio del dinero.

5. EL COMERCIO CON PORTUGAL. LA GUERRA Y SU INCIDENCIA EN EL MERCADO.

Para terminar quería señalar la importancia del comercio entre Extremadura y Portugal[90], manifestado en los documentos analizados en varios aspectos a tener en cuenta. En primer lugar algo de lo que ya hemos hecho mención, la existencia de personas especializadas en la trata de esclavos procedentes de Portugal que paran en Jerez a vender su mercancía, como los mercaderes Cristóbal de Santiago o Gaspar Díaz Méndez. En este sentido habría que decir que en su camino desde tierras portuguesas hacia otros destinos del interior de la península donde la demanda de esclavos era importante como Madrid, sede de la corte y especialmente Sevilla, centro del mercado esclavista peninsular tras Lisboa, desde donde partían los esclavos hacia las nuevas tierras que tras su descubrimiento precisaban de mano de obra para su explotación, ciudades extremeñas como Jerez de los Caballeros o Zafra eran mercados de paso donde estos comerciantes de esclavos podían encontrar compradores para su mercancía humana, que después se redistribuiría por otros pueblos de la zona.

Sin embargo estos no son los únicos portugueses que encontramos entre el grupo de vendedores. Otros naturales del país vecino, normalmente habitantes de poblaciones cercanas a la frontera con Extremadura acuden a Jerez para vender esclavos, bien directamente como Juan Martín, vecino de Çafara[91] o Matías de Mora, vecino de Évora[92] o bien a través de intermediarios como Alonso Romero, castellano pero vecino de Mora, en nombre de Gonzalo de Piña Lobo y Beatriz Toregua de Brito, matrimonio de la dicha villa[93] .

El segundo aspecto a considerar son las noticias que se nos dan en algunas de las escrituras acerca del origen de estos esclavos que se venden en Jerez. Es corriente que en las cartas de venta o en los poderes nos digan que poseen al esclavo desde su nacimiento, como el caso de Juan Martín Cordero que vende a la mulata Isabel Vázquez, de la cual dice:

“Que la he criado en casa y me nació en ella, hija de otra esclava mía”[94]

o que el esclavo lo han recibido en dote, así cuando don Francisco Sirgado de Ayala y su esposa, doña María Ronquillo venden a María, su esclava nos informan:

“… que la susodicha nos la dio en dote y casamiento al tiempo y quando nos casamos y por precio y quantía de diento y ochenta ducados…”[95]

o que es un bien heredado de algún familiar, como el caso del Licenciado Antonio Rubiales, abogado y fiscal que vende

“… un esclavo mío propio que heredé de Juan Rodríguez Ruviales, mi padre…”[96]

Por tanto no es raro que se nos diga a quien a sido comprado previamente ese esclavo que ahora se dispone a vender indicándose el nombre del vendedor y el lugar donde se ha realizado la transacción, siendo sorprendente la cantidad de casos en los que se precisa el origen portugués de los esclavos. Pondremos como ejemplos el esclavo negro que don Juan Cortés, corregidor de Jerez vende al mercader Pedro del Valle, del cual dice:

“… el qual hube y compré de Daniel López vecino de la villa de Loriga, en el Reino de Portugal, que lo compró en la villa de Oporto en el dicho Reino…”[97].

Cuando su viuda, doña Laureana Bornoscal de Torregrosa intenta vender uno de los esclavos que su marido le ha legado, en el poder que da al mismo Pedro del Valle para vender a su esclava Isabel nos dice

Que la compró dicho su marido (don Juan Cortés Ylmán) del doctor Lope Ruyz vecino de la villa de Mora del Reyno de Portugal”[98].

Alonso García de Bejar, mercader sevillano que debe abastecerse en el reino vecino puesto que los esclavos que trae a Jerez, como Catalina, la esclava tinta que vende a don Enrique Quijada Reinoso,

“compre en el lugar de Marrojinios, término y jurisdicción de la ciudad de Oporto”[99]

éste no era el único mercader que cruzaba la frontera en busca de mercancía, en una venta de 1680, el vendedor informa al nuevo adquisidor que la esclava que le vende:

“… compró de Manuel García, vecino de la ciudad de Granada y tratante en el empleo de esclavos que sacava del Reyno de Portugal…”[100]

Por último son numerosas las ventas de esclavos por parte de soldados españoles participantes en la guerra contra Portugal y que ofrecen a la venta el producto de su botín para obtener dinero rápido: María es vendida por don Matías Díaz de Codornia, capitán de infantería española de la cual nos dice que “es avida de buena guerra en el reino de Portugal, en la façión que agora se a fecho en la villa de San Alexo”[101]; del mismo lugar es la esclava mulata que vende el soldado Pedro Sánchez[102].

Esta no es la única manera en la que se vende el botín, también están los que han comprado en subastas de lo apresado en Portugal: el licenciado Francisco Solís de Trujillo ha comprado un esclavo mulato “ganado de buena guerra y sacado del reyno de Portugal por pregones en precio de ochoçientos y veinte reales”[103]; Sebastián Vázquez, esclavo de 20 años, del que nos dice su amo Alonso Mayoral: “que lo compré en esta ciudad por autos judiciales que se sacó del Reino de Portugal”[104], de la misma procedencia son los que tiene don Diego de Billegas que “estando en la ciudad de Badajoz remató enel dos esclavos que se trajeron de presa del reyno de Portugal”[105].

Según hemos podido ver antes, la guerra tendrá una incidencia directa en el mercado esclavista, puesto que durante los años en los que se desarrolla el conflicto no aparecen ventas hechas por ningún mercader o vecino portugués en Jerez, sin embargo siguen apareciendo esclavos portugueses procedentes de los saqueos en territorio luso, de tal forma que indirectamente, Portugal sigue siendo proveedora de esclavos para Extremadura. Sin embargo el volumen de esclavos introducidos por la vía portuguesa desciende considerablemente, sobre todo si lo comparamos con los años precedentes y los posteriores a la Independencia portuguesa.

Para conocer la importancia de Portugal como abastecedora de esclavos en Extremadura solo hay que considerar las cifras: de los 91 esclavos que conocemos por las escrituras, sabemos de forma más o menos directa la procedencia portuguesa de 32 de ellos, es decir un 35,1 del total de esclavos vienen por esa vía, a los cuales habría que unir los que se compran directamente en territorio portugués y que desconocemos su número. Aún así es una cantidad significativa, que confirma el papel desempeñado por Portugal en cuanto a la presencia de esclavos en Extremadura y se convierte en una de las manifestaciones de las relaciones transfronterizas.

CONCLUSIONES

Recapitulando todo lo expresado anteriormente llegamos a las siguientes conclusiones:

  • en una sociedad en la que la esclavitud es algo cotidiano no nos debe extrañar el comercio de este tipo de “mercancía humana”, en Jerez de los Caballeros encontramos un claro ejemplo de todo esto.
  • durante el siglo XVII, el tráfico de esclavos en Jerez atravesará por momentos de auge y de recesión, determinados por acontecimientos como la Guerra de Independencia portuguesa, apreciándose a finales del siglo síntomas de decadencia para este mercado esclavista.
  • entre los vendedores y compradores existe una gran variedad socio-profesional, si bien entre los vendedores predominan los comerciantes dedicados al negocio de la trata de esclavos y entre los compradores los miembros de las clases más pudientes.
  • en las preferencias de los vecinos de Jerez a la hora de comprar esclavos encontramos que existe cierto equilibrio entre varones y hembras, si bien por éstas últimas se pagan cantidades más elevadas. Los esclavos que más presencia tienen en el mercado serán los de color negro y en edades jóvenes, entre los 15 y los 25 años.
  • la demanda de esclavos de Jerez supera la oferta interna, en este sentido tendrán un papel protagonista como abastecedores del mercado jerezano los portugueses.

NOTAS:

[1] CORTÉS CORTÉS, F: Esclavos en la Extremadura meridional (Siglo XVII). Badajoz, Diputación Provincial de Badajoz, 1988. ARAGÓN MATEOS, S. y SÁNCHEZ RUBIO, R. “La esclavitud en la Alta Extremadura, proceso de auge y decadencia” en Norba 7, Cáceres, Universidad de Extremadura, 93-109, 1986.

[2] Tenemos por ejemplo los trabajos de Fernando Cortés Cortés, “Aproximación a la condición esclava en el Badajoz del siglo XVII” en Norba 5, Cáceres, Universidad de Extremadura, 155-162, 1984 y “Esclavos en Montijo”, Alminar, nº15, 1980; de Rocío Sánchez Rubio y Antonio Fernández Márquez “El fenómeno esclavista en la sociedad trujillana del XVI”, Actas de XVII Coloquios Históricos de Extremadura, 1988.

[3] No hemos encontrado en Jerez el caso de escrituras en que se otorgue poder a alguien para realizar la compra de un esclavo, aunque existen este tipo de documentos.

[4] Por desgracia no existe documentación notarial de Jerez de los Caballeros del siglo XVI para poder comprobar esta suposición, sin embargo si consideramos las investigaciones que se han hecho sobre la esclavitud en otros espacios peninsulares e incluso para la propia Extremadura es claro que el auge de la institución esclavista se inicia en ese siglo.

[5] En este cuadro y en el de los compradores no hemos incluido aquellas personas de las que los protocolos no nos ofrecen ningún tipo de información sobre su profesión.

[6] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2079, año 1643, fs. 83- 84, leg. 2080, año 1652, f. 40.

[7] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1671, fs. 8 y 49, leg. 2256, año 1672, f. 6, leg. 2258, año 1672, sf., leg. 2256, año 1672, f. 44.

[8] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2037, año 1625, fs. 124-125, 130-131, 136-137 y sf.

[9] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, sf.

[10] En este sentido tenemos la venta que realiza don García Lobo por 1600 reales de Pedro, esclavo que había adquirido tres años antes por 1177 reales, obteniendo ganancia en el negocio. Sin embargo también encontramos el caso de Isabel, esclava que Juan Méndez de Soto compró por 1500 reales y vende seis años después por 1400. AHPB. Protocolos notariales, leg. 2037, año 1625, s.f.; leg. 2193, año 1628, s.f.; leg.2037, año 1625, fs.124-125.; leg .2254, año 1631, s.f.

[11] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2258, año1672, sf.

[12] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2257, año 1674, f. 50, leg. 2258, año 1675, f. 38.

[13] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2192, año 1627, sf.

[14] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, fs. 85-86.

[15] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2256, año 1672, f. 14.

[16] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2255, año 1637, fs. 614-615.

[17] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2269, año 1651, fs. 127-128.

[18] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2080, año 1645, fs. 1-2.

[19] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2141, año 1680, sf.

[20] Hemos de aclarar que en este grupo estarían incluidas algunas personas que deben pertenecer a la nobleza, al menos a la baja, lo cual deducimos del tratamiento que reciben puesto que delante de su nombre aparece el “don”, sin embargo como se especifica el cargo que desempeñan, como algunos regidores o miembros del ejército, hemos optado por incluirlos en el grupo de la administración o en el militar.

[21] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2229, año 1696, f. 19.

[22] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, s.f.

[23] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2081, año 1653, f. 83.

[24] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2142, año 1681, s.f.

[25] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2078, año 1642, sf.

[26] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2270, año1654, sf.

[27] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2079, año 1643, f. 279.

[28] AHPB. Protocolos notariales, leg. 219, año 1644, f. 147

[29] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2114, año 1694, f. 207.

[30] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 150-151.

[31] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2234, año 1616, fs. 793-794.

[32] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2267, año 1643, s.f.

[33] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, fs. 2-6.

[34] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2221, año 1688, s.f.

[35] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035. Año 1614, fs. 918-919.

[36] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[37] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2257, año 1674, f.45.

[38] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[39] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2256, año 1672, fs. 6-7.

[40] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2255, año 1637, f. 11.

[41] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, s.f.

[42] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2258, año 1677, s.f.

[43] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[44] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[45] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1675, f. 14.

[46] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2222, año 1693, fs. 35-36.

[47] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2080, año 1645, fs. 1-2.

[48] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2258, año 1677, s.f.

[49] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035. Año 1614, fs.789-790.

[50] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2234, año 1616, fs. 793-794.

[51] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280., año 1671, f. 44.

[52] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[53] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2191, año 1626, fs. 302-303.

[54] AHPB. Protocolos notariales, leg.2255, año 1637, f. 682.

[55] AHPB. Protocolos notariales, leg.2255, año 1637, f. 321.

[56] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2080, año 1645, fs. 1-2.

[57] De los 91 esclavos que aparecen en las escrituras hay sólo cuatro casos en los que no se nos ofrece el nombre. Según los nombres que conocemos, entre las mujeres los más frecuentes eran María (17 casos), Catalina (9) e Isabel (8). En el caso de los hombres son más variados, pero aún así podemos apreciar la repetición de algunos como: Juan (11), Pedro (5), Francisco (4), Antonio (3) etc.

[58] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 705-706.

[59] Como ejemplo de ello tenemos al mercader jerezano Mateo Pérez. En dos ocasiones que aparece vendiendo esclavos se trata de hijas de esclavas suyas (AHPB. Protocolos notariales, leg. 2079, año 1643, f.s. 83-84 y leg. 2080, año 1652, f. 40.).

[60] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, sf.

[61] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2037, año 1625, fs. 124-125, 130-131, 136-137; leg.2193, año 1628, s/f. Hemos de suponer que la esclava procede de Brasil puesto que el vendedor es un portugués que la trae de su país.

[62] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs.705-706.

[63] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2277, año 1667, f. 84.

[64] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2079, año 1643, f. 11.

[65] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[66] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2270, año 1654, s.f.

[67] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2271, año 1655, s.f.

[68] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 561-562.

[69] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2115, año 1699, s.f.

[70] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2191, año 1626, fs. 302-303.

[71] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2142, año 1681, s.f.

[72] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 705-706.

[73] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2191, año 1626, fs. 302-303.

[74] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[75] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2083, año 1661, f. 44.

[76] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2256, año 1672, f. 14.

[77] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1675, f. 14.

[78] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2114, año 1694, f. 207.

[79] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[80] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[81] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2271, año 1655, s.f.

[82] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2191, año 1626, fs. 302-303.

[83] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2193, año 1628, s.f.

[84] No hemos incluido en este cuadro las esclavas que se venden conjuntamente con sus hijos ni los esclavos que se venden con otra cosa.

[85] Estos son: Francisco de color negro, 16 años, por el que se pagan 3.300 reales (AHPB, leg 2280, año 1671, f. 44), Pedro, negro de 20: 3.000 reales (leg 2256, año 1672, f. 14), Benito negro de 16: 3.937 reales (leg. 2258, año 1677, s.f.) y Pascual, negro de 15 años: 3800 reales (leg. 2258, año 1677, s.f.)

[86] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1671, f. 49.

[87] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2257, año 1674, f. 36.

[88] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 705-706 y leg. 2193, año 1628, s.f.

[89] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 150-151.

[90] Hay que tener en cuenta que aquí no hablamos de las escrituras que se realizan en territorio portugués ni tampoco del contrabando entre ambos países, lo cual permitiría un conocimiento más cercano a la realidad de estos contactos transfronterizos.

[91] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 906-907.

[92] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2222, año 1693, fs. 36-37.

[93] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2035, año 1614, fs. 150-151.

[94] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2269, año 1651, fs. 127-128.

[95] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2234, año 1616, fs. 793-794.

[96] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2080, año 1645, fs. 1.2.

[97] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1671, f.44.

[98] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1671, f. 228.

[99] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2280, año 1671, f. 49.

[100] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2141, año 1680, s.f.

[101] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, s.f.

[102] AHPB. Protocolos notariales, leg.2198, año 1644, s.f.

[103] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2198, año 1644, s.f.

[104] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2083, año 1662, s.f.

[105] AHPB. Protocolos notariales, leg. 2079, año 1643, f. 11.

Oct 012000
 

José Joaquín Pérez Guedejo.

A mis mejores amigos, Angel Luis y Raquel.

Destacan sobre el caserío de Almendral, al igual que en otros pueblos, sus iglesias con sus campanarios.

Fueron muchos los centros religiosos con los que contó Almendral en otros tiempos, todos ellos tenían como es normal sus campanas, para llamar a los fieles a la oración y al recogimiento. De todos los que hubo en número de nueve quedan aun abiertos al culto la parroquia de Santa María Magdalena, la de San Pedro Apóstol y las ermitas del Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de Finibus Terrae. Estos cuatro templos conservan sus campanas en sus espadañas y campanarios. Hacen un total de ocho campanas, la mayor de todas, agrietada se sitúa en la parroquia de la Magdalena; también de esta parroquia se conserva un esquilón quebrado aunque se encuentra en propiedad particular. Hasta hace bien poco permaneció la campana del convento de Rocamador, en su espadaña, aunque por desgracia desapareció y no conocemos hoy en día su paradero.

Las campanas en otros tiempos tuvieron mayor importancia de la que hoy aún conservan. A través de ellas se llama a misa, se anuncia la muerte de un vecino, se toca a fiesta, dan las horas del reloj público, se avisa «a fuego» y el cabildo municipal se reunía a toque de campana. Muchos de sus sonidos y diferentes toques se han ido perdiendo con el paso del tiempo.

A lo largo de los siglos estas campanas deterioradas, se han ido rompiendo y con el mismo material se han vuelto a refundir, en muchas ocasiones. De lo cual nos queda constancia en los libros de acuerdos municipales y parroquiales, así se aseguraba que permaneciera en la memoria.

De los datos más antiguos de la fundición de campanas en la población, data, la campana mayor de la Magdalena que se fundió en 1583.[1] Se le tuvo que dar mucha importancia a la fundición de esta campana pues también queda registrada por el entonces párroco en los libros de matrimonios con gran lujo de detalles, de esta forma:

En dia de Santo Thomas apostol beinte y un dias del mes de diciembre deste dicho año de mill y quinientos y ochenta y tres años se hizo y fundio la campana grande en el (sic) subiose a la campana (sic) en quatro dias del mes de henero bispera de S. mauro del año de mill quinientos y ochenta y quatro subiose abraco con dos maromas gruesas y dos delgadas la una maroma de la iglesia hizola francisco maravez vizcaino (sic) (sic) en bispera de (sic) 1584 años llevo veinte y cinco quintales (sic) (sic) metal quinientos y veinte y cinco (sic) sin los (sic).[2]

Las anotaciones sobre las fundiciones de las campanas en los libros bautismales son auténticos corresponsales de la época, aclarando con minuciosidad los detalles de la fundición, a los que haremos referencia tomando como ejemplo los que se refieren a la campana grande de la parroquia de San Pedro: Se aclara el lugar donde la fundieron, lo que pesaba antes de refundirla, las arrobas que se le añadieron, las limosnas que dio la fábrica, lo que pesó una vez concluida, quien la hizo y parte de la inscripción que le pusieron. Así se hizo la fundición de esta campana:

En quince dias del mes de julio de mil seiscientos setenta y nueve años se puso la campana grande de S. Pedro la qual se fundio dos dias antes en el corral de francisco Sanchez talavera. Psso la que antes estava veynte y siete arrobas, a las quales se le añadieron mas quatro y mª. de metal de limosna y por quenta de la fabrica que dio quatrozientos reales y la (sic) puso lo restante y asi mesmo paguo la hechura de suerte que tiene la dicha Campana treynta y una arrobas y mª. menos lo que mesmo, en el horno, por que de sobra no puso alguno pues falto para el remate de ella, llamase el maestro que la hizo francisco Rivero natural del lugar de anero de la montaña, siendo Alcaldes á el presente D. Juan de Alvarado y francisco del Pozo martin como consta escripto en la mesma Campana y cura yo ynfrascrito. Costo la hechura seiscientos reales (sic) todo costa los moldes por quenta de la villa. D. Juan garcia xaramillo.[3]

En 1662 se funde la campana chica de la Magdalena en la cercana población de Barcarrota, al igual que la anterior la funde un montañés llamado D. Juan de Rivero, también el párroco nos narra con todo detalle el peso, costo y los alcaldes de entonces, solo que en vez de aparecer en los libros bautismales aparece en los libros de defunciones de la parroquia. Los detalles que se nos narran son los que siguen:

Se puso en la Parrochial de Sta Maria Magdalena la campana mas pequeña que se fundio en la villa de Barcarrota y fue el maestro D. Juan de Rivero montañes i peso veinte y quatro arrobas i media i llevo el maestro por su trabaxo quinientos y ochenta y dos reales ademas del (sic) que se le dio, para las cosas necesarias pusole mas ocho arrobas de metal que importo ochocientos y veinte reales que es todo mill quatrocientos i dos reales siendo Cura yo R. Alonso Andrino presbitero i alcaldes Hordinarios desta villa los Sres. Juan Monio de fonseca familiar del Sto. Oficio y Juan Perez Cacho todos vecinos i naturales de esta villa. R. Alonso Andrino i siendo mayordomo de su fabrica dicho Sor alcalde de Juan Perez Cacho.[4]

En 1679 se vuelve a fundir la campana más pequeña de la parroquia de la Magdalena, por el maestro que fundió en ese mismo año la campana grande de San Pedro, por lo que entendemos que se aprovechó de su estancia o paso por Almendral para reparar las campanas. Al igual que en casos anteriores se narra la fundición con minuciosidad. Destacamos que fue pagada por la villa y además se queda constancia del día que se subió al campanario. Una vez más aparece en los libros de defunciones, de esta forma:

Que fue dia de San paulino obispo y confesor se fundio la campana mas pequeña de la Parrochial de Santa Maria Magdalena desta villa fue el maestro D. Francisco del Rivero Montañes añadieronsele tres arrovas de metal mas del que tenia por manera que quedo con veinte y seis arrovas de peso llevo el maestro de su trabaxo seis cientos reales que pago la villa, siendo cura Propio el beneficiado de dicha Parrochial Benito fernandez de Vargas y alcaldes ordinarios Don Juan de Alvarado (sic) y Francisco del Poço Martin y Maiordomo de la fabrica de dicha iglesia Juan Martin Bavo, pago la villa los dichos seiscientos reales de la echura y se subio a la torre dicha Campana dia veinte y tres deste dicho mes y año aunque fue vispera del Glorioso San Juan Bautista y por berdad lo firme yo dicho cura en veinte y cinco deste mes y año. Benito fernandez de Vargas.[5]

La campana utilizada para reunir al cabildo del ayuntamiento era la mayor de la parroquia de San Pedro, en 1698 al estar cascada se decide fundirla añadiéndole la campaña pequeña y el metal que se trajo de Sevilla, para así conseguir una de más tamaño.[6] En el archivo parroquial también se recogió este hecho, describiendo que se fundió en … el Corral de Maria Alonso Vivas en un dinador que en el esta que es del lizenciado D. Xbal Brizeño Zespedes, que es en la Calle del Sto. Christo… se sigue describiendo cuanto pesaba quebrada antes de ser fundida, las arrobas de metal que se le añadieron, lo que puso la fábrica de limosna, cuanto costaba la libra de metal, … y la demas cantidad moldes, presuciones, y hechura la costeo el concejo, pusose en la torre de la dicha Parrochial en zinco de dicho mes y año; y llevaron los maestros de hechura seiscientos reales… los artífices eran del arzobispado de Brugos. Siendo cura el infraescripto y Alcaldes ordinarios de esta dicha Villa D. Antonio de fonseca y ocano, y juan lucas Cavallero vecinos y naturales de ella quedaron sus nombres esculpidos en dicha campana.[7]

En 1730 se funde la campana grande de San Pedro que estaba quebrada …en el corral de la Casa en que vibe Don Juan de chaves que es el Marques de Lorenzana en la calle de la Torre devajo de un portal que tiene dicha Casa, y peso la quebrada Veynte y siete arrobas a la qual cantidad se le añadieron siete arrobas que peso la Campana chica de dicha Yglesia de San Pedro que estaba tambien quebrada, y mas la Villa compro seis arrobas de metal y otra arroba que se junto de limosna que azen siete que junto todo hazen quarenta y una arrobas y aun que no se peso la Campana despues de fundida se haze juyzio prudente que segun las quiebras y una arroba que sobro tendra de peso treynta y siete o treynta y ocho arrobas poco mas o menos.[8]

Un hecho que queda registrado con todo lujo de detalles es la vuelta que le dan a la campana mayor de la parroquia de la Magdalena, le daban vueltas por estar desgastadas por el lugar donde daba el badajo, a continuación lo transcribimos íntegramente por ser bastante curioso, esto sucedía en 1735:

En el año del Sor. de Mil setezientos treinta y zinco, en el dia treinta y uno del mes de Agosto dia del Sr. Sn. Ramon nonato, se dio buelta a la Campana mayor de la Yglesia Parroquial de Sra. Sta. Maria Magdalena de esta Villa de el Almendral siendo Cura de ella el Lido. Dn. Juan Antonio Sanchez de Rivera, Maestro de Moral eneste obispado de Badajoz, examinador sinodal de el; acausa de estar ya muy gastada en dos costados de los quatro; y el dia primero de el mes de Septiembre de dicho año se dio buelta a la pequeña que sirve de Relox, acausa de estar algo sentida de un frente, y asi una como otra la volteo Agustin de Azevedo, y Manrique Maestro de fundir Campanas vecinos de la villa de Salvatierra, el que otorgo antes SSra. asegurando dicha Campana y a la grande se le hizo lengua nueva y se le puso de mas de la que tenia otra varra todo lo qual tubo de costo Quatro cientos sesenta reales vellon todo de limosna. La que consto por partida que se ballo en el libro mas antiguo de dicha Yglesia donde se escrivian las Partidas de Velaziones al folio siete de el; Que dicha Campana Grande se fundio y fabrico el dia veinte y uno del mes de Xre. dia de Santo Tome Apostol en el año de Mil quinientos ochenta y tres en el hospital de la Misericordia de esta Villa por el Maestro francisco Martz. Vizcaino vecino de Zafra y que llevo en su fudicion veinte y zinco quintales de Metal de bien calibre el qual solo costo zinco mil setezientos setenta y zinco Reales y el dia catorze de henero de el año siguiente de mil quinientos ochenta y quatro se subio dicha Campana â brazo con dos maromas la una que corrio por dentro de la Yglesia, y la otra por de fuera todo lo qual consta en dicha Partida que esta en dicho Libro. Y hacerse menzion enesta por estar poco legible la otra. Advierte quien la partida zitada de la fundacion de dicha campana grande no consta haverse fundido aexpensas de la Villa, como en las limosnas que se dio para los gastos expresados de la Buelta de ella tampoco dicha Villa concurrio pues lo mas fue a expensas de un particular devoto de dicha Yglesia.[9] Como vemos la vuelta de la campana está detallada con todo lujo, además el cura pone la historia de la campana que ha estado recopilando en los libros sacramentales.

En 1738 se puso en la parroquia de la Magdalena una campana esquilón comprada a expensas de la fábrica de dicha parroquia, pesaba sesenta y tres libras, y fue fundida en Salvatierra por Agustín Arévalo y Manrique.[10]

Se vuelve a fundir la campana de San Pedro en 1887, costeada por mitad entre el ayuntamiento y la parroquia.[11] Las dos campanas mayores de San Pedro se volvieron a fundir a mediados del siglo XX, creemos que el metal no es el primitivo ya que en la actualidad son de acero o hierro.

También tenemos noticias de que en 1759 se vuelve a fundir la campana chica de la parroquia de la Magdalena, dando noticias del peso y quien la hizo. Se expresa de la siguiente forma en los libros de defunciones:

En la Villa del almendral vispera de Ntra. Señora de la encarnacion año de mil setecientos cinquenta y nuebe se puso la campana Menor en la torre de la yglesia Parrochial de Santa Maria Magdalena tubo de peso 26 arrobas y 18 libras la hizo D. Antonio Barnola Natural de la ziudad de Barcelona y vecino de la villa de Villa Garcia llevo por su trabajo quinientos y cinquenta reales siendo Alcalde ordinario D. Alonso Botello de San Juan y Juan Fernandez Becerra de Vargas y para que coste lo firmo. Almendral Marzo año de mil setecientos cinquenta y nuebe. D. Luis Alvarez Baldovino.[12] En el archivo municipal también se recoge esta fundición de la campana menor de la Magdalena. La fundición de la campana se prolonga durante veintiocho días.[13] En este mismo año se coloca en el mes de agosto, otra campana de veinte y ocho arrobas y veinte y una libras y media, en la torre de San Pedro. El fundidor es el mismo que la anterior de la Magdalena, D. Antonio Barnola, que se especifica que era vecino de la ciudad de Carmona del arzobispado de Sevilla y de Villagracia del partido de Llerena, no coincidiendo con la procedencia del que fundió en este mismo año la campana de la Magdalena. Fue fundida en una casa de la calle de la Cruz, que habitaba el vecino Pedro Salguero. Se nos especifica detalles de la fundición de esta manera:

…la que havia sido fabricada primeramente por el mes de mayo del presente año y del peso de veinte y seis arrobas, ocho libras, y tres quarterones, haviendose traido para ello de Rio Tinto veinte y dos arrobas de cobres, y del reino de Portugal el resto de estaño, y para su coste concurrio la Villa con la obligaciónde haver de dar mill y ochozientos reales a satisfacion del valor, de la campana grande en ocasion que de haverse fundido por los años de mill setezientos y treinta segun consta de una nota puesta en el libro de Baptismos correspondiente a dicho año, y el restante coste provino de limosna de los vecinos, espezialmente de unas senaras de Havas que se sembraron para este fin. Ajustase el trabaxo de las menos del Mro en Quinientos reales siendo como fueron de su quenta los mesmos, y de su obligacion la segunda fundicion por haverla hecho de no llevar cosa por su trabaxo en casso de no salir de satisfaccion, y aunque en dicha primera fundicion, salio buena en quanto de su hechura, pero no en quanto al sonido; y dexa hecha nueba obligacion en virtud de SSra. Otorgada por ante Roque Zipriano de Carvajal SSno. Real, y del Cabildo de bolverla a fundir de su quenta y si se quebrase dentro del tiempo, de seis años, y si en adelante se adeziere quiebra por las assas se obligara ssi, y a sus herederos, a la renovacion atodo coste en todo tiempo con las clausulas que refiere dicha SSra. Fueron (sic) para la obra de dicha campana, y la colleccion de sus mas D. Juan Ygnacio Uribe Zespedes y Figtueroa Alcalde Ordinario por su estado Noble de esta dicha Villa, y Francisco Antonio Menacho, y para todo se tenga presente para lo que pueda acaezer lo firme. Joseph de la Cruz.»[14]

En 1783 se quiebra la campana que da al reloj en la parroquia de la Magdalena, y vuelve a ser costeada de los caudales de los propios y arbitrios de la villa.[15] Esta campana se quebró por lo mucho que la tocaron el día 15 de enero festividad de San Mauro Abad, patrón de Almendral. Fue fundida por D. Manuel Ignacio Cagigal, vizcaíno. Se sigue dando información de la fundición.[16]Aquí tenemos un ejemplo de como se tocaban las campanas en los días de fiesta grande como es el caso del patrón.

Una vez más la campana del reloj público que está en la Magdalena está rota y su reparación la pagan a medias entre el ayuntamiento y la parroquia.[17]

En 1887 se funde la campana mayor de San Pedro por el maestro fundidor campanas D. Alfredo Villanueva y a ser por mitad propiedad de la parroquia y el ayuntamiento. El acuerdo municipal en el que se decide es el que sigue:

Seguidamente se manifestó por el Señor Alcalde que como al Ayuntamiento consta la campana mayor que hay colocada en el campanario de la Parroquia de San Pedro que es por mitad propiedad del Ayuntamiento y de dicha Parroquia se halla cascada e imposibilitada por consiguiente para prestar el servicio para que fue adquirida. Que en el dia de hoy se le ha presentado el fundidor de Campanas Don Alfredo Villanueva proponiendole la refundicion bajo las mismas condiciones en que lo ha verificado en otros pueblos de esta Provincia. Enterado el Ayuntamiento llama al Señor Villanueva y presente este se entabló conferencia entre él y los Señores Presidente y concejales resolviéndose por último lo siguiente:

Primero: el Ayuntamiento como propietario de la mitad de la campana mayor de San Pedro hoy inutilizada, acuerda proceder a su refundición si por su parte adopta igual acuerdo el Señor Cura de la Parroquia expresada.

Segundo: también acuerda encargar dicha refundición al Don Alfredo Villanueva bajo el precio y condiciones que después se expresarán.

Cuarto (sic): Asimismo acuerda que para el pago de dicho servicio se consigne la cantidad necesaria en el presupuesto municipal ordinario que ha de regir en el proximo ejercicio económico de mil ochocientos ochenta y siete a ochenta y ocho.

Quinto: El Ayuntamiento concierta con Don Alfredo Villanueva la refundición de la citada campana bajo la forma siguiente:

1º El Don Alfredo Villanueva a su costa y bajo su responsabilidad procederá a recoger la campana y una vez puesta esta en el suelo y despedazada se procederá a recoger todos sus trozos por el Villanueva el Señor Alcalde o primer Teniente, Regidor Interventor y Regidor Síndico levantándose acta por el secretario del Ayuntamiento del resultado de dicha operación.

2º El señor Villanueva se compromete á devolver dicha campana refundida para el dia primero de Abril proximo venidero presentandola perfectamente concluida y con bueno y claro sonido.

3º La campana refundida será colocada en el mismo sitio del campanario que hoy ocupa a costa cargo del señor Villanueva.

4º De la operación que antecede se levantará acta para satisfacción de ambas partes.

5º El Ayuntamiento abonará al señor Villanueva en pago de todos los servicios expresados por mitad con el Clero Parroquial de San Pedro setenta y cinco centimos de peseta por cada libra que pese la campana despues de refundida y admitida siempre que el numero de libras no pase del que la campana tiene en la actualidad. En caso de pesar algunas libras mas satisfaran el Ayuntamiento y Parroquia por mitad al Sr. Villanueva dos pesetas por cada una libra de exceso. Y por último en el caso de que la campana refundida pese algunas libras menos se deducirán al contratista una peseta veinticinco centimos por cada una.

6º El dia primero de Julio proximo venidero abonará el Ayuntamiento al Señor Villanueva la mitad que le corresponde con arreglo a las condiciones que anteceden.

En cuyos terminos el Ayuntamiento y Don Alfredo Villanueva formalizan este contrato obligándose ambas partes a su exacto cumplimiento. Con lo que termino la sesión firmando los Sres. del Ayuntamiento y el Sr. Villanueva de que yo el Secretario certifico.[18]

También en 1887, y por el mismo artífice se funde la campana menor de la Magdalena, como veremos en las inscripciones de las campanas más adelante. Esta fundición no está recogida en los libros de acuerdos municipales ni tan poco en los libros sacramentales de las parroquias.

Tenemos un ejemplo en 1812, de un acuerdo en el que se manda poner en bando que cuando oigan los vecinos la campana que anuncia fuego acudiesen rápidamente a la Plaza para ir a sofocarlo.[19]

En 1896 se registra la bendición de dos nuevas campanas, una en San Pedro y otra en la ermita del Cristo de las Misericordias, las bautizan con nombre propio de la siguiente forma:

Bautizo de Campana Jesús Maria y José.

En la villa de Almendral, Provincia y Obispado de Badajoz á nueve de Mayo de mil ochocientos noventa y seis: Yo Dn. Manuel García Muñoz Pbro. Cura Ecónomo de San Pedro, bendije una campana perteneciente á mi parroquia, á la que puse los nombres de Jesús María y José, á cuya bendición asistió el Sr. Cura Parroco de la Magdalena, Dn. Sebastian Gomez de Villar y Dn. Celso de Uribes Mayordomo actual de la Cofradia del señor de las Misericordias. En el mismo acto bendije otra campana perteneciente á la Hermita del Señor de las Misericordias á la que puse los nombres de María de los Dolores, de cuya bendición levanto acta el sr. Cura de la Magdalena, la cual se conserva en el archivo de la parroquia de su cargo. Y para que todo esto conste, firmo. Manuel Garcia.

Inscripciones y dibujos de las campanas de Almendral.

INSCRIPCIÓN DE LA CAMPANA PEQUEÑA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE STA. Mª. MAGDALENA:

Siendo cura D. Sebastián Villas y Alcaldes D. Claudio Armas D, Millán Mascot Secretario D. Cayetano Álvarez.

Fundido por Alfredo Villanueva

Dedicada a Sta. Mª. Magdalena. Año de 1887.

INSCRIPCIÓN DE LA CAMPANA PEQUEÑA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PEDRO:

Instaure omnia in Cristo.

San Pío X en San Pedro Apóstol de Almendral.

INSCRIPCIÓN DE LA CAMPANA GRANDE DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PEDRO:

San Pedro Apóstol siendo vicario ecónomo D. Manuel Mantrana y alcalde D. Juan Carande.

INSCRIPCIÓN DE LA CAMPANA DE LA ERMITA DEL CRISTO DE LAS MISERICORDIAS.

Se fundió siendo mayordomo del SMO. Cristo Don Buenaventura Doménech y Doménech. Año 1912.

(Esta inscripción está incompleta ya que es casi imposible leerla en su totalidad)

INSCRIPCIONES DE LAS DOS CAMPANAS GEMELAS DE LA ERMITA DE Ntra. Sra. de FINIBUS TERRAE.

Santa Maria de Finibus: Dignare me lauda audare to virgo sagrata.

La inscripción de la campana mayor de la parroquia de Sta. Mª. Magdalena, no es fácil leer, ya que la tiene en la parte más alta y en letra gótica. Tiene a su vez en la parte más baja una cruz y unos cinturones cruzados con inscripciones. Debe ser la campana más antigua de Almendral, aunque en la actualidad esté rajada, pues como curiosidad se aprecia en su interior el lugar de impacto del badajo, y como han tenido que rotarla en su posición por el desgaste que le producían los golpes al tocarla, en total se aprecian tres posiciones distintas que ha tenido esta campana. Aunque como hemos dicho no se puede leer la inscripción de arriba, entre los almendralenses se dice que pone lo siguiente:

Santa María Magdalena me llamo cien quintales peso y quien no me crea que me coja en peso.

No podemos olvidar a las campanillas o esquilas, que tocan en la procesión del Corpus Cristi o cuando el Santísimo Sacramento se levantaba durante la misa. Hay en la actualidad dos campanillas que están en la parroquia de Sta. María Magdalena. Una de ellas, la más grande es de bronce con el mango de metal dorado y la restante son cuatro campanillas pequeñas juntas por un mango.

Toques de campanas.

El pueblo sabe entender o al menos sabía, el lenguaje de las campanas, a que llaman en cada momento o situación. Así ha sido durante siglos. Mucho de ese lenguaje se ha perdido. Ya hemos hablado de que el cabildo se reunía a «son de campana tañida», también el relevo de mayordomos de algunas cofradías se hacía con repique de campanas,[20]también hemos mencionado el toque a fuego, un toque también perdido es la señal que indicaba la muerte de un párbulo. En la actualidad las campanadas del reloj público[21] siguen en funcionamiento, los tres toque para ir a misa durante media hora antes de su comienzo, la señal de agonía de la muerte de un vecino; así si es una mujer se tocan nueve campanadas con la campana grande y dos toques con las dos campanas a la vez, (la chica y la grande); cuando muere un hombre se tocan doce campanadas con la campana grande y se dan tres golpes con la chica y la grande a la vez (en Almendral estos toques se efectúan desde el campanario de San Pedro pues como hemos señalado la campana grande de la Magdalena está rajada hace muchos años). El toque llamado «doblar» anuncia el entierro de algún vecino ; en el momento que el cura sale de la iglesia a la casa mortuoria la campana toca seguida anunciando la salida del párroco, el momento de entrada del féretro en la iglesia también se anuncia con toque seguido. Para anunciar la hora de la misa, se tañen las campanas media hora antes de la misa y se acaba con un toque, quince minutos antes se vuelven a tocar las campanas y se finaliza con dos toques y en el momento de comienzo de la misa se vuelven a tocar las campanas acabando con tres toques aislados, señalando el comienzo de la celebración. Señalamos también el repique de campanas en las procesiones de San Mauro, patrón de Almendral, en la de Nª. Sra. de Finibus Terrae, patrona de Almendral, San Isidro, la procesión del Corpus Christi, en los desfiles de Semana Santa exceptuando los del Jueves y Viernes Santos, en los que las campanas no pueden sonar hasta la Resurrección de Cristo en la que explotarán de alegría en Sábado Santo en la Vigilia Pascual y se dejaban oír durante toda la noche, aunque también se está perdiendo esta tradición. En el día de los difuntos cuentan los vecinos de Almendral que durante todo el día doblaban las campanas, los monaguillos para poder tocar iban pidiendo por las casas comida para pasar en el campanario todo el día.

Nos damos cuenta de como en el devenir de los siglos las campanas se han ido refundiendo una y otra vez. Al igual van cambiando, perdiendo muchas de sus llamadas y perdiéndose para siempre algunas de ellas, como también van cambiando el pueblo que las escucha.


NOTAS:

[1] Nota de la campana mayor de la Magdalena del 21 de diciembre de 1583. (A.P.AL). Libro de bautismos de la parroquia de la Magdalena nº 2 (1581-1627), fol. 13 vto.

[2] Nota en los libros de matrimonios de la campana mayor de la Magdalena en 21 de diciembre de 1583. (A.P.AL). Libro de matrimonios de la Magdalena nº 1 (1581-1665), fol. 7.

[3] Nota de la campana mayor de San Pedro en 15 de julio de 1679. (A.P.AL). Libro de bautismos de la parroquia de San Pedro nº 3 (1621-1687), fol. 233.

[4] Nota de la campana pequeña de la Magdalena en 4 de septiembre de 1662. (A.P.AL). Libro de defunciones de la parroquia de la Magdalena nº 1 (1636-1685), fol. 65 vto.

[5] Nota de la campana pequeña de la Magdalena en 22 de junio de 1679. Ibidem, fol. 117.

[6] Pérez Guedejo, José Joaquín. «Características urbanísticas de un pueblo de frontera: Almendral.» Ayuntamiento de Almendral, 1996. Pág. 114.

[7] Nota de la campana grande de San Pedro del 2 de mayo de 1698. (A.P.AL). Libro de bautismos de San Pedro nº 4, fol. 106.

[8] Nota de la campana grande de San Pedro del 14 de diciembre de 1730. (A.P.AL). Libro de bautismos de San pedro nº 5 (1707-1747), fol. 271 vto.

[9] Nota de la vuelta de la campana mayor de la Magdalena en 31 de agosto de 1735. (A.P.AL). Libro de bautismos de la Magdalena nº 6 (1727-1749), fol. 117.

[10] Nota de un esquilón del 1 de febrero de 1738. (A.P.AL). Libro de bautismos de la Magdalena nº 6 (1727-1749), fol. 143 vto.

[11] Ibidem.

[12] Nota de la campana pequeña de la Magdalena en marzo de 1759. (A.P.AL). Libro de defunciones de la Magdalena nº 4 (1758-1780), fol. 2.

[13] Becerra Torvisco, Juan y Pérez Guedejo, José Joaquín. «Las campanas de Almendral (Badajoz)». En «Las campanas. Cultura de un sonido milenario.» Actas del I Congreso Nacional. Fundación Marcelino Botín, 1997. Pag. 260.

[14] Nota del 26 de agosto de 1759. (A.P.AL). Libro de bautismos de la parroquia de San Pedro nº 6 (1747-1772), fol. 128.

[15] Ibidem, Pág. 261.

[16] Ibidem.

[17] Ibidem, Pág. 262.

[18] Ibidem, Pág. 263 y 264.

[19] Pérez Guedejo, José Joaquín. «Características urbanísticas de un pueblo de frontera: Almendral.» Ayuntamiento de Almendral, 1996. Pag. 114.

[20] Pérez Guedejo, José Joaquín. «Cofradías y Hermandades de Almendral. Historia y Presente.» Ayuntamiento de almendral, 1999. Pag. 82.

[21] Pérez Guedejo, José Joaquín. «Características urbanísticas de un pueblo de frontera: Almendral.» Ayuntamiento de Almendral, 1996. Pag. 110, 111, 112.

Oct 012000
 

Luis Vicente Pelegrí Pedrosa.

Universidad de Cádiz

Los aprovechamientos comunales fueron esenciales en la comarca de la Serena a lo largo del Antiguo Régimen, sin ellos no puede entenderse ni la distribución de la propiedad de la tierra ni la economía ganadera. Estos aprovechamientos se distribuían en tres jurisdicciones: los bienes de propios contenidos en los respectivos términos privativos de cada población, los baldíos comuneros, disfrutados junto a otras villas, y, por último, los pastizales aprovechados en la Real Dehesa de la Serena. Todos ellos configuraban la propiedad amortizada, o de manos muertas, que estaba excluida del mercado de la tierra e incluía a las grandes dehesas.

El último territorio mencionado constituyó la denominada Real Dehesa de la Serena, situada en su mayoría en el terreno “estepario” de la comarca, de suelos pizarrosos y poco profundos, pero dotada de finos pastos codiciados por los ganados trashumantes. Su historia es la síntesis de la dialéctica entre intereses y ganados trashumantes de la Mesta y ganados riberiegos o autóctonos, y la necesidad secular de tierra y pasto de las dieciocho villas del partido. Ambas partes se disputaban el arrendamiento que la Corona efectuaba de dicho territorio.

En 1791 el magistrado visitador de la Serena, Agustín Cubeles y Rodas, se refería, en su Informe General del Partido, a cerca la Real Dehesa de la Serena, en estos términos, en una cita ya conocida:

“En el centro del partido está situada la Real Dehesa de la Serena, que como abraza doscientos y cincuenta millares de tierra y muchos de ellos poblados de robustas encinas, ofrece un dilatadísimo espacio en que se halla un cuadro de más de seis leguas y media por cada costado, que certifican cuarenta leguas cuadradas sin una población, en cuyo ámbito pudieran situarse siete u ocho, descargando a los pueblos del partido de vecinos que les sobran, y no pueden fomentarse ni ejercitar su inclinación a la labor y plantíos por la estrechez de sus términos, y de cuyo descargo resultaría a los demás algún desahogo y posibilidad para ampliar sus ganados y labores, perosólo se ofrece la dificultad de estar enajenada dicha Real Dehesa”

El magistrado recogía así en su informe las limitaciones que la estructura de la propiedad y el régimen de explotación de la tierra imponían al desarrollo general de la comarca, a la vez que proponía una solución colonizadora de típico corte reformista e ilustrada. En 1752 los peritos comisionados para la elaboración del Catastro se reunieron para definir la Real Dehesa de la Serena:

“Que el número de tierras que ocupará el término de dicha Real Dehesa será el de doscientas sesenta mil, en esta forma: las doscientas cincuenta y cinco mil de pasto, que de ellas las doscientas mil serán de primera calidad, treinta mil de segunda, y veinte y cinco mil de tercera. Cuatro mil novecientas y noventa fanegas de sembradura de secano, que las dos mil serán de primera calidad, mil de la segunda, y noventa de la tercera. Cuatro fanegas de viña de primera calidad, y seis fanegas de regadío de hortaliza: las cuatro de primera calidad, y dos de segunda”.

En 1791, en los informes de la capital del partido se trataba también de su extensión:

“Aunque de toda la Real Dehesa de Serena, que abraza doscientas cuarenta y tres mil y quinientas cabezas de hierba, es delegado de su Magestad, juez peculiar y privativo, un señor ministro del Supremo Consejo de Castilla, y subdelega en el caballero gobernador que es o fuere de este partido para ciertos casos y cosas, por la condición veinte y una que a los compradores les fue aprobada, e no obstante, se señaló a cada villa un trozo de jurisdicción acumulativa”

A pesar de las aparentes discordancias en la definición de la superficie de este territorio existía unanimidad en sus dimensiones y su despoblamiento, como demuestran los informes de la Coronada, Sanctiespíritu, o Malpartida, por ejemplo:

“No hallan por ahora arbitrios para adelantar el estado más que el de poderse fundar poblaciones en el vasto terreno despoblados, que en el centro del partido ocupan cerca de doscientos y cincuenta millares de tierra de la Real Dehesa de la Serena, (…) ofreciendo margen, aguas, y terrenos útiles para dichas poblaciones que serían ventajosas al Estado y comodidad para los tránsitos”.

“Ansiosos de llenar las ideas del Soberano consideran que en el espacioso ámbito de la Real Dehesa de Serena, que promete tierra muy útil para labores y ganados, y en que se anotan cuadros de más de seis leguas a lo ancho y otras tantas a lo largo sin una población, siendo el vientre del partido, pudieran establecerse algunas que descargaran estos vecindarios sujetos a sus ceñidísimos términos privativos, con el gran beneficio a la Corona, además de acompañar los tránsitos y dulcificarlos, reduciendo a más producto los términos que se les señalaran para labores y pastos, a bueyes y caballerías”.

“Ni hay noticia de despoblado ni proporción para nuevas poblaciones, como no sea en el espacioso desierto ámbito de la explicada Real Dehesa, que es el centro de todas las villas del partido, con doscientos cincuenta millares de hierba y muchos poblados de monte de encina”.

En 1570 las villas de la Serena consiguieron una real provisión para garantizar sus necesidades de labor y pasto. Este derecho se concretó en el baldiaje, que, independientemente de los bienes de propios y baldíos, les permitía el disfrute de 102 millares de pasto mediante la libre entrada de los vecinos para que pudieran pastar sus ganados, del 15 de marzo al 28 de septiembre, y desde esta fecha y hasta el 18 de octubre, pagando cierto canon a la mesa maestral. Es decir, quedó asegurado para los ganados locales el veranadero y el agostadero, mientras que los mesteños siguieron optando libremente, y en competencia ventajosa respecto a los ganaderos locales, al arrendamiento del invernadero cuyo disfrute lestraía a estas tierras.

Felipe V, como maestre de la Orden de Alcántara, decidió enajenar la Real Dehesa de la Serena para sufragar los gastos de la guerra de Italia. Como la autorización del Papa, necesaria por tratarse de propiedades de una orden religiosa y militar, obligaba a respetar el derecho de baldiaje, y éste impedía lograr un precio de venta elevado, se llevaron a cabo negociaciones con las villas interesadas. El resultado fue una Concordia en 1744 que obligaba a los compradores a contribuir a las villas con una tercera parte para que los vecinos pudieran pastar sus ganados y cultivar en las proximidades de sus poblaciones, una vez hubiesen rebasado la capacidad de sus términos, dándoles además preferenciaen los arrendamientos sobre los forasteros –condición ya estipulada previamente una década antes-. A cambio las villas renunciaban a un mes de baldiaje, que comenzó desde entonces el 15 de abril. En 1760 se dictó un reglamento para disfrutar de esta asignación de tercera parte.

La propiedad comunal de la tierra de los Concejos se distinguía, al igual en que en resto de Castilla, entre baldíos, ejidos, y dehesas boyales, destinados generalmente al aprovechamiento colectivo y gratuito de los pastos, y en algunos casos repartidos en parcelas o suertes para su cultivo entre los vecinos. En concreto, los baldíos eran territorios de monte incultos y de escaso aprovechamiento agrícola que se destinaban a pasto y a explotación forestal. En la Serena estos terrenos comunales se organizaban en comunidades de villa y tierra. Las dehesas boyales, por su parte, permitían pastar al ganado, principalmente de labor, y los ejidos eran terrenos explotados tanto a pasto como a labor. Dehesasboyales y ejidos estaban formados en la mayoría de los pueblos de la Serena por encinar de monte hueco

La tercera pregunta general del Catastro es fundamental para conocer la configuración jurisdiccional del territorio de la Serena, y en especial de sus baldíos. Los accidentes geográficos, y en especial los ríos, eran guías esenciales para el trazado de los territorios de términos privativos y baldíos. En Esparragosa de Lares las Respuestas Generales del Catastro señalan:

“Y (Sanctiespíritu) linda por el sur con el río Guadalemar, que divide la jurisdicción de Sanctiespíritu con el término de la Puebla de Alcocer, de los estados del señor duque de Béjar, por poniente con el río Guadalemar, que divide la jurisdicción de esta villa y la de Esparragosa de Lares. Al sur con el río Sújar, que divide la jurisdicción de esta villa con la de Cabeza del Buey”.

En Malpartida se describía así el territorio:

“Y en cuanto a la figura y demás circunstancias de dicho término comunal se remiten a lo que dijere la villa de Castuera, como cabeza de todas ellas, quien lo manifestará con la más puntual expresión y claridad”. (El término privativo de esa villa)(…) “Linda por levante con tierras comuneras de Tierra de Benquerencia, de las cuales es esta villa, y divide el término un arroyo llamado Guadalefra, por norte linda con baldíos comunes referidos, y por poniente con término de la de Zalamea, y por el Sur con el Sesmo, que es de la encomienda que goza el serenísimo señor real infante don Felipe, y es también jurisdicción de la dicha de Zalamea”.

La tercera pregunta de Castuera delimita los baldíos de Tierra de Benquerencia. De este a oeste, tres leguas, de norte sur, dos leguas “donde más con gran irregularidad”. Al este figuran como límites las dehesas de Artobas, de la encomienda de Cabeza del Buey, y la de Palazuelo, de la encomienda de Zalamea, y al oeste, la Dehesa de las Matas, del término de Zalamea. Al sur limitaba con la dehesa del Bercial y encomienda de la Peraleda y al norte con la Real Dehesa de la Serena.

Todo el término privativo de Benquerencia lindaba con los baldíos, menos por levante que lo hacía con la dehesa del Bercial, en principio adscrita a la Real Dehesa. La configuración de su término privativo se explica en relación a su situación central en dichos baldíos:

“El término peculiar de esta villa es muy reducido y está en dos retazos el uno que se comprende la población, y los ejidos ansareros que llaman de San José, y de la villa con algunas heredades particulares (…) una dehesa boyal con jurisdicción privativa en ella y separada del término a distancia de medio cuarto de legua”.

Monterrubio estaba rodeado también por los baldíos comunales:

“Al norte y poniente con el baldío llamado de nueve pies, común de las cinco villas de Benquerencia (…) y por el sur con baldío llamado de Roncadera, y Raña, y jurisdicción de Fuenteovejuna, que las divide el río Sujar”.

Los baldíos de Tierra de Magacela, o de las siete villas, se refieren en Campanario:

“Y que esta villa tiene comunidad de pastos en un pedazo de tierra llamado de las Matas, con las de la Coronada, Quintana, Magacela, Haba, lugar de la Guarda, y la capital de Villanueva de la Serena, cuyo pedazo de tierra se sitúan en el centro de los términos de la referidas villas”.

La pregunta cincuenta y uno que trata sobre despoblados y castillos, aclara algo sobre los límites entre las comunidades de Zalamea y Magacela:

“A la de otras dos –leguas- sobre una sierra, otro llamado Azicucos, que deslinda este término con el baldío comunero de las siete villas de tierra de Magacela”.

Las respuestas de la Haba demarcaban en 1791 su término con los baldíos de las siete villas: “por el mediodía tiene una legua de término privativo, extensiva su jurisdicción otra legua hasta la cumbre de la Sierra del Ortiga, en que media parte de la Real Dehesa de Serena”. Probablemente esa extensión se debiera a los derechos en los baldíos. En 1752 también se trataba de sus derechos comunales al mencionar su término: “y que en la comunidad de dicha dehesa comunera, distará dos leguas y media, en que tiene jurisdicción esta villa a prevención con las demás”. Y se diferencia su jurisdicción de “la Real Dehesa de la Serena,cuya jurisdicción hoy está subdelegada en el señor gobernador de este partido, por Su Magestad, confina por levante con Guadiana, a distancia de legua y media de esta villa, cuyo río divide el término con el Estado de Medellín”.

De los baldíos de Tierra de Zalamea, y de las tres villas se decía en la tercera respuesta del Catastro del Valle:

“Esta villa tiene su término común e indiviso con las villas de Zalamea e Higuera, sobre cuya división está recurso pendiente en el Real Consejo de Castilla, y que gozan estos vecinos promiscuamente con los de las otras villas, los aprovechamientos de sus baldíos y comunidad, por lo cual se refieren a lo que por dicha villa de Zalamea se haya declarado sobre la cabida del término”.

En 1791 tanto Zalamea como las otras dos villas referían los límites y extensión de los baldíos:

“Y por la parte norte se comprende hasta la cruz de piedra inmediata a Quintana, no obstante de tener sus vecinos el aprovichamiento en una dehesa llamada Rehierta de ésta y aquella”.

En 1752 se afirma que la jurisdicción común de las tres villas abarcaba seis leguas de levante a poniente y tres leguas de norte a sur. La delimitación de los términos privativos de las tres villas de Tierra de Zalamea ya era compleja entonces, pues además de los usos comunales existía la complicación del señorío jurisdiccional adquirido en Valle e Higuera por un vecino de Castuera, y que era discutido por el Concejo de Zalamea:

“Declaran que el término de esta villa, y pasto de él, es común con las de la Higuera y Valle, cuyas poblaciones están dentro del término que llevan deslindado, por haber sido aldeas de esta villa, y cuya jurisdicción se vendió en el concurso de acreedores a don Juan Morillo Velarde, vecino de la de Castuera, en el año pasado de mil setecientos veinte. Y aunque por el dueño de la jurisdicción ejerce la que le corresponde a dicha villa, no tiene señalado término alguno, y sobre su división está pendiente litigio en el Real Consejo de Castilla. Y por ejecutoria de la Real Chancillería de Granada, está declarado que, en el interim que se haga la separación de términos,conozca la jurisdicción ordinaria de esta villa de las denunciaciones y causas que ocurran”.

En 1791 el Interrogatorio redunda en ello:

“Los pueblos de Higuera y Valle, que siendo aldea de ésta vendió con facultad real su señorío y jurisdicción, en los términos que dominaba aquellas pedanías don Juan Murillo Verlarde, de Castuera, representada hoy por su hijo don Rodrigo, de la misma, y se ignora porque se titulan hoy villas dichos pueblos”.

En el Valle trataban de explicarlo:

“Está enajenada su jurisdicción por la de Zalamea, de quien fue aldea, a don Rodrigo Murillo Velarde, (…) con la condición de que se había de dividir su término, que no ha tenido efecto, por lo que se mantiene gozando en comunidad con la de Higuera, que también se vendió al mismo, y la de Zalamea”.

El informe final aclara que:

“Es de notar que uno y otro pueblo se titulan villas, habiéndose vendido como aldeas, y que ésta de la Higuera ha tenido horca, en señal de serlo hasta que se ha arruinado pocos años hace. Y aseguran unos y otros que en la escritura de venta que otorgó Zalamea se pactó que se había de señalar a cada uno de éstos dos pueblos término jurisdiccional privativo”.

Los baldíos de las comunidades de villa y tierra de la Serena constituían, como los bienes de propios, una reserva esencial de tierras de labor, aunque su principal uso era el pastoreo. En 1752 en Benquerencia se informaba que:

“en los dichos baldíos comuneros de esta villa sus vecinos tienen cuatrocientas fanegas de tierra para labor. Estas de segunda y de tercera calidad de por mitad, que se siembran un año y descasan otro la mitad de ellas, y las demás con intermisión de dos años”. (…) Y aunque en relacionado baldío comunero de cinco villas, en que está como una de ellas tiene jurisdicción acumulativa y goze, contribuye para la manutención de cabras y descanso de cerdos y algunas reses vacunas, no teniendo el ganado de labor y el estimable de lana más hierbas que la dicha Real Dehesa”.

Algunas tierras de los baldíos eran aprovechadas como privativas por determinadas villas. En la Higuera en 1791 “la Hoja de la Pedregosa, -de 200 fanegas- que para siembra del centeno es privativa de esta villa, y alzado el fruto común a todas”. Por otra parte, el disfrute de los baldíos rebasaba los límites de las respectivas comunidades de villa y tierra en el caso de Quintana con las villas de tierra de Zalamea:

“La dehesa Reyerta es tierra baldía para el pasto común de los vecinos de las tres villas con la de Quintana Y, sin embargo de la dicha comunidad, tiene esta villa facultad de repartir en hoja de labor el dicho baldío”.

En 1791 continuaba el uso comunal de esta finca: “hay otra dehesa llamada Rehierta, que disfruta de comunidad con la villa de Quintana y la Higuera, y el Valle, y cada tres años se siembra de por mitad con la primera” (…) “alzado el fruto es común al ganado de todos cuatro pueblos”. Otro ejemplo aparece en Esparragosa de la Serena, donde, en 1752, se afirmaba que la Rejertilla era común de Tierra de Benquerencia con Zalamea.

Oct 012000
 

Ángel Paule Rubio.

Una de las prolongaciones de nuestra cordillera Carpeto-Vetónica, hoy Cordillera Central, es la actualmente denominada Sierra de Dios Padre, de 824 m. de altura.

En su falda septentrional, se alza la villa de Villanueva de la Sierra, y, en su lado del sol naciente, Santa Cruz de Paniagua.

Haciendo historia esta sierra de Dios Padre, se llamó Sierra de la Cruz .Aquí, en su cúspide, en tiempos de la Reconquista, se construyó una ermita a favor de Dios Padre, que ambos pueblos rendían veneración en devotas romerías. Una vez en cada año, el Lunes de Cruces, ambos pueblos acudían a la cita.

Esa ermita, se destruyó, tal vez por el ataque del tiempo, pérdida de fervor religioso, o la dificultad que entrañaba subir hasta la cima, por lo escarpado del suelo y su espesa vegetación.

La tradición oral dice, que en el santuario había dos imágenes de Dios Padre. Una, la llevaron los santacruceños a su ermita erigida en la única torre que quedaba en su derruido castillo. La otra, ocupó un lugar destacado en el Presbiterio de su templo parroquial de Villanueva de la Sierra.

La ermita de Santa Cruz fue destruida por los franceses durante la guerra de la Independencia, según se desprende de la cuenta que el día 20 de Febrero de 1817 diera D. Francisco Gómez de Barredo, que literalmente dice: “Por recorrer el tejado de la Hermita de Dios Padre quando la destruyeron los franceses dí 0,48”

Se reconstruyó hacia el año 1870. “Durante la Segunda República sufrió el vergonzoso y sacrílego expolio, abatiendo muros y techumbres” (Mario-Arias Camisón)

En 1952 se reconstruyó, no con mucho acierto, luciendo un porte que actualmente contemplamos.

REFERENCIAS HISTORICAS.

Alfonso IX de León en el año 1188, una vez recuperada esta zona de la morisma le cedió al clero y al obispo de Coria el día 5 de las kalendas de julio en el lugar de Aldanueva, hoy Villanueva de la Sierra. El documento dice así: “Dende el lugar en que Petroso nace y cae en el rio trasga y por lo alto de la Sierra de la Cruz; y así va por la loma de Sierra de Santa Cruz hasta el Monte Dalt de Monroy, que es junto al Colmenar de la mata, el lomo adelante arriba, como cae en trasga debajo de la inglesia antigua.

Este documento real de deslinde de término, que fue el primero que conocemos en este tiempo y lugares nos habla de lo que ya hemos anotado “Sierra de Santa Cruz” y allí estuvo el Santuario de la Santa Cruz, en su pico más elevado, que después se convertiría en ermita de Dios Padre.

Cabe una pregunta. ¿Se rendiría culto, a la vez, a la Santa Cruz y a Dios Padre? ¿Sería la advocación a la Trinidad?

SANTA CRUZ Y SU ERMITA A DIOS PADRE.

Sobre un promontorio se alza la ermita. De estilo hispano-visigodo. Tiene una nave separada del presbiterio por un arco toral de herradura. Cubierta con un cuarto de esfera y apoyada en un arco de herradura, estrechando el conjunto. Las dimensiones del ábside son de 4,80 m de diámetro y 8,50 m d de flecha 3,5 m.

Las columnas enjalbegadas, no nos permiten ver el interior de su material. Están formadas por elementos básicos: Capitel, fuste y basa. El arco es de herradura, cerrado 1/3 más de su radio. Este elemento es el que más entidad da a la arquitectura visigoda, cuando ya se encuentra formada en el siglo VII, cuyo peralte sobre la línea de su centro no suele pasar del tercio de su radio.

La nave tiene una longitud de 7,9 m. Aquí se venera hoy la imagen de Dios Padre.

En esta pequeña ermita, vivió San Pedro de Alcántara, acompañado de otro fraile, su amigo, Fray Miguel de la Cadena, desde que el obispo de Coria D. Diego Enriquez de Almansa le cediera esta ermita para que Pedro de Alcántara, que otros llamaban Juan de Garabito de Villela y Sanabria, hiciesen vida eremítica. Corría el año 1555

Al hablar de San Pedro Alcántara, el historiador D. Vicente Barrantes, en el Romande de su vida, de forma apasionada dice:

“Haciendo vida eremítica- en lugares solitarios,
bebiendo agua del cielo – comiendo hierbas del campo,
dar a Dios lo que era suyo – poco a poco lo mirábamos.
En Santa Cruz y el Pedroso – y en otros lugares ásperos,
Si no murió Fray Pedro – lo tuvimos por milagro”.

En otro pasaje, para recordar la común historia de ambos pueblos.

“…su pico más elevado – que hasta las nubes se alza
que jamás hollarlo pudo – ninguna planta cristiana
hasta una tarde de invierno – que descalzo, casi a gatas
cargada una cruz a cuestas – subió Fray Pedro de Alcántara
y al dulce nombre de Dios – allí la dejó clavada…”

Este pasaje, tuvo lugar, cuando Fray Pedro cargado con la cruz, cayó al suelo y en una ocasión no podía más. Este punto, hoy recibe el topónimo de “La Mata del Santo” término de Villanueva de la Sierra.

Cuenta la tradición local de ambos pueblos que desde aquí a la cima fue llevado Fray Pedro y su cruz, en alas de ángeles.

ES MI OPINION.

El estudiar una pieza artística o tesoro aislado, no es importante, pues cada trozo de piedra, de cerámica o metal forma un conjunto dentro del yacimiento o zona donde estos hallazgos estén ubicados. Es más, debemos paralelizar tal hallazgo con otros, para que produzcan la luz, que no es otra cosa que la vida y muerte de los autores de la Historia.

Una excavación supone una destrucción, que si no está bien documentada, es algo perdido, sin recuperación posible. Cuántos yacimientos estarían mejor sin excavar. Un libro con las hojas sin cortar, pero que está en nuestra biblioteca, esperando la oportunidad óptima, o simplemente ser testigo mudo de la historia, este símil definiría lo que es un yacimiento.

Cuántas piedras hay que un día formaron un conjunto artístico, y hoy formando parte de paredes de huertos y casas, o perdidas en el campo. Pero eso no es una excavación, no tiene el encanto que para mucho supone “la excavación “. La inspección ocular, valiosísima, no tiene, para algunos, sentido sin la excavación, ¿Qué van a excavar nuestros descendientes? ¿Cómo los vamos a poner en estado de excavación, si ya todo está destruido? ¡La biblioteca, los libros, los planos! ¿Eso les basta? ¡Cuidado!

Más inspección ocular y menos destrucción.

Hay pueblos en nuestra provincia cacereña, como Santa Cruz de Paniagua que necesita prospección exhaustiva para identificar piedras, restos, disposiciones del terreno y de todas sacar consecuencias.

Hipotéticamente sería un castro, después y sobre él, villa romana, más tarde, los visigodos la habitaron, como lo prueban su ermita y su mesa –altar, castillo medieval y, últimamente, villa de señorío.

Por el momento, un pueblo más, que la emigración lo ha convertido en un hogar de jubilados, de dudosa existencia futura, pero con pretérita historia llena de vida, luchas y avatares; pero cuidad, los arqueólogos lo estudien, saquen información, pero que no lo excaven. Sea para todos un testigo mudo y hablador a la vez, para aquellos que sepan escuchar el silencio y la quietud de las piedras le digan más que el movimiento. Nuestros descendientes lo agradecerán.

FICHA DE HALLAZGOS:

  • ASENTAMIENTO: Casco urbano de Santa Cruz de Paniagua.
  • TERMINO MUNICIPAL: Santa Cruz de Paniagua.
  • PARTIDO JUDICIAL: Coria
  • HOJA MAPA TOPOGRAFICO NACINAL A ESCALA 1/50000, Núm. 574
  • COORDENADAS: 40º 11’ 30’’ LN. 2º 30’ 12’’ LO

Datos para la localización del asentamiento: Casa Parroquial. Sirve de umbral a la entrada de la precitada casa.

Distancias: Carretera de Hervás-Valverde del Fresno, pasando el Bronco, hay una desviación a la izquierda que indica a Santa Cruz de Paniagua, 3 kms.

Vías de comunicación antiguas: Ninguna.

TIPOLOGIA DEL ASENTAMIENTO: Urbano.

Prospección ocular:

  • 1ª vez visitado 1990
  • 2ª vez visitado 1995
  • 3ª vez visitado 1999

Objeto: Una piedra de altar visigoda

Hallazgo: En superficie, sirviendo de umbral a la Casa Parroquial.

Estado de conservación: Fragmentada. Falta una parte del lateral izquierdo, mirando de frente.

Dimensiones: 120 cm. X 65 X 13

Descripción: Es una piedra de altar, de época y estilo visigótico, situada a la entrada de la Casa Parroquial. Está en posición invertida.

ESCULTURA:

Está formada por una talla muy somera, con técnica de bisel en dos planos. El interior es una talla poco profunda, casi neutra, destacando sobre él la silueta del plano superior.

ORNAMENTACIÓN:

Frontal: Hojas de parra envueltas en roleos sucesivamente.

Lateral: Siguen el siguiente orden: Hoja de parra-palmeta, hoja palmeta. Una flor tetrafoliada inscrita en un cuadrado perfectamente señalado.

HISTORIA:

Estuvo, en su origen, situada en la ermita de la Cruz, hoy de Dios Padre. La ermita se arruinó y se pasó al Templo Parroquial. Sin conocer la causa, en la década de los cincuenta, se trasladó para servir de umbral a la casa parroquial, donde hoy se contempla.

Estas piedras mesa-altar, son escasísimas, de ahí su importancia, no así los tenantes, puntos de apoyo y sostén de la mesa, muy adornadas con motivos vegetales y animales. Algunas veces estas mesas-altar estaban suspendidas por cuatro columnillas en los cuatro vértices. (ver fotos).

En San Juan de Baños hay relieves en zócalos con hojas de parras y racimos, al igual que Toledo, Guarrazar y Santa Comba de Bande (Orense). En Quintanilla de las Viñas (Burgos) también encontramos roleos con motivos vegetales de semejante parecido.

Dibujos:

  • Ermita de Dios Padre
  • Arco
  • Exterior
  • Ruinas
  • Imagen de Dios Padre

Terminamos este trabajo con el único objetivo de añadir un nuevo monumento, en su ermita hispano-visigoda y en la mesa-altar del mismo estilo y época, a la Historia visigótica extremeña.

Oct 012000
 

Joan José Pastur Serranu.

Un pueblu serranu, Berruecana, una caisa cun portas gordas, qui dain pasu aun patiu cun porta a derecha, una escaleira empiná qui subi a sobrau dil grandi e largu coicina. Coimedul, un ventanina jaci intrar llur a coicina desdi a calli.

A fondu jai coicina cun fugón in mediu, dus poyatas alus laus pa sentirse, separa pur arcu achatau dil coimedul.

Sabi e fugún as lloris ondi poni e calderu agarrau a altu sobri un maeru di castañu.

Il comedeul tie unus treinta metrus di largu e mesmu e sobrau.

Enfrenti dil patiu jai un arcu, dus asientus a ambus laus paira lus centiñeras.

Entrandu jai una saila, enfrenti un jabitaciun cun porta di robli cun liboris esquimatices, e utra jabitaciun mais chica, con ventaninas aimbas a jortu, aimbas portas eiran noblis.

A otru lau jai un esqualeira a dobli, corriu to a Caisa, peru en os refortis di as maeras del techumbri jabian figuris groitescas qui imponin a subir.

Ista caisa debiu tenir un Ordin Melitar, pur su coicina-coimedul tan grandis, pur sus asientus a entrá di a caisa, e pur añeju sus portas labrás; peu salir Dius Cuandu;

In esta caisa puo pasar asina; A as seis di a maiñana il Maestru se leibanta e cun sus más allegaus encargan que jagan lumbri e prepaireis il almuerzu pa lus que están en caisa, jechar charramandusca rapiamente alumbri e truer leiña e jacer las migas e truerme un cofi enseguita e un guevu escalondrigau.

Enseguita i truen su caiballu, jiremus a curcha e jaremus algu cun lus caiballus, mintras los soldaus jarán ejercicius e i rejoyu jasta a jora di a pitanza.

A doci venis us que jai en as pueblus e comieran cun nosotrus.

A una lleigas a Caisa, arreiglan una meisa larga, truen platus, e de un gran pucheru juerun trayendu viandas, qui mas de cuarenta coimensalis vain deborandu u qui van truyendo e terminandu as viandas, suenan as sillas e van saliendu unos pacasi otrus paculla jasta la jora di coimenzar la ubra a ca unu encomendá.

Cuatru jirán a Iglesia de Piñuelas, purqui jai mucha genti, pa decilles Misa tus lus Domingus, pur esu jira un cura cun vusotrus.

Otrus dus jirán a Castañar e decilles a os dialli qui nu duerman tranquilus, pus jai muchus bandoleiros pur esas serras.

Otrus dus jirán a Roturas, jablaran cun i Párruco qui guardi lus caiballus, po alli teinemus bonus establus.

Desdi Roturas dus in un caiballu jiran a Navezuelas pus desdi alli doiminan i riu Gualupeju.

Cuatru jiran a Santa Cruz a reilebar a us dealli, pus Trujillu nu les deijan in paz.

Otrus cuatru jiran al Gualupeju e reileban a os dealli e us entirais si jai qui truen algu pa lus animalis, pus las vaicas coumen muchu.

Dus jiran a Logrosán, cubraran lus impuestos, e truiran dus a Cañameru a veir si les saican il mieu dil cuerpu, pus nu quien subir pur el bulcan qui está apagau.

Jasi juerun saliendu tus, unus vindran pur la nochi, otrus por la maiñana e jasí tus lus días, unus venin otrus van, paquisi ningunu se sienta solu.

E sabeis qui ningunu estais segurus in ningun sitiu, pur esu nu perdais la oraciun, maiñana e tardi, pus Dius es nuestru valeol.

Jasi tus os días nus truen alguina novea, peru lus mejoires sun los juidius, pus nus dan lu qui os peimus e nu paemus dejarlis pus sun puntillonus.

Esta maiñana e vistu una mujer qui lleivaba arrojun a su filiu pur a calli.

Os di Gualupeju creu qui astais mu solus e jai qui relebarlus, pa qui to, vaigais istandu in esa Caisa del Gualupeju.

Pur esu las vaicas les entratienin, po nu tien casi na que facer e las vaicas andan pur dondi quierin juntu al Gualupeju.

Una vaica fue a parir juntu a caisina e jestaba a Virgen in a caisina asi fue i encuentru in milletrescientus, milletrescientus dus.

Ejasi caisa e Virgen junen eistas serras qui se llaiman as Villuercas.

Berruecana 2000.

Oct 012000
 

Marcelino Moreno Morales.

No pretende ser este un trabajo exhaustivo ni mucho menos científico, sino una mera aproximación estadística a la mortalidad y morbilidad en un pequeño municipio de Extremadura en el último cuarto del Siglo XIX, concretamente en Salvatierra de Santiago, desde los años 1875 a 1880. No se trata pues de ver las causas de las cifras que nos encontramos, sino sólo de presentar dicha información, intentando servir de acicate para un estudio en profundidad.

La fecha elegida es esta, entre 1785 y 1880, porque es cuando de manera sistemática y continuada aparecen en el Registro Civil de este municipio partidas de defunción de manera regular durante cinco años, y se ha estimado este pequeño número de años porque la idea original es hacer, utilizando un símil arqueológico, una pequeña “cata”, que sirva de referencia para un estudio y análisis mucho más profundo.

El procedimiento ha sido sencillo, aunque minucioso, para realizar el trabajo se han revisado todas las inscripciones de defunción durante dichos años, tomando notas acerca de la fecha en que ocurre el óbito, la edad del difunto, su sexo, así como la enfermedad de la que ha muerto. De este modo se han recogido 242 inscripciones según el modelo de ficha siguiente:

Fecha Edad Sexo Causa

Posteriormente se han sistematizado las causas de la defunción por grupos según la relación que tuvieran con el organismo, es decir, relacionadas con el aparato digestivo, el respiratorio…, resultando dieciséis grupos:

Aparato Respiratorio Aparato Digestivo Cardiovasculares Cerebrovascular
Sistema nervioso Tumores y cánceres De la piel Nutrición
Aparato Locomotor De la boca Genitourinarias Senilidad
Accidentes Miscelánea[1] Desconocida[2] No consta[3].

Las estadísticas se han llevado a cabo siguiendo distintas variantes:

  • Porcentaje de defunciones por tipo de enfermedad (según los grupos antes descritos)
  • Porcentajes de defunciones por meses.
  • Porcentaje de defunciones por tramos de edad (menos de 1 año; de 1 a 10; de 11 a 20; de 21 a 30; de 31 a 40; de 41 a 50; de 51 a 60; de 61 a 70 y más de 71.)
  • Defunciones según los meses y tipo de enfermedad, recogiendo sólo los datos de aquellos cuatro grupos que han causado mayor número de defunciones.
  • Porcentajes según la edad y grupo de enfermedades, recogiendo sólo los cuatro grupos que son causa de un mayor número de muertes, y reduciendo los tramos de edad (de 0 a 10 años; de 11 a 30; de 31 a 50 y más de 50)

Defunciones por tipo de enfermedad.

En la tabla siguiente podemos ver el porcentaje de defunciones según la causa.

TIPO DE ENFERMEDAD PORCENTAJE DEFUNCIONES.
Aparato Digestivo 28%
Aparato Respiratorio 22 %
Cerebrovascular 8,5%
De la piel 6,5%
Cardiovasculares 6%
Sistema nervioso 5,5%
Desconocida 4%
Tumores y cánceres 3%
Senilidad 3%
Miscelánea 3%
Nutrición 2,5%
De la boca 2%
Genitourinarias 2%
Accidentes 1,5%
No consta 1,5%
Aparato Locomotor 1%

Defunciones por meses.

E F M A M J J A S O N D
9% 10% 4,5% 7% 6% 13% 14% 7% 8% 8% 6,5% 7%

Defunciones por tramos de edad.

– 1 años 1-10 11-20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70 + de 70
36% 29% 1,5% 6,5% 2,5% 3% 6,5% 9% 5%

Defunciones según los meses y el tipo de enfermedad.

Digestivas Respiratorias Cerebrovascular Cardiovascular
Enero 0% 61% 31% 8%
Febrero 27% 40% 27% 6%
Marzo 29% 13% 29% 29%
Abril 22% 22% 33% 22%
Mayo 9% 36% 18% 36%
Junio 56% 22% 15% 7%
Julio 76% 6% 17% 0%
Agosto 73% 20% 0% 7%
Septiembre 40% 20% 20% 20%
Octubre 25% 25% 12,5% 37,5%
Noviembre 2% 37,5% 0% 37,5%
Diciembre 1% 25% 62,5% 0%

Defunciones según el tipo de enfermedad por tramos de edad.[4]

Digestivas Respiratorias Cerebrovacular Cardiovascular
De 0 a 10 51% 86% 48% 5%
De 11 a 30 23% 4% 15% 16%
De 31 a 50 8% 0% 4% 21%
+ de 50 18% 10% 33% 58%

Conclusiones.

  • Por una amplia diferencia las causas de muerte están relacionadas con el aparato digestivo (28%) y el respiratorio (22%), siendo las ocurridas por accidente las menos numerosas, algo que es lógico.
  • Destacan como meses con mayor número de defunciones Julio (14%) y Junio (13%), seguidos de Febrero (10%), siendo la estación[5] con más defunciones el verano con un 34% y la primavera la que presenta menos con un 17,5%.
  • Destacan por el número de óbitos los tramos de menor edad, concretamente el 36% de las defunciones corresponden a personas de menos de 1 año, y el 29% de entre 1 y 10 años, a mucha distancia del siguiente tramo, que es el de 61 a 70 años con un 9%. De modo que 65% de las defunciones corresponden a niños de menos de 10 años.
  • Por lo que respecta a las enfermedades que causan más muertes en cada mes es necesario destacar como en Enero más de la mitad de las muertes (el 60%) corresponden a causas relacionadas con el aparato respiratorio, tendencia que se mantiene en Febrero aunque minorada. En Marzo y Abril no destaca especialmente ningún grupo de enfermedades, en Mayo son las respiratorias y cardiovasculares (con un 36% cada una) las más numerosas. Pero donde de verdad se producen cifras especialmente identificativas es en los meses de verano, así en Junio el número de muertes por enfermedades digestivas es del 56%, cifra que se eleva en Julio al 76% y se mantiene en Agosto con el 73%, para ya en Septiembre descender al 40%. En Octubre no destaca especialmente ninguna causa, en Noviembre son más numerosas las muertes relacionadas con causas respiratorias y cardiovasculares. Sin embargo llama la atención que en Diciembre el 62,5% de las muertes tengan su origen en patologías cerebrovasculares.
  • Un 51% de las muertes causadas por enfermedades relacionadas con el aparato digestivo corresponden a niños de entre 0 y 10 años; del mismo modo el 86% de las defunciones debidas a enfermedades respiratorias se dan también en este tramo de edad. Por el contrario las muertes que tienen su origen en alteraciones cardiovasculares se dan sobre todo en las personas de más de 50 años, concretamente el 58%.

Anexo: enfermedades que aparecen.

Se presentan a continuación las causas de la muerte que aparecen en los registros de defunciones, en aquellos casos que la grafía es dudosa o no se ha podido identificar la enfermedad se colocan comillas y se hace una trascripción es literal:

Bronquitis capilar, crujo verdadero, enteritis aguda, lesión orgánica del corazón, pulmonía, hidrohernia cerebral, reumatismo visceral y calentura hetria, cáncer de estómago, meningitis, tabes pulmonar, flemón difuso del muslo, dilatación del ventrículo derecho, enterocolitis aguda, enterocolitis, fiebre perniciosa, “asceso de hígado”, crisípula general, enterocolitis senil, ser incompatible la vida con el medio externo, diarrea senil, viruela confluyente y cerebritis metastásica, apoplejía serosa, peritonitis general, cáncer, inanición, congestión cerebral, fiebre tifoidea, meningitis cerebro-espinal, reumatismo articular agudo, “aneurisma pasivo del corazón”, infarto pulmonar crónico, “adinamia”, tabes mesentérica, difteritis, hepatitis crónica y ascitis, tisis laringo-pulmonar, “metroperitonitis consecutiva a un aborto”, asfixia por inmersión casual en el agua (ahogada en un regato), “erisipela flegmonosa de las extremidades inferiores, pústula maligna y edema pulmonar, herpes extenso ulcerado, “cistitis con incuria absoluta y peritonitis”, “sifílides escamosa confluyente”, “eclampasia sintomática de la dentición”,”enfermedad de Mugnet”, quemadura extensa en la región lumboglútea, asfixia por inmersión casual en el agua (ahogada en un pilar), asfixia por inmersión en el agua de la fuente de beber, reblandecimiento cerebral y úlcera, gangrena en la boca, fiebre intermitente perniciosa de forma cerebral, “coqueluches”, “nefritis albuminúrica y ededa consecutivo”,”obturación del agujero de bozal”, disentería, “anasarca e hidrohernia cerebral”, bocio exoftálico, “hidropericardia y anasarea consecutiva”, cistitis del cuello de la vejiga, paludismo crónico, cólera, raquitismo congénito.


NOTAS:

[1] Se incluyen aquí enfermedades de diverso tipo que no pueden encuadrarse en ninguno de los apartados anteriores, al no aparecer una definición clara.

[2] Aparece en el registro de defunción de esta forma, es decir causa de la muerte desconocida.

[3] Cuando no consta la causa de la muerte, no sabemos si por olvido…

[4] El referente principal es la enfermedad, se han contabilizado estos cuatro grupos por ser los que cuentan con un mayor número de defunciones, y se han contabilizado las ocurridas según los tramos de edad, es por ello que las columnas suman el 100% pero las filas no.

[5] Para el verano se han contabilizado los meses de Junio, Julio y Agosto. Para la primavera Marzo, Abril y Mayo.

Oct 012000
 

Marcela Martín Jiménez.

El Acta de la Fundación de la Capellanía del Arcediano D. Rodrigo Pérez con la que se da testimonio del cumplimiento del Testamento en “pro e doctrina” de los naturales de la Ciudad de los Reyes Perú, es un valiosisimo documento recogido del original, que presento a estos XXIX Coloquios Históricos de Extremadura.

Para mí es increíble poder reunir datos extremeños y peruanos, confirmar con lo que de Casar de Cáceres estaba preparando al llegar los escritos del Perú.

Hace años que leía toda sorprendida el Testamento de D. Rodrigo Pérez, Arcediano en 1550 de la Archidiócesis de Lima, Perú, un extremeño nacido en Casar de Cáceres. Me imaginaba como habría sido su vida tan distante de nuestra querida Extremadura, su viaje a un lugar tan lejano. Ese libro lo había escrito mi padre en 1935 y lo dedicaba “A Lima, en el cuarto centenario de su fundación, como homenaje, humilde y sincero de un extremeño de hoy. Tomás Martin Gil”. Resultaba muy interesante.

Así mismo estando en Coria pasando una temporada en casa de una tía abuela paterna, tenía ocasión de ver salir a pasear a los seminaristas, vivíamos al lado del Seminario, pensaba entonces en el Arcediano casareño como estudiante en aquellas aulas frías y más bien poco acogedoras realizando sus estudios eclesiásticos, su bachiller en Sagrada Teología, por la década de 1480 o 1490. Hasta me lo figuraba cuando acudían a desayunar sobre aquellos fríos mármoles que cubrían unas largas mesas. Es posible que se apiñaran unos a otros para Salir al acabar, hacia las aulas lóbregas y allí en ellas voces simultaneas se dejarían oír aprendiendo el latín, que para los mas capacitados sería interesante, pero para los que les costara aprenderlo, aquello les haría sudar hasta que lograran adquirir los conocimientos mas elementales.

No tendrían mucho con que distraerse, sólo les sacaría de su monotonía el alegre repiquetear de las campanas de la Catedral que iría marcando el ritmo de sus vidas cotidianas.

También pensaba en la vacilante luz que encenderían al caer las sombras de la noche cuando todo se oscureciera. Más de una vez alucinantes escenas se proyectarían en las paredes y servirían para alimentar la imaginación de más de uno.

Algo que me llamaba la atención era eso de “Arcediano” ¿que quería decir aquello? Indagué su significado, era administrador de una Diócesis junto al Señor Obispo, en este caso Archidiócesis y Arzobispo. Llegué eso sí, a la conclusión que como extremeña me enorgullecía de lo que se les estimaba fuera de nuestra Patria.

Dice mi padre, que según el historiador Cieza de León, fue levantada, de nueva planta, la Ciudad de los Reyes, que es hoy la opulenta Lima, capital del Perú, por Francisco Pizarro en 1535. Era por lo tanto el embrión de lo que es, allá en el año 1550. Dice el citado historiador que se edificó la ciudad siguiendo trazas hechas a propósito en el campo raso del Valle del Rimac que está a dos pequeñas leguas del mar y asentada de tal manera que nunca el sol toma de través el río. Después de Cuzco era la mayor del Perú y en ella había muy buenas casas, y algunas muy galanas –palabras de Cieza de León –con sus torres y terrados. La plaza era grande y las calles anchas, y por todas las más de las casas pasaban acequias, de cuyas aguas regaban los huertos y jardines, que eran muchos, frescos y deleitosos. Como se puede ver el marco donde se presentan los hechos es primoroso en lo material y también en lo espiritual por una de las casualidades de la historia. El licenciado La Gasca acababa de pacificar los ánimos obligando en justicia a los revoltosos e indisciplinados. Se acaba de crear la Real Audiencia y la Diócesis fue eregida Metropolitana en 31-1-1545, es decir Arzobispal, y el primer Arzobispo recibía el palio, de manos del deán y arcediano de la de Cuzco en 1548. La contratación del reino de Tierra firme estaba centralizada en Lima, y por todas estas razones había siempre en ella mucha gente y grandes y ricas tiendas de mercaderes.

La Catedral estaba en construcción, tal vez en su segunda forma, y ya estaban establecidas en la ciudad tres poderosas órdenes: la de Santo Domingo, la da San Francisco y la de la Merced.

La vida en la ciudad era apacible después de las contiendas que asolaron a Perú. Llega incluso a poseer muchas viñas y huertas llenas de las frutas propias de la tierra, higueras, platanales, granados, cañas dulces, melones, naranjas, limas, cidras, toronjas y las legumbres que se habían llevado de España.

Vivía Don Rodrigo Pérez en casa de Cristóbal de Burgos, vecinos de los fundadores de la ciudad, y Regidor de la misma, Don Rodrigo era Arcediano de la Santa Iglesia de la Ciudad de los Reyes, a donde llegó procedente de Nicaragua, acompañado de Lorenzo y María indios de Nicaragua (esclavos). Como ya hemos dicho era de Casar de Cáceres, (Cáceres).- España, y sus padres eran Sebastián Pérez y María Hernández, y, tenía también parientes y deudos próximos en Santiago del Campo de la misma provincia. Algunos de esos parientes marcharon con él.

El día 4 de Septiembre de 1550, una negra esclava Margarita de Almagro, sale presurosa de casa de Cristóbal de Burgos y se dirige a la del doctor Juan de la Cueva, para que acuda al inte a visitar a su dueño el señor Arcediano de la Catedral. Con las mismas prisas avisa al escribano público Diego Nuñez de quien consiguió la promesa de acudir muy rápidamente ante el enfermo.

El médico llega y receta, y Margarita de Almagro sale nuevamente presurosa a la Botica del Licenciado Pedro de la Fuente que mientras prepara los jaropes y potingues pregunta a Margarita por el enfermo, ésta suspira y pide al práctico haga pronto su pedido. Su amo se muere.

Llegados a la casa los testigos necesarios y dispuesto todo, l Arcediano Don Rodrigo Pérez otorga su testamento.

En el patio de la casa unos niños mestizos juegan a regar las plantas, son Antonio Pérez hijo de Juan Pérez, sobrino del Arcediano y Beatricita hija de Isabel, india natural del Cuzco, que así se la nombra en el testamento del clérigo casareño.

Pasó el día que se hizo el testamento y la enfermedad arrecia. El 11 hay que llamar de nuevo al doctor Juan de la Cueva y a Diego Nuñez. El enfermo quiere hacer un codicilo en el que amplia y remacha algunas cláusulas del testamento. Dos días después otorga otro codicilo en presencia también del doctor en el que insiste entre otras cosas que los niños mestizos Antonio y Beatriz ya citados, sean llevados con sus bienes a la ciudad de Sevilla y allí se entreguen a los comisionados que nombren para estos efectos los parientes y el Concejo de Casar de Cáceres.

Es importante el rasgo noble de enviar a estos niños a España cosa que se hace con suma delicadeza y con grandes garantías (recordemos que por aquellos tiempos los mestizos eran considerados raza inferior).

Se agrava de tal modo el enfermo que le tienen que sacramentar, cuando le visita el Licenciado Juan de Cerviago maestrescuela de la Santa Iglesia Catedral, y ante él y el escribano Nuñez y otros testigos otorga otro nuevo codicilo por virtud del cual hay que fundar en Lima “una memoria pía”, cuyas rentas han de ser en pro e doctrina de los naturales de dicho Reino. Y encarga que esto se realice con la autoridad del primer arzobispo, Fray Jerónimo de Loaysa.

El día 17 muere Don Rodrigo Pérez, y al día siguiente se celebran sus exequias con una pompa inusitada, pues, aparte los clérigos y compañeros del finado, le acompañan hasta su última morada, cofradías, hermandades, órdenes religiosas y numerosos amigos de todo género. Más de un quintal de cera se gastó en los funerales.

Los testamentarios se disponen enseguida a cumplimentar la última voluntad del Arcediano. Inventarían sus bienes, reducen a dinero las míseras ropas de Don Rodrigo, (especifican las ropas que había a quien se las venden y por cuanto) pagan deudas y cobran créditos, y hechas las cuentas con toda minuciosidad y exactitud se registra lo sobrante, en un buque que marcha a Panamá para expedirlo desde allí a Sevilla.

Llegó todo a España el 28 de Septiembre de 1551, Pedro Alonso del Pozo, apoderado del Concejo de Casar de Cáceres, recibe en la Casa de Contratación de Indias una copia simple del testamento, codicilos, inventarios y demás diligencias. Hay dudas, dice mi padre, de si realmente llegaron Antonio y Beatriz a Casar de Cáceres, no se puede deducir literalmente de los documentos como tampoco la entrega de barras de plata a Pedro Antonio del Pozo; que ellas lo fueron se prueba por los vestigios de las fundaciones pías del Arcediano. Esto nos inclina por lo tanto a que el testamento se cumplió en todas sus partes, así se lo hacia ver a mi padre su anciano tío el Sacerdote Don Saturnino Martin Moreno, cura Párroco de Casar de Cáceres, que lo había estudiado a fondo este testamento siendo él el que le facilitó su transcripción y manejo; afirma que en Casar de Cáceres existen personas con rasgos antropológicos que parecen pruebas irrecusables de haber llegado a ese lugar los niños en cuestión. Si esto fue así, los mestizos traídos a España fueron tres, ya que el Testamento dice que Francisco, por otro nombre Bautista, estaba hacía doce años en Sevilla, donde aprendió el oficio de coracero con un maestro de la calle de las Armas.

Entre un complicado “Iten mando” y un “Iten digo” es un testamento largo y de una cierta estructura debido a su contenido.

Ya de por si la introducción es de dos páginas y media antes de comenzar el “Primeramente mando…, con los sucesivos “Iten mando “ e “Iten digo”, de los cuales se cuentan hasta 77 apartados, además de 3 “Codicilos”, “Autos después de la muerte” y “Algunas consideraciones”.

Con todo esto, que me parece muy interesante y que me sigue llamando poderosamente la atención sólo he esbozado lo necesario para situarnos ante los hechos que después de la muerte del Arcediano El 17-IX-1550 se suceden y que casi creo llegan a nuestros días. Mi padre como en otras ocasiones hace un reto para que alguien estudie mas cosas sobre todo lo de Perú, lo que menos podría imaginarse es que precisamente fuera su hija quien tiene la osadía de hacerlo. Si me he decidido es por que he recibido desde Lima (Perú) los datos necesarios para dar fe que de Don Rodrigo Pérez fuer Arcediano de la Santa Iglesia Catedral y que se cumplió el tercer codicilo al que se hace referencia que otorgó dos días antes de su muerte, que era crear una capellanía en la Ciudad de los Reyes y se encuentran documentos escritos con toda serie de detalles como es su fundación el 1 de Mayo de 1551, ha sido fotocopiada del documento y aquí lo presento. Además hay otros datos sobre dicho señor Arcediano (en hoja a parte) que refleja así mismo la gran importancia de esta documentación, que yo, ni podía soñar con ella y que un buen día cuando decidí escribir para estos XXIX Coloquios Históricos de Extremadura sobre Don Rodrigo Pérez, me llega desde el Perú estos valiosisimos escritos. Me sorprendí y ya no me cabía duda que tenia que escribir sobre este extremeño que como en otras ocasiones había llegado a ser una persona de relieve en América.

Soy consciente de la importancia y trascendencia que tienen estos documentos llegados desde Lima (Perú). De nuevo se me cumple como cuando Don Francisco Pizarro el presentar los hechos vistos desde Extremadura y confirmar la realidad desde América.

Doy las más expresivas gracias a quien me hizo el envio de ello y quiero que cuente con mi admiración y respeto.

Con los datos de Perú queda claro que hasta 1754 -1836 hay documento escrito que lo atestigua y desde Extremadura, España, existen evidencias claras de lo que había del Arcediano en Casar de Cáceres en 1935, cuando mi padre escribió sobre él.

Parece ser que no hay seguridad de que los documentos existentes sean las copias que le fueron entregadas a Pedro Alonso del Pozo en la Casa de la Contratación de Indias en Sevilla. Analizando esto es extraño que el escribano que cierra el expediente no firme ni rubrique. Pero desde luego se trata de una copia del Siglo XVI. La clase de papel y los caracteres paleográficos del documento según podemos observar en el panel con esas fotografías así lo demuestra claramente. Figura 1 y Figura 2.

Tiene El manuscrito 36 folios, completamente utilizados, de papel de hilo. Hay en cada plana 32 renglones y llevan en la parte superior tres pares de líneas paralelas, inclinadas de derecha a izquierda y en la inferior una raya que coge todo lo largo del renglón, terminada por rasgos caligráficos siempre iguales. Tienen los folios un tamaño de 31x 22 cms, y la caja de escritura mide 24 x 16. El verjurado (es el que lleva una filigrana) del papel son siete líneas verticales a una distancia de 17 mm las dos primeras y dobles las restantes. Los pliegos llevan casi todos la filigrana de esta centuria consistente en una mano extendida (en el panel lo podemos ver, y se identifica como figura 3ª) con una estrella al final de los dedos y dos AA en la palma. Los que no tienen esta, llevan otra mano más pequeña pero de idéntica estructura.

Quedan en Casar de Cáceres, Cáceres, España, bastantes restos de la fundación del Arcediano y el estado actual en 1935 es según se muestra en las fotografías del panel. En primer lugar los documentos escritos, y la parte que se refiere a la Capilla de Santa Ana se pueden ver en las figuras 4 y 5. La Capilla de Santa Ana o del Arcediano está en el muro Norte de la Iglesia Parroquial del citado pueblo y es una construcción del Siglo XVI, de estilo Gótico, modesta pero robustamente levantada, de planta cuadrada y cubierta por bóveda de aristas, conserva los dos retablos de que se habla en el testamento, uno de Santa Ana y otro de Nuestra Señora, ambos con pinturas y esculturas. El estilo, uniforme es plateresco, y han debido ser muy repintados pues los cuadros, sobre tabla, están ennegrecidos hasta el punto de ser imposible la identificación de asuntos. El principal, figura 5, lleva la Imagen de bulto de Santa Ana, escultura como la otra del retablo de la Virgen, de las conocidas entre los artistas con el nombre de imágenes de sección de pan, que son a manera de relieves exentos y por tanto con la parte posterior casi plana y solamente desbastada.

Conserva esta capilla todo su friso de azulejos a la cuerda seca (en cantería, línea de arranque de una bóveda o arco), indudablemente de la época de construcción pocos años posteriores a 1551.

Aun se halla en pie El Hospital de San Juan de Letrán, en el cual fundara el testador las seis camaretas para caminantes o para enfermos. Y aún funciona tan particular obra. Para tener idea de tal edificio, la figura 6 nos aclara el acierto en la disposición de los cuartitos; separados y dando todos ellos a un patio interior perfectamente aislado de las calles adyacentes. A un lado la ermita en que se hizo el retablo del que habla el testamento; obra en su talla, escultura y pintura de las mismas manos que hicieron los de la Iglesia Parroquial.

El pósito o la casa de las tres llaves donde guardaban el trigo, ha dejado de funcionar hace muchos años como la capellanía y demás obras pías. Estaba ubicada la dicha casa, en lo que hoy es el Ayuntamiento en la plaza mayor de Casar de Cáceres, y en el lado en que se prolonga una de las aceras de la magnífica calle llamada Larga (unos 800 metros de longitud).

Hasta aquí lo que sabíamos de Extremadura, concretamente en Casar de Cáceres y ahora tenemos de gran interés del acta de fundación en la Ciudad de los Reyes.

Adjunto fotocopias de las fotografías que hizo mi padre para ilustrar su estudio sobre el citado Testamento del Arcediano D. Rodrigo Pérez y así mismo del Acta de la Fundación enviadas desde Lima – Perú. En folio aparte otros datos también llegados desde Lima.

Página primera del Testamento ————————————–Figura 1.

Una página del Inventario———————————————Figura 2.

Capilla de Santa Ana o del Arcediano——————————-Figura 4

Altar principal de la Capilla de Santa Ana————————–Figura 5

Hospital de san Juan —————————————————Figura 6

Filigranas y dos escudos clásicos de la centuria, S. XVI ———-Figuras 3, 7 y 8.

Fundación de la Capellanía del ARCEDIANO D. Rodrigo Pérez en la Ciudad de los Reyes, Perú, fotocopiado el documento en dos folios. Y así mismo otro Folio con otros datos que complementa y acreditan su estancia en Perú del Arcediano.

Precisamente mi padre se hacía una pregunta ¿qué memoria hay de la Capellanía fundada en Lima? Al cabo de muchos años yo le doy la respuesta gracias a un extremeño y a los peruanos de hoy que han sido tan amables en enviar esos documentos para mí muy valiosos, bueno creo que para Extremadura también.

Fundación de la Capellanía del Arcediano D. Rodrigo Pérez por el Ilustrísimo y R. Señor Arzobispo D. Fray Jerónimo de Loayza y D. Cristóbal de Burgos, sus albaceas, por ante el escribano de S. M. Público y del número Simón de Alcate año de 1551.

En la Ciudad de los Reyes de la Nueva Castilla de la provincia del Perú a primero día del mes de Mayo año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos e cincuenta y un Años en presencia de mi Simón de Alcate Escribano de S. M. Publico del número de ella y de los testigos de suso escritos, el Ilustrísimo y Reverendísimo D. Fray Jerónimo de Loayza primer Arzobispo de la Santa Iglesia de ésta Ciudad, e Cristóbal de Burgos vecino e Regidor de ella dijeron: que por cuanto el Arcediano Rodrigo Pérez hijo legítimo que dijo ser de Sebastián Pérez, e María Fernández su mujer, naturales de Casar de Cáceres jurisdicción de la Villadesa de S. M. En los Reinos de España, en un Codicilo que otorgó antes de su fin y muerte en quince días del mes de Septiembre del año próximo pasado de mil quinientos e cincuenta ante Diego Muñoz Escribano de S.M. debajo del cual murió, mandó que sus Albaceas tomasen de sus bienes la cantidad de pesos de Oro que les pareciese que baste, para comprar trescientos e cincuenta pesos de buen oro de renta que sean perpetuos, e que la dicha renta convirtiesen en pro e doctrina de los naturales de este dicho Reino, e lo hicieron con acuerdo e parecer de su Iltma. Reverendísima Señoría el Señor Arzobispo, y que juntamente con el tomaron los pesos de oro que fuesen necesarios para efectuar lo susodicho, como mas largamente en dicho Codicilo se contiene al que dijeron que se refieren. Y en cumplimiento del dicho Codicilo se han comprado de los dichos bienes, unas casas con dos tiendas y una puerta con que sirven, que son en ésta Ciudad en la calle que va de la Cruz General, lindan con la una parte, con casa e tienda de Juan Fernández Platero, e por la otra con casa de Garci Pérez, e se pagaron por ellas tres mil pesos del dinero de dichos bienes, y al presente en este Reino no hay mas alhajas, y que al dicho Cristóbal de Burgos y su Señoría desean de cumplir la voluntad del testador y efectuar lo contenido en el dicho Codicilo, y distribuir los pesos de Oro en que están alquiladas las dichas casas e tiendas que al presente rentan quinientos y sesenta pesos de buen Oro que se da por alquiler de ellas por cada un año, y cumplir la voluntad del testador; y estando ciertos de lo que el dicho difunto quiso se cumpliesen por el dicho Codicilo, ordenan lo siguiente:

Primeramente que en la Iglesia Mayor de esta Ciudad haya una Capellanía que en el Domingo y Jueves de cada semana digan dos misas rezadas por la conversión de los naturales e por el ánima del difunto, y se le de ciento y treinta pesos de limosna en cada Año, que la mitad sean de la mitad de los trescientos cincuenta pesos, contenidos en el dicho Codicilo, y la otra mitad de los demás de alquiler de las dichas Casas, e que el Sacerdote que dijese la Misa, salga con su responso sobre la sepultura del dicho difunto.

E otrosí que en cada un Año se diga en la dicha Iglesia Mayor de esta Ciudad un Aniversario de una Misa Cantada con diácono y subdiácono, por la Conversión de los naturales e por la Anima del difunto, y se de quince pesos de Oro de limosna al Cabildo y Clérigos de la dicha Iglesia, que ofrecieren el dicho Aniversario.

E otrosí: que se de a la fábrica de la dicha Iglesia en cada un Año quince pesos de Oro, para cera e vino, y para ayuda de los ornamentos que para servir las dichas Misas, y Aniversario se gastasen.

E otrosí: e así mismo se den en cada un Año quince pesos de Oro al Prelado que oliese en la Iglesia Mayor de esta Ciudad para que tenga cuidado de hacer cumplir lo susodicho, y lo que suso será contenido.

E otrosí: que los doscientos e cuarenta pesos restantes al cumplimiento de trescientos e cincuenta pesos de los contenidos en el dicho Codicilo, se den en cada un Año al Sacerdote ó Sacerdotes, que estuviesen en el Hospital de los naturales de esta Ciudad, porque tengan cargo de doctrinar los naturales que al dicho Hospital ocurrieran y en el estuviesen , y de administrar los Sacramentos que rueguen a Dios por la conversión de los naturales de este Reino; y por el alma del dicho difunto, los cuales pesos han de dar a los dichos Sacerdotes, entretanto que hubiese Sacerdote Clérigo o Fraile que sepan la lengua de los naturales, y tenga cargo de los doctrinar y enseñar, en la Iglesia de esta Ciudad en las cosas de nuestra Santa Fe Católica.

E otrosí: que si hubiese algún Sacerdote Clérigo o Fraile que sepa la lengua de los naturales y los sepa predicar y doctrinar en la Iglesia Mayor de esta Ciudad se le de de limosna y cada un Año, los dichos ciento y treinta pesos que de suso están señalados para el Sacerdote que hubiese de decir las Misas de suso referidas; y los, doscientos cuarenta pesos que están señalados para el Clérigo ó Clérigos del dicho Hospital, con cargo que ha de decir las Misas, e conversión que de suso está dicha que diga el Capellán, y predicar a los naturales en su lengua los Domingos y días de guardar en la dicha Iglesia, e rueguen a Dios por la conversión de ellos e por el Anima del dicho difunto. E que el señalamiento del tal clérigo le faga su Señoría Reverendísima el dicho Señor Arzobispo que es, y que después fuese en la dicha Iglesia, y se le encarga la conciencia que a lo dicho se apersonara.

E otrosí: Que los pesos de Oro que restan al cumplimiento de los quinientos e sesenta pesos en que al presente se alquilan en cada un Año, las dichas Casas e tiendas se echen en la caja de las tres llaves del Cabildo de la Iglesia Mayor de esta Ciudad, gastando el oro que fuese necesario para el repaso de las dichas Casas y tiendas, y se baya siempre echando lo que así sobrará en la dicha caja, hasta que haya juntos, la cantidad de quinientos pesos.

E otrosí: que enterados los dichos quinientos pesos de oro, se compren de renta para el acrescentamiento de la dicha Capellanía, es para la doctrina e conversión de los naturales, e lo mismo se faga con lo demás que en adelante se acrescentase en la dicha renta

E otrosí : dijeran: que señalaban e señalaron por patrón, así para señalar el dicho Capellán, como para cumplir todo lo demás de suso referido, a su Señor e Reverendísimo el dicho Señor Arzobispo y Arzobispos que después fuesen en la Iglesia Mayor de esta Ciudad.

Y con las condiciones de suso dichas otorgaron esta escritura siendo testigos, el Licenciado Diego Pineda y el Padre Pedro Díaz, e Juan de Vergara; y su Señoría Reverendísima y el dicho Cristóbal de Burgos lo firmaron de su nombre en el Registro de esta Carta a los cuales, yo el Escribano público de suso escrito, doy fe que conozco –Fr. Hieronimus Archiepiscopus de los Reyes – Cristóbal de Burgos e yo Simón de Alcate Escribano de S. M. del Público, y del número de esta Ciudad de los Reyes por su Majestad, signo conozco a los otorgantes y testigos, presente fui a lo que dicho es, e lo hice escribir; por ende fice aquí este mío signo aras en testimonio de verdad Simón de Alcate Escribano Público.

DATOS OBTENIDOS SOBRE RODRIGO PEREZ EN LIMA

1. En la obra de R. Vargas Ugarte Historia de la Iglesia en el Perú I. Imprenta Santa María, Lima 1953

..p.53 En su testamento dejó 310 pesos de renta para la fundación de una cátedra de la lengua general y dispuso que su albacea en unión del Arzobispo Loaiza hiciera la más conveniente distribución de la suma. El 1 de mayo de 1551 ordenó que el catedrático, además de leer, predicase todos los domingos en el cementerio de la Catedral a los indios.

..p.90 Fray Juan de Quevedo fue el primer obispo de la América Austral, en Tierra Firme. En 1515 el Cabildo eclesiástico estaba formado por el Deán Juan Pérez, Toribio Cintado de maestrescuela Diego Osorio, chantre Diego Osorio y de Arcediano Rodrigo Pérez.

..p.93 En 1520 fue nombrado Provisor o Vicario General.

..p109 Arcediano del Cuzco. Figura como testigo en dicha ciudad, el 18 de Junio de 1535, al otorgar D. Diego de Almagro su poder cumplido al Licenciado Espinosa.

..p177 Era obispo Fray Vicente de Valverde y como canónigos figuraban el bachiller Luis de Morales, Provisor, Alonso Arias, Secretario y Francisco Pérez, secretario.

..p.181 El 22 de noviembre de 1539, Valverde expidió un auto por el que nombraba al Arcediano Rodrigo Pérez como Vicario de la Gobernación de Nueva Toledo.

2. Archivo del Seminario de Santo Toribio, Lima.

a. (Leg.7, G, 2, Caja 6.2)

Fundación de la capellanía del Arcediano Rodrigo Pérez, por el Ilmo. Sr. Arzobispo D. Jerónimo de Loayza y D. Cristóbal de Burgos, sus albaceas, el 1 de mayo de 1551, ante Simón de Alcates para el cumplimiento de esta disposición se compraron unas casas con dos tiendas en la calle que va de la Cruz general y se pagó por ellas tres mil pesos. Esta capellanía contiene varias disposiciones a favor de los naturales del Perú, así como el que se digan en la Catedral dos misas rezadas los días jueves y domingo de cada semana. Al principio se lee que la capellanía está fundada sobre las tiendas y altos de la calle de las “Mantas”.
Véase la partida a f. 55 del Margesí (1555). 4h

b. Libro en que se asientan todas las Capellanías que subsisten y personas que las sirven. Libro dispuesto por el Rector Melchor Carrillo de Córdoba por mandato del Arzobispado de Lima, Pedro Antonio de Barroeta y Angel. (1754-1836, 1157 hojas), Libreta 109.

Capellán D.Vicente Núñez de Barrenechea. Rodrigo Pérez fundó una capellanía sobre unas casas que están en la calle de las Mantas, al salir a la Plaza que hoy reditúan 264 y tantos pesos de que es capellán D. Vicente N de B, f.565.

3. Archivo del Cabildo Catedralicio de Lima. Libro de fábrica.

“Cera y vino de la capellanía del Arcediano Rodrigo Pérez”. Este día me hago cargo de 15 pesos ensayados que cobré en primero día del mes de noviembre de 1579 años que reducidos en corriente a 38 por ciento suman 20 pesos 6 tomines y dos granos por el vino y cera que da la fábrica de esta santa iglesia la capellanía del Arcediano Rodrigo Pérez del año que se cumplió a postrero día del mes de octubre de este año de 1579” (Sin número de folio. Hay diversas notas sueltas como estas. Pero, aunque buscamos en varias secciones de éste archivo, Actas Capitulares…, no encontramos en ningún momento).

Oct 012000
 

Rufino Jiménez Mateos.

Es mi intención en la presentación de este trabajo recopilatorio sobre la vida y obra de Francisco Pizarro, aproximarnos a la fecha y lugar de nacimiento, dónde y cómo se desarrolló su juventud, sus virtudes, su carácter, su constancia, su lado humano, su fe, su vida y su muerte.

Ha sido fruto de muchas horas de lectura, más de 2.500 páginas, y toma de datos de cronistas de la época y de otros más recientes que aportan luz a mi pretensión; pero fundamentalmente basados en dos obras:

Una «Las Obras Completas» de Pedro de Cieza de León, autor meticuloso, detallista, que vivió la conquista, que consultó sobre el terreno a los protagonistas de la gesta y que tomaba diariamente notas sin desmayo mientras todos descansaban. Hombre religioso convencido y de fe, lo lleva a sus escritos.

Otra, la «Historia de la Conquista del Perú» de William H. Prescott, que no vive la conquista, pero que utiliza las fuentes más creíbles que en ese momento había. Autor que no tiene ninguna simpatía a los Pizarro en general pero que a veces tiene que rendirse ante la evidencia incurriendo en contradicciones.

Para adentrarnos en la vida de Francisco Pizarro comencemos recordando su genealogía tanto por línea paterna como materna:

Por línea paterna, aparece Hernando Alonso Pizarro. Casó con Inés Rodríguez y en 1.448 tuvieron a GONZALO PIZARRO «EL LARGO»: Llegó a ser coronel de infantería. Militó en Italia a las órdenes del Gran Capitán entre los años 1.495 y 1.515. Murió en 1.522 por las heridas sufridas en las guerras de Navarra.

Tuvo nueve hijos:

  • De Isabel de Vargas, su esposa, tuvo a:
    • Hernando en 1.475. Fue el mayor de los hijos. Vivió 103 años.
    • a Inés Rodríguez Aguilar
    • y a Isabel de Vargas quien tomó el apellido de su madre.
  • De María Viedma, en Pamplona, con ya 54 años nacieron:
    • Gonzalo (1.502-1.548).
    • Catalina
    • y Graciana.
  • De María Alonso, su criada, hija de unos molineros de la Zarza, tuvo a:
    • Juan (1.505-1.536).
  • De otra mujer desconocida, tuvo a:
    • Francisca Rodríguez, monja
    • María Rodríguez, monja.
  • De Francisca González tuvo, ya casado, a:
    • FRANCISCO PIZARRO, nuestro protagonista.

Por línea materna:

  • De Juan Mateos y María Alonso, vecino de la Huerta de Trujillo, Huerta de Valfermoso, nació:
    • Francisca González:
  • De Gonzalo Pizarro tuvo a:
    • FRANCISCO PIZARRO
  • De Martín de Alcántara, su esposo, tuvo a:
    • Francisco Martín de Alcántara.

Juan Mateos y María Alonso eran hortelanos o labradores en la Huerta de Trujillo. Su hija Francisca muy joven pasó al servicio de Beatriz Pizarro, hermana de Hernando Alonso Pizarro, que se encontraba en el Convento de la Coria, con el afán de llevar una vida más perfecta.

De las visitas que Gonzalo, ya casado, hacía a su tía Beatriz, entró en conocimiento y relación amorosa con Francisca a quien dejó embarazada.

No es difícil imaginar, dada la rigidez de un Convento, el gran escándalo que se produjo y por ello decretar la expulsión inmediata de Francisca del mismo. Lo natural es que fuese recogida inmediatamente en la casa de sus padres en su domicilio de la Huerta de Trujillo, como así sucedió.

Los Pizarro no vieron con buenos ojos este embarazo al ser de familia noble, pero sí dieron apellido al fruto de esta relación, Francisco Pizarro, conquistador del Perú.

Que nació en la Huerta, en casa de sus padres, lo anuncia María la Barragana o comadrona, de 80 años, mujer de Juan Gracián. Atestigua haberle visto nacer y que conocía a Francisca y a su madre María Alonso, cristianos viejos.

Juana la trapera, de 70 años, casada con Alonso Ropero, prima hermana de Francisca, tiene ya 70 años y dice conoció de muchacho a Francisco, a quien no había vuelto a ver hacía 35 años. Implica que se volvieron a ver cuando Francisco estuvo en 1.529 en Trujillo.

Por otro lado, Catalina de Mena, monja de la Coria, preguntada por Francisco Pizarro, dice haber oído como «voz del pueblo» que la madre era pariente de la familia de los «Ropero», persona llana y que vivía de su trabajo.

Otro testimonio más. Lo confirman Francisco de Loaysa, Alonso de Hinojosa y Andrés Calderón «vecinos de Trujillo» que no recuerdan haber conocido a Francisco, pero si tienen noticia de que era hijo del capitán Gonzalo Pizarro. De la madre nada, no la conocen.

Su crianza fue humilde y poco esmerada. No aprende a leer ni escribir, que era privilegio de pocos, confirmando cómo se crió lejos de su padre y en hogar más humilde, donde trabajar para sobrevivir eran las letras a aprender.

Francisco Pizarro, podemos decir sin temor a equivocarnos nació en Trujillo, pero en la Huerta de Trujillo, Huerta de Valfermoso, hoy Huertas de Animas, donde incluso hoy es conocida la familia de los Ropero. Aunque Gonzalo Pizarro, su padre, le da su apellido nace y se cría apartado de su familia paterna.

¿En que fecha nació Francisco Pizarro?

Pocos cronistas se aventuran a fijar la fecha del nacimiento de Francisco y entre ellos existen contradicciones y errores de bulto.

Garcilaso de la Vega dice en su “Historia General del Perú” que tenia mas de 50 años en 1.525. Es un dato a voleo, a ojo, muy impreciso y poco fiable, implica que nació antes que su hermano Hernando.

Pizarro y Orellana en “Varones Ilustres del Nuevo Mundo”, dice que tenía 54 años en 1.525, comete el mismo error que Garcilaso.

Herrera en su “Historia General” dice que tenía 63 años cuando murió. Herrera bebe y copia de la fuente de Pedro de Cieza con capítulos enteros copiados al pie de la letra.

Pedro de Cieza de León, cronista muy preciso en sus afirmaciones, muy meticuloso en todos los detalles de sus Crónicas, al hablar de la muerte de Pizarro, en el capítulo XXXI de la Guerra de Chupas, dice así:

“Fue su muerte a hora de las once del día, a veinte e seis días del mes de junio, año de nuestra reparación de mil e quinientos e cuarenta y un años; gobernó él e por sus tenientes desde la villa de Plata hasta la ciudad de Cartago, que hay nuevecientas leguas y más; no fue casado; tuvo, en señoras de este reino, tres hijos y una hija; cuando murió había SESENTA Y TRES AÑOS Y DOS MESES…

Fue muerto así mismo Francisco Martín de Alcántara su hermano…”

Le entierra Juan Barragán su fiel criado. Siempre rodeado de amigos de la Huerta.

Ante un testimonio así podemos afirmar sin equivocarnos que Francisco Pizarro nació el día 26 de Abril de 1.478.

¿Quién inculcó las verdades de la fe al joven Francisco?

En primer lugar su madre, que vivió en el convento de la Coria.

En segundo lugar sus abuelos, de quienes se les conoce porque eran “cristianos viejos”

En tercer lugar los padres dominicos, que prestaban su asistencia religiosa a los habitantes de la Huerta, llegando a crear la 3ª parroquia de Trujillo en 1.564 en la iglesia de santo Domingo y bajo la advocación del Rosario. El siempre dispensó sus favores a los dominicos quienes dos de sus primeras iglesias de Lima las dedicaron a la devoción del rosario. En la isla de la Gorgona durante siete meses de espera todos los días se rezaba el rosario. La patrona de Huertas es la Virgen del Rosario.

Hombre de fe arraigada, al morir hace en el suelo la señal de la Cruz.

Que se crió al lado de su madre a la que profesó especial devoción lo confirma con hechos tan relevantes como dar a dos de sus hijos los nombres de Francisco y Francisca.

De su niñez y pubertad pocos datos más nos llegan. Pero lo que no cabe duda es que en algún momento y como siempre por vía de los amigos le descubren su origen. Que su corazón se revela no cabe duda; le marca su carácter y su orgullo le hace salir de la Huerta a los 18 años con su padre a las Campañas de Italia donde comienza a tener experiencia en el arte de la guerra.

En 1.501 vuelve a Trujillo y parte hacia Sevilla.

En 1.502 embarca hacia las Indias con Nicolás de Ovando.

Pasó unos años aclimatándose a las Indias y curtiéndose. Los que no lo hacían sobrevivían con dificultad.

Sus biógrafos nos dicen que tenía presencia imponente y agradable; imponía respeto, hablaba bien y aun con elocuencia.

Asociado a Balboa, le acompañó en su terrible marcha a través de las montañas hasta el Océano Pacifico, siendo uno de los primeros españoles que se deleitaron con la vista del mar del Sur.

En 1.508, comienza a sonar su nombre. Su constancia le distingue.

En 1.510 siendo teniente acompaña a Alonso de Ojeda.

En 1.513 se asocia a Balboa.

También como capitán actuó con Enciso, Morales y Pedrarias.

En 1.524 forma sociedad con Almagro y Luque con el permiso del gobernador Pedrárias.

En Noviembre sale la 1ª expedición de Pizarro desde Panamá hacia los mares del Sur con solo 129 hombres.

El panorama que se les presenta es sobrecogedor. Durante diez días son juguete de las olas. Pasan todo tipo de inclemencias. El terreno era pantanoso, luego montañoso, el calor insoportable, estaban cansados, hambrientos, exánimes y sin fuerzas. Grandes tormentas con gran aparato eléctrico y torrentes de lluvia sobre sus cuerpos. Faltan agua y provisiones. Calamidades indescriptibles. Cada día iban muriendo españoles y otros se hinchaban como odres.

Ante este panorama Pizarro alienta a sus hombres, les proporciona alimentos y se vuelca en cuidados, aparece su gran humanidad.

Por fin encuentra indios que le confirman las noticias del rico y poderoso Imperio más al sur.

El día 10 de marzo de 1.526 sale la 2ª expedición. Formalizan Pizarro, Almagro y Luque un contrato donde se demuestra que Pizarro y Almagro no sabían escribir y dice así textualmente: “… En la Ciudad de Panamá a diez días del mes de Marzo de Nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos ventiseis años. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es, Juan de Panés y Alvaro del Quiro y Juan Vallejo vecinos de la Ciudad de Panamá y firmó el dicho don Fernando de Luque y porque no saben firmar el dicho capitán Francisco Pizarro y Diego de Almagro, firmaron por ellos en el registro de esta cartaJuan de Panés y Alvaro del Quiro, a los cuales otorgantes yo el presente escribano doy fe que conozco. D. Fernando de Luque. A su ruego de Francisco Pizarro -Juan de Panés y a su ruego de D. Diego de Almagro- Alvaro del Quiro. E yo Hernando del Castillo escribano de su Majestad”.

Más tarde aprendería a firmar en los documentos.

Tras la firma del contrato, 110 hombres salen y recalan en la Isla del Gallo. Nuevamente, tempestades, lluvia, hambre, mosquitos que les hace dormir con los cuerpos enterrados en la arena, enfermedades, muerte. Todos deseaban volver excepto un hombre excepcional. Pizarro valiente saca un puñal y traza una línea en el suelo que sólo cruzan LOS TRECE DE LA FAMA, dispuestos a seguir a su jefe. Sea mi homenaje repetir sus nombres: Pedro de Candia, Cristóbal de Peralta, Domingo de Soria Luce, Nicolás de Ribera, Francisco de Cuellar, Alonso de Molina, Pedro Alson, García de Jerez, Antón de Carrión, Alonso de Briceño, Martínde Paz , y el valiente piloto Bartolomé Ruiz , quien volvió a por un navío. Una docena de hombres sin alimentos, sin vestidos, casi sin armas, sin conocer el país que iban a buscar, sin buque para transportarlos, se quedaban en una roca del Océano con el objeto de llevar adelante una cruzada contra un poderoso Imperio.

Si Pizarro hubiera vacilado en su enérgico propósito la conquista del Perú hubiera quedado para otros y más felices aventureros. Lo que sí es cierto es que la conquista se verificaría siempre. Era irreversible. Sólo un espíritu indomable y un hombre excepcional continúa. Ese hombre fue Pizarro.

Era hombre de fe. Se rezaba todos los días y se guardaban escrupulosamente las fiestas de la Iglesia. A pesar de su incultura, Pizarro se esforzaba en dar un carácter religioso a su empresa inspirando en sus rudos compañeros confianza en la protección del cielo que los sostenía en medio de todas las dificultades. . Además era fiel cumplidor de su palabra. En una balsa se trasladan a la isla de Gorgona, isla sin habitar, a cinco leguas del Continente pero con agua y alimentos.

Dice Pedro de Cieza que era alta y adonde jamás dejaba de llover y tronar parece que los elementos unos contra otros combaten. Esperaron siete meses en ver volver las velas salvadoras.

Pizarro en Tumbez trata de entablar relaciones amistosas con los indígenas. Da gracias al cielo por haber coronado sus esfuerzos con resultado tan glorioso. El devoto católico veía en esta circunstancia un favor de la Providencia, ser recibido con tanto amor.

Según el padre Naharro, Pizarro no quiso recibir oro, plata y perlas que les ofrecieron, a fin de que conociesen no era codicia, sino deseo de su bien el que les había traído a tan lejanas tierras a las suyas.

Tras 18 meses, vuelve a Panamá.

¿Quién podía estar más interesado que la Corona en el feliz éxito de la empresa? ¿Quién mejor interlocutor para contarlo que quien lo había vivido día a día?

Pizarro viene a España con los primeros regalos. Llega a Sevilla en el verano de 1.528. Es recibido por el Emperador. El 26 de Junio de 1.529 se celebra la memorable Capitulación que indicaba y contenía los poderes y privilegios de Pizarro. En ella se asegura el descubrimiento y conquista de la Provincia del Perú o Nueva Castilla

Le debían conferir el título y dignidad de gobernador y Capitán General de la Provincia, etc.

A Almagro Comandante de la Fortaleza de Tumbez. A Luque el obispado de Tumbez.

A Bartolomé Ruiz el título de Gran piloto del Océano del Sur

A Candia se le dio el mando de la Artillería y a los doce restantes, de los trece de la Fama, se les creó Hidalgos y Caballeros. Se le obligaba a llevar eclesiásticos. Dominicos y Mercedarios le acompañaron. Como siempre, para sus hombres fieles tuvo sus recuerdos ante el Emperador.

Pasó por Trujillo y en el atrio de la iglesia de san Andrés y bajo un álamo secular que cortaron, Pizarro leyó la Capitulación reclutando amigos y con ellos a sus cuatro hermanos, Hernando, Juan, Gonzalo y Francisco Martín de Alcántara, que siempre le acompaña, siempre a su lado, como también su fiel criado Juan Barragán, hijo de Juan Gracián y de Inés la Barragana ya nombrados.

Se dio a la vela en Enero de 1.530. Todos iban muy lozanos, dice el cronista, porque creían que volverían en breve tiempo con gran riqueza a España. Vieron este deseo cumplido algunos y otros murieron en su pobreza. Y es en Enero de 1.531 cuando emprende la 3ª y última expedición para la conquista del Perú.

La marcha en tierras peruanas fue penosa por ser la época de lluvias de invierno y tener que vadear a nado múltiples torrentes, precipicios, tremendas quebradas andinas, gargantas, impracticables senderos para armaduras y caballos, temor a emboscadas….

Pizarro siempre estaba dispuesto a prestar auxilio y animaba a los abatidos con su alegría e indomable valor.

Los indígenas pocas veces hacían resistencia y Pizarro lejos de adoptar medidas vengativas, aceptaba gustoso las primeras demostraciones de la sumisión. Con esta política liberal y tolerante pronto se ganaba a los indios.

Por todas partes proclamaba que venía en nombre del Santo Vicario de Dios y del Soberano de España, exigiendo la obediencia para convertirlos en verdaderos hijos de la Iglesia y en vasallos de su amo y señor. Por donde va pasando construye una nueva colonia con su Iglesia, su almacén, una sala de Justicia y una fortaleza.

Antes de presentarse a Atahualpa oyen la Santa Misa, estaban convencidos de que peleaban por la Cruz.

La muerte de Atahualpa es historia negra sobre las armas españolas y sobre la Iglesia, en el Nuevo Mundo.

El español fue siempre un cruzado. Peleaban por el oro y por la Cruz.

El castellano demasiado orgulloso para ser hipócrita cometió ingentes crueldades en nombre de la religión. Quemar a un infiel era grato al cielo. En su obrar se mezclaban influencias mezquinas con aspiraciones nobles, lo temporal con lo espiritual.

En el Cuzco los padres de Santo Domingo, los hermanos de la Orden de la Merced y otros misioneros, trabajaban libremente en la santa obra de la conversión. Los esfuerzos hechos para convertir a los gentiles, son un rasgo característico y honroso de la conquista española.

Pizarro no atesoraba; las mayores riquezas probablemente de las que jamás han tocado en suerte a un aventurero se disiparon en su mayor parte en sus empresas, en sus obras arquitectónicas y en sus planes de mejoramiento público. ¿A eso puede llamarse avaricia?

Aunque él en cierto modo consideraba el país como suyo y le distribuía libremente entre sus capitanes, es cierto que la regia concesión de un territorio con 20.000 esclavos que le hizo la Corona, jamás fue llevada a efecto, ni sus herederos se aprovecharon nunca de ella. A eso le podemos llamar nobleza.

No solo su cualidad era el valor, sino acompañado de la constancia tan profundamente arraigada en él, como hemos visto, quien jamás se rendía ante las contrariedades antes bien, se crecía.

El ánimo inflexible de Pizarro se manifestó con más energía cuando en la isla del Gallo trazó en la arena la línea que debía separarle, con el puñado de hombres que le seguían, de su país y del mundo civilizado. Confiaba en su constancia, daría fortaleza a los débiles y agruparía en derredor suyo a todos aquellos valientes para ayudarle en su empresa. Fiábase del porvenir y no erró en sus cálculos. Este fue un acto de heroísmo. El peligro a que se expuso Pizarro fue mucho más grande que el que tuvo que arrastrar Hernán Cortés en Méjico.

No ha tenido España un hijo a quien deba más obligaciones, por la extensión que dio a su Imperio.

La Corona poco expuso y todo lo recibió.

Cuando contemplamos los peligros que arrastró, las fatigas que con tanta paciencia sufrió, los increíbles obstáculos que superó, los magníficos resultados que consiguió, no es posible dejar de considerarle como un hombre extraordinario. Muy extraordinario. Un hombre excepcional.

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