Oct 011978
 

Antonio Álvarez Cadenas.

Ha llegado a mis manos un viejo librito titulado «MISCELÁNEA», y subtitulado «Silva de casos curiosos», por don Luis Zapata de Chaves, señor de Cehel, nacido en Llerena (Badajoz) en el primer cuarto del siglo XVI; desde bien pequeño acostumbrose a las andanzas y troterías indispensables en un cortesano de su limpieza genealógica. Fue hijo de Francisco Zapata, comendador de la Orden de Santiago, y de doña María Portocarrera, hija del segundo conde de Medellín. Ha incorporado al texto la Compañía Ibero- Americana de Publicaciones S.A. una selección con semblanza y notas de Antonio R. Rodríguez Moñino, ilustre polígrafo extremeño. El libro en cuestión es propiedad de nuestro amigo J. Toral Pascua, dramaturgo humorístico, quien lo adquirió por los años cuarenta en un baratillo madrileño. Es de resaltar que no se inserta ninguna fecha de publicación. Vamos a transcribir por parecernos de interés, para los estudiosos de la ciudad de las tres catedrales y, en especial para el canónigo-archivero don Manuel López Sánchez-Mora, ilustre historiador, el capítulo XXIII, que dice así:

DE UN GALÁN EPIGRAMA

Pedro Luis Farnesio, duque de Parma y de Plasencia, hijo del Papa Paulo Tercio, porque antes que fuese Papa fue primero casado, fue muerto por ciertos vasallos suyos violentamente; y como no se supo por cuyo mandado, porque ellos sin favor de algún príncipe no tuvieran ánimo para hacello, amaneció en Roma de autor incierto un pasquín este epigrama:

Coesarisinjussu Farnesius occidit heros,
Sed jussu sunt data proemia sicariis.
Tres sunt hoeredes Dux, Margarita, gemelli;
Hac pater, hunc socer, hos expoliavit avus.

El que tradujo así Bustamante de Herrera:

El gran Farnesio murió,
Sin ser por Cesar mandado;
Mas por Cesar le fue dado
Gran Premio al que le mató.
Tres herederos dejó
Duque, Madama y gemelos;
A éste el suegro despojó,
Y a ésta quien la engendró,
Y a los nietos el abuelo.

Y fue cosa muy notable la infidelidad que por nacer en la casa tuvo esta infanta en los casamientos que por divina permisión contrajo; que primero fue casada con el duque de Florencia, que mató a puñaladas a su primo Lusiñán de Médicis, y después con Pedro Ruiz Farnesio, que también murió a hierro, duque de Parma y de Plasencia.

SINGULARIDADES EXTREMEÑAS

(Del libro «Miscelánea» vol. 94 de la Colección «Las 100 mejores obras de la Literatura Española», de don Luis Zapata de Chaves. Capítulo XI, titulado «De cosas singulares de España»).

El más hermoso y llano campo el de Medellín.

El mejor coso para correr toros el de delante de la casa de los condes de Medellín.

La mayor puente, la de siete leguas de ancho por donde debajo, en la Mancha, pasa Guadiana. (Por eso dicen que «El puente de Guadiana, no lo hizo mano humana»).

El mejor molino el de Guadalupe, que muele cada hora un cahiz de trigo, lo que dio el Rey nuestro señor sentado en una silla hasta que pasó la hora. (De agora es el molino de Guadalupe que muele doce hanegas de trigo por hora, que, estando el Rey nuestro señor delante y allí, se puso a cerner trigo, echando a una parte del grano y a otra el salvado).

La mayor Dehesa la Serena, que rentará al Rey veinte e cuatro cuentos cada año.

La mejor frutar la de Toro; la más temprana la de Plasencia; la más barata en Granada. (Las frutas de Plasencia y de la Vera de Plasencia son indudablemente las mejores de España. Alabanzas de ellas las haya montones en nuestros viejos libros, y sobre todo en un rarísimo y precioso libro titulado «Amenidades, florestas y recreos de la Vera alta y baja en Extremadura», obra de don Gabriel Acedo de la Berrueza, impresas Madrid el año de 1667).

La más honda fuente la de lo alto de la sierra de Béjar, donde nace el río Cuerpo de hombre.

El de Llerena el mejor mercado franco.

La primer inquisición del reino la de Llerena, y la de mayor jurisdicción: que gobiernan dos maestrazgos y cuatro obispados, Badajoz y Coria, Plasencia y Ciudad Rodrigo. (Es natural que por amos a la patria chica dijera el autor, don Luis Zapata de Chaves, esto. Sabido es, sin embargo, que mayor importancia tuvo la de Toledo. La historia de la inquisición llerenense está por hacer. Sólo recuerdo una obrita de Francisco del Castillo «Descripción de la Inquisición de Llerena en los comienzos del siglo XVII y número de las de España»).

La más admirable puente sin mezcla y sin plomo, en el famoso río Tajo, la de Alcántara.

La mayor albuhera la de Valencia; el mejor vidrio el de Barcelona; el mejor barro el de Talavera; el mejor mármol el de Estremoz; el mejor paño el de Segovia; la mejor será la de Granada; el mejor vino blanco el de San Martín; el mejor quinto el de Illana; el mejor moscatel el de Alcalá de Henares; la mejor agua la de Tajo, con Jarama, de Aranjuez. (En esta delicada cuestión de los vinos, siempre España llevó la palma. El mejor servicio que podía presentarse en un banquete de los siglos pasados era el de los buenos jarros de Valdepeñas, Rioja y Jerez, como finos, y como corrientes de primera calidad, recuerdo que en un banquete ofrecido en 1659 por «la mayor dignidad de lego en España» don Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, al Embajador Extraordinario de Francia, Excmo. Sr. Marqués de Agremont, figuraron los de Esquivias, Lucena, Cebreros y San Martín.

Un dicho popular extremeño, afirma que:

El tinto de Cuacos,
de Jarandilla el blanco,
de Pasarón el clarete
de Jaraíz de toda suerte.

Las notas entre paréntesis son de don Antonio R. Rodríguez Moñino.

Por la transcripción, Antonio Alvarez Cadenas
Collado Villalba (Madrid), 3 de agosto de 1978

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